BIENVENIDOS AMIGOS PUES OTRA VENEZUELA ES POSIBLE. LUCHEMOS POR LA DEMOCRACIA LIBERAL

LA LIBERTAD, SANCHO, ES UNO DE LOS MÁS PRECIOSOS DONES QUE A LOS HOMBRES DIERON LOS CIELOS; CON ELLA NO PUEDEN IGUALARSE LOS TESOROS QUE ENCIERRAN LA TIERRA Y EL MAR: POR LA LIBERTAD, ASÍ COMO POR LA HONRA, SE PUEDE Y DEBE AVENTURAR LA VIDA. (MIGUEL DE CERVANTES SAAVEDRA) ¡VENEZUELA SOMOS TODOS! NO DEFENDEMOS POSICIONES PARTIDISTAS. ESTAMOS CON LA AUTENTICA UNIDAD DE LA ALTERNATIVA DEMOCRATICA

sábado, 13 de marzo de 2010

DISCURSO DE ÓSCAR ARIAS SÁNCHEZ, PRESIDENTE DE COSTA RICA, 23 DE FEBRERO DE 2010 | CANCÚN, MÉXICO |CUMBRE DE LA UNIDAD DE AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE.

Excelentísimos Jefes de Estado y de Gobierno de América Latina y el Caribe, amigas y amigos:

Ésta es mi última participación en una cumbre internacional. No pretendo despedirme de América Latina ni del Caribe. Los sueños de esta región los llevo atados al centro de mi vida. Pero sí debo despedirme de ustedes, colegas, hermanos, compañeros de viaje. Debo despedirme de este auditorio que resume, en un racimo de voces, las esperanzas de 600 millones de personas, casi una décima parte de la humanidad. Es en nombre de esa estirpe latinoamericana que quiero compartir con ustedes algunas reflexiones. Es en nombre de la prosapia que habita más allá de estas puertas, y que exige de nosotros la osadía de construir un lugar más digno bajo el sol.

A pesar de los discursos y de los aplausos, lo cierto es que nuestra región ha avanzado poco en las últimas décadas. En ciertas áreas, ha caminado resueltamente hacia atrás. Muchos quieren abordar un oxidado vagón al pasado, a las trincheras ideológicas que dividieron al mundo durante la Guerra Fría. América Latina corre el riesgo de aumentar su insólita colección de generaciones perdidas. Corre el riesgo de desperdiciar, una vez más, su oportunidad sobre la Tierra. Nos corresponde a nosotros, y a quienes vengan después, evitar que eso suceda. Nos corresponde honrar la deuda con la democracia, con el desarrollo y con la paz de nuestros pueblos, una deuda cuyo plazo venció hace siglos.

Honrar la deuda con la democracia quiere decir mucho más que promulgar constituciones políticas, firmar cartas democráticas o celebrar elecciones periódicas. Quiere decir construir una institucionalidad confiable, más allá de las anémicas estructuras que actualmente sostienen nuestros aparatos estatales. Quiere decir garantizar la supremacía de la ley y la vigencia del Estado de Derecho, que algunos insisten en saltar con garrocha.

Quiere decir fortalecer el sistema de pesos y contrapesos, profundamente amenazado por la presencia de gobiernos tentaculares, que han borrado las fronteras entre gobernante, partido y Estado. Quiere decir asegurar el disfrute de un núcleo duro de derechos y garantías fundamentales, crónicamente vulnerados en buena parte de la región latinoamericana. Y quiere decir, antes que nada, la utilización del poder político para lograr un mayor desarrollo humano, el mejoramiento de las condiciones de vida de nuestros habitantes y la expansión de las libertades de nuestros ciudadanos.

No se debe confundir el origen democrático de un régimen con el funcionamiento democrático del Estado. Hay en nuestra región gobiernos que se valen de los resultados electorales para justificar su deseo de restringir libertades individuales y perseguir a sus adversarios. Se valen de un mecanismo democrático, para subvertir las bases de la democracia. Un verdadero demócrata, si no tiene oposición, debe crearla. Demuestra su éxito en los frutos de su trabajo, y no en el producto de sus represalias. Demuestra su poder abriendo hospitales, caminos y universidades, y no coartando la libertad de opinión y expresión. Un verdadero demócrata demuestra su energía combatiendo la pobreza, la ignorancia y la inseguridad ciudadana y no imperios extranjeros y conspiraciones imaginarias. Esta región, cansada de promesas huecas y palabras vacías, necesita una legión de estadistas cada vez más tolerantes, y no una legión de gobernantes cada vez más autoritarios. Es muy fácil defender los derechos de quienes piensan igual que nosotros. Defender los derechos de quienes piensan distinto, ése es el reto del verdadero demócrata. Ojalá nuestros pueblos tengan la sabiduría para elegir gobernantes a quienes no les quede grande la camisa democrática.

Y ojalá también sepan resistir la tentación de quienes les prometen vergeles detrás de la democracia participativa, que puede ser un arma peligrosa en manos del populismo y la demagogia. Los problemas de Latinoamérica no se solucionan con sustituir una democracia representativa disfuncional, por una democracia participativa caótica.

Parafraseando a Octavio Paz, me atrevo a decir que en nuestra región la democracia no necesita echar alas, lo que necesita es echar raíces. Antes de vender tiquetes al paraíso, preocupémonos primero por consolidar nuestras endebles instituciones, por resguardar las garantías fundamentales, por asegurar la igualdad de oportunidades para nuestros ciudadanos, por aumentar la transparencia de nuestros gobiernos, y sobre todo, por mejorar la efectividad de nuestras burocracias. Mi experiencia como gobernante me ha comprobado que los nuestros son Estados escleróticos e hipertrofiados, incapaces de satisfacer las necesidades de nuestros pueblos y de brindar los frutos que la democracia está obligada a entregar.

Esto tiene serias consecuencias sobre nuestra capacidad de honrar la segunda deuda que he querido mencionarles, la deuda con el desarrollo. Una deuda que, repito, tenemos que honrar nosotros. Ni el colonialismo español, ni la falta de recursos naturales, ni la hegemonía de Estados Unidos, ni ninguna otra teoría producto de la victimización eterna de América Latina, explican el hecho de que nos rehusemos a aumentar nuestro gasto en innovación, a cobrarle impuestos a los ricos, a graduar profesionales en ingenierías y ciencias exactas, a promover la competencia, a construir infraestructura o a brindar seguridad jurídica a las empresas. Es hora de que cada palo aguante la vela de su propio progreso.

¿Con qué derecho se queja América Latina de las desigualdades que dividen a sus pueblos, si cobra casi la mitad de sus tributos en impuestos indirectos, y la carga fiscal de algunas naciones en la región apenas alcanza el 10% del Producto Interno Bruto? ¿Con qué derecho se queja América Latina de su subdesarrollo, si es ella la que demuestra una proverbial resistencia al cambio cada vez que se habla de innovación y de adaptación a nuevas circunstancias? ¿Con qué derecho se queja América Latina de la falta de empleos de calidad, si es ella la que permite que la escolaridad promedio sea de alrededor de 8 años? Y sobre todo, ¿con qué derecho se queja América Latina de su pobreza si gasta, al año, casi 60.000 millones de dólares en armas y soldados?

La deuda con la paz es la más vergonzosa, porque demuestra la amnesia de una región que alimenta el retorno de una carrera armamentista, dirigida en muchos casos a combatir fantasmas y espejismos. Demuestra, además, la total incapacidad para establecer prioridades en América Latina, una práctica que impide la concreción de una verdadera agenda para el desarrollo. Hay países que sufren conflictos internos, que pueden justificar un aumento en sus gastos de defensa nacional. Pero en la gran mayoría de nuestras naciones, un mayor gasto militar es inexcusable ante las necesidades de pueblos cuyos verdaderos enemigos son el hambre, la enfermedad, el analfabetismo, la desigualdad, la criminalidad y la degradación del medio ambiente. Es lamentable que en esta Cumbre de la Unidad se reúnan países que se arman los unos contra los otros.

Si hace veinte años me hubieran dicho que en el 2010 estaría todavía condenando el aumento del gasto militar en América Latina, probablemente me habría sorprendido.

¿Cómo, después de haber visto los cuerpos destrozados de jóvenes y niños heridos en la guerra, podía esta región anhelar un retorno a las armas? ¿Cómo habría de permitir el dantesco desfile de cohetes, misiles y rifles que pasa frente a pupitres desvencijados, loncheras vacías y clínicas sin medicinas? Algunos dirán que me equivoqué al confiar en un futuro de paz. No lo creo. La esperanza nunca es un error, no importa cuántas veces sea defraudada.

Yo aún espero un nuevo día para América Latina y el Caribe. Espero un futuro de grandeza para nuestros pueblos. Llegará el día en que la democracia, el desarrollo y la paz llenarán las alforjas de la región. Llegará el día en que cesará el recuento de las generaciones perdidas. Puede ser mañana, si nos atrevemos a hacerlo. Puede ser el próximo año, la próxima década o el próximo siglo. Por mi parte, yo seguiré luchando. Sin importar las sombras, seguiré esperando la luz al final del arco iris. Seguiré luchando hasta el día que llegue.

Queridos amigos y amigas. Compartir con ustedes este foro, al igual que muchos otros más, ha sido para mí sumamente honroso y un verdadero privilegio. Esta es mi última cumbre y al decirles adiós, quiero que sepan que en Óscar Arias tendrán siempre a un amigo de verdad.
Muchas gracias. Óscar Arias Sánchez
EL ENVÍO A NUESTROS CORREOS AUTORIZA PUBLICACIÓN, ACTUALIDAD, VENEZUELA, OPINIÓN, NOTICIA, MOVIMIENTO REPUBLICANO MR, REPUBLICANO, DEMOCRACIA, LIBERAL, LIBERALISMO, LIBERTARIO, POLÍTICA, INTERNACIONAL, ELECCIONES ASAMBLEA NACIONAL, UNIDAD ALTERNATIVA DEMOCRÁTICA, OSCAR ARIAS.

LULA Y LOS CASTRO, CUANDO SE TRATA DEL EXTERIOR, EL PRESIDENTE BRASILEÑO SE DESVISTE DE LOS ATUENDOS DEMOCRÁTICOS, MARIO VARGAS LLOSA, 07-03-2010

LULA Y LOS CASTRO, CUANDO SE TRATA DEL EXTERIOR, EL PRESIDENTE BRASILEÑO SE DESVISTE DE LOS ATUENDOS DEMOCRÁTICOS Y SE ABRAZA CON LA HEZ DE AMÉRICA LATINA, MARIO VARGAS LLOSA 07/03/2010

Mi capacidad de indignación política se embota algo los meses del año que paso en Europa. La razón, supongo, es que vivo allá en países democráticos en los que, no importa los problemas que padezcan, hay un amplio margen de libertad para la crítica, y los medios, los partidos, las instituciones y los individuos suelen protestar con entereza y ruido cuando se suscita un hecho afrentoso y despreciable, sobre todo en el campo político.

Antes de viajar a Cuba, 50 disidentes le habían pedido una audiencia. Lula se negó
Se abrazó, risueño y cómplice, con los verdugos de Orlando Zapata Tamayo

En América Latina, en cambio, donde paso tres o cuatro meses al año, aquella capacidad de indignación retorna siempre, con la furia de mi juventud, y me hace vivir en el quién vive, desasosegado y alerta, esperando (y preguntándome de dónde vendrá esta vez) el hecho execrable que, generalmente, pasará inadvertido para el gran número, o merecerá el beneplácito o la indiferencia general.

Esta mañana he vivido una vez más esa sensación de asco e ira, viendo al risueño presidente Lula del Brasil, abrazando cariñosamente a Fidel y Raúl Castro, en los mismos momentos en que los esbirros de la dictadura cubana correteaban a los disidentes y los sepultaban en los calabozos para impedirles asistir al entierro de Orlando Zapata Tamayo, el albañil opositor y pacifista de 42 años, del Grupo de los 75, al que la satrapía castrista dejó morir de hambre -luego de someterlo en vida a confinamiento, torturas y condenarlo con pretextos a más de 30 años de prisión- tras 85 días de huelga de hambre.

Cualquier persona que no haya perdido la decencia y tenga un mínimo de información sobre lo que ocurre en Cuba espera del régimen castrista que actúe como lo ha hecho. Hay una absoluta coherencia entre la condición de dictadura totalitaria de Cuba y una política terrorista de persecución a toda forma de disidencia y de crítica, la violación sistemática de los más elementales derechos humanos, procesos amañados para sepultar a los opositores en cárceles inmundas y someterlos allí a vejaciones hasta enloquecerlos, matarlos o empujarlos al suicidio. Los hermanos Castro llevan 51 años practicando esa política y sólo los idiotas podrían esperar de ellos un comportamiento distinto.

Pero de Luiz Inácio Lula da Silva, gobernante elegido en comicios legítimos, presidente constitucional de un país democrático como Brasil, uno esperaría, por lo menos, una actitud algo más digna y coherente con la cultura democrática que en teoría representa, y no la desvergüenza impúdica de lucirse, risueño y cómplice, con los asesinos virtuales de un disidente democrático, legitimando con su presencia y proceder la cacería de opositores desencadenada por el régimen en los mismos momentos en que él se fotografiaba abrazando a los verdugos de Orlando Zapata Tamayo.

El presidente Lula sabía perfectamente lo que hacía. Antes de viajar a Cuba, 50 disidentes cubanos le habían pedido una audiencia durante su estancia en La Habana y que intercediera ante las autoridades de la isla por la liberación de los presos políticos martirizados como Zapata en los calabozos cubanos. Él se negó a ambas cosas. Tampoco los recibió ni abogó por ellos en sus dos anteriores visitas a la isla, cuyo régimen liberticida siempre elogió sin el menor eufemismo.

Por lo demás, esta manera de proceder del mandatario brasileño ha caracterizado todo su mandato. Hace años que, en su política exterior, desmiente de manera sistemática su política interna, en la que respeta las reglas del Estado de derecho, y, en economía, en vez de las recetas marxistas que proponía cuando era sindicalista y candidato -dirigismo económico, nacionalizaciones, rechazo a la inversión extranjera, etcétera-, promueve una economía de mercado y de libre empresa como cualquier estadista socialdemócrata europeo.

Pero, cuando se trata del exterior, el presidente Lula se desviste de los atuendos democráticos y se abraza con el comandante Chávez, con Evo Morales, con el comandante Ortega, es decir, con la hez de América Latina, y no tiene el menor escrúpulo en abrir las puertas diplomáticas y económicas del Brasil a la satrapía teocrática integrista de Irán. ¿Qué significa esta duplicidad? ¿Que el presidente Lula nunca cambió de verdad? ¿Que es un simple travestido, capaz de todos los volteretazos ideológicos, un politicastro sin espina dorsal cívica y moral? Según algunos, los designios geopolíticos para Brasil del presidente Lula están por encima de pequeñeces como que Cuba sea, con Corea del Norte, una de las dictaduras donde se cometen los peores atropellos a los derechos humanos y donde hay más presos políticos. Lo importante para él serían cosas más trascendentes como el puerto de Mariel, que Brasil está financiando con 300 millones de dólares así como la próxima construcción por Petrobras de una fábrica de lubricantes en La Habana. Ante realizaciones de este calado ¿qué puede importarle al "estadista" brasileño que un albañil cubano del montón, y encima negro y pobre, muera de hambre clamando por nimiedades como la libertad?

En verdad, todo esto significa, ay, que Lula es un típico mandatario "democrático" latinoamericano. Casi todos ellos están cortados por la misma tijera y casi todos, unos más, otros menos, aunque -cuando no tienen más remedio- practican la democracia en el seno de sus propios países, en el exterior no tienen reparo alguno, como Lula, en cortejar a dictadores y demagogos tipo Chávez o Castro, porque creen, los pobres, que de este modo aquellos manoseos les otorgarán una credencial de "progresistas" que los libre de huelgas, revoluciones, acoso periodístico y de campañas internacionales acusándolos de violar los derechos humanos. Como recuerda el analista peruano Fernando Rospigliosi, en un admirable artículo, "Mientras Zapata moría lentamente, los presidentes de América Latina -incluido el sátrapa cubano- se reunían en México para formar una organización -¡otra más!- regional. Ni una palabra salió de allí para demandar la libertad o un mejor trato para los más de 200 presos políticos cubanos". El único que se atrevió a protestar -un justo entre los fariseos- fue el presidente electo de Chile Sebastián Piñera.

De manera que la cara de cualquiera de estos jefes de Estado hubiera podido reemplazar a la de Luiz Inácio Lula da Silva, abrazando a los hermanos Castro, en la foto que me retorció las tripas al leer la prensa de esta mañana.

Esas caras no representan la libertad, la limpieza moral, el civismo, la legalidad y la coherencia en América Latina. Estos valores se encarnan en personas como Orlando Zapata Tamayo, las Damas de Blanco, Oswaldo Payá, Elizardo Sánchez, la bloguera Yoani Sánchez, y demás cubanos y cubanas que, sin dejarse intimidar por el acoso, las agresiones y vejaciones cotidianas de que son víctimas, se siguen enfrentando a la tiranía castrista. Y se encarnan, asimismo, en principalísimo lugar, en los centenares de prisioneros políticos y, sobre todo, en el periodista independiente Guillermo Fariñas, que, cuando escribo este artículo, lleva ya ocho días de huelga de hambre en Cuba para protestar por la muerte de Zapata y exigir la liberación de los presos políticos.

Curiosa y terrible paradoja: que sea en el seno de uno de los más inhumanos y crueles regímenes que haya conocido el continente donde se hallen hoy los más dignos y respetables políticos de América Latina.
© Derechos mundiales de prensa en todas las lenguas reservados a Ediciones EL PAÍS, SL, 2010 © Mario Vargas Llosa, 2010
EL ENVÍO A NUESTROS CORREOS AUTORIZA PUBLICACIÓN, ACTUALIDAD, VENEZUELA, OPINIÓN, NOTICIA, MOVIMIENTO REPUBLICANO MR, REPUBLICANO, DEMOCRACIA, LIBERAL, LIBERALISMO, LIBERTARIO, POLÍTICA, INTERNACIONAL, ELECCIONES ASAMBLEA NACIONAL, UNIDAD ALTERNATIVA DEMOCRÁTICA

LA SEGUNDA MESA, INSTANCIA SUPERIOR DE LA UNIDAD, RAFAEL GROOSCORS CABALLERO

Dijimos, hace ya algunos meses, que la “unidad posible no era la unidad perfecta”. En aquel momento, dábamos crédito suficiente a un sistema y a unas instituciones, las cuales no creemos legítimas. Todos los componentes institucionales del presente Régimen, carecen de legitimidad. Son consecuencia del gran fraude histórico, ocurrido inmediatamente después de los sucesos –la gran marcha y la masacre de Puente Llaguno—del 11 de Abril de 2002.

El CNE designado, para entonces, por un TSJ al servicio del poder ejecutivo; la caprichosa contratación de Smartmatic, para imponer un método inusual de escrutinios, manipulable por el administrador de las elecciones; las famosas firmas planas y la manoseada interpretación de la Constitución Nacional para obviar la justificación política del Referéndum Revocatorio de 2004, marcaron la ilegitimidad del orden que supuestamente nos gobierna y asentaron las bases del curioso socialismo del siglo XXI, en la perorata discursiva del déspota de Miraflores. No obstante, como hay que arar tan solo con los bueyes que se tienen, dijimos que era útil aprovechar la agenda electoral de 2010, para intentar, una vez más, vencer pacíficamente a una dictadura disfrazada, dentro de sus propias reglas. Por eso dijimos: unidad perfecta.

La que debe originarse en una alianza de voluntades, que arme un caudal arrollador, conformado por los integrantes de la sociedad política, con los que simplemente militan en la bien entendida sociedad civil. Un caudal de Diez Millones de voluntades.

Y calificamos a la “unidad posible” como el resultado de los esfuerzos, aplaudibles, que venía y viene haciendo todavía, la llamada Mesa de la Unidad Democrática (MUD), la cual conservaría el poder legal para conformar los listados de candidatos a la Asamblea Nacional, para los escrutinios pautados para el 26 de Septiembre del año en curso y mantener una dinámica relación con el órgano comicial, inscribiendo los nominados, designando los supervisores correspondientes del proceso, vigilando la transparencia del mismo y aprobando la revelación final de los resultados. Pero, aún cuando desconfiamos del CNE actual, conformado arbitrariamente por cuatro militantes del PSUV de los cinco rectores que componen su instancia decisoria; aún cuando dudamos de la cualidad y la calidad del sistema mecanizado; aún cuando sabemos del ánimo perturbador de los poderosos propietarios del gobierno de turno, de sus jueces y del denominado poder moral; creemos que vale la pena intentar esta unidad perfecta y colocar al Régimen en el compromiso de aceptar la realidad de una votación masiva, la cual rechace a sus representantes, conforme a un parlamento con abrumadora mayoría oposicionista o, en su defecto, convenga en “darle un palo a la lámpara” y desconozca los resultados electorales, dando motivo para la interpretación del Artículo 350 de la Constitución Nacional y abriendo todas las puertas necesarias para la victoria de una rebelión popular democrática.
Así de simple.

Pero también hablamos de un “Tribunal de Honor”, de índole más moral que político, que ayudara a la MUD a escoger a los mejores candidatos, en función de la “unidad perfecta”. Y esto no es juego. Porque pensar que con una participación minoritaria en la AN, quienes nos oponemos al programa suicida de Chávez, vamos a tener una voz que lo frene, lo mitigue, lo limite, es no tener sentido de la velocidad con que el poder absorbe cada vez más poder y no entender que esta es la última oportunidad que tenemos para impedir la “cubanización” de Venezuela.

El Tribunal de Honor al que nos referíamos, podríamos llamarlo ahora “La Segunda Mesa de la Unidad”, una herramienta indispensable para motivar y estremecer a los indecisos --más de Cinco Millones de ausentes, los cuales han venido absteniéndose de votar en los últimos procesos por diferentes razones, muchas de las cuales constituyen imputación moral a los llamados profesionales de la política— porque ahora todos tenemos mucho que perder y es Venezuela la que nos reclama, a todos, la decisiva participación electoral en los comicios del próximo septiembre. O sea, LA Segunda Mesa de la Unidad, como instancia superior, en el orden de la moral ciudadana, refrendaría lo hecho por la MUD y daría un importantísimo aval para la concurrencia electoral del caudal que requerimos, para vencer, abrumadoramente, las pretensiones expansivas del Régimen.

¿Y cómo se conformaría esa Segunda Mesa de la Unidad? Toda sociedad tiene sus “fuerzas vivas”, las cuales ejercen un poder de convocatoria y dirección en el comportamiento de sus ciudadanos. Son las fuerzas propias de la sociedad civil. Los Rectores de las universidades. públicas y privadas, responden por el pensamiento, por la Academia; los Presidentes o delegados especiales de los Colegios, Asociaciones y Gremios de profesionales (abogados, médicos, ingenieros, sociólogos, comunicadores, etc.); los que integran las inquietas asociaciones estudiantiles; los más directos representantes del sector laboral; los empresarios, en todas sus especialidades participativas del proceso de la producción nacional; la iglesia (¿por qué no?), la iglesia católica, la iglesia de la gran mayoría de los venezolanos, la cual ha tenido actuaciones decisivas en los últimos años; entre otras muchas congregaciones sociales, representativas de la civilidad y la cualidad ciudadana de los venezolanos de la sociedad civil.

Y, repetimos, para nosotros, esta Segunda Mesa de la Unidad no “propondría” candidatos; no constituiría otra oportunidad para que los que se sientan “elegibles” y hayan sido dejados al margen por la MUD, vuelvan a “jugársela” en esta instancia superior. No. La Segunda Mesa “ayudaría” a la MUD a resolver los conflictos finales y a “retocar” el orden de los candidatos, cuyos nombres aparecerían en las listas definitivas a inscribirse ante el CNE y quienes se presentarían al electorado, bien caracterizados como adversarios del régimen totalitario y comunistoide que nos oprime. De eso se trata. Para que se extingan los episodios como el de Valencia, donde lo menos que se hizo fue mostrar las intenciones unitarias de los distintos grupos políticos, transformados en “politiqueros” y a quienes, probablemente, la selección final castigará.
Ojalá nos oigan y comencemos a prepararnos para el “round final”. Un muy antiguo refrán llanero dice “o me peyo o arranco la macolla”, muy apropiado para el caso. No podemos darnos el lujo de perder. Tenemos a la mano Diez Millones de voluntades, para vencer. Y si las motivamos, adecuada y oportunamente, tendremos las dos terceras partes de la Asamblea Nacional frenando el proceso castrista en Venezuela, cubanizándola, a través de la imagen de un perverso golpista fracasado, al cual una legión de “izquierdófilos” y militares sin escrúpulos, han escogido como su “fuhrer”. ¡Despertemos todos y salgamos a recorrer, alegres e inteligentes, el difícil y largo camino de la victoria!

grooscors@hotmail.com
EL ENVÍO A NUESTROS CORREOS AUTORIZA PUBLICACIÓN, ACTUALIDAD, VENEZUELA, OPINIÓN, NOTICIA, MOVIMIENTO REPUBLICANO MR, REPUBLICANO, DEMOCRACIA, LIBERAL, LIBERALISMO, LIBERTARIO, POLÍTICA, INTERNACIONAL, ELECCIONES ASAMBLEA NACIONAL, UNIDAD ALTERNATIVA DEMOCRÁTICA

A PESAR DE TODO… A REMAR DE UN SOLO LADO, RONNY PADRÓN

La dinámica de los acontecimientos, impone también una mayor dosis de político pragmatismo. No tengo la menor duda, que en los anti-valores de nuestra dirigencia demócrata, descansa la permanencia del socialismo hoy en gobierno.

Sin embargo, muy a pesar de ello, son los que tenemos, y con ellos tendremos que vencer; el avance socialista en ruta al comunismo, lo aconseja. Durante 11 largos años, nuestra democrática sociedad no ha sido capaz de proveer un liderazgo demócrata acorde. No es este el mejor momento, para gestionar tan necesarios cambios.

Factores convergentes, externos e internos, indican a las claras que el régimen de facto en gobierno, pasa por uno de sus peores momentos, y ciertamente, la precariedad generalizada de nuestras democráticas fuerzas, aconseja igualmente un muy pronto accionar.

La legitimidad del régimen, tiene su único fundamento en la tolerancia demostrada por el liderazgo demócrata, ese que en mala hora tenemos a bien merecer. Por ende, en la medida que la fuerza popular sea capaz de superar tan grave circunstancia, podríamos entonces ganar y cobrar.

Ese ganar y cobrar, en modo alguno lo circunscribo únicamente al evento electoral del 26-09-2010; hacerlo implicaría otorgar carácter democrático a un régimen que jamás lo fue. Sin embargo: ¿Cómo negar la posibilidad real de un importante triunfo, inmanente a tal ocasión? En caso que alcanzáramos tal fecha, con el socialismo aún en el poder, será lógico menester, concentrar toda nuestra fuerza popular, a objeto de doblegarlo.

Grande seria nuestro triunfo, si por cualquier vía constitucional, logramos lo que nunca antes: Que el régimen socialista confiese, con la veracidad de los hechos, su naturaleza dictatorial. En tal coyuntura, la precariedad de su poder político, será aún mayor que la mostrada en tiempo presente.

Volviendo al asunto de septiembre, ¿Quién puede confiar en nuestra dirigencia demócrata, para ganar y cobrar? Es la misma dirigencia que consintió el escándalo del 2-12-2007; la siempre displicente ante el ventajismo electoral socialista. Perenne opositora, al dolor y al sacrificio, lógica ofrenda de quien nos pretenda liderar ¿Para el 26-S por qué habría de cambiar?

Y no cambiará, es sabido. Pero el pueblo demócrata venezolano sí puede cambiar. Porque entendemos, que cada día es mayor nuestra dificultad, para alcanzar la restauración constitucional, de allí la importancia de cada oportunidad.

De tal manera, que ante un 26 de septiembre donde no bastará con ganar sino también habrá que cobrar; con pruebas del triunfo en las manos, de nuestros líderes nada habremos de esperar. Mejor sorprendernos con su valentía, que abatirnos con la decepción. Conocido es, que pueblos acorralados, aun los más diezmados, tienden a reaccionar. ¿Por qué no hacerlo este mismo 2010? ORA y LABORA.

caballeropercival@cantv.net
EL ENVÍO A NUESTROS CORREOS AUTORIZA PUBLICACIÓN, ACTUALIDAD, VENEZUELA, OPINIÓN, NOTICIA, MOVIMIENTO REPUBLICANO MR, REPUBLICANO, DEMOCRACIA, LIBERAL, LIBERALISMO, LIBERTARIO, POLÍTICA, INTERNACIONAL, ELECCIONES ASAMBLEA NACIONAL, UNIDAD ALTERNATIVA DEMOCRÁTICA,RONNY PADRON