BIENVENIDOS AMIGOS PUES OTRA VENEZUELA ES POSIBLE. LUCHEMOS POR LA DEMOCRACIA LIBERAL

LA LIBERTAD, SANCHO, ES UNO DE LOS MÁS PRECIOSOS DONES QUE A LOS HOMBRES DIERON LOS CIELOS; CON ELLA NO PUEDEN IGUALARSE LOS TESOROS QUE ENCIERRAN LA TIERRA Y EL MAR: POR LA LIBERTAD, ASÍ COMO POR LA HONRA, SE PUEDE Y DEBE AVENTURAR LA VIDA. (MIGUEL DE CERVANTES SAAVEDRA) ¡VENEZUELA SOMOS TODOS! NO DEFENDEMOS POSICIONES PARTIDISTAS. ESTAMOS CON LA AUTENTICA UNIDAD DE LA ALTERNATIVA DEMOCRATICA

miércoles, 4 de mayo de 2011

VENEZUELA AHORA ES COLONIA. ENRIQUE PEREIRA

Nuestra soberanía tiene los ojos aplastados y se come con arroz con moros. Chávez la cambió de manos.
Cuando en los años sesenta Fidel Castro intentó por varios métodos trasladar su revolución a nuestra patria lo hizo usando métodos violentos. Guerrillas urbanas y rurales, asesinato de policías, robos a bancos y también tuvo la osadía de organizar un desembarco en las costas del estado Miranda, en Machurucuto. Es Cuba y no Estados Unidos quien intentó invadirnos. Es de Cuba de quien deberíamos defender nuestras fronteras, o acaso ¿hay invasiones buenas e invasiones malas?

Cuba terminó invadiéndonos por vías “blandas” y sorprendentemente los cubanos hoy controlan la seguridad personal del presidente y su familia, una parte de las Fuerzas Armadas, los registros públicos, los puertos venezolanos, el programa Barrio Adentro de salud primaria, los centros de diagnostico, el deporte de alta competencia, la misión milagro y el movimiento de cubanos y venezolanos que van y vienen a la isla; en un claro proceso de ideologización que nos lleva por un solo camino. Poco a poco nos convertimos en una colonia cubana.

Los gringos no son niños de pecho, sembraron en Venezuela sus compañías y en nuestro territorio hicieron negocios que incluyeron la extracción  y refinamiento de petróleo, agroalimentación, industria liviana y pesada. En su tránsito ayudaron a la construcción de nuestra Venezuela. Levantaron infraestructura, enseñaron a generaciones completas de venezolanos y porque no decirlo, en beneficio de sus intereses económicos, fundaron poblaciones enteras y educaron a los hijos de los empleados de las petroleras. Esa invasión económica fue visiblemente menos lesiva que la adelantan los cubiches castristas, que  llevan mucho y traen poco. Me pregunto –sin obtener respuesta- que entiende Chávez por invasión extranjera.

Los de ojitos aplastados vienen con todo. Hace un par de días, a Chávez se le escapó una inocente confidencia. En el curso de sus palabras a los estudiantes de la Unefa comentó que los chinos le habían pedido explicaciones acerca de la “sustentabilidad del modelo”. Los chinos han colocado dinero en Venezuela, por la vía de los fondos especiales, que pagaremos con sangre y petróleo los venezolanos de esta y la siguiente generación. Obviamente cuidan su futuro cuestionando la sustentabilidad de este destructivo modelo económico.

Esta es una invasión inteligente, en la que Chávez, a cambio de dinero fresco, ha entregado la soberanía de Venezuela en oscuros convenios que no dan a conocer abiertamente. ¿Cuánto petróleo les debemos a los chinos? más tarde o más temprano, la industria petrolera venezolana le será entregada a los chinos, tal como ahora le queremos entregar el negocio de la construcción. Venezuela pierde su soberanía y Chávez quien dice ser el más patriota de todos los patriotas, es el gran promotor de esta entrega. Otra farsa más de la revolución bonita.
                                                                     Enrique Pereira @pereiralibre

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EL CORAJE DE AYN RAND. MARCOS AGUINIS

La lucha de la autora de LA REBELIÓN DE ATLAS contra la hipertrofia del estado
Parece haberlo escrito para los argentinos de hoy. Solicito leer sus frases con la mente abierta, sin prejuicios. Dice: "Cuando advierta que para producir necesita obtener autorización de quienes no producen nada; cuando compruebe que el dinero fluye hacia quienes no trafican bienes, sino favores; cuando perciba que muchos se hacen ricos por el soborno y por influencias más que por el trabajo, y que las leyes no lo protegen contra ellos, sino que, por el contrario, son ellos los que están protegidos contra usted; cuando repare que la corrupción es recompensada y la honradez se convierte en un inútil sacrificio, entonces podrá reconocer que esa sociedad está condenada".

Ayn Rand nació en San Petersburgo en 1905 y falleció en Nueva York hace casi tres décadas. Su verdadero nombre fue Alisa Zinovievna Rosenbaum. Desde pequeña evidenció una decidida vocación literaria, porque a los siete años empezó a borronear novelas y guiones para el cine recién nacido. Se apasionó por las obras de Victor Hugo y demás escritores románticos que, al mismo tiempo, denunciaban injusticias. Estudió filosofía e historia en la Universidad de San Petersburgo. Descubrió a Nietzsche y su exaltación por lo heroico. Se mantuvo prendada de la Lógica de Aristóteles durante toda su vida. A los 21 años, consiguió un visado para viajar a los Estados Unidos, porque deseaba proseguir su carrera de guionista. Atrás dejaba una Rusia ensangrentada y confundida, donde los ideales se iban transformando en una dictadura hipócrita.

Sus obras produjeron conmoción y se expandieron como fertilizantes. Para muchos, sin embargo, sólo contenían errores y veneno. Su libro mayor se titula La rebelión de Atlas ( Atlas shrugged ), extensa novela dotada de fluidez y suspenso. Sin embargo, también generó odios. Porque ella y todas sus obras tenían una coherencia que iba contra la corriente dominante.

En efecto, las frases con las que he comenzado este artículo sólo muestran claridad y contundencia. Decía lo que pensaba, aunque cayese mal. Formó escuela y tuvo cadenas de admiradores y no menos largas cadenas de detractores.

Apenas llegada a los Estados Unidos, fascinó a Cecil B. DeMille, que la introdujo en el cine e incorporó como actriz en Rey de Reyes. Desde entonces se empeñó en redactar guiones y novelas. "Decidí ser escritora desde niña, y todo lo que he hecho se ha circunscripto a tal propósito."

En sus obras suelen destacarse las personas que se esfuerzan por lograr lo mejor de sí mismas, y cuya independencia las pone en conflicto con el hombre-masa, con el hombre sometido. De ahí que haya detestado las propuestas colectivistas, en las que cada persona se disuelve, se torna irresponsable, excesivamente obediente, autómata, manipulable. De ahí también su denuncia contra quienes no trabajan de verdad y se aprovechan de quienes sí lo hacen (se refería a políticos, dirigentes sindicales y líderes hipócritas). Abominaba de los ladrones y falsarios. Consideraba que cada ser humano es sagrado, pero debe hacer honor a esa sacralidad mediante la actividad honesta y la independencia de ideas.

En 1936 publicó Los que vivimos, donde narra la vida dramática de una mujer de espíritu indómito bajo un régimen autoritario. "Es lo más parecido a mi autobiografía", confesó. La obra no fue bien recibida inicialmente porque reinaba la Gran Depresión. Aumentaba la popularidad de las corrientes comunistas, que ella calificó como un remedio que asesina al paciente. Lo había visto y experimentado en carne propia. Lo curioso del caso es que, sin el permiso de la autora, Benito Mussolini ordenó filmar en 1942 dos películas basadas en esa novela: Noi vivi y Addio, Kira. Era un intento de propaganda antisoviética. Pero los nazis advirtieron el ingenuo error, se enfurecieron y exigieron que de inmediato fueran retiradas de las carteleras. Habían comprendido que el mensaje de Ayn Rand no era sólo antisoviético, sino crudamente antitotalitario.

La fama de esta autora se desplegó con más fuerza al publicar El manantial. Era una novela que le llevó siete años de trabajo y fue rechazada por 12 editoriales, hasta que en una de ellas un joven le espetó a su jefe: "Si éste no es un libro adecuado para usted, entonces yo tampoco debo trabajar más aquí". Luego las editoriales se disputaron su pluma. Hasta que produjo un libro de inusitada extensión: las mil doscientas páginas de La rebelión de Atlas.

En la década de los 80 la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos hizo una encuesta sobre el libro que mayor influencia había tenido en la vida de muchos lectores. El primer lugar fue adjudicado a la Biblia y el segundo, a La rebelión de Atlas. Esta larga novela hace coincidir a quienes adoran y quienes aborrecen a Ayn Rand, para decir que es una obra temeraria y poderosa. Enfrenta sin rodeos las ideas estatistas que habían empezado a imperar en el mundo. Narra la decadencia de los Estados Unidos como consecuencia de un excesivo intervencionismo, "ineficiente y corrupto en la mayoría de los casos". Pese a que fue escrita entre los años 1946 y 1957, la novela parece un anticipo de la decadencia socioeconómica que fue hundiendo a la mayoría de los países latinoamericanos. Sin temor a las críticas, esa obra divide la composición social de un país en dos clases, que no corresponden a las clases hasta entonces identificadas por la historia, la política y la sociología. Esas dos clases son la de los "saqueadores" y la de los "no saqueadores". Los "saqueadores" están representados por quienes piensan que toda actividad económica debe ser regulada y estar sometida a una fuerte dirección gubernamental. Los "no saqueadores", en cambio, son emprendedores e intelectuales que se inclinan por la solución contraria. Desde esa base es fácil comprender el párrafo que escribí al comienzo: "Cuando advierta que para producir necesita obtener autorización de quienes no producen nada; cuando compruebe que el dinero fluye hacia quienes no trafican bienes, sino favores; [...] cuando repare que la corrupción es recompensada y la honradez se convierte en un inútil sacrificio, entonces podrá reconocer que esa sociedad está condenada".

La hipertrofia y corrupción estatal (a menudo manejada por dictadores, dictadorzuelos o simples autoritarios) le han comenzado a dar la razón. Incluso en países donde esto era inimaginable, como la Cuba de los Castro.

Ella quería un Estado pequeño, eficaz y transparente, que ayude a la fisiología social. Pero condenaba a los extremistas libertarios: son "hippies de derecha", decía. El Estado, reducido a límites legales, racionales y beneficiosos de verdad, es positivo. Pero el Estado omnipresente es fascismo. La proclama fascista fue categórica e inolvidable: "Todo dentro del Estado, nada fuera del Estado".

La franqueza y audacia de Ayn Rand produjeron temblores. Por ejemplo, defendía el derecho a distribuir -entre adultos- cualquier tipo de texto o medio audiovisual, incluida la propaganda nazi, comunista o la pornografía (que aborrecía, por considerarla un atentado contra la sexualidad y el buen gusto). Sostenía que "las ideas no delinquen", y que sólo se debían castigar los actos delictivos. Afirmaba que cualquier intento de que el Estado limitase la expresión de ideas "erróneas", "equivocadas" o "peligrosas" sólo podía conducir a una censura total.

Las obras de Rand fueron denostadas al principio, como ya señalé. Molestaba su audacia. Sonaban como demoledoras de tradiciones y culturas. Pero quien no compartió esa opinión fue el público, que las convirtió en duraderos best sellers de numerosos países. Los expertos en literatura inglesa pretendieron ignorarla durante décadas. Igual sucedió con economistas, sociólogos y políticos. Fue calificada de egoísta e insensible. Pero el gran crítico literario Harold Bloom encontró a su obra lo suficientemente significativa para incluirla en su respetada antología American W omen Fiction Writers.

Ayn Rand fue valiente y franca, original y seductora. No tuvo razón en todo y es probable que haya resbalado en varios puntos. Pero su mérito es indiscutible: dijo lo que muchos no se atrevían a manifestar y nunca dejó que la mareasen los elogios. "Un seguidor a ciegas es precisamente lo que mi filosofía condena y yo rechazo", afirmó.

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DOMINACION B. NELSON MAICA C. POLÍTICA

 “La pasión de dominar es la mas terrible de todas las enfermedades del espíritu humano”.Voltaíre, 1694-1778, Filósofo y escritor francés.

Parte B. Para Goldhagen, las explicaciones vertidas sobre el hecho han dejado una puerta entreabierta que no se ha tenido el coraje intelectual de atravesar. Ya lo sabíamos: sin Hitler y sin los nazis no hubiera habido Holocausto.
Sin las duras reparaciones impuestas a Alemania en el Tratado de Versalles tras la Gran Guerra y sin la profunda crisis económica de los años 30, los nazis no habrían ascendido al poder.
Sin el antisemitismo latente en Europa, y muy en particular en Alemania, el Holocausto no habría tenido lugar. Tampoco sin la tibieza de las democracias occidentales al callar y no actuar, o hacerlo tarde, ante la tragedia que se desarrollaba y nadie parecía querer ver, que nadie se quería creer. ¡Las democracias occidentales no quieren ver cuanto pasa en Venezuela y en Cuba hace 50 años!
Pero tenía que haber algo más que explicara la inmensidad del desastre, la facilidad con la que se urdió, la banalidad del mal. Las sospechas se han ido transformado en pruebas cada vez más clamorosas.
Goldhagen las ha expuesto con toda su crudeza en el libro antes citado. La evidencia más terrible se hace ya incontestable: sin la participación voluntaria de los alemanes corrientes (ordinary people), el régimen jamás habría podido exterminar a más de seis millones de personas: No obstante, fuera cual fuese la influencia de tales factores en la formación y la puesta en práctica del programa antisemita de los nazis, el origen de la voluntad de los dirigentes nazis y de los alemanes corrientes que llevaron a cabo las políticas de perseguir y matar a los judíos no estriba en esos otros factores sino principalmente en el antisemitismo compartido por todos ellos. Mucho ojo con esto.
La participación de sectores del pueblo alemán no sucedió sólo como resultado de una movilización forzosa. Un gran número actuó por iniciativa propia, incluso al margen de las órdenes militares, o cuando la rendición era inminente o ya se había producido.
El odio contra el judío, contra el enemigo-otro, la persecución, el exterminio se llevaron a cabo por propia voluntad, con fervor. Mientras tanto, el resto, los que no habían huido del horror, los que quedaban y no se sentían sobrevivientes, miraban para otro lado. Y callaban, nada vieron, nada sabía nadie…y, agrego,… luego no corran llorando a las iglesias y a las embajadas y a las potencias actuales…
El resto, esta vez sí, fue silencio. Cómo un pueblo pudo llegar a semejante desvarío moral, a una atrocidad tal, es cuestión que el historiador Goldhagen traslada a otros para su dilucidación.
En su trabajo se limita a instruir el caso y a instruirnos de paso, absteniéndose de juzgar o condenar, entre otras razones, porque muchos verdugos han tenido que compendiar y demasiados dedos acusadores tuvo que contabilizar como para sentirse con ánimo para sancionar algo que afecta a personas particulares pero que conmueve al mismo tiempo a una comunidad o pueblo que asedió y maltrató a individuos concretos por pertenecer a una determinada comunidad o pueblo.
No obstante, el testimonio de su revelación representa una imputación suficientemente estremecedora, que coloca las cosas en su sitio, casi siempre incómodo e incógnito. No es ésta la primera vez que se lanza sobre la mesa de la historia tan seria denuncia.
En el año 1944, aún bajo la tormenta bélica, el filósofo vienés F. A. Hayek participa en la contienda, en el frente intelectual democrático, sin armas, pero sin miramientos, y acusa a la causa profunda que engendró a la bestia, y en la que no todos los afectados querían verse ni reconocerse:
Fue el predominio de las ideas socialistas (comunistas), y no el prusianismo, lo que Alemania tuvo en común con Italia y Rusia; y fue de las masas y no de las clases impregnadas de la tradición prusiana y favorecidas por ella de donde surgió el nacionalsocialismo.
Y, por supuesto, deberíamos tener perennemente presente que el socialismo comunismo ha estado siempre asociado a la represión, al terror, y al crimen. Al escudriñar un poco su historia eso se hace evidente.
Tips:
01.   Y todavía, luego de casi 10 meses, no tapan el hueco en la calle los samanes del paraíso, caracas, y tampoco, por supuesto, abren la calle al transito. ¡Que indolencia e incompetencia! ¡Y en una zona de supuesta seguridad!
02.   ¿Hasta cuando demagogia, populismo, militarismo? ¿Hasta cuando engañar al pueblo? ¿Por qué el gobierno fija precios? Porque: a. el gobierno no tiene una explicación que convenza a la mayoría del pueblo para hacerlo; b. hay escasez de artículos; c. hay exceso de dinero en circulación. Para nadie es un secreto que cuando el gobierno fija precios esta, de inmediato, estimulando la escasez; esta favoreciendo solo a un sector minoritario de la población y esta acabando con productores.
03.   Tampoco es un secreto para nadie, porque ya aconteció durante la segunda guerra mundial, que cuando el gobierno fija precios es porque esta en guerra con otro país (se entiende que la economía debe ser dirigida por el gobierno solo en ese caso) o quiere someter a obediencia, a la esclavitud absoluta al pueblo, por medio del hambre (es una ventaja política para quienes detentan el poder – imposición por la fuerza del socialismo comunismo), entonces instala una política inflacionaria. Siempre acompañan estas imposiciones con una perorata contra la supuesta voracidad de los comerciantes. ¿Este pueblo esta en guerra contra cual otro pueblo? ¿Usted lo conoce? ¿Este pueblo se dejara esclavizar?
04.   Más demagogia: mantener el precio de determinados artículos o grupos de ellos, por debajo del precio del mercado. Argumento: son artículos de primera necesidad y los pobres tienen derecho a adquirirlos. ¿Quiénes y cuantos son los pobre? ¿Dónde esta la definición de “pobre”, en cual ley? Para cuantificar los recursos que se destinan a ellos; de lo contrario nunca se conocerá el monto que se les destina como tampoco si realmente les llega a los necesitados. Las cuentas del gobierno no convencen en esto.
05.   ¿Quién determina la distribución de la carne? ¿El poder adquisitivo y/o la necesidad? Tanto el precio como la necesidad.
06.   Consecuencias de mantener el precio por debajo del mercado: a. incremento de la demanda, por ser barato y porque se puede comprar mas; b. se reduce, de inmediato, la oferta del producto porque al comprar mas las existencias se agotan mas rápido; c. la producción se contrae; d. los márgenes de ganancia y reposición se reducen; e. los productores pequeños y marginales desaparecen; f. los productores mas eficientes tienen perdidas. Hay suficientes experiencias pasadas en todo el mundo sobre esto. Recordemos a Jorge Agustín Nicolas Ruiz de Santayana, 1863-1952, filosofo, poeta y novelista español en ingles: “Los que no pueden recordar el pasado están condenados a repetirlo”.
07.   Es el gobierno quien provoca la escasez cuando fija el precio y eso entra en contradicción con la cantaleta del propio gobierno de que quiere que todos vivan bien. Acuden al expediente de más controles, más burocracia: racionamiento, control de costos, subsidios y más fijación de precios. Pura demagogia. Populismo. Militarismo. Socialismo comunismo. Control y sometimiento por hambre de toda la población.
08.   Cuando se hace evidente la escasez, tal cual en estos momentos, de algún o algunos productos regulados, el gobierno y su grupo llegan al cinismo de acusar a los consumidores de mayor poder adquisitivo de comprar en demasía, de comprar mas de cuanto consumen y a las empresas de acumularlos, de acapararlos, y aprovecha el momento para establecer prioridades para las compras o a quienes se les asigna o como deben adquirir el producto. Se raciona el producto. Es el racionamiento cubano. Es el racionamiento socialista comunista. Se limita la demanda y se quiebra a los productores.
09.   En la medida en que el gobierno interviene los precios provoca la escasez de los productos. Más racionamiento y más subsidios. Menos producción. Toda una “maroma” porque compra quien tiene recursos. Los contribuyentes, quienes pagan impuestos, se subsidian así mismos. ¿Quién paga los subsidios? El pueblo, el ciudadano, el que paga los impuestos. ¿Se ha inventado alguna forma mediante la cual el pueblo, el ciudadano, obtenga algún bien a cambio de nada? Negativo, hasta el presente. Toda esa perorata justificativa es parte de la demagogia y de la campaña electoral. Cuando un ladrón nos quita el dinero no podemos comprar nada. Cuando nos despojan del dinero mediante impuestos para pagar burocracia inútil pasa lo mismo.
10.   El gobierno ha elaborado toda una campaña informativa para importantizar y justificar su control de precios y el supuesto éxito obtenido. Hasta se atreve, con cinismo, exhibir una falsa consigna sobre “el buen vivir”. Pregona que el control de precios funciona, aderezado, además, en un patrioterismo falso y chabacano y en una supuesta crisis mundial que solo le sirve a sus propósitos. Pero las dificultades económicas, sociales, políticas, nacionales, crecen, no se detienen. La demanda de bienes regulados excede a la oferta. Ahora la escasez se extiende a varios rublos y, por supuesto, todo gobierno totalitario, generalizara el control. El pueblo, el ciudadano buscara sustitutos, los no controlados y racionados: aparecerá, como en efecto ocurre, el mercado negro y se profundiza y generaliza la matraca. Seguirá la inmensa corrupción.
11.   El gobierno estimulara la aparición del mercado negro porque esta o estará en manos de sus acólitos y funcionarios. Seguimos en el próximo.

Voltaíre, 1694-1778, Filósofo y escritor francés.

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CUANDO EL CUERPO SOCIAL TOME EL PODER. TEÓDULO LÓPEZ MELÉNDEZ

La sociedad venezolana tiene un poder que no parece saber tiene. La sociedad venezolana parece no haber aprendido a rescatar lo que es suyo. La sociedad venezolana es víctima de los males originados en la democracia representativa, una que no evolucionó hacia formas superiores. La sociedad venezolana se acostumbró a delegar y se olvidó del control social que toda sociedad madura ejerce sobre el poder. Atenuantes tiene esta sociedad postrada, como las manipulaciones y engañifitas a que fue sometida, pero eso no la justifica.

La sociedad venezolana se acostumbró a esperar al líder providencial, a esperar instrucciones, a depender de las degeneradas estructuras que de instituciones intermediarias pasaron a ser collar de hierro para la obediencia. La sociedad venezolana se convirtió en un corderillo manso dispuesta a ser “políticamente correcta” para permanecer en los resquicios de lo permitido y de lo tolerable. Fue así como la sociedad venezolana se convirtió en lo que es hoy, una sociedad instituida sobre bases endebles y sobre mecanismos degenerados.

La praxis política cotidiana sólo sirvió para alimentar oligarquías partidistas, para crear gremios y organizaciones de diverso tipo encerrados en sus intereses particulares. Así, la sociedad venezolana delegó todo, desde la capacidad de pensar por sí misma hasta la administración de sus intereses globales. La sociedad venezolana se hizo indiferente, se convirtió en una expresión limitada al chiste y a la burla, al desprecio exterior hacia las élites, pero una zángana incapaz de protagonizar una rebelión en la granja.

HAY QUE CAMBIARLO TODO PARA QUE NADA CAMBIE

El gobierno que vino como consecuencia lógica de un cansancio interior y de un derrumbe de lo ya insostenible, contó con la anuencia de esas élites de lo caído, pretendidamente gatopardianas, que soñaron que todo cambiaba para que nada cambiara. Sólo que nunca se leyeron El gatopardo de Lampedusa y jamás se dieron cuenta que había en el texto del príncipe siciliano mucho más que la cita trillada que es lo único que se conoce de esa novela.

Demos pasos hacia una democracia del siglo XXI en la cual se practica la libertad como ejercicio cotidiano de injerencia. En otras palabras, trastocar lo que ha sido hasta ahora la relación entre sociedad e instituciones. La sociedad instituyente debe ser imaginativa y conseguirse las formas y los métodos. La sociedad instituyente debe transformar la realidad. La democracia tiene que pasar a ser la encarnación de esa posibilidad. Sólo lo puede lograr una sociedad instituyente que es mucho más que una recipiendaria del poder original, pues lo que tiene que ser es un cuerpo vivo, uno capaz de generar antídotos y anticuerpos, medicina y curas, transformación y cambio.

II

Un cuestionamiento profundo es rechazado por alterar lo establecido y las instituciones apenas reciben un rasguño que le permiten continuar su camino de manera autónoma en relación al cuerpo social.

Estas instituciones dialogantes de la democracia representativa son lo que denominamos burocracia. Frente a este anquilosamiento se alza lo que hemos dado en llamar poder instituyente. Este poder instituyente debe estar en capacidad de pasar por encima de lo instituido y producir otro cuerpo social con características derivadas del planteamiento teórico que la llevó a insurgir. En otras palabras, deben poder pasar sobre el poder, no sólo el que encarna el gobierno, sino las propias formas que la sociedad instituida ha generado y que la mantienen inerme. En otras palabras, la sociedad instituyente debe servir para crear nuevas formas y no una repetición de lo existente. En el caso venezolano tenemos una sociedad instituida de características endebles, bajo la presión de las instituciones secuestradas por el régimen “revolucionario” y cuyas decisiones de resistencia están en manos de partidos débiles que se reproducen en los vicios tradicionales de las organizaciones partidistas desaparecidas y que en el fondo no hacen otra cosa que indicar una vuelta al pasado, a las instituciones de la democracia representativa con diálogo, consenso y acuerdos, sin alterar para nada la esencia de lo instituido.

Seguramente debemos ir hasta Cornelius Castoriadis para dilucidar que detrás de todo poder explícito está un imaginario no localizable de un poder instituyente. Así, se recuerda que los griegos, cuando inventaron la democracia trágica, acotaron que nadie debe decirnos como pensar y en el ágora se fue a discutir sobre la Polis en un proceso auto-reflexivo. De allí Castoriadis: “Un sujeto que se da a sí mismo reflexivamente, sus leyes de ser. Por lo tanto la autonomía es el actuar reflexivo de una razón que se crea en un movimiento sin fin, de una manera a la vez individual y social”.

Ahora bien, de la democracia griega hasta la democracia representativa han pasado muchas consideraciones teóricas, hasta nuestros días cuando se habla de una democracia participativa. En otras palabras, la política ha desaparecido, en el sentido de la existencia de ciudadanos libres que permanentemente cuestionan reflexivamente las instituciones y a la sociedad instituida misma.

Épimélia es una palabra que implica el cuidado de uno mismo y que da origen a la política. La libertad propia de la política ha sido exterminada, porque lo que se nos impone es como “pertenecer”. Apagar, disminuir, ocultar y frustrar el espíritu instituyente es una de las causas fundamentales de que los venezolanos vivamos lo que vivimos. Ahora tenemos al nuevo poder instituido tratando de crear un imaginario alterado al que no se le opone uno de liberación, en el sentido de soltar las posibilidades creativas del cuerpo social. En realidad lo único que se argumenta en su contra es la vuelta a la paz, a la tolerancia, al diálogo, manteniendo incólumes las viejas instituciones fracasadas. Alguien argumentó que siempre hay un porvenir por hacer. Sobre ese porvenir las sociedades se inclinan o por preservar lo instituido o por soltar las amarras de lo posible. En Venezuela debemos buscar nuevos significados derivados de nuevos significantes. Si este gobierno que padecemos continúa impertérrito su camino es porque los factores que lo sostienen se mantienen fieles a una legitimidad imaginaria. La explicación está en una sociedad instituyente constreñida, sin capacidad de poner sobre el tapete la respuesta al futuro. Ya los griegos sabían que no podrá haber una persona que valga sin una polis que valga.

Pese al anuncio de que en Venezuela había una “revolución” lo cierto es que vivimos en lo instituido y, por si fuera poco, en un instituido aún más degenerado. Lo religioso (Chávez parece un pastor protestante norteamericano) ha sido un factor determinante del fracaso. Este gobierno ha negado lo instituyente imaginario y ha tomado el camino de un imaginario instituido. Se está basando en una legitimidad de la dominación, lo que hace imposible la transformación de la psiquis y su proyección hacia lo concreto histórico-social.

La transformación comienza cuando el cuerpo social pone en tela de juicio lo existente y suplanta el imaginario ofrecido. Se requiere la aparición de una persona con su concepción del Ser en la política, uno que se decide a hacer y a instituir. El planteamiento correcto es inducir que la vida humana no es repetición, y muchos menos de los enclaves políticos, y encontrar de nuevo en la reflexión y en la deliberación un nuevo sentido. No estamos hablando de una “revelación” súbita sino de la creación de un nuevo imaginario social. Así, sin llenarse de ideas y pensamiento sobre el futuro por hacer no será posible cambiar lo existente. La posibilidad instituyente está oculta en el colectivo anónimo. La democracia es, pues, cambio continuo. Todo proceso de este tipo transcurre –es obvio- en una circunstancia histórica concreta. En la nuestra, en la de los venezolanos de hoy, no podemos temer a lo incierto del futuro. Será cuando el cuerpo social tome el poder.

teodulolopezm@yahoo.com
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DEFENDER LOS VALORES. SIXTO MEDINA

Uno de los rasgos negativos de nuestro tiempo es el crecimiento progresivo de los valores de una cultura relativista que lleva a los seres humanos a ocuparse cada vez, mucho más, de lo incidental o coyuntural y cada vez menos de lo trascendente.

Nos dedicamos a los medios que empleamos en nuestra actividad cotidiana, pero no nos detenemos a reflexionar sobre los grandes fines y los altos valores sobre los cuales se funda la sociedad a la que pertenecemos. Sin embargo, el tema de los fines y los valores es el que más debería ocupar el pensamiento y el interés prioritario de aquellos que aspiramos a vivir en un mundo mejor.

Está visto que ninguna sociedad puede organizarse sobre bases sólidas si no existe en su seno el compromiso compartido de preservar y fortalecer determinados valores fundamentales. Cuando se generalizó en los siglos XVIII y XIX, la adhesión de las naciones civilizadas al régimen democrático, se extendió también, rápidamente por el mundo la idea de que ciertos valores jurídicos y morales básicos -por ejemplo, los que tiene que ver con la inviolabilidad de los derechos individuales o con el respeto irrestricto a la dignidad de la persona humana- debían ser consagrados expresamente como principios supremos e inamovibles.

En casi todos los países civilizados se acordó, en consecuencia, que ningún gobierno tendría facultades para alterar, desvirtuar esos principios constitutivos esenciales. Por eso, tantos países- Venezuela, entre ellos- incluyeron en sus Constituciones un repertorio de definiciones, derechos y garantías que debía quedar excluido del debate político circunstancial. Esos valores pasaron a ser lo que se conoce como los “contenidos pétreos” del orden constitucional.

Ahora bien, la preservación de esos valores fundamentales, hoy día, en nuestro país, corren peligro, no están garantizados por el gobierno de Hugo Chávez, ni por el orden político o jurídico. Es necesario que la propia sociedad- todos los sectores que la conforman- se ocupen de velar por la permanente vigencia de esos valores y principios en el seno de cada familia, en la relación entre padres e hijos, en los diferentes ámbitos de la vida cultural, en los medios de comunicación y, muy especialmente, en el campo educativo. Defender los valores máximos de una sociedad es tarea y responsabilidad de todos. Los valores, en realidad, no son públicos ni privados: son de todos los hombres y mujeres y de todos los pueblos.

La educación en valores es el eje a través del  cual se asegura que una sociedad permanecerá fiel a los ideales y conceptos universales que hacen más libre al hombre y que dieron origen, a lo largo de la historia, a los principales contenidos del humanismo civilizador.

Entre esos valores que la civilización y la historia han consagrado ocupan un lugar principalísimo el rechazo y la superación de todas las formas de violencia, la defensa de la paz, como ideal universal, la exaltación de la libertad y la justicia, y fuera de toda duda, el reconocimiento de la familia como el ámbito natural de comunicación de la vida y la formación y educación de los hijos. Un mundo sin valores es un mundo vacio.

sxmed@hotmail.com
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2012: AÑO PARA LAS MILICIAS. ROCÍO SAN MIGUEL. TALCUAL DIGITAL

El país no parece estarse dando cuenta hacia dónde vamos con el tema de las milicias. Desestimada por causa de la conocida ineficacia gubernamental, la milicia no ha sido tomada en serio. Sin embargo, si en algo ha demostrado ser capaz este gobierno es en mantenerse en el poder y la milicia es claramente un medio para ello.

MILICIA BOLIVARIANA
Chávez persiste en la consolidación del brazo armado de la revolución a través de la Milicia Nacional Bolivariana. Así ha quedado demostrado con una conmemoración más desde su creación, un 13 de abril de 2005.

El fortalecimiento de la Milicia Bolivariana y su empleo como instrumento fundamental en el proceso de ideologización socialista de las masas, son dos aspectos a los que Chávez le dedica atención prioritaria en Venezuela.

No en vano el paso más importante desde su creación, se tiene previsto darse este año 2011 orientado a fortalecer la defensa de los escenarios adversos que enfrenta la llamada "Revolución Bolivariana" de cara a las elecciones presidenciales de 2012, que claramente Chávez puede perder.

De allí los lineamientos estratégicos aprobados por el propio Chávez que quedan sintetizados en los siguientes aspectos, contenidos en un documento interno del PSUV:

1. Cada miliciano tendrá un arma, una misión y un lugar para cumplirla.
2. La Milicia Bolivariana se organizará en el lugar de residencia del miliciano o en sus lugares de trabajo, con voluntarios, fieles al "proceso revolucionario".
3. La Milicia Territorial se empleará principalmente en la lucha armada. Los Cuerpos Combatientes en la producción que requiera la defensa de la Revolución.
4. La Milicia Territorial se organizará en batallones de 300 a 500 efectivos, compañías de 60 a 120 efectivos, patrullas de 20 a 50 efectivos, además de grupos de "inteligencia popular".
5. La Revolución Bolivariana es una Revolución armada.
6. Los métodos y medios de combate son ilimitados.
7. El enemigo de la revolución puede ser externo o interno.

El país no parece estarse dando cuenta hacia dónde vamos con el tema de las milicias. Desestimada por causa de la conocida ineficacia gubernamental, la milicia no ha sido tomada en serio. Sin embargo, si en algo ha demostrado ser capaz este gobierno es en mantenerse en el poder y la milicia es claramente un medio para ello, de cara al 2012.

Por lo pronto continúan en todo el territorio nacional los entrenamientos con armas (FAL, Kalashnikov, Lanzacohetes portátiles Carl Gustaf, Blindados Dragoon, Ametralladoras M60 y los Lanzamisiles portátiles antiaéreos Igla-S, todo documentado pública y comunicacionalmente) y los cursos de formación teórica donde el Libro Rojo es la pieza fundamental de ideologización del miliciano.

 Allí destacan, entre los principios fundamentales que guían al partido PSUV y al miliciano: el socialismo, el marxismo y la ética y moral revolucionaria.

Saque usted las conclusiones de lo que cabe esperar si no se pone un parao al funcionamiento de la Milicia Nacional Bolivariana, un cuerpo armado al margen de la Constitución, rechazada por el pueblo venezolano el 2 de diciembre de 2007.

¿Será que permitiremos que esta milicia sea la que custodie el Plan República en 2012?

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LOS SUEÑOS SON PODEROSOS CUANDO CREEMOS QUE PUEDEN CONVERTIRSE EN REALIDAD. IVÁN ENRIQUE LEÓN HERNÁNDEZ

LOS SUEÑOS HAY QUE PREÑARLOS
A pesar de llevar dentro de mi una enorme "BRAVURA", quiero enviar un mensaje de paz, armonia y comprensión, en contraposición a la gran violencia y agresividad que encontramos en los medios de comunicación y en nuestra vida diaria,

Es fácil decir que nos queremos. Pero, ¿Cómo nos lo demostramos? ¿Nos damos tiempo para entrar en contacto con nuestros deseos, con aquello que nuestro pais precisa?

En ocasiones, nos dejamos llevar por la inercia de dias, semanas o años agitados. Nuestro ritmo es tan arrollador que casi no advertimos cómo sucede todo tan vertiginosamente. Necesitamos detenernos pero, ¿cuándo hacer la pausa y para qué? ¿Cómo ocuparnos de nosotros mismos sin sentir que perdemos el tiempo?

Merecemos un descanso, recuperar el placer, volver a estar al mando de "nuestro" tiempo, divertirnos, gozar tanto de la compañia como de la soledad. No siempre es necesario recurrir a recetas complicadas, caras o exóticas para vivir plenos y felices. A veces, en las pequeñas cosas está el secreto para preocuparnos menos por nuestras obligaciones y ocuparnos más de nuestros sueños. La clave está en saber detenernos y disfrutar.

Es verdad que no debemos dejar escapar las preciosas horas del dia. Pero también es verdad que muchas de ellas lo son, precisamente, porque dejamos que se nos escapen. Vivimos luchando por las cosas complicadas y nos olvidamos que mirar la naturaleza es más que suficiente para comprender a Dios.

La satisfacción es una elección; la insatisfácción, un hábito.

Peatón.- Puedes correr, caminar, tropezar, conducir o volar, pero no pierdas de vista el objetivo de este viaje, ni dejes escapar la oportunidad de ver el arcoiris en el camino. El buen humor es un tónico para la mente y el cuerpo. El mejor antidoto contra la ansiedad y la depresión. Es muy conveniente para tus ocupaciones. Atrae y retiene a los amigos. Aligera las cargas humanas y es el camino hacia la serenidad y el bienestar.

Bucea en tu interior y encuentra ese tesoro que lleva tu nombre.

"Aprende a permanecer quieto en medio de la agitación y a vibrar de vitalidad en el reposo.
Indira Gandhi

"Los sueños son poderosos cuando creemos que pueden convertirse en realidad. Los sueños vacios de contenido pertenecen al reino de la fantasia. Los sueños de los lideres pertenecen al reino de lo posible"
Iván Enrique León Hernández

La paciencia deja ser una virtud cuando nos hace permitir a otros que pierdan nuestro tiempo.

Un Peatón sin Barreras

www.peatonessinbarreras.tk
peatones.sin.barreras@gmail.com

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FUTURO HISTÓRICO. LA REBELIÓN DE LOS ‘COMEFLOR’. ANDRÉS S. MORENO A. (FICCION FUTUROLOGA)

2024 fue un año negro para los demócratas de Venezuela, en especial para aquellos que aun se empeñaban en manifestar, marchando ordenadamente por las rutas permisadas previamente por el régimen, siempre de blanco. El gobierno de la República Socialista y Bolivariana de Venezuela, encabezado por el septuagenario mariscal Chávez, estaba secundado por un grupo de dirigentes pacifistas y entreguistas, los mismos que, como sus ancestros políticos, habían decidido que se podía convivir pacíficamente con Chávez y con las fuerzas de ocupación cubanas.

CHAVEZ 2024
Luego de la victoria de la Batalla de Petare por parte de las milicias venecubanas y la ocupación de una buena parte del país, aquellas élites políticas-militares de la ex Venezuela estaban convencidas que Chávez era invencible, más que nada por el apoyo militar cubano. Fueron ellos, quienes a nombre de una sociedad envilecida y postrada, aceptaron la suspensión indefinida de todas las elecciones para pactar un armisticio con los cubanos sucesores de los hermanos Castro, cuya intención fue hacer una nación, políticamente indivisible entre ambos países, un objetivo geopolítico que comenzó el 8 de mayo de 1967 con la invasión a Venezuela por las playas de Machurucuto, objetivo alcanzado y consolidado desde que, el ahora mariscal Chávez asumió la conducción de este ex-país a finales del milenio anterior.

El único foco de resistencia estaba en las entrañas del monstruo. Lo dirigía alias Medardo, un veterano del plan de becas Gran Mariscal de Ayacucho con tres doctorados a cuestas, que conducía los movimientos de resistencia utilizando como tapadera su carnet del PSUV y diseminaba órdenes y convocaba encuentros desde la cabina de mandos del vetusto tren extraurbano Nº 11402, el mismo que en Pinar del Río transportaba los bagazos de caña, desde los ingenios azucareros hasta las plantas de compost vegetal, mismos que fueron reacondicionados y ’adqueridos’  por el régimen apenas dos años antes para el recorrido extra urbano entre Caracas y Cabruta del Orinoco, el único que medio funcionaba del tantas veces postergado mega plan ferrocarrilero nacional.

El inmenso, pero escurridizo ‘negro Medardo’ se negó a dejar la lucha, aún cuando los dirigentes demócratas del año 24, la nueva camada de líderes, fiel heredera de los conchupadores de la V República, prefería pactar con el narciso y auto condecorado Mariscal. Él prefirió resistir a entregarse. Sabía por conocimiento y experticia que a los dictadores se les revoca el poder desalojándoles por la fuerza, y además contaba con el apoyo de las Madres del Barrio, la repudiada organización informal de amas de casa, que contaba con más de 2.500 células y conchas de abrigo a todo lo largo y ancho de lo que aún quedaba de país.

Las más favorables condiciones para dar el golpe final se dieron aquel mayo del 2024. La integración geopolítica y social de las dos únicas naciones comunistas del planeta, Cuba y Venezuela, se oficializó con la consolidación oficial de la postmoderna URSS, la Unión de Repúblicas Socialistas Suramericanas, a la que incluyeron, además de las dos naciones fundacionales, a Bolivia, Paraguay, Nicaragua y Argentina. Era tal el grado de desintegración política provocado por la expansión del socialismo del Siglo XXI, que la Argentina se integró parcialmente, solo con las provincias de Buenos Aires, Entre Ríos, Corrientes y Misiones, pues el resto de esa nación vivió una desgastadora y sangrienta guerra de secesión, inducida por la corriente socialista del neoperonismo militarizado, que a la postre dividiría a la gran nación de Belgrano en tres Estados independientes: La Argentina, La Liga Federal del Norte y la Confederación Austral de la Tierra del Fuego.

Aquella madrugada de mayo del 2024, el negro José Concepción Tuvíñez, alias Medardo, convocó a las más aguerridas Madres del Barrio. Se encontrarían en el andén 17 de la terminal ‘Fabricio Ojeda’ y embarcarían como otros tantos miles que regresan a Cabruta, la más grande ciudad dormitorio del país, luego de la tercera jornada laboral de cada día, la más agobiante, la que pega a las 8 de la noche y suelta a las 4 de la madrugada en cualquiera de las miles de factorías socialistas improductivas con las que la revolución chavista rodeó y contaminó más a Caracas y que se convirtieron en la única fuente de empleo y sostén económico para los diez millones de habitantes y pisatarios de aquella ciudad que alguna vez fue considerada ‘la sucursal del cielo’, ahora avenida en oficina del infierno.

Durante las tres horas del trayecto hablarían sobre las acciones que ejecutarían ellas y él les explicaría el engranaje de los eventos que se desarrollarían el jueves 24 de julio de ese año, fecha del natalicio del Mariscal, día ‘de júbilo popular’ en el que Chávez inauguraría en Venezuela, Ecuador y Bolivia unas obras tan inconclusas como la restauración del Estado Vargas (ahora llamado Provincia Negro Primero) por la vaguada del año 99, de la que 25 años después aún había miles de desplazados viviendo en mugrosos campamentos provisionales, o arrimados a familiares y amigos en otras ciudades. Era la actividad proselitista que estaban esperando pues le alejaría momentáneamente de Caracas y con él, a su poderosa cohorte de milicias presidenciales, su personal guardia pretoriana, integrada exclusivamente por curtidos soldados élite del ejército cubano, los únicos a quienes confiaba la protección y resguardo de su vida.

Con la representación de las Madres del Barrio acudieron a la cita tres jóvenes egresados de la única red universitaria del país, la URSS, siglas de la Universidad Regional Socialista de Suramérica. Vinieron como acompañantes de algunas de aquellas mujeres y como enlaces de otros movimientos opositores que se integraban al complot. El negro José Concepción les vio embarcar en el vagón 7 y un intenso calofrío le recorrió la espalda hasta la rabadilla. Fue el mismo espasmo que sintió frente a su televisor, esquinado en su destartalado cuartucho del centro de Caracas donde malvivía, cuando días después vio por la televisión estatal, la única disponible por señal abierta y por suscripción, que entre los sempiternos manifestantes de todos los meses marchaban los tres acompañantes aquellos, ahora vestidos de blanco, enarbolando unas banderolas en las que se hacían menciones directas a lo conversado aquella madrugada en el ruinoso y destartalado vagón número 7 del tren extraurbano11402.

Como sucedió 22 años atrás, se permitió que se desarrollara la acostumbrada manifestación mensual de los opositores, pero en este mayo del año 24, como en aquel abril del 2002, convino el gobierno con algunos dirigentes para que se violentara la ruta permisada y la manifestación se dirigiera hacia el Palacio de Gobierno. José Concepción comprobó por televisión aquello que temió en persona durante reunión con las Madres del Barrio y los tres acompañantes en el vagón número 7. Los ‘comeflor’ habían develado las claves del complot en aquellas banderolas y los tres violentos golpes a la puerta de su cuartucho, inusuales en aquel domingo, se lo terminaron de confirmar. Lentamente se dirigió al gavetero del destartalado escaparate, tomó el álbum familiar, la granada y el crucifijo, Y en el momento en que por televisión se transmitía cómo las milicias populares repelían la avalancha blanca que se aproximaba a Palacio, una explosión sacudió el centro de la ciudad y tras de ella, la alegría eufórica de los que marchaban rezagados, creyendo que era la señal de que el tirano había caído en la que luego fue llamada ‘la rebelión de los comeflor’.

andresmorenoarreche@gmail.com
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TRIBUNA LIBERTARIA. COMPENDIO OPINÁTICO. RAUL AMIEL. 04/05/11. OPINIONES DE LUDWING VON MISES Y ROMULO LANDER HOFFMANN

"Ser original es en cierto modo estar poniendo de manifiesto la mediocridad de los demás." 


Ernesto Sábato


La Fuerza de la esperanza se mueve. Esfuérzate, anímate y trabaja. Solo faltan 613 días, cuenta regresiva inexorable. Artículo 231. Constitución de 1999. El nuevo Presidente tomará posesión el 10/01 del primer año de su período constitucional.- @raulamiel

Salarios y subsistencia

Ludwig von Mises
Artículo extraído del capítulo 21 de La Acción Humana
La vida del hombre primitivo era una lucha incesante contra la escasez de los medios dados por la naturaleza para su sostenimiento. En este desesperado esfuerzo por asegurar la mínima supervivencia, han sucumbido muchos individuos y familias, tribus y razas enteras. El hombre primitivo siempre se ha visto perseguido por el fantasma de la muerte por hambre. La civilización nos ha librado de ese peligro. La vida humana está amenazada día y noche por innumerables peligros: puede ser destruida en cualquier momento por fuerzas naturales que están fuera de su control o al menos no pueden controlarse en nuestro actual estado de conocimiento y nuestras capacidades. Pero el temor al hambre ya no aterroriza a la gente que vive en una sociedad capitalista: Quien es capaz de trabajar gana mucho más de lo que se necesita para la mera subsistencia.

Por supuesto, también hay gente incapaz de trabajar. Y además hay inválidos que pueden realizar una pequeña cantidad de trabajo, pero su discapacidad les impide ganar tanto como los trabajadores normales; a veces los salarios que pueden ganar son tan bajos que no podrían mantenerse por sí mismos. Esta gente puede mantener unidos cuerpo y alma sólo si otros les ayudan. Los parientes más próximos, amigos, la caridad de benefactores y donantes y la ayuda comunitaria a los pobres se ocupan del indigente.
Los que viven de las limosnas no cooperan en el proceso social de producción; en lo que concierna a la provisión de medios para la satisfacción de deseos, no actúan; viven porque otra gente se ocupa de ellos. Los problemas de la ayuda a los pobres son problemas de la disposición del consumo, no de las actividades de producción. Como tales, están más allá del marco de una teoría de la acción humana que se refiera sólo a la provisión de los medios requeridos para el consumo, no a la forma en que se consumen esos medios. La teoría cataláctica se ocupa de los métodos adoptados para el apoyo caritativo al indigente sólo en la medida en que pueda afectar a la oferta de trabajo. A veces ha ocurrido que las políticas aprobadas para ayudar a los pobres han animado la voluntad de no trabajar y la ociosidad de adultos capaces.
En la sociedad capitalista prevalece una tendencia hacia un constante aumento en la cuota per capita de capital invertido. La acumulación de capital se eleva por encima del aumento de las cifras de población. Consecuentemente, la productividad marginal del trabajo, los salarios y el nivel de vida de los asalariados tienden a aumentar continuamente. Pero esta mejora en el bienestar no es la manifestación de la operación de una ley inevitable de la evolución humana: es una tendencia que resulta de la interacción de fuerzas que sólo pueden producir libremente sus efectos bajo el capitalismo.
Es posible y, si tenemos en cuenta la dirección de las políticas actuales, incluso no es improbable que el consumo de capital por un lado y un aumento o una caída insuficiente de las cifras de población por otra dé la vuelta a las cosas. Así que podría pasar que los hombres aprendan de nuevo que significa literalmente morir de hambre y que la relación de la cantidad de bienes de capital disponibles y las cifras de población se hagan tan desfavorables como para hacer que parte de los trabajadores ganen menos que el mínimo de subsistencia. La mera aproximación a esas condiciones indudablemente causaría disensiones irreconciliables en la sociedad, conflictos cuya violencia debe acabar con la completa desintegración de todos los límites sociales. La división social del trabajo no puede preservarse si parte de los miembros cooperantes de la sociedad están condenados a ganar menos que una subsistencia mínima.
La idea de un mínimo físico de subsistencia a la que se refiere la “ley de hierro de los salarios” y que los demagogos han invocado una y otra vez no puede emplearse para una teoría cataláctica de la determinación de los salarios. Una de las bases sobre las que descansa la cooperación social es el hecho de que el trabajo realizado de acuerdo con el principio de la división del trabajo es así tan más productivo que los esfuerzos de individuos aislados que la gente capaz no se ve afectada por el miedo al hambre que asustaba diariamente a sus antecesores. Dentro de una comunidad capitalista, el mínimo de subsistencia no desempeña ningún papel cataláctico.
Además, la noción de un mínimo físico de subsistencia carece de la precisión y el rigor científico que la gente le ha atribuido. El hombre primitivo, más ajustado a una vida casi animal que a una existencia humana, podía mantenerse con vida ajo condiciones que son literalmente insoportables para sus delicados sucesores mimados por el capitalismo. No existe un mínimo de subsistencia determinado física y biológicamente, válido para cada espécimen de todas las especies del homo sapiens. Noe s más aceptable la idea de que se necesita una cantidad concreta de calorías para mantener a un hombre sano y reproductivo y una cantidad concreta añadida para reemplazar a energía gastada en el trabajo.
La apelación a esas nociones de cría de ganado y la vivisección de cobayas no ayuda al economista en sus esfuerzos por comprender los problemas de la acción humana con sentido. La “ley de hierro de los salarios” y la esencialmente idéntica doctrina marxista de la determinación del “valor de la fuerza de trabajo” como “el tiempo de trabajo necesario para su producción y consecuentemente también para su reproducción”,[1] son las menos sostenibles de todas las que se han enseñado nunca en el campo de la cataláctica.
Aún así era posible atribuir algún significado a las ideas implícitas en la ley de hierro de los salarios. Si alguien considera al asalariado simplemente una propiedad y cree que no desempeña otro papel en la sociedad, si supone que no busca otra satisfacción  que alimentarse y procrear y no sabe cómo emplear sus ganancias salvo para procurarse esas satisfacciones animales. Puede considerar a la ley de hierro como una teoría de la determinación de los salarios.
De hecho, los economistas clásicos, frustrados por su abortada teoría del valor, no pudieron pensar en ninguna otra solución al problema. Para Torrens y Ricardo, la teoría de que el precio natural del trabajo es el que permite a los asalariados subsistir y perpetuar su raza sin ningún aumento o disminución era la inevitable conclusión lógica de su insostenible teoría del valor.
Pero cuando sus epígonos vieron que no podían sentirse satisfechos con esta ley manifiestamente absurda, recurrieron a una modificación de ésta que equivalía a un completo abandono de cualquier intento de ofrecer una explicación económica de la determinación de los salarios. Intentaron preservar su querida noción del mínimo de subsistencia sustituyendo el concepto de mínimo físico por el de mínimo “social”. Dejaron de hablar del mínimo necesario para la subsistencia del trabajador y la preservación de una oferta de mano de obra sin disminuir ésta; en su lugar hablaron del mínimo necesario para la preservación de un nivel de vida santificado por la tradición histórica y las costumbres y hábitos heredados.
Mientras que la experiencia cotidiana mostraba de modo impresionante que, bajo el capitalismo, los salarios reales y el nivel de vida de los asalariados crecían constantemente, mientras que cada día se hacía más evidente que las barreras tradicionales que separaban a los distintos estratos de la población ya no podían preservarse, porque las mejoras sociales en las condiciones de los trabajadores industriales demolieron la ideas preconcebidas del rango y la dignidad social, estos doctrinarios anunciaban que las viejas costumbres y convenciones sociales determinaban el nivel de los salarios. Sólo gente cegada por prejuicios preconcebidos y partidistas podía recurrir a una explicación así en una era en que la industria ofrece una y otra vez el consumo de masas con nuevos productos hasta entonces desconocidos y hace accesible al trabajador medio satisfacciones que ningún rey podía soñar en el pasado.
No es especialmente remarcable que la Escuela Histórica de Prusia del wirtschaftliche Staatswissenschaften no considerara a los salarios igual que los precios de los productos y los tipos de interés como “categorías históricas” y que al ocuparse de los salarios recurriera al concepto de “ingreso adecuado a la situación jerárquica individual en la escala de categorías sociales”. Estaba en la esencia de las enseñanzas de esta escuela negar la existencia de la economía y sustituirla por la historia.
Pero es asombroso que Marx y los marxistas no reconocieran que su apoyo a esta falsa doctrina desintegraba totalmente el cuerpo del llamado sistema marxista de economía. Cuando los artículos y disertaciones publicados en Inglaterra al principio de la década de 1860 convencieron a Marx de que ya no era posible aferrarse a la teoría de los salarios de los economistas clásicos, modificó su teoría del valor de la fuerza de trabajo. Declaró que “el grado de los llamados deseos naturales y la forma en que se satisfacen, son en sí mismos un producto de la evolución histórica” y “dependen en buena medida del grado de civilización alcanzado por cada país en concreto y, entre otros factores, especialmente de las condiciones y costumbres y pretensiones relativas al nivel de vida bajo el que se ha formado la clase de los trabajadores libres”.
Así que “entra un elemento histórico y moral en el determinación del valor de la fuerza de trabajo”. Pero cuando Marx añade que sin embargo “para un país y momento concretos, la cantidad de necesidades indispensables para la vida en un hecho concreto”,[2] se contradice y equivoca al lector. Lo que tenía en mente ya no eran las “necesidades impensables”, sino lo que se consideraba indispensable desde un punto de vista tradicional, los medios necesarios para la preservación de un nivel de vida adecuado para el estado de los trabajadores en la jerarquía social tradicional. El recurso a dicha explicación significa virtualmente la renuncia a cualquier respuesta económica o cataláctica a la determinación de los salarios. Los salarios se explican como datos históricos. Ya no se entienden como un fenómeno del mercado, sino un factor originado fuera de la interacción de las fuerzas que operan en el mercado.
Sin embargo, incluso quienes crean que el nivel salarial que se paga y recibe son realmente incluidos desde el exterior del mercado como un dato ya no pueden evitar desarrollar una teoría que explique la determinación de los salarios como resultado de las valoraciones y decisiones de los consumidores. Sin esa teoría cataláctica de los salarios, ningún análisis económico del mercado puede ser completo y lógicamente satisfactorio. Simplemente no tiene sentido restringir las disquisiciones catalácticas a los problemas de la determinación de los precios de los productos y los tipos de interés y aceptar los salarios como un dato histórico. Una teoría económica digna de tal nombre debe estar en situación de afirmar respecto de los salarios más que el que estén determinados por un “elemento histórico y moral”. La marca característica de la economía es que explica las relaciones de intercambio manifestadas en las transacciones del mercado como fenómenos del mercado cuya determinación está sujeta a una regularidad en la concatenación y secuencia de los acontecimientos. Es esto precisamente lo que distingue la concepción económica de la comprensión histórica, la teoría, de la historia.
Podemos imaginar fácilmente una situación en la que la altura de los niveles salariales se fuerza por encima del mercado por la interferencia de la coacción y la coerción externas. Esa fijación institucional de salarios en una de las características más importantes de nuestra época de políticas intervencionistas. Pero en relación con ese estado de cosas está la tarea de la economía de investigar qué efectos produce la disparidad entre los dos niveles salariales, el nivel potencial que un mercado no intervenido habría producido por la interacción de la oferta y la demanda de mano de obra por un lado y por el otro el nivel que la coacción y la coerción externas imponen a las partes en las transacciones de mercado.
Es verdad que los asalariados están imbuidos por la idea de que los salarios deben ser al menos tan altos como para permitirles mantener un nivel de vida adecuado a su situación en la graduación jerárquica de la sociedad. Cada trabajador concreto tiene su opinión particular acerca de lo que tiene derecho a pedir de acuerdo con su “status”, “rango”, “tradición” y “costumbre” de la misma forma que tiene su opinión particular acerca de su propia eficacia y sus propios logros. Pero esas pretensiones y suposiciones autocomplacientes no tienen ninguna relevancia para la determinación de los salarios. No limitan el movimiento al alza o a la baja de los salarios.
A veces el asalariado debe conformarse con mucho menos de lo que, de acuerdo con su opinión, es adecuado para su rango y eficacia. Si se le ofrece más de lo que esperaba, se queda con el exceso sin reparos. La era del laissez faire, para la que afirma su validez la ley de hierro y la doctrina de Marx de la formación históricamente determinada de los salarios, fue testigo de una progresiva, aunque a veces temporalmente interrumpida, tendencia al alza de los salarios reales. El nivel de vida de los asalariados ascendió a un nivel sin precedentes en la historia, impensable en periodos anteriores.
Los sindicatos pretenden que los salarios nominales deben al menos aumentar siempre de acuerdo con los cambios en el poder adquisitivo de la unidad monetaria de forma que garanticen a los asalariados un disfrute sin disminución del nivel de vida previo. También hacen estas reclamaciones en relación con las condiciones de tiempote guerra y las medidas adoptadas para la financiación de los gastos bélicos. En su opinión, incluso en tiempo de guerra, ni la inflación ni la retención de impuestos deben afectar a los salarios reales netos de los trabajadores. Esta doctrina implica tácitamente la tesis del Manifiesto Comunista de que “lo trabajadores no tienen patria” y no tienen “nada que perder, salvo sus cadenas”; en consecuencia, son neutrales en las guerras empezadas por los explotadores burgueses y no les importa si la nación conquista o es conquistada. No es tarea de la economía analizar estas afirmaciones. Sólo tiene que establecer el hecho de que no importa qué tipo de justificación se aporte a favor de la imposición de salarios más altos de los que habría determinado el mercado laboral no intervenido. Si como resultado de esas reclamaciones, los salarios reales aumentan realmente por encima del nivel consistente con la productividad marginal de los distintos tipos de trabajo afectados, las inevitables consecuencias deben aparecer sin ninguna consideración por la filosofía subyacente.
Lo mismo pasa en relación con la confusa doctrina de que los asalariados tienen derecho a pedir para sí todos los beneficios derivados de las mejoras en lo que los sindicalistas llaman la productividad del trabajo. El concepto de productividad del trabajo en general no es menos vacío que cualquier otro concepto universal de este tipo, como el concepto, por ejemplo, del valor del hierro o el oro en general. No tiene sentido hablar de la productividad del trabajo en un sentido distinto del de la productividad marginal. Lo que esos sindicalistas quieren buscar es una justificación ética para sus políticas. Sin embargo, las consecuencias económicas de estas políticas no se ven afectadas por los pretextos aportados a su favor.
En último término, los salarios se determinan por el valor que los conciudadanos de los asalariados asocian a sus servicios y logros. El trabajo se valora como un producto, no porque el empresario y el capitalista sean duros y crueles, sino porque están irremediablemente sujetos a la supremacía de los implacables consumidores. Los consumidores no están dispuestos a satisfacer las pretensiones, presunciones y convicciones de cualquiera. Quieren ser servidos de la forma más barata.

A discre…ción!!! 

Rómulo E. Lander Hoffmann


Cualquier medida económica que tenga carácter discrecional y que no este inserta en una estrategia económica coherente por parte de las autoridades, de ninguna manera será efectiva ni mucho menos suficiente para corregir la situación de desequilibrios que actualmente vive el país, muy por el contrario, el resultado a no muy largo plazo será el agravamiento de ellos. 
Digo esto porque Chávez en la más clara intención de ganar indulgencia con escapulario ajeno trasluce su aviesa intención de eregirse en el héroe de la partida al mostrarse como hacedor de sueños. Como si aumentos de esta magnitud, fueran un logro de su administración y no la más evidente muestra del fracaso de sus “políticas económicas”.  La realidad es que estos aumentos salariales serian absolutamente desproporcionados e innecesarios si nuestra economía funcionara tan siquiera medianamente mal.
La decisión y magnitud de los aumentos de salario están indisolublemente atadas al desempeño de la economía de un país, y son inversamente proporcionales a sus resultados. Así que mientras mas amplia sea la brecha entre estos y la cesta de referencia peor habrán sido los resultados de su economía y en consecuencia decisiones como la que acaba de tomar el presidente Chávez, solo son pan para hoy y hambre para mañana.
Sustituir el régimen de mejoramiento salarial alcanzado en el año 1997 por el extinto congreso nacional que preveía la consulta previa entre los factores actuantes (Empresarios, Empleados, sindicatos y gobierno) para en base a las necesidades  reales de la economía y de los trabajadores y por consenso decidir la magnitud del incremento tomando en cuenta los tabuladores respectivos, por la voluntad inconsulta e ignorante del presidente no es solo un acto de la mas pura demagogia populista, sino un gravísimo error con consecuencias inmediatas sobre los niveles de inflación.
Obligar a todos aquellos empresarios, que aun a duras penas mantienen abiertas sus empresas, con menos de 20 empleados a pagar los cesta ticket es un barbarismo que repercutirá de inmediato en la estructura de costos de estas empresas sean proveedoras de  bienes o de servicios. No digamos las consecuencias en aquellos pequeñísimos empresarios que tienen uno dos empleados, que además de tener que aumentar el salario de su (s) empleados, estarán obligados a pagarles el cesta ticket.
Obligar a los empresarios de cualquier categoría a implementar aumentos, aunque puedan ser mas que necesarios, sin una revisión de las estructuras de costo de cada uno de los afectados solo traerá mas desempleo, mas pobreza, mas deterioro del aparato productivo del país, si es que nos va quedando alguno.

Mucho mas sano y racional, seria sincerar de una vez por todas la economía del país, así como también vincular este aspecto al resto de las políticas macroeconómicas armonizándolas entre si.
No quiere darse cuenta el gobierno (¿o si?) que estos aumentos generalizados de sueldos y salarios incidirán automáticamente sobre la masa monetaria, sobre el dinero circulante y como consecuencia directa e inmediata ejercerá mas presión sobre los precios al haber mayor cantidad de dinero buscando o compitiendo por la adquisición de bienes ya de por si escasos, que al mismo tiempo demandaran mas divisas para su adquisición que al no ser satisfechas a tiempo presionaran al alza el dólar libre que aunque no sea el legal, es el verdadero marcador de los precios internos.   


Recuerde Sr. Presidente que en política económica la gradualidad es un comportamiento inherente al deterioro y no al desarrollo. Es decir, el desmejoramiento de la economía es el resultado del deterioro gradual de la situación general de una economía.
Por ultimo, tenga presente que la acción de gobierno facilita el que las decisiones económicas tomadas dentro de contextos o situaciones temporales tiendan a prolongarse en el tiempo como resultado de la inercia y la pasividad de los actores. Haciendo cada vez mas difícil su desmontaje y mas duros inmanejables e incomprensibles para al población los efectos negativos que genera.


El señor presidente debería estar plenamente consciente de que la verdadera trascendencia del hombre radica en su capacidad de rectificación y no en su permanencia   en un cargo, pero las voces de mando forjadas a hierro candente no lo dejan entenderlo .



Amanecerá y veremos.

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La actitud mental es lo único en tu vida sobre lo cual puedes mantener control absoluto. Si tienes una actitud positiva hallarás la verdadera riqueza de la vida. 
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