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lunes, 25 de agosto de 2014

ANTONIO JOSÉ MONAGAS, UN PROBLEMA DE VERGÜENZA NACIONAL, PIDO LA PALABRA

Las políticas públicas son escasamente solicitudes contenidas en la extensión de un discurso cuyo análisis no pasa la menor prueba de sintaxis. O peor aún, de epistemología o de ontología política.
UN PROBLEMA DE VERGÜENZA NACIONAL

Cuando el ejercicio de la política se hace al margen de principios que motivan la conciencia del hombre para propósitos que dignifiquen la vida de una nación, el destino de ésta se enrarece. Al extremo, que las decisiones tomadas por el gobierno se convierten en armas de opresión dirigidas a subyugar el funcionamiento del susodicho Estado. En medio de tan obscurecidas realidades, la política decanta entre mecanismos de reprensión y revanchismo político atiborrados de odio y  violencia.

Es cuando se potencian las aberraciones a partir de las cuales se disparan las frustraciones de gobernantes cuya ignorancia se amalgama con una estremecedora corrupción de la cual se valen para disimular el mal uso del poder público. Así obtienen una ventaja ilegítima que permite ganar el espacio político desde el cual esta estirpe de gobernantes corruptos procuran asegurar su dominio frente a la sociedad. Por eso, Simón Bolívar había sentenciado que “nada es tan peligroso como dejar permanecer largo tiempo en un mismo ciudadano el poder. El pueblo se acostumbra a obedecerle y él se acostumbra a mandarlo; de donde se origina la usurpación y la tiranía”. Desde luego, en el fragor de tan trastornada situación, ciudadanos con tal desquicio político, se aprovechan de la misma para sobornar, depravar, pervertir, malograr  y vapulear lo posible en provecho económico propio o de otra índole. Es decir, se posiciona la corrupción en toda su extensión, fuerza, sentido y dirección.

Desgraciadamente, es lo que está viviendo Venezuela a consecuencia de los agudos problemas que azotan todos sus ámbitos. Una economía equivocadamente encauzada. La administración gubernamental, torpemente manejada. La sociedad venezolana, crudamente humillada por efecto de maniáticas conminaciones. Las políticas públicas son escasamente solicitudes contenidas en la extensión de un discurso cuyo análisis no pasa la menor prueba de sintaxis. O peor aún, de epistemología o de ontología política.

Producto de tanta displicencia y lasitud, el país podría reaccionar de cruda manera. No hay recursos morales, ni tampoco éticos, para garantizar la preeminencia de los derechos sociales y de familia, culturales y educativos, económicos, ambientales y civiles que la Constitución de la República ordena. Menos de los deberes que le son impuesto al Poder Público para actuar en consonancia con los preceptos que la misma Carta Magna determina.

Las realidades nacionales se volvieron opacas de cara a objetivos de desarrollo económico y social que fungieron de promesas al momento de demandar el voto popular en medio de proceso eleccionarios que, inútilmente, coparon momentos disfrazados de democráticos. La funcionalidad del país, se ha complicado al punto que todo se desordenó. A tal ritmo, que Venezuela pareciera haber retrocedido en el tiempo toda vez que las disposiciones por revertir el embrollo causado por la baratija  de modelo de gestión seguido en nombre del impugnado “socialismo”, ha llevado la vida del país por enturbiados y lagañosos caminos. La consigna es despojar, arruinar, expropiar, condenar, apresar, encarcelar, atracar y hasta linchar. El neopopulismo militarista arrastró la nación a padecer un sentimiento de deshonor por la ignominia de gobernantes a quienes las consideraciones de moralidad y de derecho le son indiferentes. No hay duda de que por culpa de tan grave y rojo desarreglo, Venezuela ha caído en una situación de afrenta pública caracterizada por un problema de vergüenza nacional.

VENTANA DE PAPEL

UN PEATONAL LLAMADO VENEZUELA

Hace diecisiete años, Boconó fue testigo de un animado acuerdo entre hombres y mujeres ganados a la actividad física. Particularmente, Agustín Infante (Q.E.P.D), Ceferino García y José Cabezas. Ello, con el propósito de emprender una caminata que recorriera la senda de la Campaña Admirable, hecho éste acontecido en 1813 con la idea de iniciar la Guerra de Independencia de Venezuela.

Con el paso de los años, este grupo organizado en Asociación de Caminantes de Boconó, ASOCABOC, fue captando deportistas que se interesaron en emprender el recorrido desde la ciudad de Mérida, cada 20 de Agosto, atravesando el paso de los Andes. Es decir, Mucuchíes, Chachopo, Jajó, Niquitao y Boconó para cubrir una distancia que supera los 180 Km.

Tan ejemplar esfuerzo es representativo del país que cada deportista sueña. Más, porque en su imaginario están anclados sentimientos de amistad, solidaridad y confraternidad. No hay duda de que ellos poseen las condiciones físicas que exige dicho trajín. Pero eso no basta. Cumplir tan agotadoras jornadas, requiere además contar con la sensibilidad y el afecto que enmarca una acción de tal naturaleza. Y aunque el objetivo de dicho Peatonal, así denominado, no es ganarlo en cuanto a tiempo o lugar de llegada, lo importante es la participación de los más de ochenta caminantes que van abriéndose surco a medida que va avanzándose a lo largo de la empinada ruta. Es casi emular un viaje a través de la vida. Sobre todo, cuando se comprende que en la vida no existen caminos llanos. Ya lo decía el poeta italiano de ascendencia alemana, Arturo Graf. “Todo son subidas o bajadas”.

Cada trecho del camino se convierte en un franco momento para aprender. Este Peatonal, se realiza también por el puro placer de sentir la brisa fría de cada rincón desde los cuales estos caminadores se empalagan de las visuales que regala la geografía andina. Puede decirse, que es un Peatonal llamado Venezuela.

SOLDADESCA INFELIZ

No hay duda alguna. El régimen revolucionario se ha valido de criterios ideológicos lo más distanciado de la doctrina bolivariana. La figura del Libertador y algunos de sus pensamientos, son utilizados con la más retorcida hipocresía a fin de aprovecharse de la falta de malicia de muchos que caen en el engaño de creer las ficciones con las cuales se manipula la candidez del venezolano.

La lectura de los discursos de Simón Bolívar, brinda los elementos conceptuales necesarios para entender que sus ideas estaban por encima de cualquier circunstancia. Es cuando fácilmente se advierte que Venezuela no vive un sistema político democrático caracterizado por el control civil sobre el estamento militar. Esta situación ha llevado a imponerse un régimen autocrático donde se tiene absurdamente un predominio militar que alcanzó a trastocar la subordinación de este cuerpo a la esfera civil. Bolívar llegó a escribir que “Un soldado feliz no adquiere ningún derecho para mandar a su patria. No es el arbitro de las leyes ni del gobierno. Es defensor de su libertad”.

Si esta sentencia se revisa desde la perspectiva de la presentes realidades que encara el país, se concluye con lo que arriba se asiente respecto de ver que la ecuación del poder en Venezuela se invirtió. Particularmente, al observarse que el déficit del control civil ha venido acentuándose en los últimos tiempos. Más aún con la llegada del actual presidente de la República lo cual ha coadyuvado a que se consolide la intervención de los militares en política. Esto contribuyó a que el país cayera en una especie de aberración funcional en materia política. En consecuencia, Venezuela perdió de vista objetivos de desarrollo económico, político y social quedando atrapada en la negación de un modernismo en el cual se tiene a la política como el bastión a partir del cual se hace posible avanzar hacia demostrados estadios de desarrollo. La menesterosa cultura política del venezolano ha permitido que estas realidades se apropien del discurrir nacional.

No ha habido formas estructuradas organizacional y políticamente de contener estos desviados comportamientos. Más, cuando es posible concluir que la situación que vive el país por causa del presente y perverso militarismo, lo cual es vergonzoso reconocerlo, cuenta con todas las variables políticas y sociales manejadas por el régimen, para pensar que de estancarse el país en medio de tan deplorable realidad, le acecha un sombrío futuro al país. Y ello es provocado, en contrario con los ideales bolivarianos, en buena medida por cuadros militares que no entienden la política a manera de realzar libertades. O sea, por una soldadesca infeliz.

“La vergüenza no es sólo un asunto de sentimiento. También de actitud. Sobre todo, en política. Más, cuando la indiferencia ante la moralidad lleva a políticos de oficio a desentenderse de las realidades que también a ellos afectan”. AJMonagas

Antonio José Monagas
antoniomonagas@gmail.com
@ajmonagas


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