BIENVENIDOS AMIGOS PUES OTRA VENEZUELA ES POSIBLE. LUCHEMOS POR LA DEMOCRACIA LIBERAL

LA LIBERTAD, SANCHO, ES UNO DE LOS MÁS PRECIOSOS DONES QUE A LOS HOMBRES DIERON LOS CIELOS; CON ELLA NO PUEDEN IGUALARSE LOS TESOROS QUE ENCIERRAN LA TIERRA Y EL MAR: POR LA LIBERTAD, ASÍ COMO POR LA HONRA, SE PUEDE Y DEBE AVENTURAR LA VIDA. (MIGUEL DE CERVANTES SAAVEDRA) ¡VENEZUELA SOMOS TODOS! NO DEFENDEMOS POSICIONES PARTIDISTAS. ESTAMOS CON LA AUTENTICA UNIDAD DE LA ALTERNATIVA DEMOCRATICA

viernes, 28 de octubre de 2011

PACIANO JOSÉ PADRÓN VALLADARES: PERLITAS: LO LEÍ, NO ME LO CONTARON (Nº 269)

PERLITAS: LO LEÍ, NO ME LO CONTARON (Nº 269)

v “Aumento a los militares es reacción ante el malestar en la FAN”. El malestar es general…

v “Chávez: Todos los días de mi vida serán para servirle a Cristo en el pueblo”. Servirlo en qué, si no sirve.

v “El Presidente no puede pensar como demócrata, porque tiene una estructura dictatorial en la cabeza” y en el corazón.

v “¿No será más inteligente gobernar 6 años y dejar que otros lo hagan mejor?”. Sí, pero él quiere 42 como su hermanazo Gadafi.

v “El Presupuesto de la FAN para 2012 aumentó 107,8 %”. ¿Qué quiere Chávez? Cuidado Presidente.

v “300 contratos colectivos del Estado sin discutir” y pretende ser el gobierno de los trabajadores. ¡Qué olas!

v “Producción de queso cayó 60 %”, pero el queso del régimen aumenta, crece la corrupción.

v “Por un lado la fiesta de las primarias, por el otro la fatiga del personalismo”. Cambio; se cae de maduro.

v “La victoria de 2012 debe ir más allá de la derrota de un hombre”, será triunfo de pueblo.

v “No es hora de la izquierda ni de la derecha, sino de Venezuela”. Unidad es la consigna.

v “La inseguridad hizo triplicar el blindaje de los vehículos “, también el blindaje de voluntades contra la ineficiencia del Presidente.

v “Los bolimalandros son los que están bien blindados”. Si lo decidimos, podría ser hasta 2012.

v “Bs. 502 millones para imagen de Chávez en Presupuesto 2012”. Ya basta, saquémoslo votando.

v “El gobierno invierte en señal abierta, mientras las personas optan por cable”, “para escapar de las cadenas”.

v “Tenemos la inflación más alta del mundo”. ¿Y Chávez no tiene culpa en eso? Saquémoslo en 2012.

v “En lugar de hostigar a Globovisión, que persiga el hampa”. Ya es hora de ocuparse. Salgamos de él en 2012.

v “CANTV cayó al puesto 82 entre las primeras 100 empresas del área”. Palo abajo en manos de Chávez.

v “El Presidente no tiene otra meta que su 3era. reelección”, el pueblo si tiene otra. Pa’llá vamos.

v “Maduro: Venezuela reconoce que está en deuda con los presos”, ¿y no hay deuda con las víctimas de los delincuentes?

PACIANO PADRÓN

E-Mail: pacianopadron@gmail.com

Twitter: @pacianopadron

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COLETTE CAPRILES: CONTROL PERCEPTIVO

La mentira más eficaz es la verdad a medias. Es como si se ofreciera una materia prima que será moldeada según los antojos del receptor. Siempre se podrá ajustar lo dicho a aquello en efecto acontecido; siempre se podrá negar lo insinuado. La verdad como utilidad, pues. No vale tanto la pena entonces preguntarse por la verdad de lo que se dice o de lo que aparece, sino preguntarse, simplemente, a quién beneficia.

Hágase el ejercicio aunque sea con fines meramente profilácticos, porque lo que vamos a vivir durante los próximos meses va a ser algo así como la madre de todas las batallas cognitivas: lo que está en juego es el control de la percepción de la realidad y no, desde luego, la trama dolorosa de la cotidianidad. Desde la cúpula de la corte chavista se ha ido operando una especie de proceso de desmaterialización ­algo con lo que quisieran quizás evocar una epifanía, una ascensión celestial­ en el cual los hechos dejan cada vez más lugar a representaciones, y éstas se hacen a su vez cada vez más intangibles. Es como si se pasara del hacer al decir, y luego, al susurrar. O al rezar. La figura presidencial ya no es presencia omnisciente, sino voz ubicua y lejana. Y sus referentes se parecen cada vez más a íconos para el culto.

Ciertamente, en el plano de los hechos, lo que queda del Gobierno sigue operando y con no poca agresividad, pero tratando de cumplir objetivos de las agendas particulares de los que, tentados por la herencia, quieren acumular el poder necesario para disputarla. Ocupa allí un lugar especial, como estamos viendo, la neutralización de lo poco que queda para la difusión del mensaje democrático y la consolidación de una tormenta hegemónica que apunta a inundar todos los resquicios de la conciencia colectiva. Nuevos ataques a los medios independientes, autocensuras incluidas; algunos crímenes informáticos que han seleccionado ejemplarmente a sus víctimas (que así funcionan, siempre es bueno repetirlo, las dictaduras del siglo XXI: no aspiran a controlarlo todo, sino a garantizar la sensación de control a través del ejemplo, preservando las apariencias); en otro plano, arrecia la numerología fantástica con encuestas impresentables y estadísticas risibles.

Se entiende: los tiempos gloriosos de la fácil victoria electoral están lejos, y lo que hay es una situación que además de no ser favorable electoralmente, revela que la conciencia del malvivir está extendiéndose en lo profundo, en asuntos que tocan lo estructural y no admiten por tanto, la solución cosmética que antes funcionaba.

Desempleo, seguridad, salud, como revela el reciente estudio del Centro Gumilla: problemas sobre los que ya no es posible hacer nada dadas las restricciones ideológicas y prácticas del régimen que los creó. Dos cosas quedan por hacer: prometer mintiendo, esperando que la repetición de la mentira cumpla con la estalinista ley de la transformación de lo cuantitativo en cualitativo; y montar una lotería con subsidios directos que compren eficazmente los votos (y aquí cabe la duda acerca de la eficacia: incluso regalar plata tiene su método y su gestión). En realidad, el eje fundamental de la campaña del régimen será la mera propaganda, en el sentido más duro de la palabra.

Y los dispositivos correspondientes se están afinando a partir de la coyuntura de la enfermedad presidencial. La fábrica de rumores y de "situaciones" es especialmente eficaz en esta circunstancia de alta incertidumbre, y de amplia experiencia cubana disponible.

Los expertos en estos asuntos suelen ser prolijos en la descripción de la retórica de la propaganda y austeros en las recomendaciones para resistirla. La propaganda ataca el sentido común; busca aliarse con los enemigos de éste, a saber, esas pasiones que albergamos todos: los prejuicios, la simplificación de los problemas, la necesidad de no sentirse solo o en minoría; la fabricación de enemigos para proyectar la frustración... Y somos todos igualmente sensibles a sus efectos. Hay toda una política de la confusión poniéndose en práctica desde hace años aquí, operando para que perdamos nuestro querer y vivamos un remedo de vida, confortándonos con la idea de que el cambio puede ser peor que esta enfermedad.

Hay que oponérsele con firmeza en las convicciones; lo que supone precisamente tener claro lo que se quiere. Sentido común, pues.

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CARLOS R. ALVARADO GRIMÁN: LAS ELITES Y LA PRIMAVERA VENEZOLANA

“En estos tiempos las élites no pueden encogerse de hombros o meter la cabeza en un hueco como el avestruz”
El término “élite” ha sido siempre usado de manera peyorativa por la izquierda tradicional, para desdeñar de la burguesía o grupos oligárquicos, supuestamente, opuestos a los cambios que reclaman los pueblos y las sociedades.
Pero nada más alejado de la realidad, las élites en nuestro caso en particular, jugaron un papel estelar y determinante en la gesta independentista y en todos los hechos importantes de nuestra historia patria. Esto no es casual, las élites están constituidas, por los elementos más destacados y granados de las sociedades y son capaces de impulsar movimientos transcendentales con proyección universal.
Las élites en todos los países son las fuentes de pensamientos innovadores y de avanzada, propulsoras de verdaderos cambios, que revolucionan sociedades enteras. Países como Estados Unidos, Canadá, Francia, Alemania e Inglaterra han alcanzado sus actuales niveles de bienestar y desarrollo gracias a la activa participación de sus élites científicas, empresariales, religiosas y políticas.
En las tierras del Islam, en la llamada “Primavera Árabe”, las élites han abierto caminos que, años atrás, eran inimaginables. Hemos visto desmoronarse añejas satrapías producto de acciones populares sin precedentes en donde las élites han jugado un papel primordial como interlocutores válidos para occidente, lo cual ha sido vital para el triunfo de las fuerzas insurgentes.
En Venezuela las elites intelectuales, jugaron un papel esencial para el ascenso de Chávez al poder. Nuestras élites erróneamente, percibieron en Chávez una solución, frente a la decadencia del bipartidismo adeco-copeyano de finales del siglo pasado. Pero luego de este error histórico, se replegaron, dejando al chavismo incapaz y a la muchedumbre, el camino abierto, para que destruyeran todas las instituciones básicas y fundamentales del Estado democrático.
No obstante, las élites tienen responsabilidades y deben emerger de su rol pasivo y emendar su error, asumiendo el papel ductor y rector es decir: cohesionando las distintas capas sociales con base a un proyecto viable de país; asumiendo sin complejos elpapel protagónico en los procesos de toma de decisiones; elevando los niveles de conciencia de la población; promoviendo las acciones necesarias que conduzcan al derrocamiento de la satrapía chavista y; actuando como interlocutores válidos ante las comunidades de naciones del mundo.
Las élites tienen ahora la oportunidad de reivindicarse ante la historia. Este es un clamor ahogado en la censura y en el miedo generado por el régimen cubano-chavista, con la omisión complaciente de una seudo dirigencia política sin visión, pusilánime, inmersa en pleitos provincianos e intereses personales y grupales. Las elites no pueden ni deben encogerse de hombros o meter la cabeza en un hueco como el avestruz, deben por el contrario abrir caminos hacia una nueva aurora de paz, progreso y libertad para los venezolanos, impulsando una Primavera Venezolana!

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PEDRO RAÚL VILLASMIL SOULÉS: ¿QUOUSQUE TADENDEM ABUTERE CHAVEZ ?

Chávez: ¿Hasta cuando abusará usted de la paciencia nuestra? ¿Cuánto tiempo su intolerancia e irrespeto nos burlará? ¿Hasta que límite su audacia e inconsciencia llevará al país a este estado de liviandad y de disolución, de desaguisados y tropelías en el que estamos viviendo? ¿Hasta cuando va usted a seguir asolando, con su populismo castrador, la cosecha de apetitos que la potencia vital del pueblo venezolano tiene para alcanzar el deseo de ser emprendedor de si mismo, que es condición indispensable para liberarse de dádivas humillantes y superar, por su propio arresto, crecer y ser? ¿Cuándo los asuntos verdaderamente sustantivos, como son la condición moral y las tareas cívicas y materiales, íntimamente fundidas en todo acto de gobernar, van a ser objeto de su atención para que los venezolanos no nos sigamos hundiendo en este estado de pavorosa decrepitud? ¿Hasta cuándo esta suerte de "oclocracia autocrática,"  para llamarla de alguna manera inverosímil, fundada  sobre bases  espúreas  y  a las ancas de continuas y obscenas violaciones  a  la   Constitución, va a seguir alentando ese maniqueísmo ultrajante que  ha dividido a los venezolanos  entre patriotas y apátridas, entre los que están  con usted (los buenos) y los que lo adversan (los malos)? ¿Cuándo  va a tomar conciencia usted de que este cáncer  maligno que carcome las bases de la República, por el que Ud ha llevado a vivir a los venezolanos, no dentro de un ambiente de vida en común,  como  un todo  y  bajo el espíritu de una verdadera unidad nacional, sino como facciones en pugna, divididos por bajas e insubstanciales querellas?
   Venezuela  necesita, con urgencia,  extrañar esta perniciosa y nociva polaridad que usted propicia. Este encaramiento tirante y hostil entre sus partidarios que profieren, con  un  lengua procaz, ofensas,  injurias y ultrajes  -imitándolo a usted- contra quienes lo adversan, para zaherir, maltratar,   vejar  y  a  veces  hasta matar, sin que puedan contar con el amparo de una justicia imparcial capaz de penar estos desafueros, porque en Venezuela no hay estado de derecho.
   ¿Hasta cuándo se va a seguir  valiendo usted de su peculiar carácter necrófilo expresado en aquel aforismo sombrío "patria, socialísmo o muerte-"  (que usted cambió a raíz de su enfermedad pensando, a lo mejor, que le había traído mal agüero) y con el cual tapizó fachadas de cuarteles, paredes y oficinas públicas,  obligando, además,  a pregonar de viva voz, por boca de oficiales en los partes dados a usted  en los desfiles militares, de las masas y de la tropa en actos y manifestaciones públicas, para atemorizar  a  la  gente?  ¿Hasta cuando va usted a seguir confiscando haciendas y tierras productivas, sembradíos y cultivos, empresas y edificios, lo que es, también, otra manera de expresar su necrofilia, porque al confiscar mata lo que antes tenía vida y daba vida con trabajo al campesino  y al obrero con lo que esos bienes producían; daba vida al que sembraba, al que cultivaba e invertía? ¿Hasta cuándo va usted  a seguirle dando a lo insignificante importancia grotesca y a lo verdaderamente significativo, como es la seguridad, a penas lo toma en cuenta?
Tenga muy en presente, que el hilo conductor de un país es la idea de Nación "como proyecto y como programa para mañana," que diría Ortega.  Y  para que un pueblo pueda forjar un proyecto que le marque un destino, en lugar de dividirlo,  maniqueamente, ardiéndole la  hiel -como lo ha hecho usted-  requiere un inmenso ejercicio de tolerancia para buscar lo que une en lo fundamental  posponiendo aquello que separa; incorporar,  aunar,  integrar a las partes  en un todo superior que es la Nación. Es un axioma social evidente que para que una Nación  pueda forjar un destino digno y permanente necesita construir -no arrasar o pulverizar, como dice usted-  sobre los viejos hitos de la tradición un pensamiento claro -que a usted su monserga ideológica se lo ha impedido- que le permita saber quien es y adonde va. Porque una Nación dividida y sembrada de odio, como lo ha hecho usted, no puede aspirar a una conciencia y a un destino espiritual común. Porque una Nación que no posee ideas para interpretarse a si misma y la tarea de cada ciudadano en ella no es una Nación,  es una aglomeración, un gentío, "un campamento"   como diría Cabrujas,  donde la gente vive, actúa y se desempeña en madrina, como el ganado: una ficha más, un individuo pululando sin destino en el campamento.

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ZENAIR BRITO CABALLERO: ¡DE SIMPLES POLITIQUEROS A EXPERTOS EMPRESARIOS ELECTORALES!

En la mal llamada pseudodemocracia socialista-comunista venezolana escasean las virtudes como la coherencia, la unión y abundan vicios como la fragilidad, la debilidad, la hipocresía. Hay una enorme distancia entre los valores e ideales que proclaman los partidos y sus prácticas cotidianas.
Poco tienen que ver los principios ideológicos que dicen defender, con lo que cotidianamente promueven y ejecutan los partidos que gobiernan. Prima la incoherencia y abundan las prácticas ajenas a la búsqueda del bien común, del bienestar de los ciudadanos, de la justicia, de la libertad o de la convivencia pacífica.
De otra parte, los partidos han monopolizado la vida pública, son escasas otras formas de participación y acción ciudadana para también, acceder al poder; así la mal llamada  democracia se debilita cada vez más y genera apatía política en los ciudadanos que se sienten degradados a la condición de simples espectadores mientras los políticos activos se convierten en profesionales de la politiquería, en expertos  empresarios electorales, esa es su Carrera, es lo que saben hacer mejor; la política y el poder son el horizonte de su vida y aumentar y perpetuar ese caudal es su objetivo fundamental.
Las opiniones o las coincidencias entre sus ideas y las del partido no es asunto que les preocupe. Los ideales cuentan cada vez menos. Las fronteras ideológicas entre los partidos se han hecho difusas; los adecos, los copeyanos, los del mas, los de podemos, los de causa R, los de primero justicia, los de un nuevo tiempo y sus símiles son ahora más homólogos, las diferencias carecen de importancia, son todos simples organizaciones cazadoras de votos, de empleos, de cuotas de poder,  de recursos que los fortalezcan.
Mientras tanto el ciudadano, o sea, el elector tanto usted como yo, perdemos el interés en las opiniones, en los partidos y en la política; en la mayoría prevalece la indiferencia, no hay coincidencia entre sus intereses y los del político profesional. Ese divorcio conduce a la sustitución de la relación política-formal por la fidelidad personal que significa lealtad a un jefe y a su maquinaria que son la “personificación” del partido.
Todo parece basarse en la máxima del “dame que te doy”. Esa metamorfosis que ha sufrido la democracia  la hace mas débil, desvirtúa su esencia y la corrompe porque los politiqueros venezolanos profesionales ponen su mayor empeño en obtener más recursos, en  “aceitar” su maquinaria electoral  que es el instrumento de trabajo para obtener el favor de los electores.
El voto de éstos se logra a través de medios como el favor o la recomendación personal, la compra directa, el chantaje, la amenaza o cualquiera de los procedimientos clientelistas. En realidad, lo escaso es el voto libre, el voto de opinión. Parece como si la legítima opinión fuera la de quienes se abstienen de votar porque han comprendido que las elecciones son sólo un rito y como tal son intrascendentes.
Desde luego esas maquinarias de los politiqueros profesionales demandan enormes gastos. Cada voto cuesta y cada campaña compromete sumas astronómicas que ningún patrimonio personal resiste ni ningún candidato arriesga. Suele argumentarse que: un político pobre es un pobre político. Por eso se esmeran en apropiarse del presupuesto, de los dineros públicos, que por ser de todos no son de nadie.
La Asamblea Nacional, los Ministerios, las Instituciones de todo orden, las Asambleas de los Estados, las Gobernaciones, las Alcaldías, son botines apetecidos, proveedores de votos, de billete y son unas “minas” que facilitan empleos, contratos de servicios, de obras y de suministros, robo de equipos y de medicinas.
Así operan las pescas electorales y el país clientelista. El problema del saqueo al erario no ha sido suficientemente dimensionado. Cuantificarlo es casi imposible por la naturaleza clandestina de sus transacciones, pero se sabe que es un freno al desarrollo y que afecta mayormente a las regiones más rezagadas.
La corrupción es algo tan cotidiano y tan corriente que lo invade todo, por eso a muchos ya no los sorprende y en vez de inspirar repudio genera escepticismo cuando no tolerancia cómplice con quienes exhiben tal habilidad para enriquecerse con facilidad.
Sin embargo, anima el entusiasmo y el coraje de quienes impulsaron las primarias en la MUD para escoger el candidato único de la oposición  y ojalá el uso de la mascarilla no le haya facilitado a los corruptos camuflarse en el acto de las elecciones.
britozenair@gmail.com

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JUAN ANTONIO HORRACH MIRALLES: SOBRE EL CONCEPTO DE CIUDADANÍA, HISTORIA Y MODELOS. UNIVERSIDAD DE LAS ISLAS BALEARES (ESPAÑA) SEXTA PARTE

2.5.1. La Revolución Americana La revolución americana se diferencia dela francesa, entre otros motivos, en que se creaba un nuevo Estado, los Estados Unidos de América, donde se pasó de ser súbdito británico a ciudadano estadounidense. Las trece colonias americanas que habían pertenecido al Imperio Británico se independizaron, primero con la Declaración de Independencia de 1776, y después con la ratificación de la Constitución (1789). A este último documento fueron añadidos, dos años más tarde, diez enmiendas (Bill of Rights), que tenían como objeto definir los derechos creados en la constitución federal. Hay que recordar que a esta unión las citadas colonias, o estados, llegaban con sus propias leyes e instituciones, lo que acarreaba entre ellas no pocos problemas de coordinación.
Sin embargo, todos los estados se unieron  bajo un mismo acto: la puesta en cuestión de la soberanía británica, de cuyo Parlamento en Westminster no formaba parte ningún americano. De esta manera, los nuevos ciudadanos estadounidenses, conscientes de este déficit de representatividad, nacían con una importante conciencia política y eso fue aumentando en el futuro inmediato.
Los trece estados aprobaron, al margen de la Constitución, sus propios tratados, en los que se daba una decisiva importancia al tema de los derechos. En este sentido, la cuestión se trataba a mayor profundidad que en la Declaración de Derechos nacional, que
se aprobó en el año 1791. El sujeto del que emanaban los derechos no era el Estado, sino el Creador, aunque sí correspondía al primero que estos derechos pudieran ser disfrutados. En esta lista de derechos se hacía hincapié en la libertad de expresión (de palabra e imprenta), indispensable para el funcionamiento de una sociedad emancipada en la que las antiguas jerarquías pretendían ser superadas.4 Sin embargo, hay uno que no aparece: el derecho al voto.
Como señala Heater (2007: 141), “el 4Este punto de superación de antiguas jerarquías, que claramente establecía una ruptura con el modelo político del Imperio Británico, es remarcado repetidamente por Alexis de Tocqueville en su obra La democracia en América (1835, 1840). sufragio, singular en cada colonia hasta los más mínimos detalles, estaba, sin embargo, unido a la propiedad privada en todos los casos”. Otro aspecto típico de la ciudadanía política tiene que ver con el derecho a ocupar cargos públicos, y eso implica por necesidad unos criterios más excluyentes que en lo que hace referencia al voto. Sin embargo, en este caso apenas se exigía algún tipo de preparación específica. De esta manera, mientras que la ciudadanía civil estaba al alcance de prácticamente todos (se excluía, eso sí, a los esclavos), la ciudadanía política se encontraba más restringida. En la Quinta Enmienda se incluyeron dos tipos de derecho: el de no incriminarse a uno mismo y el de poder contar con adecuadas garantías procesales.
Se ha hablado mucho sobre cuál de las dos principales corrientes de la política moderna ha influido en mayor medida en la Revolución americana, cuyos líderes políticos más importantes (Jefferson, Franklin, Adams, Madison, Hamilton) eran a la vez pensadores.
Heater señala que en cualquier  caso no puede dudarse de la enorme influencia de las ideas republicanas cívicas de Maquiavelo y de las tesis de Locke en materia de derechos. Del autor italiano se adoptó su posicionamiento ético sobre la naturaleza humana, muy realista, lo que implicó que la Revolución americana fuera menos idealista que la Francesa, y, por ello, de aplicabilidad más efectiva.5 Por ejemplo, se consideraban de forma más positiva los intereses particulares de cada individuo, en perjuicio de un interés general maximalista; el gobierno, en consecuencia, no ostentaría tanto la función de expresar la voluntad común (coartando en consecuencia la que no se ajustara a ese fin general) como de mediar en el conjunto diverso de los intereses.
2.5.2. La Revolución Francesa
La Revolución Americana suscitó un gran impacto en tierras europeas, sobre todo en Francia. En cierta forma pudo funcionar como desencadenante de dinámicas que ya se habían impuesto en el “viejo continente”.
El modelo americano partía de premisas antropológicas más a la baja y, por tanto, imprimía expectativas más moderadas que el caso francés.
En el caso de la Revolución francesa se toma como eje estructural del modelo político la soberanía popular, es decir, que se hace más hincapié que en el caso americano ( mas encaminado a la representatividad) en lo que respecta al ejercicio directo de la democracia. El origen de esta circunstancia puede detectarse en la influencia que de cara al modelo francés jugó un pensador como Jean-Jacques Rousseau, que tanto subrayó la importancia de la voluntad general y de la movilización popular.
Una serie de derechos que se promulgaron a través de la Declaración de Derechos del Hombre y del Ciudadano (1789) son: derechos civiles como la igualdad ante la ley, el fin del sistema de detenciones discrecionales o la libertad de expresión. Se trataban también las defensas que tenía el ciudadano ante el sistema judicial, además de la forma en que podía perderse la condición de ciudadanía. La formulación de los derechos políticos, sin embargo, fue mucho más controvertida. Una medida importante la encontramos en la decisión tomada por la Asamblea Nacional, en el año 1790, según la cual se eliminaban totalmente los diferentes títulos de rango social. De esta manera, todo el mundo pasaba a ser un ciudadano (citoyen), al menos en la teoría. También, las minorías religiosas más destacadas, como es el caso de los hugonotes, obtuvieron algunos derechos civiles. Aunque no poseían derechos de tipo político, se discutió sobre la conveniencia de concedérselos a tres colectivos más: judíos, esclavos y mujeres.
Con la intención de fomentar entre la población un sentimiento de unidad, se celebraron en todo el país ceremonias cívicas, entre las cuales podemos señalar la plantación de los “árboles de la libertad”  o diversos espectáculos teatrales, aunque su efectividad resultara discutible. El cambio de Constitución se expresó claramente en la cuestión de la ciudadanía; mientras que en la época del depuesto Luis XVI tenía escaso contenido, en la nueva era republicana se le daba un desarrollo explícito. Sin embargo, esta Constitución nunca pudo llevarse a la práctica.
Emmanuel Joseph Sieyès es otro pensador que influyó decisivamente en el desencadenamiento y desarrollo de la Revolución francesa, sobre todo por su punto de vista sobre los derechos del hombre y del ciudadano. Dicho autor distingue entre los derechos civiles o naturales (“ciudadanía pasiva”) y los políticos (“ciudadanía activa”), dejando a los segundos sólo para un reducido número de personas, mientras que los primeros deberían encontrarse al alcance de todos. De esta manera, las mujeres quedaban fuera de los derechos políticos. Este punto de vista alcanzó una gran aceptación en la Asamblea Nacional a la hora de decidir quién tenía derecho al voto (más adelante se dio la circunstancia altamente significativa de que, tras el golpe de Termidor, la Constitución del año 1795 llevó a cabo una drástica restricción del derecho al voto, pasando el número de electores de cuatro millones a únicamente cian mil). También se añadió otro criterio excluyente, en este caso de tipo económico (es decir, del que podía pagar determinada cantidad de impuestos). El sistema de voto era indirecto, y en él los ciudadanos activos elegían a los electores, que eran capaces de pagar una mayor suma de impuestos.
Maximilien Robespierre, líder del Club Jacobino y durante un tiempo director del Comité de Seguridad (en ocasiones llamado de Salud o de Salvación) Pública, estaba comprometido con el ideal “rousseauniano” de la voluntad general, además de con el ideal de virtud pública. Su famoso lema “Libertad, igualdad y fraternidad” acabó personificando el espíritu de la Revolución, pero, comprometido con la política del terror, que segó miles de vidas, acabó sufriendo también la misma suerte. Se manifestó contra las restricciones del voto, pues consideraba improcedente la separación entre ciudadanos activos y pasivos formulada por Sieyès; la igualdad proclamada por la Declaración de Derechos no permitía legitimar este tipo de decisiones. Su empeño en este sentido se vio abocado al fracaso, aunque también cayó en una dinámica de exclusiones en cuanto a la cuestión ciudadana, con una concepción rigorista de la virtud ciudadana que la llevó a diferenciar entre los “políticamente justos”, es decir, los verdaderos ciudadanos, y aquellos que representaban lo contrario, los “políticamente injustos”. La consecuencia de ello era que los que carecían de virtud cívica debían ser conducidos a ella por la fuerza; una expresión letal de este modo de proceder fue la tristemente célebre guillotina. Robespierre vinculaba el terror a la virtud: “la virtud, sin la cual el terror es funesto; el terror, sin el cual la virtud es impotente” (Heater 2007).
2.6. Ciudadanía en la contemporaneidad

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