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martes, 23 de diciembre de 2014

LUIS MARIN, EL EXTRAÑO MUNDO DE OBAMA

El presidente Barack Hussein Obama II firmó un Acta de defensa de los derechos humanos y de la sociedad civil de Venezuela el pasado jueves 18/12/14 de acuerdo con la cual se podrían aplicar sanciones a ciertos funcionarios involucrados en violaciones sistemáticas de los derechos humanos ocurridas a partir de febrero de este mismo año.

Además del resurgimiento de la diplomacia secreta, se observa que no son sanciones propiamente dichas porque otorgar o revocar visas es lo que se llama un acto soberano, de los que no requieren motivación, por lo que millones de solicitantes no las reciben en todo el mundo sin que hayan hecho nada malo; como nada bueno para recibirlas.

En el pasado, cuando era fácil la vida de los profesores de Derecho Internacional, la admisión en el territorio era un ejemplo típico se acto discrecional, de los que no puede pedirse justificación legalmente, porque no cabe derecho, sino a lo sumo esperar el tiempo reglamentario para volver a intentarlo. A lo mejor simplemente se llenó un cupo burocrático y habría que esperar para un próximo período.

El bloqueo o la prohibición de realizar todo tipo de transacciones con bienes situados en el territorio nacional también es una sanción impropia, que no implica ningún caso criminal, porque puede tratarse de simples medidas de aseguramiento o embargo que no revistan necesariamente carácter penal.

Finalmente, ambas medidas prevén su no aplicación (waiver), exención o excepción, según sea el interés de EEUU, por supuesto, a juicio del Ejecutivo.

Sin ignorar la importancia del esfuerzo legislativo, visto así, no parece gran cosa, excepto por su oportunidad, firmada el día después del anuncio de restablecimiento de relaciones con Cuba, con lo cual se revela un cálculo oportunista: aprovecha aquella medida, impuesta por el Congreso, para hacer pasar ésta, que había sido largamente acariciada por el Ejecutivo.

La Administración Obama en su forcejeo con el Congreso cambia un peón por un alfil, evita una derrota y que le impongan una política en la que no cree, a la vez que toma venganza contra los molestos legisladores anticastristas, favoreciendo al izquierdismo radical; algo que se ve paradójico, porque en Latinoamérica el liberalismo es la bestia negra, pero en EEUU a los comunistas les gusta llamarse “liberales”.

Para la resistencia venezolana esto es una sobredosis del absurdo que ya creíamos que no se podía superar: ocurre que para la Administración Obama el régimen de los Castro no tiene nada que ver con la violación de los DDHH en Venezuela, no gratuitamente rebautizada Venecuba.

Se pueden anunciar sanciones que no son tales contra agentes venezolanos, omitiendo la presencia de cien mil cubanos en el territorio nacional y que las políticas, tácticas y procedimientos aplicados en Venecuba son importados y teledirigidos desde La Habana, en el contexto político subcontinental del Foro de Sao Paulo.

Para los genios asesores de Obama no es cierto que las violaciones de DDHH sean consecuencia del empeño de imponer a sangre y fuego en nuestro país un régimen calcado del castrocomunismo, extraño completamente a la idiosincrasia del venezolano y al que se ha resistido tenazmente desde el inicio de la tiranía de Chávez en 1999.

Para ellos Chávez no desapareció en Cuba en manos de los Castro que impusieron la sucesión, Ramiro Valdez nunca ha venido a Venezuela, el G2 es una leyenda urbana.

Ante la opinión americana, los chicos malos estarían si acaso en Venezuela, Cuba es algo así como la tierra de Nunca Jamás.

SOPORTAR AL TERRORISMO

También debe evaluarse la pertinencia de mantener a Cuba dentro de la lista de los Estados que patrocinan el terrorismo. Quizás ayude un poco la historia de las guerrillas en Latinoamérica, en África, Medio Oriente y el Sudeste Asiático.

Si puede atribuirse alguna doctrina política a Fidel Castro ésta es, sin duda, la de la Lucha Armada, que ha sostenido tenazmente durante toda su larga vida política. Cuba ha respaldado, adiestrado, armado y financiado absolutamente a todos los movimientos guerrilleros de la segunda mitad del siglo XX en Latinoamérica incluyendo a los de Puerto Rico, que tuvieron su etapa más sangrienta precisamente en 1982, cuando la Administración Reagan incluyó a Cuba en ese registro.

Venezuela ha vivido la experiencia directamente sufriendo invasiones provenientes de Cuba desde el inicio mismo de la revolución que han sido relatadas y documentadas por sus protagonistas, por lo que no es  necesario abundar en ellas.

Las razones para incluir a Cuba en la lista son su manifiesto apoyo a las FARC y otros grupos guerrilleros colombianos, así como a la ETA de España. ¿Algo ha cambiado desde entonces? Parece un hecho cierto e  incontrovertible que los jefes negociadores de las FARC viven como reyes en Cuba mientras desarrollan las supuestas negociaciones de paz con el gobierno de Santos.

Cualquiera puede desvelarse las noches que quiera pensando: ¿Cómo es posible que el gobierno de Colombia haya abandonado la política comprobadamente exitosa de Álvaro Uribe, de Seguridad Democrática, para embarcarse en la mil veces fracasada que ensaya otra vez Santos? Y no podrá llegar a ninguna otra conclusión sino que la administración Obama repudió el Plan Colombia a favor de su doctrina universal de negociaciones incondicionadas.

Así como siempre se ha dicho que un factor del fracaso de EEUU en Vietnam fue, entre otros, la ideología de sus teóricos decisionistas, expertos en teorías de juegos y modelos matemáticos; tendrá que decirse hoy que el fracaso de Obama es consecuencia de los expertos en negociación, convencidos de que hay que darle satisfacciones al contrario, porque las guerras no se ganan nunca del todo si no todos ganan siempre. El problema es que no se puede satisfacer al enemigo sin defraudar proporcionalmente a los amigos.

Los decisionistas eran fríos y cínicos; los negociadores están obnubilados por la  creencia invencible de que la hostilidad contra EEUU es culpa de los propios EEUU; olvidando que el antiamericanismo tiene idéntica raíz psicológica que el antisemitismo: comunistas e islamistas odian a EEUU e Israel porque esa es su decisión, la base de sus respectivas políticas, su factor de unificación y organización.

Nada le produce más repugnancia a un negociador que las ideas del “eje del mal” tipo R Reagan o GW Bush, por su confianza dogmática en la racionalidad de los actores que no pueden buscar otra cosa que su propio bien, lo que los hace naufragar en el pantano del buen salvaje y el buen revolucionario.

Pero quienes sí conocen a los salvajes y a los revolucionarios porque tienen que sufrirlos a diario saben que el mal radical existe, que hay sujetos resentidos, cegados por el odio, que están movidos por un deseo insaciable de venganza, que abrigan un placer perverso en la destrucción, que saben que nunca superaran la miseria porque la llevan dentro; pero en cambio sí pueden arruinar a quienes saben que son mejores que ellos.

Solamente hay que ver ese intercambio del rehén Alan Gross, trabajador social judío, por los espías castristas de la conocidísima red avispa, convictos y confesos, juzgados y condenados legalmente en los EEUU, para darse una idea de lo que es un régimen malvado, inhumano, mentiroso, perverso y cruel.

Las acusaciones contra Gross fueron haber pretendido instalar un sistema de acceso a internet para la comunidad judía de Cuba que, por cierto, se ha reducido a un décimo de lo que fue, de más de quince mil almas antes de la revolución o menos de mil quinientas hoy en día. Las evidencias incriminantes: teléfonos celulares y ¡unas tarjetas SIM!

Idéntica política que aplican Hamas y Hezbollah en los intercambios de un rehén judío por miles de terroristas de manos ensangrentadas que son recibidos como héroes en ese festín de tergiversaciones que son los asentamientos árabes en Israel, tal cual como ha ocurrido hoy en Cuba, donde reciben estruendosamente a criminales devolviendo a cambio un despojo humano, desdentado, con cincuenta kilos de peso menos que cuando fue secuestrado, agradecidísimo por la bondad de los cubanos.

No en balde Fidel Castro recibía a Yaser Arafat con honores de Jefe de Estado y rompió relaciones con Israel desde 1973, Chávez lo hizo en 2009, los han seguido Evo Morales y Daniel Ortega.

A Venecuba arriban cientos de fedayines importados directamente del Medio Oriente con el argumento de que vienen a hacer cursos de medicina comunitaria. Nadie esboza la menor alarma, menos que nadie EEUU. El sistema interamericano presidido por un esbirro como Insulza no ve en ello ningún peligro a la estabilidad y seguridad de la región. Ni siquiera Santos advierte ninguna amenaza de sus nuevos mejores amigos.

Ya puede preverse cuál será el resultado de la Comisión Kerry sobre si Cuba soporta o no al terrorismo internacional.

DE BLOQUEO A EMBARGO Y VICEVERSA

Uno de los temas más recurrentes de la mitología castrista, que es más delirante que la mitología griega, es el del embargo, que ellos llaman cuando les conviene “bloqueo”.

El embargo es culpable de todos los problemas sobre todo económicos de Cuba, un pretexto perfecto para el estado de guerra permanente y el estado de sitio a que tienen sometida a la población, como también para la paranoia de Estado.

Cualquiera que alce la voz en Cuba se convierte ipso facto en un agente del “imperialismo”, otro tema recurrente de la mitología castrista, que es como llaman a los EEUU, para no ofender a la izquierda americana a quien tanto le deben.

El caso es que bloqueo propiamente dicho sólo lo hubo durante la crisis de los cohetes y por menos de un mes, de octubre a noviembre de 1962. De resto, Cuba nunca ha estado bloqueada y utilizar esa expresión es una falsedad generalmente malintencionada.

Se ha hecho moneda corriente también en Venecuba hablar de “bloqueo”, incluso entre la oposición oficial, para acentuar el colaboracionismo con el discurso totalitario y con los mismos propósitos que se usa en la metrópolis.

Pero lo verdaderamente desquiciante de la izquierda americana enemiga del embargo es que eran los campeones de las sanciones económicas en el caso de la confrontación con Rusia, recientemente, pero también con Irán en el pasado y mucho antes con Corea del Norte; lo que nadie se explica es el porqué habría de funcionar allá lo que no ha funcionado aquí o porqué no funciona aquí lo que debería funcionar allá.

La cuestión es simple, cuando las negociaciones diplomáticas parecen agotadas y se trata de evitar la opción militar, lo que queda es jugársela a las sanciones económicas; pero cuando éstas no logran su objetivo, no parece que lo sensato sea echar para atrás y rendirse, sino entrar en lo que tradicionalmente se llamaba “una escalada”.

Lo casi cómico en el caso de Cuba es que se argumenta pragmáticamente la falta de resultados en cuanto a lograr la liberalización de la isla; pero en lugar de subir la presión, se opta por lo contrario, pasar a colaborar con el enemigo como si nada hubiera pasado en medio siglo.

La verdad, a los latinoamericanos no nos sorprende que EEUU apoye dictaduras militares en el subcontinente porque es lo que ha hecho siempre, pero aquellas al menos eran pro-norteamericanas; lo inquietante es que lo haga con una dictadura militar comunista manifiestamente hostil no solo a sus intereses sino a los valores que dice defender en el mundo y que son el fundamento de su grandeza y prestigio.

Los enemigos del embargo olvidan las razones que los trajeron hasta aquí. Ninguno menciona a las empresas americanas expropiadas sin indemnización, las confiscaciones, los abusos y atropellos contra los derechos humanos, los robos, los fusilamientos, en fin, el terror rojo, la cárcel y extrañamiento de millones de cubanos.

Hoy, cuando todavía se ven casos de pagos de compensación, devoluciones de obras de arte y otros bienes robados por los nacionalsocialistas a los judíos durante la segunda guerra mundial, parece que son los cubanos los únicos que tienen que resignarse a no recibir nunca ninguna satisfacción por lo que han sufrido.

No debe ignorarse que otros regímenes avanzan por el mismo camino que ha trazado la familia Castro, hay otros aprendices de tiranos depredadores y la aspiración de todos los socialistas es que los daños que causan se vuelvan irreversibles.

Los Castro tienen que pagar lo que deben antes de irse al infierno, incluso deben servir de ejemplo para aquellos que pretendan seguir ese camino.

Es una deuda histórica y la póliza para un futuro más seguro.


Luis Marin
lumarinre@gmail.com

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jueves, 28 de agosto de 2014

ANÍBAL ROMERO, ENTRE EL NOBEL Y LA DECAPITACIÓN

La trayectoria presidencial de Barack Obama puede ser definida hasta ahora mediante dos episodios de gran poder simbólico. De un lado el otorgamiento del Premio Nobel de la Paz, que le hizo en 2009 el comité noruego encargado de la tarea (los premios en otras categorías son concedidos por la Academia Sueca). De otro lado la reciente decapitación (¿salvaje, grotesca, abominable: cómo calificarla?) del periodista estadounidense James Foley, por parte de islamistas radicales en Siria. El primer episodio simboliza la esencia ilusoria y ficticia que desde su inicio ha caracterizado la presidencia de Obama. El segundo episodio simboliza las consecuencias trágicas a que conduce una concepción errada sobre lo que significa y exige el mando de un gran poder.

Pregunto al lector: si a la puerta de su casa se presenta un grupo de distinguidos personajes, ataviados con traje oscuro, camisa blanca y corbata, identificándose genuinamente como el comité que designa al ganador del Premio Nobel de la Paz, y le dicen que usted es el escogido para recibirlo este año y además le entregan un cheque de millón y medio de dólares, una medalla y un diploma, y todo esto sin haber hecho nada tangible para ser objeto de tal reconocimiento, ¿qué reacción tendría?

Si es honesto, en medio de su razonable estupor, probablemente les dirá a los señores: escuchen, están equivocados, alguien les engañó, yo no he hecho nada para merecer ese premio aparte de tener –a veces– buenas intenciones. Pero los académicos noruegos insisten y enfatizan que sí, en efecto, es usted el seleccionado, todo está bajo control, no existe margen de error y por favor vaya oportunamente al banco a cobrar el cheque.

¿Entonces? Bueno, en mi caso, creo que terminaría accediendo frente a tanta persistencia, y hasta pronunciaría un par de discursos ante la familia (breves, para no atormentarles) si los académicos noruegos me lo pidiesen como única condición para hacer entrega final de los apetecibles trofeos.

Imagino que algo así, con las peculiaridades a tomar en cuenta, le ocurrió a Obama, pues para el momento en que le concedieron el Nobel de la Paz lo único que realmente había hecho era dar unos cuantos discursos llenos de buenas intenciones. Si mal no recuerdo uno de ellos trató sobre la no-proliferación de armas nucleares. Otro, muy discutido, fue el quimérico discurso dirigido al mundo islámico, pieza oratoria que con la perspectiva del tiempo pareciera haber sido pronunciada por Obama en la luna, ya que en la tierra no es concebible que haya sido dicha. Tanta ingenuidad, tanta inocencia, tanta insensata incomprensión de las realidades del mundo musulmán en general y del Medio Oriente en particular no son terrícolas, son lunáticas.

Obama se embolsilló el cheque (o quizás lo donó a alguna obra caritativa, no logré precisarlo) y siguió su camino. No le culpo por ello. Yo hubiese hecho lo mismo en las circunstancias. Los verdaderos culpables de la impostura, de la confusión, del sentimentalismo idiotizante que contamina hasta la médula al Occidente actual, no fue en ese momento Obama; fueron los ilusos que creen que la paz en el plano internacional es un asunto de intenciones y no de resultados, de peroratas en la ONU y sonrisas en reuniones elegantes, y no el producto de la seguridad sustentada a su vez en valores que deben siempre ser defendidos con firmeza.

El Premio Nobel de la Paz otorgado a Obama simbolizó toda una desatinada y finalmente trágica perspectiva, que ha llevado a Estados Unidos y Europa a doblegarse frente a la gaseosa “corrección política”, a claudicar en su deber de responder con contundencia y eficacia ante el creciente desafío del radicalismo islámico, y a permitir el surgimiento de una amenaza mucho más grave en el Medio Oriente, que extiende sus tentáculos hacia Occidente como un todo.

Cabe recordar las promesas absurdas y fantasiosas que por buen tiempo hizo Obama: cerrar la prisión de Guantánamo (ahora supongo que más bien tendrán que ampliarla); dejar de lado los protocolos antiterroristas de la era de Bush (siguen vigentes en su casi totalidad); reducir los ataques con aviones no-tripulados (han crecido exponencialmente bajo el mandato de Obama)…y paremos de contar. Y es que el mundo real no es el que llevan en sus cabezas los despistados miembros del Comité Nobel. El mundo real de la política internacional es duro, exigente, complejo, impermeable a los buenos deseos que no estén respaldados de la fuerza necesaria para hacerse respetar.

Todas las utopías sobre el “poder blando”, la “guerra asimétrica” y demás inventos de la imperante corrección política se derrumban cuando son enfrentados por una decisión inequívoca. El más reciente ejemplo de ello es lo ocurrido en Gaza. Hamas se jactaba de su guerra asimétrica contra Israel, pero la contraofensiva del Estado judío ha demostrado claramente a la población de Gaza que Hamas no es capaz de protejerla. Y repito lo que otras veces he comentado: lamento como todo ser humano con algún criterio moral las muertes inocentes en Gaza y otros lugares. Mas ese no es mi punto ahora. El punto es destacar que la debilidad mostrada por Washington bajo Obama y sus nefastas consecuencias, contrastan de manera patente con lo quede mandan sus responsabilidades a la cabeza de un gran poder.

Obama quiso ser el anti-Bush; se encargó por ello de avisar a los enconados e implacables enemigos de Estados Unidos y Occidente que él llevaría a cabo una retirada estratégica de Washington alrededor del mundo. Los enemigos de Occidente lo escucharon, celebraron sus palabras y sacaron sus conclusiones.

La horrible pesadilla que escenificaron los verdugos de James Foley es el elocuente símbolo del fin de la ilusión llamada Obama. Ciertamente, antes habían ocurrido horror es semejantes, pero el cruel asesinato de Foley tuvo la singularidad de su amplia y atroz promoción por parte de quienes vilmente le asesinaron, así como la de haber sido ejecutado por representantes de un todavía más feroz radicalismo organizado, nutrido básicamente durante estos años de retirada estratégica estadounidense.

 La decapitación de James Foley ha sido el espectáculo más dramático y revelador de una etapa en que Estados Unidos ha andado a la deriva, dando tumbos y padeciendo humillaciones a través de sucesos tan terribles, tan patéticos, tan expresivos de una Casa Blanca cuya brújula se quedó en Oslo y Estocolmo, como el asesinato del Embajador estadounidense en Libia, evento que tuvo lugar cuando Hillary Clinton todavía se desempeñaba como secretaria de Estado, y cuyas verdaderas causas y curso de desarrollo el gobierno de Obama, y Clinton sobretodo, se han esforzado por ocultar.

Hillary Clinton, otra figura emblemática de la época de Obama, reverenciada también por esa izquierdaglobalizada que cambió el marxismo por la gelatinosa corrección política y el llamado “buenismo”, se ocupa estos días de promover un nuevo libro, que aparentemente recuenta su errático y desangelado desempeño en la conducción de la diplomacia estadounidense. Desde luego que no invertiré ni un céntimo ni un segundo en semejante obra, generada por la pluma de algún escribidor a sueldo. Entiendo que el libro ha sido un fracaso de ventas, lo cual a decir verdad no me sorprende.

Presumo que ahora Hillary Clinton quiere emular a su esposo y alcanzar la Presidencia. Esta vez, posiblemente, un electorado tan confundido y sentimentaloide como sus dirigentes votará por la “primera mujer presidente”, así como lo hizo dos veces por “el primer afroamericano presidente”. Después le tocará el turno al “primer latino presidente” y luego al “primer asiático presidente”.Y aclaro: nada tengo en contra de que un afroamericano, una mujer, un asiático o un latino, por citar estos casos, lleguen a la Presidencia de Estados Unidos; lo que cuestiono es que se vote por ellos por esa razón y no porque su trayectoria y cualidades les hagan merecedores de la confianza de la gente. Millones de estadounidenses ya no juzgan a las personas por su carácter, formación y aptitudes sino exclusivamente por el color de su piel y su género. No es una buena idea.

Todo lo antes referido me recuerda una frase estupenda que alguna vez leí (no tengo memoria exacta de su posible autor), según la cual los seres humanos solo aprendemos de la historia lo necesario para cometer los mismos errores otra vez.

Anibal Romero
aromeroarticulos@yahoo.com


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martes, 20 de diciembre de 2011

OBAMA PREOCUPADO POR LAS ACCIONES DEL GOBIERNO DE CHÁVEZ: “AMENAZA LOS VALORES DEMOCRÁTICOS BÁSICOS” 19 DICIEMBRE, 2011

Foto: EFE/Olivier Douliery/POOL
CARACAS (AP) — El presidente Barack Obama se dijo preocupado por las acciones del gobierno del presidente Hugo Chávez, que “han restringido los derechos del pueblo venezolano, amenazado los valores democráticos básicos y dejado de contribuir con la seguridad en la región”.

En un cuestionario escrito que respondió al diario local El Universal, difundido el lunes, Obama afirmó que Estados Unidos siente “gran inquietud al ver que se han tomado medidas para restringir la libertad de prensa, así como para erosionar la separación de poderes”.

Tras admitir que las relaciones entre Caracas y Washington no están en su mejor momento, Obama dijo confiar en que llegue el día en que ambos gobiernos “puedan colaborar más estrechamente para promover las aspiraciones de nuestra gente”.

“Estados Unidos no tiene la intención de intervenir en las relaciones exteriores de Venezuela. Sin embargo, me parece que los vínculos del gobierno de Venezuela con Irán y con Cuba no han beneficiado los intereses de Venezuela ni de su gente”, agregó Obama.

En cuanto a Irán, el mandatario estadounidense agregó que “tarde o temprano, la gente de Venezuela tendrá que determinar qué posible ventaja le brinda tener relación con un país que viola los derechos humanos universales y que está aislado de la mayor parte del mundo. El gobierno de Irán ha apoyado de manera consistente el terrorismo internacional”.

Las misiones diplomáticas de Venezuela y Estados Unidos permanecen sin embajador desde que Caracas retiró en 2010 la aprobación concedida a Larry Palmer, quien dijo durante su proceso de confirmación en el Senado que la inteligencia cubana había infiltrado a las fuerzas de seguridad venezolanas. 

En respuesta a esa medida Washington solicitó al venezolano Bernardo Alvarez que no volviera a la embajada cuando hubiera concluido la pausa de diciembre.

Chávez ha mantenido relaciones tirantes con Estados Unidos desde que asumió el gobierno en 1999, pero las frecuentes fricciones no han afectado los estrechos lazos comerciales que tienen ambos países

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viernes, 30 de septiembre de 2011

GABRIEL ROTH: EL CAMINO A NINGUNA PARTE DEL PRESIDENTE OBAMA

En su discurso ante el Congreso a principios de este mes, el presidente Obama preguntó: “¿Dónde estaríamos ahora mismo si aquellos que ocuparon bancas aquí [en el Congreso]. . . hubieran decidido no construir nuestras carreteras. . . nuestros puentes, nuestras represas, nuestros aeropuertos?”

El presidente pareció no percatarse de que las empresas privadas y los empresarios, en lugar del gobierno, han proporcionado gran parte de la infraestructura de los Estados Unidos. Y que podrían volver a hacerlo, en vez de pedir que nuestros gobiernos cortos de fondos—y los desplumados contribuyentes—paguen la cuenta.

En el siglo 19, por ejemplo, los inversionistas privados proporcionaron más de 16.000 kilómetros de carreteras por peaje en el este de los Estados Unidos, en condiciones infinitamente más difíciles que las de hoy en día. A principios del siglo 20, el empresario William Vanderbilt construyó la primera autopista por peaje del mundo—la Long Island Motor Parkway.

La moderna financiación federal de carreteras comenzó cuando fue establecido el Fondo Fiduciario de Carreteras en 1956 para financiar el Sistema Interestatal de Autopistas. La legislación original estipulaba que los ingresos del Fondo Fiduciario de Carreteras tenían que provenir enteramente de los usuarios, a través de impuestos sobre el combustible diesel y la gasolina. También estipulaba que el fondo, y los impuestos que lo nutrían, serían abolidos dentro de los tres años desde la finalización del sistema de carreteras, retornando a los estados la responsabilidad del financiamiento.

Como suele suceder con los programas gubernamentales, el Sistema Interestatal de Autopistas hace mucho tiempo que fue completado, mientras que los impuestos y el “fondo fiduciario” perduran.

De acuerdo al presidente del Comité de Transporte e Infraestructura de la Cámara de Representantes, el representante John Mica (Republicano por Florida), el Congreso ha transformado al Fondo Fiduciario de Carreteras en un “fondo para sobornos”, con menos del 65 por ciento de sus pagos dedicados a la construcción y mantenimiento de carreteras. El resto, afirma, es canalizado en gran medida hacia programas federalmente promulgados que los estados y las localidades no desean financiar, como el embellecimiento de las autopistas.

El presidente también mencionó su intención de “establecer un fondo independiente”—al cual la Casa Blanca se ha referido anteriormente como un “banco de infraestructura”—para financiar proyectos de infraestructura. Un banco especializado en préstamos para la infraestructura podría ser una buena idea, pero si es una buena idea, ¿por qué precisa de la financiación del gobierno: para asegurarse que sus proyectos sólo empleen mano de obra sindicalizada bien remunerada?

Los proyectos financieramente viables pueden ser financiados de manera comercial. Por ejemplo, en la década de 1990 un consorcio privado, sin financiamiento federal alguno, construyó los primeros carriles exclusivos de peaje electrónico en los Estados Unidos, en la Ruta Estatal 91 (SR 91 como se la conoce en inglés) al sur de California. Los peajes en el tramo de 16 kilómetros de la SR 91 varían actualmente entre 1,30 dólares durante la mayor parte de la noche y 9,45 dólares al comienzo de la hora pico, a las 4:00 pm los días jueves. Personas de todos los niveles de ingresos utilizan los carriles por peaje, con un 10 por ciento más de mujeres que hombres que se pasan a ellos. Aquellos que optan por no pagar permanecen en los carriles sin peaje de la SR 91.

La financiación privada de los carriles expresos por peaje proporcionan al operador beneficios estables; otros podrían ser construidos en otras partes para aliviar la congestión del tráfico de manera similar. Los expertos en transporte Robert Poole y Orski Kenneth ya han esbozado redes de carriles por peaje para Atlanta, Dallas/Ft. Worth, Houston, Los Ángeles, Miami, San Francisco, Seattle y Washington, D.C..

El Congreso se encuentra profundamente dividido respecto de la política de carreteras, con los conservadores procurando limitar el gasto federal para apoyar objetivos federales (como el mantenimiento del Sistema Interestatal de Autopistas), y muchos socialistas buscando expandir el rol federal—para incluir, por ejemplo, objetivos de “habitabilidad” que podrían involucrar al Congreso en decisiones sobre la uso local de suelo.

Existen también divisiones acerca del financiamiento. La Cámara de Representantes controlada por los republicanos desea limitar el gasto del transporte de superficie al dinero pagado al Fondo Fiduciario de Carreteras, mientras que el Senado controlado por los demócratas trata de gastar más, con el déficit procedente de los fondos generales. La cuestión de la financiación se ha resuelto temporalmente mediante la prórroga de la legislación vigente hasta el final del año.

Si bien la infraestructura es sin duda importante para el bienestar económico de los Estados Unidos, el Congreso debería concentrarse en asuntos más importantes, tales como la reducción del déficit federal, y conceder a los estados la facultad de lidiar con sus propios problemas de infraestructura, sin la interferencia del gobierno federal.

La regla práctica debería ser sencilla: El gobierno federal no debería participar del financiamiento de ningún proyecto de infraestructura que pueda ser proporcionado comercialmente. (Esto incluso podría incluir al control del tráfico aéreo. La viabilidad de esto es evidente en nuestro norte, en Canadá, donde el control del tráfico aéreo es proporcionado por NAV CANADA, una corporación privada).

La transferencia de las responsabilidades respecto de la financiación de carreteras a los estados ayudaría a la creación de empleo al reducir tanto los costos como las demoras burocráticas. También fomentaría la participación del sector privado y estimularía la innovación, en la medida en que las empresas busquen mejores formas de transportar personas y mercancías de manera segura y rentable.

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jueves, 15 de septiembre de 2011

EDITORIAL DIARIO RÍO NEGRO (ARGENTINA): OBAMA Y EL EMPLEO

Si los discursos cuidadosamente preparados y los planes de estímulo sirvieran para crear fuentes de trabajo, la desocupación masiva ya no sería más que un recuerdo histórico pero, como a esta altura el presidente norteamericano Barack Obama entenderá muy bien, la creación de empleos adecuadamente remunerados depende de mucho más que la voluntad de los gobernantes. Aunque el "megaplán" de 447.000 millones de dólares que la semana pasada anunció Obama mereció el aplauso de sus partidarios demócratas que lo creen adecuado, la oposición republicana no se sintió del todo impresionada. 


A juicio del jefe de la bancada republicana en el Senado, sólo se trata de "intentar las mismas políticas una vez más", es decir, aumentar los impuestos para los ricos, invertir más dinero en obras de infraestructura, además de "reparar y modernizar 35.000 escuelas", y expandir el sector público. De todos modos, desgraciadamente para el mandatario norteamericano, el lanzamiento del largamente esperado "megaplán" coincidió con una nueva convulsión bursátil en Europa, de suerte que al día siguiente los mercados experimentaron otra caída abrupta.

Los gobiernos de Estados Unidos y casi todos los demás países desarrollados están procurando encontrar la fórmula para impedir que el desempleo masivo se vuelva estructural, pero hasta ahora los esfuerzos por restaurar la situación que imperaba antes del derrumbe financiero del 2008 no han brindado los resultados anticipados. Para desconcierto de muchos, en dicho ámbito ha incidido muy poco la cantidad colosal de dinero que se ha gastado en estímulos y se teme que la necesidad de adoptar medidas fiscales rigurosas haga todavía más sombrío el ya deprimente panorama laboral. En las circunstancias actuales, la solución tradicional de privilegiar la creación de empleo en el sector estatal, como ha propuesto Obama, es considerada por muchos contraproducente porque significa aumentar el gasto público justo cuando es forzoso reducirlo.

Parecería que en Estados Unidos y, más aún, en Europa, ha llegado a su fin una etapa en que abundaban empleos dignos, en fábricas u oficinas, para quienes no poseían aptitudes excepcionales. Así, pues, se cuentan por millones los jóvenes que esperaban conseguir un puesto de trabajo no muy exigente y percibir un salario más que respetable que se han visto obligados a depender ya de un subsidio estatal o conformarse con un empleo, del tipo que suele creerse apropiado sólo para inmigrantes tercermundistas recién llegados, que les parece por debajo de sus expectativas mínimas. Todavía más humillante es el destino de los muchos que se habían desempeñado como ejecutivos pero, al ser despedidos por empresas en que habían trabajado durante años, han tenido que resignarse a aceptar empleos con salarios muy inferiores.

Es sin duda natural que los perjudicados por la crisis laboral culpen a los políticos de lo que está sucediendo. También lo es que los dirigentes políticos se afirmen plenamente dispuestos a asumir sus responsabilidades para entonces atribuir las dificultades a sus adversarios. Es lo que hizo Obama –sabe que le será difícil ser reelegido el año que viene a menos que la tasa de desempleo caiga mucho– al criticar a la oposición republicana por el "circo político" que según él le impide solucionar los problemas económicos. Sin embargo, aunque es legítimo argüir que los líderes políticos de los países avanzados deberían haber previsto las consecuencias del endeudamiento creciente, de las burbujas inmobiliarias, de las mutaciones tecnológicas, del colapso demográfico y de la irrupción en una economía globalizada de países gigantescos como China y la India, los pocos que sí advirtieron sobre los riesgos que se avecinaban no fueron escuchados y, de todos modos, ningún gobierno democrático pudo haber tomado las medidas drásticas –y antipáticas– necesarias para prepararse a tiempo para la crisis que se aproximaba. Desde los tiempos míticos de Casandra, los agoreros son despreciados por casi todos hasta que sus vaticinios se transforman en realidad, razón por la que, toda vez que una economía se precipita en una crisis, un gurú o dos adquieren fama mundial por haber previsto lo que, cuando ya es demasiado tarde, muchos dirán que fue virtualmente inevitable.

http://www.rionegro.com.ar/diario/opinion/editorial.aspx?idcat=9542&idArt=707399&tipo=2
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miércoles, 31 de agosto de 2011

ANÍBAL ROMERO: REALIDADES EN EE UU

A partir de enero de 2009 y hasta julio de 2011 la deuda pública de los EE UU ha aumentado en casi cuatro trillones de dólares, el crecimiento más rápido en la historia del país. Tal aceleración es resultado de múltiples programas de gasto gubernamental: el “estímulo” a la economía, de decepcionantes resultados; el aumento en el número de empleados públicos, subsidios alimenticios y extensión de pagos a desempleados. En dos años y medio, en materia de deuda, el actual Presidente logró lo que su predecesor en ocho.

Se han perdido 2.2 millones de empleos desde 2009 y la actual administración está en camino del peor desempeño en la historia de la nación. La tasa de desocupación se ubica en 9.1 por ciento de la fuerza laboral y el desempleo crónico es mayor que durante la Gran Depresión.
La desconfianza de los consumidores se aproxima al punto más bajo desde Jimmy Carter; el mercado de acciones está semiparalizado y el crecimiento económico ha desaparecido. El status crediticio del país ha sido degradado por vez primera; el mercado inmobiliario se encuentra estancado y de hecho su situación es peor que durante la Gran Depresión. Los inmuebles valen alrededor de un tercio menos que hace cinco años.

La inflación en los costos de los alimentos y combustible se hace notar cada día más. Sólo 26 por ciento del electorado expresa esperanzas en la gestión económica del actual Presidente. Ya la mayoría se cansó de que el mandatario eche las culpas de todo a su predecesor, y le pide que asuma su responsabilidad y ejerza de algún modo el liderazgo, pues la pobreza crece. El porcentaje de personas productivas que hoy son pobres llega a los niveles de los sesenta, cuando se lanzó la “guerra nacional contra la pobreza”. Cuarenta millones de estadounidenses dependen ahora de los subsidios nutricionales, un aumento de 12 por ciento con respecto al año pasado.

De acuerdo con la información más reciente, correspondiente al año fiscal 2008, 53.6 por ciento de hogares pagan impuesto sobre la renta y 46.4 por cierto no lo hacen. Casi la mitad de los ciudadanos de los EE UU no pagan impuestos. Aún si el gobierno estableciese hoy un impuesto de 100 por ciento a las ganancias corporativas y a los “ricos” (que ganan 250.000 dólares o más al año), los ingresos alcanzarían para financiar al gobierno por sólo seis meses, pues la actual administración ha engordado el gasto público de 18 por ciento del PIB a 24 por ciento. De paso, un 40 por ciento del grupo que no paga impuestos recibe dinero del gobierno en forma de ayudas a las familias pobres con hijos, los ancianos y minusválidos. Los que dicen que a muchos que no pagan impuesto sobre la renta se les retienen sin embargo ciertos ingresos por nómina, deben tener en cuenta que se utilizan para financiar la seguridad social de esas personas; en otras palabras, es para su propio beneficio.

Me impactó sobremanera la siguiente cifra: setenta por ciento de los niños de origen afro-americano nacen de madres solteras, que normalmente son más pobres que las casadas. El actual Presidente, primer afro-americano electo a ese cargo, no ha dicho una palabra acerca de la tragedia de la familia de color, que está en vías de extinguirse. En lugar de enfrentar tabúes, hablar claro y ofrecer respuestas, el Presidente lanza invectivas contra los “ricos” y sigue el ruinoso camino de la insolvente Europa socialdemócrata, aumentando la dependencia de los ya dependientes en vez de crearles oportunidades y llamarles a la responsabilidad personal y familiar.

Estamos contemplando un fracaso total.

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lunes, 8 de agosto de 2011

ANÍBAL ROMERO: DEUDA Y DEMAGOGIA

Las democracias modernas se encuentran seriamente amenazadas por el veneno de la demagogia. En tal sentido, poco hemos avanzado desde que Platón la señaló como disolvente clave de la forma democrática de gobierno y puerta abierta a su fin.

En nuestros días la demagogia se manifiesta en la incesante propensión, tanto de los políticos como de la ciudadanía en general, a centrarse en los derechos de las personas y grupos, subestimando casi hasta hacerle desaparecer del horizonte el tema de los deberes que los miembros de la comunidad política tienen hacia sí mismos y los demás. En Estados Unidos y Europa dicha tendencia ha convertido las necesidades sociales en meras fuentes de derechos, y hoy es común que los individuos esperen de sus gobiernos no solamente la creación de un marco de condiciones propicias para el desarrollo de las capacidades personales, sino la efectiva satisfacción de sus necesidades materiales.

La más grave y autodestructiva consecuencia de los Estados de bienestar contemporáneos es psicológica: millones de ciudadanos han perdido la motivación de esforzarse, el ánimo de producir y la aspiración de superarse, y se ha establecido un círculo vicioso del bienestar: por un lado los políticos hacen ofertas estrambóticas para ganar votos; por otro los electorados exigen tales ofertas como un derecho; y finalmente la creciente satisfacción de las expectativas genera en amplios sectores el hábito de pedir más y el impulso a sustraerse del proceso productivo, para llevar la vida cómoda que consideran su derecho.

Todo parecía marchar sobre ruedas mientras se perdió de vista que semejante proceso se sustentaba cada vez más en endeudamientos a futuro, que comprometían las circunstancias de generaciones venideras para complacer los apetitos de las que hoy viven y desean colmar su hedonismo. Pero algún día tenía que llegar la hora de la verdad y esos son los que ahora se viven en Europa y Estados Unidos.

La crisis que observamos resulta de la demagogia irresponsable que se ha transformado en dinámica fundamental de las democracias modernas y amenaza con quebrarlas financieramente, si es que ya no lo están. En Europa, las ambiciones desmesuradas de las élites que formularon y han llevado adelante el llamado “proyecto europeo” les marearon y extraviaron, comprometiéndoles en iniciativas como las de la moneda única que eran y son descabelladas, en vista de las enormes diferencias entre los Estados que integran la unión. Es claro que la sostenibilidad del Euro dependerá en adelante de la voluntad y capacidad de los contribuyentes alemanes para subsidiar eternamente a sus aliados del sur.

En cuanto a Estados Unidos, la gota que rebasó el vaso fue la increíble decisión de Barack Obama y el partido Demócrata, una vez electos, de emular en Estados Unidos el modelo europeo de Estado de bienestar, ¡precisamente en el momento en que tal modelo comenzaba a resquebrajarse y naufragar! Un país como Estados Unidos, que se levantó con base en las ideas de responsabilidad individual y familiar, en una ética de trabajo y un compromiso comunitario sustentado en deberes y derechos, se ha transformado hoy en una sociedad en la que vastos sectores no sólo no pagan impuestos, sino que han perdido por completo el estímulo productivo y han optado por acogerse a la benevolencia del Estado.

La decisión de Obama a partir de 2009 de concentrarse en una asfixiante reforma de la seguridad social, en lugar de la renovación económica y la generación de empleos, ha sido fatídica y le está hundiendo, y con él a su país.

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sábado, 16 de abril de 2011

OBAMA SUBE SU IMAGEN Y EEUU SE RECUPERA. CARLOS VILCHEZ NAVAMUEL

Después de su visita por Latinoamérica, el presidente Barack Obama a decidido presentar su candidatura en búsqueda de la reelección. Conocedor de los datos y optimista por la lenta recuperación financiera y económica, pero recuperación al fin, y sin perder el tiempo el 4 de abril así lo anunció. 

Además, esta semana, el presidente Obama propuso recortar el déficit que llega a 14.3 billones de dólares con un proyecto para los próximos doce años para  bajarlo en 4 billones.

Con estas noticias y con poco más de dos años de haber recibido un país inmerso en guerras y en una crisis financiera mundial, los EEUU se empiezan a recuperar y al mismo tiempo su presidente, Barack Obama  mejora su imagen tanto a lo interno como en el ámbito mundial.

Según el Instituto Gallup, que en noviembre pasado concedía a Obama una popularidad del 44%, la aprobación en enero era de un 51%, frente al 42% que le critica. Un sondeo más reciente publicado en el diario "The Wall Street Journal"  hace unas semanas indica que el 53% de los votantes consideran que Obama está haciendo un buen trabajo como presidente, lo que representa una subida de ocho puntos porcentuales con respecto a diciembre.  http://www.larazon.es/noticia/2897-obama-sube-ocho-puntos-en-encuesta-y-consigue-el-53-de-aprobacion

Y una investigación hecha por CNN realizada antes y después de dar su mensaje a la nación este año, nos indicaba que su imagen había subido de forma positiva aún más, acercándose en términos generales al 60% de opinión positiva.  http://i2.cdn.turner.com/cnn/2011/images/01/25/top3.pdf

A la par de esto,  la economía de EEUU crece a mejor ritmo, así lo ha manifestado Alberto Bernal, un estratega en inversión y al cual invitan constantemente en CNN para que exponga su opinión, él ha dicho recientemente que EEUU crecerá alrededor de un 4%.

Un artículo publicado el 26-01-11 en el periódico La República de Costa Rica titulado “Crece confianza en los EEUU” nos dice entre otras cosas que “La recuperación se está materializando y los márgenes globales de ganancia para 2011 probablemente se encaminen a alcanzar un nuevo récord”, dice Angelo Meda, participante de la encuesta y gestor de cartera en Banknord en Milán, que supervisa más de mil millones de dólares.” http://www.larepublica.net/app/cms/www/index.php?pk_articulo=43000

De la misma forma, el desempleo ha ido bajando y un cable salido este 1 de abril de 2011 nos informa que EEUU  ha llegado al 8.8% después de haber alcanzado casi un 10%.

Para sumar a todo esto, el número de turistas que llegaron a los EEUU el año pasado fue de 60 millones convirtiéndolo de nuevo en el segundo país más visitado del mundo.
Por último, el presidente Obama cambió la imagen de EEUU ante el mundo en solo 16 meses, una encuesta  publicada en abril pasado por la BBC así nos lo confirma.  http://ejecentral.com.mx/noticias/articulo/21360  Y, contrario a lo que los “enemigos del imperio” puedan pensar, la mayoría de los latinoamericanos tienen una buena imagen de ese país tal y como lo señalé en un escrito anterior. 

Así las cosas, pareciera que Barack Obama  se fortalece con miras a buscar su segundo período en la Casa Blanca, contrario a todos los pronósticos de algunos analistas políticos que veían muy difícil su participación en una reelección presidencial.

 carlosvilcheznavamuel@gmail.com


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domingo, 20 de marzo de 2011

EL DESAFÍO DE OBAMA EN CENTROAMÉRICA. ANDRÉS OPPENHEIMER. EL NUEVO HERALD

Al iniciarse la gira del presidente Obama a Latinoamérica, la atención de los medios se concentrará --además de en la intervención aliada en la guerra civil de Libia-- en su visita a Brasil, el país más grande de la región. Pero el sitio en el que causará el mayor impacto probablemente será en América Central.

Quince años después del fin de las guerras civiles en Centroamérica, esta región se está convirtiendo nuevamente en uno de los lugares más violentos del mundo. Según cifras de las Naciones Unidas, más de 15,000 personas mueren anualmente en Centroamérica a causa de la violencia causada por los carteles del narcotráfico y el tráfico de personas.

Honduras ya es el país más violento del mundo, con un índice de homicidios anuales de 67 cada 100,000 personas, cuatro veces superior al de México, según informó recientemente el semanario The Economist. Comparativamente, el índice de homicidios de Estados Unidos es de cinco cada 100,000 personas.

Durante una visita de cinco días a Honduras, Nicaragua y una escala en El Salvador, me sorprendió ver el enorme incremento de guardas privados en las calles. Están en todos lados, y se ven mucho más que policías uniformados o efectivos del ejército. Según las cifras de las Naciones Unidas, en Honduras y Guatemala hay más de cinco veces más guardias privados que agentes de policía.

¿Qué esta ocurriendo?, le pregunté al presidente hondureño Porfirio Lobo en una extensa entrevista. Lobo, que fue electo en elecciones libres tras la crisis constitucional desencadenada por el golpe cívico-militar del 2009, me dijo que cada vez más carteles de narcotráfico de México se trasladan hacia Centroamérica, como resultado de la acción militar del ejército mexicano contra los carteles de la droga.

"Los carteles se están viniendo para acá", me dijo Lobo. "La delincuencia nos está afectando bastante, y de muchas formas, entre otras frenando la inversión".

Lobo me recordó que en los últimos dos años, miembros de la banda de Los Zetas --originalmente miembros del cartel mexicano de Sinaloa-- han incendiado autobuses con docenas de personas a bordo en varios países centroamericanos, dispararon contra una zapatería en Honduras, matando a varios clientes del comercio, y asesinaron a 72 inmigrantes centroamericanos en México cuando las víctimas no pudieron pagar lo que les exigían para ser ingresados clandestinamente en Estados Unidos.

"Es una delincuencia mucho más sanguinaria de lo que habíamos visto hasta ahora", dijo Lobo. "Comparativamente, los narcos tradicionales son niños de escuela".

Juan Orlando Hernández, el presidente del congreso hondureño, me dijo que los países centroamericanos no pueden luchar solos contra esas organizaciones criminales, porque los gobiernos carecen de los recursos y los conocimientos necesarios para derrotarlas.

"Estamos en una situación muy difícil", me dijo Hernández. "La única manera de salir es mediante una plataforma transnacional de lucha contra la delincuencia, en la que participen EEUU, México, Colombia y todos los países centroamericanos".

Se espera que Obama, cuya llegada a El Salvador está programada el martes, después de su visita a Brasil y Chile, anuncie un paquete adicional de fondos destinado a ayudar a Centroamerica a combatir las organizaciones criminales, según me informan funcionarios estadounidenses. Pero no quisieron detallar la cifra ni el alcance del paquete de ayuda.

Mi opinión: Está bien que Obama anuncie más fondos para ayudar a Centroamérica a combatir a las organizaciones criminales. Eso va a ayudar a corto plazo, pero no resolverá el problema. Hace falta reexaminar la base de la guerra de Estados Unidos contra las drogas.

De la misma manera en que otros presidentes estadounidenses admitieron --después de muchos años de negación--, que el masivo consumo de drogas en Estados Unidos es una parte clave del problema del narcotráfico, y de la misma forma en que la administración Obama acaba de aceptar que el contrabando de armas estadounidenses a México es una parte importante del problema de la violencia en México, Obama debería ir un paso más allá y admitir que ha llegado el momento de revisar la guerra de Estados Unidos contra los carteles de la droga.

Evidentemente, no está funcionando. Lo único que está logrando Washington es empujar los carteles de un país a otro: primero desde Colombia hacia México, y ahora --cada vez más-- desde México a Centroamérica. Si se expulsa a los carteles de Centroamérica, se irán al Caribe, y así sucesivamente. Es un juego sin fin, que está costando miles de millones de dólares, y decenas de miles de vidas por año.

Obama debería prestar atención a los consejos de los ex presidentes mexicanos Vicente Fox y Ernesto Zedillo, el ex presidente brasilero Fernando Henrique Cardoso, el ex presidente colombiano César Gaviria y de muchos otros, que dicen que es hora de pensar en descriminalizar la marihuana, y usar los ahorros de esa lucha para financiar la educación y prevención contra el consumo de drogas en Estados Unidos. Eso, más que ninguna otra cosa, debilitaría el negocio de la droga, y frenaría el crecimiento de la violencia en Centroamérica.

Este es un reenvío de un mensaje de "Tábano Informa"
Para subscribirse envíe un mensaje a: tabano_informa-subscribe@gruposyahoo.com.ar
http://www.elnuevoherald.com/2011/03/20/906396/el-desafio-de-obama-en-centroamerica.htmlEL ENVÍO A NUESTROS CORREOS AUTORIZA PUBLICACIÓN, ACTUALIDAD, VENEZUELA, OPINIÓN, NOTICIA, REPUBLICANO LIBERAL, DEMOCRACIA, LIBERAL, LIBERALISMO, LIBERTARIO, POLÍTICA, INTERNACIONAL, ELECCIONES,UNIDAD, ALTERNATIVA DEMOCRÁTICA

jueves, 17 de marzo de 2011

LIBIA AL DESNUDO. ANÍBAL ROMERO

La crisis en Libia pone en evidencia la hipocresía y decadencia del Occidente democrático. ¿Qué ocurre en Libia que no haya pasado, multiplicado mil veces, en el Irak de Saddam Hussein? Gadafi es un verdugo sanguinario y Saddam fue un asesino en masa. ¿Por qué los que hoy piden una intervención militar en Libia para detener la carnicería antes callaban sobre Saddam, o dedicaban sus energías a atacar a Estados Unidos? ¿Son menos merecedores de la solidaridad bienpensante los iraquíes que los libios?

Cabe preguntarse: ¿No será acaso que franceses, alemanes, chinos y rusos realizaban jugosos negocios con Saddam, y temían que la invasión norteamericana condujese al fin de sus corruptelas con el carnicero iraquí, pero ahora aspiran asegurar sus inversiones en Libia? ¿Será que italianos, franceses, españoles y otros temen la emigración de millares de libios a Europa, pero observaban con desinterés a los más distanciados iraquíes, sometidos a la crueldad de Saddam?

Los que se opusieron a la remoción del tirano iraquí argumentaron que la misma no era “multilateral y unánime”; ahora exigen que se intervenga militarmente en Libia y que tal acción sea, también, “multilateral y unánime”. ¿Desconocen acaso estos ingenuos que ya China, Rusia, Alemania, Brasil, India y Suráfrica han cuestionado la acción militar? ¿Ignoran que los mismos europeos, con excepción del atolondrado Sarkozy y el novato inglés Cameron, temen actuar? ¿No saben nuestros bienintencionados idealistas que solicitar una decisión “multilateral y unánime” equivale a hacerla imposible?

¿Ignoran que la Libia de Gadafi era, hasta el año pasado, miembro del Comité de Derechos Humanos de las Naciones Unidas? Repito: ¡Del Comité de Derechos Humanos! ¿Qué puede esperarse de las Naciones Unidas? ¿Es tal ingenuidad sólo fingida?

OBAMA DEMAGOGO
Hay que enfatizarlo: Bajo Obama, Estados Unidos ha dado inicio a un desestabilizador y amenazante proceso de retirada estratégica, militar y psicológica, proceso que lejos de atenuar los conflictos internacionales los va a acentuar. La razón es clara y conocida en la historia: al perderse un sentido de orden y al debilitarse la potencia que le sostenía, los aliados del pasado buscan protegerse por sus propios medios, en tanto que los enemigos de siempre, percibiendo el retroceso, se hacen más agresivos. Ello se observa hoy desde la península coreana hasta el norte de África y desde Irán hasta el Caribe y el eje Caracas-La Habana.

Obama fue ligero e irresponsable cuando pronunció desde el Cairo, pasando por encima de las cabezas de su entonces anfitrión Mubarak y de los principales aliados de Washington, un discurso demagógico llamando a los pueblos de la región a democratizarse. Fue irresponsable porque, como lo indica hasta el presente la crisis Libia, Obama no está dispuesto a respaldar decididamente a esos pueblos en sus momentos críticos. La masacre en Libia es el epitafio de una política exterior banalmente idealista, basada en la entelequia del “poder blando” (que ni es blando ni es poder), política que llevará a Estados Unidos al abismo a que le empujó el desventurado Jimmy Carter.

Hoy, cuando el clamor de un Occidente confundido y decadente se levanta para condenar al verdugo libio e intervenir en la guerra civil, conviene recordar a Saddam Hussein y a los centenares de miles que el déspota iraquí liquidó mientras hacía negocios con Berlín, Moscú y París, entre otros. El Occidente “políticamente correcto”, corrompido hasta los tuétanos por sus desvaríos hipócritas, enseña sin pudor su repulsiva desnudez. Lo pagará caro.

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martes, 8 de marzo de 2011

EL FANTASMA DE HEGEL. ANÍBAL ROMERO

Un fantasma recorre el mundo: el fantasma de Hegel. Comprobamos su aparición en la cobertura mediática de las sublevaciones del mundo árabe-islámico. Nadie pronosticó las rebeliones. Nadie sabe dónde se dirigen. No obstante, las ilusiones vuelan como la lechuza de Hegel y su “astucia de la razón”. Basta leer los editoriales de la prensa bienpensante: El País, The Guardian, Le Monde, The New York Times. Es como tomar un curso titulado “Hegel para principiantes”, según el cual La Historia marcha inexorablemente hacia la Libertad, la razón impone su curso y todo lo que acontece, por confuso que luzca, contribuye al Ideal supremo.

LA LECHUZA DE MINERVA
La verdad, no obstante, es que desconocemos el futuro rumbo de la historia. Los que se apegan al consuelo hegeliano consideran que, por ejemplo, Auschwitz y Treblinka cambiaron la naturaleza humana al revelarnos el mal sin límites y enseñarnos a no repetirlo. ¿Pero quién puede estar seguro de ello? Las amenazas de Ahmadinejad contra Israel y los judíos traen ecos de otros siglos, pero resultaría ingenuo e irresponsable tomarlas a la ligera.

Hace seis años, en el Líbano, grandes masas ocuparon las calles y poco tardó CNN en llevar sus cámaras a Beirut, proclamando el florecimiento de la democracia. Hoy Hezbolá, apoyado por Irán, domina el país. Lo que importa es qué pasará en Egipto, Libia, Bahréin, Yemen, y el resto, cuando la prensa occidental se mueva a otro lado con sus simplificaciones y quimeras. En esos países no he visto rostros sino multitudes, no he palpado mensajes sino tumulto, no he percibido proyectos sino consignas.

Un poco de cautela debería acompañar nuestros juicios. Ignoro qué ocurrirá y sería grato ilusionarse, pero afortunadamente dejé de creer en las especulaciones de Hegel hace rato.

Recuerdo en ese orden de ideas la campaña electoral de Barack Obama en 2008, cuando afirmó que él era un “espejo en el que cada cual ve lo que quiere ver”. Así nos pasa con las sublevaciones en Egipto, Libia y otros lugares: vemos lo que deseamos ver y creo que sólo rozamos la superficie. Tal es el destino de un espejismo.

Destaquemos lo esencial: Se fragmenta gradualmente en el Medio Oriente una estructura geopolítica clave para Occidente durante sesenta años. Washington está perdido y sin brújula. La política reactiva y acrobática de Obama pone de manifiesto que con el fin de la URSS y luego de su irresolución en Irak y Afganistán, Estados Unidos carece de sentido de dirección estratégica y se encuentra atravesando una etapa de profundo debilitamiento sicológico.

No pocos olvidan que sólo meses después del derrocamiento de Sadam Hussein, un aterrorizado Gadafi depuso sus armas de destrucción masiva y proyectos nucleares, que ahora se encuentran depositados en una base militar norteamericana. ¡Qué habría hecho Gadafi si poseyese un arsenal químico, biológico o quizás nuclear!

Entretanto, el Irán radical avanza. Tiene problemas, pero no provienen de Twiter y Facebook sino de la pobreza y el resentimiento. Los verdaderos revolucionarios en Teherán son fanáticos y no atienden razones. Hegel se frustraría ante Ahmadinejad.

Estas son mis conjeturas: No estamos frente al despliegue del Espíritu Absoluto hegeliano en el mundo árabe-islámico. Contemplamos, más bien, el desmembramiento de precarias estructuras geopolíticas y su parcial sustitución por otras, revelando la decadencia del Imperio estadounidense en manos de un Presidente inexperto y extraviado, incapaz de suscitar miedo en sus adversarios o lealtad en sus aliados. Con amigos como Obama, ¿quién necesita enemigos?

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