BIENVENIDOS AMIGOS PUES OTRA VENEZUELA ES POSIBLE. LUCHEMOS POR LA DEMOCRACIA LIBERAL

LA LIBERTAD, SANCHO, ES UNO DE LOS MÁS PRECIOSOS DONES QUE A LOS HOMBRES DIERON LOS CIELOS; CON ELLA NO PUEDEN IGUALARSE LOS TESOROS QUE ENCIERRAN LA TIERRA Y EL MAR: POR LA LIBERTAD, ASÍ COMO POR LA HONRA, SE PUEDE Y DEBE AVENTURAR LA VIDA. (MIGUEL DE CERVANTES SAAVEDRA) ¡VENEZUELA SOMOS TODOS! NO DEFENDEMOS POSICIONES PARTIDISTAS. ESTAMOS CON LA AUTENTICA UNIDAD DE LA ALTERNATIVA DEMOCRATICA

martes, 25 de febrero de 2014

COLETTE CAPRILES, EL PODER DE UNA IDEA

La escena es la siguiente, filmada por un celular mantenido a una prudente distancia de los acontecimientos: una voz femenina y de buena pronunciación, amplificada con un megáfono, invita a los clientes de una larguísima y bochornosa cola frente a un local no identificado a reflexionar sobre su lamentable condición. Los argumentos de la mujer son los dictados por el sentido común y son los que se repiten a diario incansablemente, son la materia misma de la conversación cotidiana: “Esto nunca había pasado”; “nadie se merece esto”; “no es justo”; “hasta cuándo hacer colas para no encontrar lo que se necesita”… Nada extraordinario, excepto, por supuesto, el tono de arenga y el megáfono. La cámara (por así decir) se fija en los parroquianos que evitan a toda costa parecer interesados en la situación: unos levantan la mirada al cielo con hastío y otros no la despegan de sus celulares. Rápidamente entran en cuadro dos militares o milicianos que van aproximándose a la dama en cuestión –lo que señala que el establecimiento está custodiado– rodeándola como se haría, digamos, con una ternera caprichosa, e incitándola a alejarse. En cuanto queda clara la maniobra de los militares, se desencadena la reacción del público: de la cola salen insultos diversos hacia la mujer del megáfono, y especialmente una señora rotunda se complace en articular el mensaje colectivo: “¡Escuálida! ¡Cállate! ¿A ti qué te importa que nosotros hagamos cola? ¿Acaso eso es problema tuyo?”.
Se trata, como algunos lectores sabrán identificar, de un video que circuló por Twitter hace quizás un par de semanas. Una mujer preocupada por lo que percibe como apatía y pasividad se encuentra con que su ánimo de protesta y su mensaje “concientizador” es percibido como una intromisión, un exceso o una invasión. La arenga, lejos de formar comunidad, sirvió para que lo que quedara de bulto fuera la horrible división entre los venezolanos, que parece más importante que cualquier necesidad, cualquier cansancio o cualquier protesta. Sirvió para que se formara un “nosotros” que excluye, y que, siendo víctima, no quiere admitirlo. O al menos no lo admite frente a un “otro”, al extraño, al que no es igual.
Me hizo recordar una observación de Isaiah Berlin, en un libro suyo llamado El poder de las ideas. En un apartado titulado “La búsqueda de status”, Berlin detecta el “deseo de reconocimiento” como una “forma híbrida de libertad” porque revela la pulsión hacia la autonomía, pero no como separación de otro –como diferenciación–, sino como el efecto de ese reconocimiento que el otro hace. Obviamente, se trata de un fenómeno profundamente humano, pero más interesante es una consecuencia política que Berlin señala: mucha gente prefiere ser mal y brutalmente gobernada por alguien que (siente que) se le parece, mientras rechaza el buen gobierno de alguien que (siente que) no la reconoce. En otras palabras: las identidades son a tal punto recompensas simbólicas, que las penurias de un mal gobierno pueden no ser suficientes para querer cambiarlo.
Y por ello la “protesta” no es una categoría objetiva o externa a la experiencia de identidad. La escasez, la inflación, la incertidumbre, la violencia, no son experimentadas del mismo modo. Por eso, también, la protesta “sectorial”, la que moviliza intereses particulares y se articula sobre un “nosotros” que no cuestiona al régimen o al sistema, funciona como parte del metabolismo del gobierno, mientras que el llamado genérico a protestar contra el sistema es percibido por la mitad del país como una amenaza a futuras retribuciones o recompensas identitarias (o materiales). La eficacia política de la protesta, para que no sea simplemente “reivindicativa” sino transformadora, provendrá más bien de la disolución de ese muro de Berlín (con acento) identitario que ha marcado a esta sociedad desde hace quince años. Cuando esa idea del “otro feroz” desaparezca.
colettecapriles@hotmail.com
@cocap

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MARIANELLA SALAZAR, LA PAPA CALIENTE

El desconcierto de Nicolás Maduro no puede ser mayor, el país lo tiene prendido por los cuatro costados, de todas partes surgen las protestas, no solo en el este de Caracas sino en zonas del oeste, como Caricuao. 
Hasta en la bucólica Colonia Tovar se manifiestan contra la inseguridad y la incapacidad de su gobierno. La gente está venciendo el miedo y por más que la repriman con balas, perdigonazos y gas del bueno, sienten la necesidad de oponerse a las insoportables políticas gubernamentales, entre ellas la aplicación del  terrorismo de Estado a través de grupos armados en defensa de la revolución-“colectivos” -, que dieron una pequeña muestra de lo que son capaces de hacer al ensangrentarlas legítimas protestas estudiantiles de los últimos días. El malandraje no está resultando eficaz para contener la indignación popular.
En la dirigencia opositora hay tres cabezas visibles dispuestas a batirse por la calle del medio y no transigir en la violación de los derechos ciudadanos consagrados en la Constitución: Leopoldo López, María Corina Machado y Antonio Ledezma. En reuniones del alto gobierno con los asesores cubanos del G2, los llaman “el trío de la desgracia”, debido a su creciente poder de convocatoria. El gobierno una vez que anunció la arbitraria orden de captura  contra Leopoldo López, cometió el error de considerar como un hecho su fuga del país. No contaban con su entrega, lo querían prófugo como un Manuel Rosales, para desinflar su liderazgo y ser blanco fácil de una campaña de desprestigio. López, entre las rejas, es una papa caliente que aumentará la capacidad del compromiso para resistir, reaccionar y rebelarse.
Requiem
La aclamada pianista Gabriela Montero declaró acerca del silencio vergonzante de Gustavo Dudamel, el “darling” de la música académica y director de la Orquesta Filarmónica de Los Ángeles, que respondió escudándose tras la paz que genera la música y el bien de la humanidad. Nada más cínico, en especial cuando se ha dejado utilizar como propaganda internacional del régimen y ha prestado su imagen a los más terribles acontecimientos políticos de los últimos años. Nadie ha olvidado su chocante presencia desde el teatro municipal para festejar con el Himno Nacional el cierre de RCTV, o cuando dirigió el cumpleaños feliz de Hugo Chávez en el parque Los Caobos, muchísimo menos olvidaremos su actitud del pasado 12 de febrero, dirigiendo el “Mambo” de West Side Story (más gringo imposible), durante la mamarrachada militar en La Victoria, a sabiendas de los crímenes que perpetraban los círculos chavistas. Muchas familias de los jóvenes del Sistema, que padecen los graves problemas del país, esperan más que una sonrisa lejana desde el Walt Disney Concert Hall en Los Ángeles, irónico nombre para servir de sede a uno de los más fieles propagandistas del castro-chavismo en el mundo.
Entre los reconocimientos recibidos por Dudamel está el Premio Beethoven, uno de los más importantes del mundo. Seguramente ignora que durante la época que le tocó vivir, Beethoven también usó su genio para opinar políticamente y a los  33 años, la misma edad de Dudamel, compuso la Sinfonía N° 3, llamada inicialmente “Bonaparte”, pero cuando Napoleón se autoproclamó emperador, le escribió una carta eliminando la dedicatoria al tirano y sencillamente esbozó: “Sinfonía heroica para festejar el recuerdo de un gran hombre”. Un gesto totalmente político que hizo de Beethoven uno de los más admirados en la historia universal.  Debería seguir su ejemplo y en vez de dirigir un mambo tendría que hacerlo con un requiem, en memoria de los cientos de miles de asesinados impunemente en su país.
marianellasalazar@cantv.net
@AliasMalula

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CARLOS E. AGUILERA A., REVOLUCIÓN BOLIVARIANA ¿CON QUÉ SE COME ESO?

 “La súbita reacción de la ideología exagerada va a llenarnos de cuantos males nos faltaba, o mas bien los van a completar. Todo el mundo va a entregarse al torrente de la demagogia y ¡desgraciados los pueblos! Y ¡desgraciados los gobiernos!” SIMÓN BOLÍVAR

Repasando la lectura de uno de mis libros: SIMÓN BOLÍVAR, Ideario y Pensamiento”, llegué a la conclusión de que quienes se dicen ser bolivarianos, además de socialistas y marxistas, y por ende comunistas, son simplemente unos falaces mercantilistas de la política, pues no hallaron otra manera de engañar al pueblo, sino utilizando el nombre del padre de la Patria y Libertador de nuestro país y otras cuatro naciones, en su mentada revolución socialista del siglo XXI, para alcanzar sus oscuros propósitos de perpetuarse en el poder.

Esta suerte de franquicia con la que abusan día a día en nombre de Bolívar, sobrepasa todos los límites, pues no contentos con ello, comparan a Chávez con el Libertador en sus vocinglerías políticas, mensajes, cuñas televisivas, radiales y publicidad oficial en los medios con los que cuenta (periódicos, televisoras y radios), lo cual evidencia una contradicción con el pensamiento de Bolívar, enemigo de la adulación y el reconocimiento. Bolívar lo dijo:”No creo ninguna cosa tan corrosiva como la alabanza: deleita el paladar pero corrompe las entrañas”.
        
La democracia no solo es un sistema sociopolítico, institucional, régimen jurídico, división de poderes, coexistencia de mayorías y minorías, consenso, disenso, acuerdos, gobierno electivo y demás, no es un mecanismo para que los gobiernos asuman y se atribuyan poderes fuera de su contexto. Bolívar lo dijo: “El hombre de honor no tiene más patria que aquella en que se protegen los derechos de los ciudadanos y se respeta el carácter sagrado de la humanidad: la nuestra es la madre de todos los hombres libres y justos, sin distinción de origen y condición”.

En Venezuela, desde hace 15 años se ha constituido un régimen ideológico, jurídico y político, en el que se excluye la protesta y la expresión del descontento de cualquier sector social, pues la visión particular que tienen los partidarios del llamado socialismo del siglo XXI, es una idea uniforme de cualquier decisión y acción gubernamental, lo que explica que Maduro heredero del difunto Chávez, de quien se considera su hijo, excluya la protesta social y los derechos de las minorías, y reprima con violencia inusitada como en todos estos días, cualquier manifestación. Bolívar lo dijo: “Hablo de Venezuela, mi querido país. Esta consideración me ocupa noche y día; porque contemplo que el primer desorden que allí nazca destruye para siempre hasta la esperanza, porque allí el mal será radical y penetra luego a la sangre”

La vida de diez jóvenes venezolanos, es la dolorosa cuota del trágico saldo de las acciones de calle de la oposición desde el pasado 12-F. Sus muertes ocurrieron por manifestarse en contra de un movimiento autoritario basado en los ejes de la supresión del pluralismo político, que exige la creación de un partido único, obediencia de las masas, la concentración del poder y el control de los medios de comunicación. Bolívar lo dijo: “Dios no puede aprobar la violencia de sus propios principios, de sus leyes fundamentales; por el contrario, Dios ve con horror el crimen de la usurpación, de la tiranía”

Impacta desde todo punto de vista la crítica y difícil situación a la que hemos llegado. Venezuela cayó en una espiral del desastre, que si fuera solo material podría incluso ser aceptado, pero se trata de la esencia humana, privación de libertades, derecho solo al silencio, prisión y al final  de todo, muertos y heridos únicamente por querer expresarse y protestar. Bolívar lo dijo: “La ambición, la intriga, abusan de la credulidad y de la inexperiencia de hombres ajenos de todo conocimiento político, económico o civil; adoptan como realidades las que son puras ilusiones; toman la licencia por la libertad, la traición por el patriotismo; la venganza por la justicia. Semejante a un robusto ciego que instigado por el sentimiento de las fuerzas marcha con la seguridad del hombre más perspicaz y dando en todos los escollos no puede rectificar sus pasos”.

El populismo y la demagogia han hecho metástasis en el cuerpo social de los venezolanos. Rudiger Dornbusch acuño el término “populismo macroeconómico” tras analizar lo que pasó en Chile y en Perú con Alan García y más tarde en Argentina (gobierno de Menem) y en los actuales momentos, y ahora en Venezuela desde que llegó al poder Chávez y le sucedió Maduro. Bolívar lo dijo: “La Hacienda Nacional no es de quien os gobierna. Todos los depositarios de vuestros intereses deben demostrar el uso que han hecho de ellos”

La privativa de libertad de mujeres y hombres enjuiciados por tribunales sujetos al control del poder ejecutivo, que pagan largas condenas de cárcel, como el Comisario Iván Simonovis, pone en evidente entredicho a la verdadera justicia. Bolívar lo dijo: La disminución del mal es un bien, y este bien debe premiarse en cuanto sea compatible con el decoro del gobierno, que es en lo que consiste la mayor dificultad para poder ejercer la clemencia”

La sociedad venezolana requiere urgentemente de un reacomodo institucional verdaderamente democrático, ajeno al diálogo que demagógicamente invoca Maduro en los actuales momentos, porque se ve perdido ante los últimos acontecimientos que están ocurriendo a lo largo y ancho de todo el territorio nacional., y por el fracaso de ciertos tecnicismos socialistas impuestos por los hermanos Castro desde Cuba. Bolívar lo dijo: “Mi sentir es que la libertad de los venezolanos depende de las virtudes, de la moderación y del amor a la gloria del ciudadano que, por sus talentos y grandes acciones, adquiera la confianza de sus compatriotas y una grande influencia sobre ellos, si emplea estas ventajas sólo en enseñarlos a ser libres, dándoles el ejemplo del respeto y la obediencia debida a las leyes, que aseguren los derechos de sus conciudadanos para que sean respetados de todos”

La iglesia venezolana ha jugado papel preponderante en las más duras etapas de la vida de la República, desde su nacimiento. Bolívar lo dijo: “El clero secular y regular; los monasterios de religiosas, los funcionarios, los viejos, los niños, los pobres, las mujeres y hasta los moribundos se han acercado a mi enajenados y me han abierto su corazón. Yo no he hallado en esto el lenguaje de la lisonja, sino la expresión del candor y del sentimiento de los bienes que trae consigo la libertad”.

Coartar la libertad de expresión mediante canallescos artilugios jurídicos, que dificultan el otorgamiento de papel a los medios impresos del país, y por el contrario, reforzar el aparato comunicacional del régimen, que cuenta con 5 televisoras de cobertura nacional y más de 540 comunales, 4 periódicos de circulación nacional, y un número ilimitado de semanarios, quincenarios, folletos y pasquines, no es otra cosa que pretender acallar la corrupción a todos los niveles, el desabastecimiento de alimentos, la crisis hospitalaria, la falta de insumos y medicinas y la inseguridad, entre tantos males que aquejan al ciudadano común, sin distingos ni clases sociales. Bolívar lo dijo: “No dejen Uds. de escribir en las Gacetas de Colombia, pintando la monstruosidad de estos perversos, y la modesta generosidad de nuestra comportación. Pueden Uds. explayarse sin temor alguno de ser desmentidos”

Llamarse bolivarianos usando el nombre del Padre de la Patria y Libertador, no es sino un inescrupuloso ejercicio de ignorancia, pues la mentada revolución del siglo XXI, contraría el espíritu democrático que a lo largo de su fructífera vida puso de manifiesto Simón Bolívar, quien hoy día debe estar revolcándose en su lecho mortuorio, pues no basta leer sino sus pensamientos para comprender con indignación, como se engaña a un pueblo que ignora el fruto de su sacrificio en aras de la hoy menguada libertad. Bien lo dijo: Con mi nombre se quiere hacer en Colombia el bien y el mal, y muchos lo invocan como el texto de sus disparates”.

Miembro fundador del Colegio Nacional de Periodistas (CNP-122)
careduagui@yahoo.com // @_toquedediana

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JOSE DE JESUS VILORIA, CRISIS FINAL, EL POR AHORA DE LEOPOLDO LOPEZ, EPICENTRO.

CRISIS FINAL

Es sorprendente la ligereza con la cual este gobierno se dedica a hacer acusaciones está viendo fantasmas de golpe por todos lados y eso lo lleva a disparar primero y averiguar después.

Maduro no se ha detenido ni por un instante para analizar de forma responsable las múltiples evidencias fotográficas y videos que muestran a funcionarios uniformados accionando armas de fuego contra los manifestantes por el contrario el presidente insiste en la ligereza de aplaudir y felicitar la actuación de los cuerpos policiales que en los últimos días vienen violando los derechos humanos de ciudadanos que tienen legítimo derecho a la protesta pública como lo establece con rango constitucional nuestra carta magna.

Todas las evidencias demuestran que los manifestantes utilizan piedras, palos y hasta bombas molotov pero no tienen armas de fuego por lo que resulta desproporcionada la brutal represión de la Policía Nacional y la Guardia Nacional Bolivariana.

Las acciones de protesta emprendidas por los estudiantes de nuestras distintas Universidades así como miembros de la Sociedad Civil por muy vandálicas que puedan ser calificadas por el gobierno nacional no deben ser reprimidas con plomo porque el saldo  de estos enfrentamientos deja muy parada la acción gubernamental debilitando la imagen del primer mandatario nacional sembrando odio en la nación.

Por otro lado es sumamente preocupante la indiferencia del gobierno para desarmar al grupo de colectivos que en su mayoría reciben apoyo logístico desde Miraflores que les entrega motos y armas.
En definitiva la falla como Estadista del Señor Presidente de la República Nicolás Maduro nos llevan hacia el peligro de estar frente a una crisis final Señores.

EL POR AHORA DE LEOPOLDO LOPEZ

Venezuela no va a poder recuperar su perdido centro de gravedad con el asalto a las libertades democráticas y el silenciamiento de la realidad que encarna el gobierno de Nicolás Maduro porque ese lenguaje de vencedores y vencidos nos aleja cada día más del entendimiento y la paz en nuestra nación.

Dependerá mucho de la buena fe con que se convoque el diálogo en el país para lograr recuperar el bienestar colectivo porque con esas posturas del Presidente de la República en cadena nacional sembrando vientos de odio solo podemos cosechar una gran tempestad de venganza en el futuro de los venezolanos.

Estos momentos difíciles que vive la patria reclaman la presencia de un dirigente con ponderación, tolerancia y respeto por las ideas de los demás sobre todo con la capacidad y prudencia necesaria para tolerar el derecho a la forma de pensar distinta que encarna la verdadera disidencia en un régimen democrático.

Los hechos que puedan desarrollarse en las próximas semanas en relación con la detención del máximo Líder de la Organización Política Voluntad Popular Señor Leopoldo López dejaron claro para los venezolanos y venezolanas que surgió un nuevo líder capaz de devolverle la tranquilidad al país y con una profunda formación democrática que nos permita rescatar el orden constitucional de un gobierno donde debe existir una separación de poderes, respeto a los derechos ciudadanos y la oportunidad para las minorías, tres reglas de oro que tienen que cumplirse y respetarse a carta cabal en un sistema donde impere la democracia.

Bienvenido Señor López a la arena de la lucha política para dirigir los destinos de este país que atraviesa una de las peores crisis política, económica. social, moral y hasta espiritual de nuestra vida republicana. Si lo logró hacer hace veinte años Hugo Chávez Frías porque no puede llegar ahora usted.

drjjviloria@hotmail.com
@epicentro2012

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ALBERTO JIMÉNEZ URE, CONTRA LA APLICACIÓN DEL TERROR Y EL CRIMEN DE FUNCIONARIADO DE GOBIERNO

«Aun cuando la vida luce breve, los tormentos que nos causan los criminales investidos de gobernantes provocan ira y parecen interminables. Sin embargo, es menester que evitemos la prisa que aconseja la insurrección armada o guerra entre civiles. Los libertarios siempre vencemos sin matar a seres humanos, porque ninguna arma letal supera al Don de la Inteligencia»
En el curso del S. XXI, ciertos e infames sucesos sobresalen en la Historia de Ultimomundano a causa de sus rasgos quiméricos: pero, tal vez, ninguno supera los protagonizados por viciosos fingidamente conversos al «ascetismo» en ejercicio de un aparencial apostolado político. Con ajenos próceres impresos de pústula imperial para la paga de sesudos defensores (los cuales maquillan las aventuras de la bestia-patrón-santo y también la corrupción de eso que henchidos de leguleya llaman padrón electoral) buscan, obcecados, aplicar una vetusta Doctrina Terrorista y Criminal de Gobierno conocida como Dictadura. Con ejércitos adoctrinados para cometer toda clase de violaciones a los Derechos Humanos, mercenarios frente a los clásicos poderes e instituciones públicas que destacan por sus conductas demenciales.

El monstruo de tres cabezas histriónica y ritualmente decapita a dos entre sus inseparables partes. Pero, hay una viva que, incesantemente, pretende asustarnos con sus escupitajos de muerto y someternos, mediante la violencia e intimidación, a su férrea voluntad. Esa quimera pareciera infalible, por cuanto tiene exitosas réplicas en subdesarrollados, depauperados y en reversa países. Afirman que avanzan a favor de la «dignidad de los pueblos» mientras aceleran al máximo hacia la barbarie que debió quedar sólo como una tristísima advertencia de (sin cesar) falsificada Historia la por los adherentes de tiranías.
Los asesinos que reinan en nuestro lastimoso y ya prescindible continente conforman la fingida, fabulosa e imaginaria Bestia Invulnerable que devasta: y desata la aniquilación de todo lo que significa progreso socio-económico, decreta la miseria, el odio de guerra civil y la muerte en nuestros ultimomundanos territorios donde los ciudadanos parecieran no tener derecho a ingresar a la Civilización.
Estoy persuadido que hay formas de resistencia, lucha y restauración del Estado de Derecho que descartan la mencionada violencia que nace de la inoculación del odio de guerra de vecinos, pero aún no perceptibles en sectores sofocadas por sistemáticas amenazas contra sus vidas y estabilidad. Una de ellas: apagar la propaganda falaz, masiva, aturdidora y alienante de los criminales enquistados ilegítimamente al mando de repúblicas. Otra: desobedecer sus atroces mandamientos de catequesis para acercarnos sin miedo porque los padecimientos, el instinto de preservación, la misericordia, fraternidad y espíritu humanista iguala a todos los seres racionales del mundo. Y una tercera: si las armas de guerra que exhiben las mercenarias tropas al servicio de los bárbaros, de la Delincuencia Política Organizada, son el producto del ingenio de criaturas intelectualmente superiores, en lo más profundo de nuestras psiquis subyace el antídoto que las abatiría.
Usemos el cerebro que nos advierte de los peligros e igual nos ilumina para hallar una cura definitiva a la pandémica enfermedad del terrorista, cuya sintomatología es visible y temprana edad en los individuos. Es tiempo que los genocidas al mando y los también a su servicio sean separados de la Institucionalidad de Estado, de la administración de las riquezas públicas e impartición de la Justicia. La Humanidad ha tenido suficientes azotes internacionales, vándalos que ufanos se pasean y pavonean por el mundo: encumbrados con efigies, discursos y escupitajos de muertos. Es hora que la Razón, el Juicio y Determinismo que sustentan la Inteligencia imperen quitándole jurisdicción e investidura al delincuente político y a quienes semejan a él. Los ciudadanos que constituimos El Soberano debemos separar de los puestos que ocupan a los sátrapas del Poder Ejecutivo, a fiscalas, fiscales, juezas, jueces, diputadas, diputados, oficialas y oficiales de las Fuerzas Armadas que ejercen funciones sin respeto por la Constitución y leyes.
jimenezure@hotmail.com
@JUREscritor

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LUIS GARCÍA MORA, ¿ES NICOLÁS MADURO OTRO SUÁREZ FLAMERICH?, AL LÍMITE

I

Se siente en las movilizaciones como la de ayer el rugido oceánico de esta República del silencio.

Ahí. Ayer. Desbordando la avenida y la mente como una metáfora colectiva sublime, experimentamos nuestra soledad entre la multitud para descubrir inmediatamente que no estamos tan solos.

Somos demasiados. O casi todos. Como diría un inmenso francés existencialista en el París bajo el yugo alemán: Jamás fuimos tan libres como bajo la ocupación.

Como el veneno nazi (o comunista cubano, en nuestro caso es igual) se desliza hasta nuestros pensamientos, cada pensamiento justo es una conquista. Como un aparato represivo todopoderoso, procura constreñirnos al silencio. Cada palabra se vuelve preciosa como una declaración de principios.

Como nos persiguen, cada ademán tiene el peso de un compromiso.

Y, como Sartre en 1944, no me refiero a la pléyade de jóvenes que en las barricadas de la consciencia nacional están inmolándose ante la cínica y asesina ráfaga roja, que son bañados en gasolina y amenazados con quemarlos vivos sólo por existir, por estar ahí desafiantes, retando con su grito al destino. Nos referimos a todos los venezolanos rebeldes que a todas horas del día y de la noche durante estos últimos quince años han dicho No.

No.

No pasarán sobre mi consciencia. Sobre mí. Haciéndose en su desamparo y desnudez con angustia la maldita pregunta: “¿Resistiré si me torturan?”. ¿Resistiré semejante responsabilidad ante el desmesurado riesgo de una sanción única y enorme para todos: la prisión, la muerte?

Sí, sentimos el veneno en el aire.

Esa opresión disimulada entre la sangre, radiotelevisada en sucesivas y atosigantes cadenas.

Sin chance para escapar a ninguna parte mientras se cierran todos los drenajes emocionales.

Y sólo nos queda, nos dejan, esta soledad magnífica entre esta multitud energizante, vehemente, es decir entre mis hermanos, mis vecinos y mis amigos, mi gente. Armados sólo con nuestras personas, con nosotros mismos.

Así que, en el fondo del desamparo más total, creo que estos Maduros y Cabellos y hasta los hermanos Castro, le están devolviendo a uno de nuevo las ganas de vivir.

Y creo, amigo lector, que el reto bien vale la pena.

Pero, bueno, salgamos de la calle del corazón, y como dice mi amigo, metámonos en el intestino grueso de la política.

II

¿No hay salida? ¿Un golpe? ¿O una represión tan sangrienta hasta que no quede piedra sobre piedra hasta que esta aceleración nos desgaste? ¿O nos bañen a todos de sangre o de cualquier cosa y nos quemen, o nos viole un maldito energúmeno con el cañón de un fusil, como le está ocurriendo a cualquiera de nuestros jóvenes desarmados?

Petkoff habla de un tiempo de ratas.

Cierto.

El edificio de la República está destruido. Devastado estructuralmente. Está roto. Nos acecha el colapso económico. Como dice Naim, y lo sabemos todos dentro y fuera de nuestro país, el Estado dejó de funcionar. Y con él la seguridad personal y la vida.

Y la violencia te come los párpados.

Por lo que ya colocados ante las salidas posibles –y entendiendo que en este momento de aceleración de la situación y su sorpresas las especulaciones copan nuestro marco mental–, lo primero es parar, detener la violencia. Como lo acaba de pedir Henrique Capriles, y la sensatez ciudadana.

Cortarla de raíz, y a quien la ejerce. Aquí no hay un golpe ni una guerra civil, aunque el Gobierno se deslengüe en desmostarlo inútilmente a través de su roma hegemonía comunicacional.

Como lo observa el mundo entero abismado: aquí no hay dos bandos matándose, aquí hay un bando tiroteando al otro. Es el que tiene el poder de fuego, la organización y las armas, las milicias, los paramilitares y el apoyo cubano.

Y si el Gobierno cree que con su hegemonía y su “blackout informativo” nadie lo ve y lo registra para la Historia en pleno siglo de la cosmovisión digital es que, en verdad, quienes lo asesoran no sólo desconocen en su isla el convivir democrático sino  también la revolución tecnológica, porque la represión ya está documentada.

Cortar la violencia es el mandato. Y liberar a los estudiantes tan rápido como les sea posible, y abrirse al diálogo político.

El tiempo corre. Y si Maduro no logra solucionar el problema económico (lo sabe él, lo saben quienes están a su alrededor, lo saben todos) el gobierno puede venirse abajo junto con él.

Ah, pero otra cosa…

III

¿Lo puede hacer? ¿De verdad es Maduro quien lo decidirá? Y que nos disculpe, pero el análisis pragmático de la situación debe tomar en cuenta la interrogante en boga de si no es él hoy otro Germán Suárez Flamerich, aquél a quien en 1950, luego de la muerte de Carlos Delgado Chalbaud, nombraron presidente los militares que habían derrocado a Gallegos. Hasta que lo sucedió Marcos Pérez Jiménez.

Como comentaba Moisés Naím hace unos días, hoy nadie cree que Maduro sea un agente que actúa por su criterio, sino que simplemente sigue instrucciones y que hay muy pocas iniciativas que son tomadas por él.

Esto uno se niega a creerlo.

Que simplemente ejecute lo que otros en el gobierno y desde Cuba le indican, sería muy grave. Porque entonces habría que prever que para que Maduro decidiera incluir las voces de la oposición en la necesaria toma de decisiones para solventar la terrible crisis que atravesamos, solamente podría hacerlo tras una escisión interna, ya que estaría en este momento inmerso entre muchas facciones en pugna.

Para los más pragmáticos aquí lo que hay es un juego muy de la FAN. Estiman que aquí las instituciones no juegan y que cuando la gente le quite su apoyo la situación real quedará en manos del único árbitro. ¿Es esto cierto? ¿Está tomado militarmente el Gobierno?

El esquema ruso acaba de fracasar en Ucrania. Ese en el que los “tecnólogos políticos” de Putin, para contrarrestar otra revolución de los colores o de terciopelo, recurrieron a la brutalidad y a montañas de dinero y organizaciones no gubernamentales organizadas por el Gobierno y a una manipulación de los medios de comunicación que al parecer se queda chiquita ante la de aquí. Y sin embargo y contra todo pronóstico, la oposición de Ucrania, con un coraje y un patriotismo a toda prueba, acaba de terminar de desmantelar el férreo régimen de Yanukóvich.

Como dicen las agencias noticiosas, la “lógica revolucionaria” se impuso en un país donde el poder cambia de manos a la velocidad del vértigo sin que sea aún posible prever las consecuencias para el futuro del país y las repercusiones sobre su entorno internacional.

Regresando a Venezuela, donde la sensatez nos debería evitar este estropicio, de todos es sabido que es aquí y en la actualidad donde se está jugando en muchos sentidos la sobrevivencia del régimen cubano, cuya economía en bancarrota se mantiene a flote gracias a Venezuela, y es denuncia a cielo abierto que el gobierno cubano está participando de manera muy importante en la organización y entrenamiento de la represión venezolana.

Y en verdad, amigo Maduro, los casos de crueldad y salvajismo contra nuestros jóvenes, denunciados en los últimos días, nos obligan a pensar que esto no es propio de nosotros, poeta, de los venezolanos, y que pareciera más bien una crueldad importada.

¿Decidirá usted detener la violencia?

¿Pondrá a los muchachos en libertad?

De cualquier manera, el único líder de la oposición que queda, Capriles (al otro usted lo tiene en las mazmorras), ante una multitudinaria concentración objeto de otro brutal blackout informativo, acaba de aceptar su invitación para hablar.

Así que el balón está de su lado.

¿Se decidirá a liberar a los muchachos? ¿O sigue obsesionado con otro 11 de Abril?

Recuerde usted que alguna vez fue rebelde. Que en toda la historia venezolana, jamás los estudiantes se han acobardado ante la represión.

Como nos recuerda Camus, un rebelde es un hombre que dice no.

Y ese ¡No! puede reventarle los oídos.

*

Cráteres

- Sería catastrófico que el Gobierno se confunda y se funda en el acabamiento de una crisis social y política que termine por engullirlo, y se olvide de la gravedad de la crisis económica que es la que manda y campea a sus anchas.

- Oído: “Los grupos armados políticos se constituyeron hace mucho tiempo y están formados, algunos de ellos, por gente que al cesar los conflictos como ha ocurrido cíclicamente, ociosos, sin tener como utilizar las armas, se afiliaron a la delincuencia. Esto ha trastocado los antiguos valores del barrio. Bandas de chamos de no más de 16 años de mirada nublada, oscura, de dolor, armados con pistolas con cacerinas como “Cocosettes” y granadas de mano y un juego de poder… Hay zonas que son un San Vicente del Caguán. Espacios de conflicto armado a los que se les niega la posibilidad de desarrollo. Necesitamos decirles a nuestros jóvenes que hay opciones diferentes”

aguilaluis_7@hotmail.com
@LuisGarciaMora

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JOSÉ MACHILLANDA, MADURO Y LA GUERRA CIVIL

Nicolás Maduro el 19F en un acto impulsivo e incontrolado, se atrevió a amenazar a los venezolanos con la toma militar del Táchira, mediante el uso y empleo del componente Aéreo, Ejército y Guardia Nacional para Liberar al Táchira del Fascismo Político. 

Poco antes, el Gobernador Ameliach había anunciado un “Ataque Fulminante” en la población de Valencia. 

Ambas actuaciones muestran una máxima irresponsabilidad e inconsciencia de estos dos actores políticos que, debido a su primitivo estilo y desconocimiento sobre el uso del elemento armado, criminalizan la protesta social y la elevan casi hasta declarar una hipotética Guerra Civil. Maduro y Ameliach, junto a Diosdado Cabello, presidente de la Asamblea Nacional, se han convertido en bufos referentes del uso de la violencia armada a partir del 18 de febrero, para intentar amedrentar, contener y neutralizar la nueva protesta social que crece como consecuencia de su torpeza, de sus limitaciones y su desconocimiento de los Derechos Constitucionales, los cuales amparan a los ciudadanos venezolanos. Gravísima y equívoca conducta, porque estos actores políticos del postchavismo, no terminan de entender sobre la etiología y efectos de un conflicto social, que de forma irresponsable y con ligereza, se permiten hasta llamar públicamente a una Guerra Civil. 

Nicolás Maduro, Ameliach y Cabello son incapaces de aceptar que los venezolanos, después de quince años, están hartos y, en consecuencia, dispuestos a contener el primitivismo político y la herencia política de Chávez y sus ideas anacrónicas, sin sentido y lógica con respecto a la política y al sistema político venezolano. Por ignaros e indolentes, estos postchavistas no pueden comprender el vigor, la vitalidad y la responsabilidad de numerosos venezolanos que ya han expresado su convicción para producir un cambio por la vía constitucional, empleando, esta vez, el instrumento legítimo y político de la protesta social.

Los tres gobernantes, atormentados y llenos de pavor, emplean entonces la violencia política instrumentando al elemento militar y se asustan porque los demócratas reclaman un cambio de gobierno. Un cambio de gobierno porque lo que ha ocurrido durante los últimos 10 meses es un franco desgobierno. 

Franco desgobierno en el cual se ha privilegiado la propaganda y la guerra psicológica, porque no entienden de acciones políticas, ni políticas públicas, ni soluciones propias de gobernantes. Tampoco pueden admitir que la sociedad venezolana agotó su paciencia para tolerar a un grupo de militares y militaristas que como gobierno, son incapaces para resolver los nudos de angustia que vive la República, razón por la cual ha crecido y continuará creciendo la protesta social en Venezuela. La protesta social –sépanlo- es el recurso civilizado de los venezolanos para decirle “ya basta” al socialismo del siglo XXI. 

La protesta social constituye el instrumento idóneo para que el gobierno sepa, se entere y termine de comprender que sus acciones han sido permanentemente equivocadas y son contrarias y distantes a los intereses del venezolano. Los venezolanos no aceptan, no toleran y no quieren ni pueden entender que el recurso petrolero, o sea la renta petrolera, sea orientado en la región a diferentes gobiernos con déficit democrático, cercanos al postmarxismo, en vez de que los mismos sean orientados a las soluciones de los múltiples problemas que padecen los venezolanos. 

La protesta social igualmente rechaza el recurso de la militarización de la política y la militarización de la sociedad por ser contrario a la democracia, a la libertad y a la decencia; la protesta social es contraria al engaño y a la conducta irresponsable de un gobierno que habla de diálogo sin comprender que el mismo debe resolver las desigualdades políticas vinculantes. La protesta social definitivamente constituye el instrumento civilizado por excelencia para enfrentar la ideología del comunismo y el comportamiento populista y arbitrario que pretende desarrollar Nicolás Maduro excluyendo a más de la mitad de los venezolanos que rechazan su comunismo disfrazado de Socialismo del siglo XXI.

Por lo tanto, Nicolás Maduro, Cabello y Ameliach no pueden pretender, frente a la protesta social, llamar a la Guerra Civil. Guerra Civil que a ellos les es cercana por su condición de golpistas como militares y radicales como comunistas en el ejercicio de la vida política. Para ellos el uso de la guerra civil es un pretexto ante su grave ineptitud, la usan para tapar su incapacidad por cuanto no han podido resolver el conflicto social venezolano. La Guerra Civil para ellos es un maridaje entre la violencia criminal organizada de sus colectivos armados como fuerzas paramilitares y el postchavismo; fuerzas paramilitares nacidas y fomentadas durante el gobierno de Chávez con la intención de emplearlas a futuro en esta Guerra Civil. Una Guerra Civil que como conflicto violento, se propone aislar y neutralizar las organizaciones políticas legítimas y naturales del Sistema Político Venezolano creando un campo para una situación de excepción en el sistema que sería apoyada por el Tutelaje Militar y la Cúpula Militar Sometida. 

Esa Guerra Civil supuesta daría pie para que recayera sobre todo el elemento militar la culpabilidad, insensatez e ineptitud de una pandilla de gobernantes que no tienen sentido de la Historia. La historia de la sociedad venezolana y también del sistema regional que como parte de la historia pasada y presente, están atentos y prestos para impugnar la absurda e incongruente intención política de gobernantes venezolanos representantes del postchavismo que pudiera generar un evento de características impredecibles en la ecuación política venezolana. 

El postchavismo y la Guerra Civil que anuncia Maduro y sus adláteres lo que enuncia es la incapacidad de ellos como gobernantes que siguen convencidos de una revolución y, por lo tanto, están sumamente cercanos creer en una Guerra Civil. Una Guerra Civil que no termina de comprender la visión, interés y propósito de la protesta social de la oposición. La oposición política venezolana, por el contrario, cree en la protesta social y está convencida de que no puede ni debe tolerar la tiranía de Maduro y su militarismo obsecuente, oposición política que además está convencida de que su protesta social y la Constitución son los pasos apropiados para la redemocratización de la República y su propuesta para hacerlo orillando la absurda invocación o engendro colosal de actores atormentados por la protesta categórica de los venezolanos.

La oposición política en protesta social está consciente de que la Constitución, así como ampara la protesta por legítima, facilita que la presión ciudadana conduzca a que Nicolás Maduro entienda que su falta de facultad para gobernar lo debe conducir a su renuncia. 

Ese es un panorama de reclamo que comienza a vislumbrarse en el Sistema Político Venezolano a partir de la dolorosa circunstancia iniciada el 18F y que se vive en todo el territorio nacional, con la generalización de la protesta social. Este gobierno ha decidido enfrentar con una brutal represión militar a la oposición política dando muestras de intolerancia, cobardía y falta de sentido de la historia a tal extremo que anuncia una Guerra Civil. Nicolás Maduro, Cabello y Ameliach tienen que estar conscientes y contestes de que los repúblicos de Venezuela – más del 50% de los venezolanos – han decidido ejercer la protesta social quiéranlo o no ellos como gobernantes, y esto es así, debido a que los venezolanos y su clase dirigente en especial, están contestes de que hay una pérdida grave de legitimidad en el sistema político y en las funciones que cumplen estos actores políticos. A partir de esta pérdida de legitimidad, cualquier análisis del Sistema muestra un punto de fractura y un posible desmoronamiento del Estado, entonces no es la Guerra Civil la solución, ni mucho menos el uso del elemento militar contra la protesta social. 

Este grave momento irreversible del desmoronamiento del Estado no le queda otra alternativa que renunciar o negociar con la oposición política representada por la protesta social y entiéndase no se trata de que el gobierno de Maduro lo quiera, lo que ocurre es algo muy simple que se le olvido a Nicolás Maduro, Cabello y Ameliach, y eso es que quienes son y representan el poder comitente o poder natural – más del 50% de los venezolanos- están reclamando un cambio de actores políticos en las funciones de gobierno y el mismo ocurrirá legítima y constitucionalmente por medio de la protesta social.

José Machillanda
jmachillanda@ceppro.org
@JMachillandaP

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HÉCTOR DE LIMA, LOS FASCISTAS.

A los chavistas les voltearon el cerebro. Le dicen que los yanquis son fascistas. En realidad los yanquis combatieron a los fascistas en la Segunda Guerra Mundial y los derrotaron conjuntamente con el ejercito ruso, el ocho de Mayo de 1945.
Los fascistas alemanes pertenecían al partido Nacional SOCIALISTA de Hitler, dirigido por militares. El partido Nazi era tan socialista como el PSUV y este, igual que el partido Nazi, era dirigido y entrenado por elementos del ejército. Los tupamaros son el componente armado equivalente a los SS alemanes.
El partido Nazi era socialista, se conocía con el nombre de Partido Socialista de los Trabajadores de Alemania y le gustaba exaltar los valores patrios. Organizaba desfiles todos los años en las avenidas donde estaban las estatuas de sus próceres y el águila con las esvásticas en las alas. Las tropas marchaban haciendo sonar sus botas sobre el asfalto mientras el Jefe eterno, observaba con la mirada extraviada desde el estrado. La estructura fascista del partido Nacional SOCIALISTA era una estructura vertical: LIDER-EJERCITO-PARTIDO-MASAS, muy parecido a la estructura adoptada por el PSUV. Las decisiones del líder eran inapelables y el  país se dividìa en dos. Los que estaban con el. Los que disentían, eran detenidos, puestos presos y acusados de subversivos. Los encerraban en celdas militares como las de Ramo Verde.
El partido fascista Nacional SOCIALISTA Nazi eliminó todos los programas de radio que le fueran adversos y negó el papel a todos los periódicos opositores de sus ideas. No eliminó las estaciones de televisión porque no existía la TV, pero las habrían aplastado de todos modos.
La Noche de los vidrios rotos, escuadrones motorizados de la SS con capuchas en los rostros, arrasaron con el parlamento y le echaron la culpa a todos los partidos de oposición. Eso permitió declarar el Estado de Excepción, y gobernar mediante una habilitante de decretos desde un parlamento inexistente.  Desde ese momento, Hitler logró gobernar mediante decretos y la Corte Suprema de Justicia, La Defensoría del Pueblo, el Consejo Nacional Electoral y todos los jueces de la Quinta República, (el Tercer Reich) se inclinaron a sus pies. Algo parecido a esto hicieron con el Consulado Venezolano de Curazao. Rompieron vidrios y destruyeron esa sede con el fin de acusar a los opositores del odio que ellos mismos sentían y cerrar una via de escape para los venezolanos que querían fugarse. La diáspora venezolana alcanza a ciento cincuenta y tres ciudades en el mundo. Los venezolanos, expulsados por la política Nacional Socialista del PSUV, están en ciudades tan remotas como Berlín, Frankfurt, Madrid, Sidney (Australia), amén de muchísimas ciudades en USA y Cánada. La diáspora ya alcanza el millón de venezolanos en el exterior.
Los judíos se refugiaron en sus urbanizaciones y no se aventuraban a visitar los sitios donde abundaban los Nacional SOCIALISTAS Nazis. Vivian en guetos parecidos a los guetos que ahora aparecieron en Caracas: las Mercedes , Altamira y los Palos Grandes. El gobierno fascista nacional SOCIALISTA Nazi, ocupó por ordenes del Jefe todos los espacios, eliminó los servicios de transporte de los guetos judíos y cerró las estaciones del metro de Berlín, del mismo modo como ahora cierran Altamira.
De vez en cuando los fascistas SS salían de noche en sus motos a sembrar el terror en los guetos judíos, llegaban de noche y destruían comercios y propiedades, mataban a muchachas inocentes, algunas tan bellas como la Miss Turismo de Venezuela.
Yo comprendo que es mi deber educar a mis hermanos chavistas porque el Estado los explota, los utiliza y los engaña, a nombre de una revolución corrupta. Cuando hayan destruido totalmente a Venezuela, se encerraran en su bunker, se pegaran un tiro y los abandonaran a todos. Además no les explicaran a nadie, quienes eran realmente los fascistas.
Hector De Lima
hectordelima@gmail.com
@venecolombo

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MARGARITA BELANDRIA, PRONUNCIAMIENTO DE LA SOCIEDAD DE LÓGICA Y FILOSOFÍA / A LA COMUNIDAD UNIVERSITARIA NACIONAL E INTERNACIONAL

A LA COMUNIDAD UNIVERSITARIA NACIONAL E INTERNACIONAL

1. En estos momentos en que Venezuela se halla sumida en la zozobra y se debate en una inconmensurable crisis política, económica, cultural y moral, pedimos a todos los universitarios del mundo su apoyo y solidaridad para con la universidad autónoma venezolana, sus estudiantes, sus profesores y demás trabajadores, y la ciudadanía en general, que sin escatimar sacrificios luchamos por nuestras libertades, por la autonomía universitaria y la pervivencia misma de la Universidad, para que nuestras generaciones tengan cómo y dónde educarse en libertad, ser humanamente libres, y puedan defenderse del adoctrinamiento político al que hoy se nos quiere someter.

2. En Venezuela se violan de manera continua y flagrante todos los derechos humanos. Los venezolanos no tenemos acceso a la información oportuna y veraz como lo establece nuestra Constitución. Los medios radiales y televisivos independientes han sido suprimidos u obligados bajo amenaza de cierre a cambiar la programación. Sólo nos queda la Internet, de pésima calidad y manipulada también por el Gobierno.

3. Las protestas públicas están siendo reprimidas con ensañamiento. Varios estudiantes han sido asesinados, muchos otros están presos y hay denuncias de que han sido torturados y violados.  El régimen de Nicolás Maduro ha desatado  una violenta persecución contra la dirigencia estudiantil, las organizaciones de Derechos Humanos, los periodistas y contra toda la dirigencia opositora, incluidas órdenes de captura y encarcelamiento, por el simple motivo de protestar contra el hampa y la violencia institucional, la inseguridad, la escasez de alimentos y  demás bienes y servicios básicos para la existencia.

4. En Venezuela no hay Estado de Derecho porque no hay “Estado”. El régimen imperante  destruyó todas las instituciones, incluyendo las fuerzas armadas a las que convirtió en “milicias revolucionarias”. Éstas y los Poderes Públicos son sólo rótulos bajo los que se agrupan “colectivos” violentos (integrados por nacionales y extranjeros de diversos países) dirigidos desde Cuba por los hermanos Castro con el solo propósito de garantizar la permanencia de Nicolás Maduro en el poder. El Tribunal Supremo de Justicia, la Fiscalía General de la República y demás instituciones son ahora simples oficinas al servicio del  Gobierno, cuyo poder  es ejercido, además, de manera autoritaria, tiránica y despótica, vil y soez, en flagrante contradicción con los preceptos establecidos en la Constitución Nacional y el debido respeto a la población disidente, que es la gran mayoría, si se toman en consideración las últimas elecciones presidenciales donde, mediante un estruendoso abuso de poder, trampas y gasto milmillonario, el candidato Nicolás Maduro apenas pudo obtener, según las cuentas artificiosas del ente electoral (CNE) —al que el Gobierno maneja a su capricho y antojo—, una mínima diferencia de aproximadamente 200 mil votos. Existe un cúmulo de evidencias objetivas, suficientes y cuantificables que permiten razonablemente presumir la consumación de un fraude electoral; y en la población, la certeza de que el CNE participó deliberadamente en el fraude.

5. Las universidades autónomas venezolanas, a pesar del acoso gubernamental y la progresiva reducción de su presupuesto, aún mantienen abiertas sus puertas gracias al tesonero esfuerzo de su personal académico y técnico-administrativo que, pese a nuestros exiguos salarios y al estado de zozobra e inseguridad reinantes, continuamos sosteniéndola, muchas veces debiendo cubrir algunos de sus gastos con nuestro propio dinero, y exponiendo al peligro nuestras vidas.

6. Frecuentemente en las universidades vivimos asediados por grupos armados que entran encapuchados violenta e impunemente a los recintos, incluso hasta las aulas, y aterrorizan con su presencia, sus motos ensordecedoras, sus procacidades,  disparos y explosiones de pólvora y bombas lacrimógenas. Son reiteradas las veces que muchas Facultades, para proteger la integridad física y mental de sus miembros, se han visto en la obligación de suspender todas las actividades y cerrar los portones como única defensa ante la violencia desatada,  promovida por dichos grupos, amparados y armados por los propios organismos del Gobierno.

7. Venezuela ha sido un país privilegiado con una gran riqueza petrolera, gasífera, hidráulica, tierras para la agricultura y la ganadería, entre otros muchos bienes. Hasta finales del siglo pasado, era un país con los problemas socio-políticos típicos de la mayoría de los países del mundo, pero era también un país en desarrollo económico, político y social ascendente. La universidad autónoma venezolana, con su educación gratuita e infraestructura creciente, residencias, comedor, trasporte y demás servicios estudiantiles, siempre fue una de las fuentes más importantes de movilidad social, económica y cultural. Millones de venezolanos —incluso algunos de los que hoy medran en el aparato burocrático gubernamental— han salido de la pobreza gracias a nuestra Universidad. Pero, debido al acoso financiero del Gobierno, hoy nuestros estudiantes no solo ven disminuidos estos servicios y carecen de bibliotecas actualizadas sino que están siendo criminalizados y asesinados.

8. La mentira, la calumnia, la persecución, el atropello, la corrupción y la vulgaridad se han ‘institucionalizado’ en el país. Por vías de hecho o mediante leyes espurias se ha venido implantando un ‘comunismo’ que no está previsto en nuestra Constitución democrática y que es ajeno a nuestros valores e idiosincrasia. De ese modo se ha convertido a Venezuela en una empobrecida colonia de la ya empobrecida Cuba, pues son los Castro y sus vasallos sumisos de nuestro país quienes toman las decisiones para regir todos los ámbitos de la vida nacional. Entre otros males incontables, con nuestros propios recursos monetarios vienen impulsando un proceso de rencorosa ideologización con la que han distorsionado nuestra historia y nuestra cultura, han llenado de ripios nuestra lengua  y la han vaciado  de sus genuinos significados.

9. Al empobrecimiento de nuestra cultura lo acompaña como consecuencia una descomposición de nuestro sistema de salud y  nuestro sistema educativo. Con esa corrosiva ideología, la artimaña, las armas y el dinero arrancado del Tesoro Nacional, se han venido apropiando de los sectores más débiles de la población —dentro y fuera del país—, engañándolos con precarios servicios médicos y educativos y falsas estadísticas propagandísticamente infladas. Con tales fines improvisan universidades paralelas de bajo presupuesto y calidad, que no cumplen los requisitos académicos establecidos en la Ley de Universidades vigente; asimismo, sindicatos de su misma línea ideológica, constituidos por personal no académico, que se arrogan la representación de todo el sector universitario para negociar y suscribir acuerdos de aparentes mejoras salariales pero que lesionan la esencia misma de las universidades autónomas e intentan convertirlas en simples agencias dependientes de la voluntad del Gobierno.

10. Como consecuencia de tan abusivas y deplorables políticas gubernamentales, iniciadas desde hace más de una década, que no respetan la autonomía universitaria y el derecho a la educación en los términos consagrados en la Constitución Nacional, las universidades autónomas han venido sufriendo un considerable deterioro en su infraestructura, bibliotecas, laboratorios y otras dependencias, al negársele el presupuesto necesario para su funcionamiento y el salario justo a su personal académico y técnico-administrativo.

11. El nivel de vida de los universitarios, y de la ciudadanía en general que no está en funciones de gobierno ni obediente a los gobernantes actuales, ha descendido a extremos intolerables, como, por ejemplo, no poder mantener en buenas condiciones el vehículo que se ha tenido, no poder reponer los equipos domésticos que se dañan, o realizar las reparaciones menores de la casa, y verse en la humillante obligación de tener que hacer gigantescas colas multitudinarias, durante horas, para comprar alimentos imprescindibles para la dieta diaria y productos de la higiene personal. Con frecuencia ocurre que después de varias horas en la cola se agota el producto, y hay que regresar al hogar con las manos vacías y el enorme peso del cansancio. Eso, cuando se corre con suerte y no se forma una confrontación violenta donde muchos terminan en el hospital o en la cárcel como consecuencia de la desesperación.

12. La comunidad universitaria es una de las más vilipendiadas y escarnecidas del país. Desde el Presidente hacia abajo, en alocuciones públicas  a través de los medios televisivos del Gobierno,  se profieren insultos, epítetos despectivos, y hasta obscenos, contra toda persona que no milite activamente dentro de sus filas, tildándoseles de fascistas, oligarcas, burgueses, apátridas, vende-patria, pitiyanquis, y otras expresiones que en nuestro hablar popular son sumamente ofensivas.

13. En sus gastos excesivos, el Gobierno privilegia el armamentismo, las funciones militares, el adoctrinamiento ideológico de la población y la propaganda para promover su inhumana ideología —dentro y fuera del país— por encima de la educación, la salud y la alimentación. Asimismo, privilegia la solución de problemas de vivienda, hospitales, escuelas, carreteras, electricidad, etc., en Cuba y otros países antes que en el nuestro, donde, para completar el cuadro de calamidades,  a cada rato falla el servicio eléctrico, de agua, de telefonía, de Internet, entre otros. Muchos hospitales carecen de los insumos necesarios para funcionar y es común ver a los heridos y enfermos tendidos sobre cartones en el piso. Hasta las morgues son insuficientes ante la enorme cantidad de cadáveres que ingresan como consecuencia de los asesinatos.

14. Finalmente, los venezolanos estamos en el más lamentable estado de indefensión. Por una parte, no hay organismos autónomos e independientes ante los cuales acudir con nuestros reclamos y, por otra, los organismos internacionales y gran parte de la comunidad internacional parecen no entender esta situación y optan por creer lo que este régimen castro-comunista de Maduro quiere hacerles creer, como la falacia infame de que en Venezuela hay una ‘revolución bonita’, ‘humanista’ que incluye a todos por igual.  Recién el año pasado, por ejemplo, en un acto que nos llenó de consternación, por ser una burla cruel, la FAO le otorgó a Nicolás Maduro un reconocimiento “por sus logros en materia alimentaria”. Con razón y justicia la ciudadanía se imagina entonces que el dinero de nuestro Tesoro Nacional es el que sirve para taparle los ojos y los oídos a quienes deberían defendernos.

Mérida-Venezuela, 23/02/2014.

Por la Junta Directiva de la Sociedad de Lógica y Filosofía,

Prof. Andrés Suzzarini B.                                        
Presidente                                                                

Prof. Margarita Belandria
Secretaria

Margarita Belandria
belandria@gmail.com
@belanro

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HUMBERTO SEIJAS PITTALUGA, FEBRERO 1989 Y FEBRERO 2014, SEMEJANZAS Y DIFERENCIAS, SESQUIPEDALIA

La semana que viene, está previsto que comience el juicio por el cual se van a establecer, supuestamente, responsabilidades por lo acontecido durante el “Caracazo”.  Habría que ser bien estulto, entonces, para no intentar un paragón entre lo acontecido hace veinticinco años y lo que recientemente ha sucedido en media Venezuela en razón de las manifestaciones estudiantiles y de la vesania con la que respondieron la gente con armas —Fuerza Armada, cuerpos policiales y brigadas irregulares de choque— enviada por el régimen a acabar con aquellas.

Por razones políticas, el régimen y sus cómplices en el Ministerio Público y el Poder Judicial se aprestan para, una vez más, atropellar al Estado de Derecho que preconiza nuestra Constitución.  Es que necesitan mantenerse en el poder sin importar los medios empleados.  Sobre todo, en estos días en que la calle se calienta con la energía rebelde de nuestros estudiantes.  Pero ese mismo intento les va a resultar a contramano porque nos permite contrastar eso con lo sucedido hace más de dos décadas. 

Primero que todo, y fundamentados en las leyes vigentes en el momento del Caracazo, los delitos que pudieron haberse cometido ya están prescritos.  No importa cuánto se desgañite Luisa Ortega alegando “¡lesa humanidad!”; ella sabe bien que el Estatuto de Roma, la norma internacional que crea ese tipo de crímenes, fue promulgado en 1998, nueve años después de los hechos; y que la nacional los menciona solamente a partir de 1999. Por el contrario, los cometidos en la actualidad por los mandados por el régimen para acabar violentamente con la protesta estudiantil si caen bajo la tipología del Estatuto de Roma y son de los catalogados como imprescriptibles.

Otra cosa es la tecnología existente hace veinticinco años y la que está disponible actualmente.  Hoy, todo el mundo anda con un teléfono que es capaz de —además de permitir conversaciones— tomar fotos y filmar videos.  Las caras de los ejecutantes y las vesanias que cometieron están bien archivadas y tienen una diafanidad muy alta.  Por lo que es más fácil poder imputar y responsabilizar a los vándalos con uniforme.  Durante el Caracazo, la tecnología no era mucha.  Con decir que ni celulares tipo ladrillo había.  Quizás, por eso, porque les va a ser imposible enjuiciar a los autores materiales de los asesinatos, es por lo que los sayones disfrazados de fiscales y jueces intentan encausar a unos supuestos “autores intelectuales”.  Algo así como lo que lograron con Simonovis y la fulana “complicidad necesaria”.  Dicen, entonces: “ya que no podemos encarcelar a los que dispararon, enjaulemos a quienes no lo hicieron”.  Con un agravante, en 2002 sí existía la tecnología que nos permitió ver a quienes disparaban desde Llaguno contra manifestantes desarmados.  Pero a esos no se los toca, más bien son condecorados.

Luego está lo de la licitud del empleo de las fuerzas armadas durante las protestas ciudadanas.  Eso, que estaba aceptado en 1989 en razón de lo que tipificaba la Constitución de 1961, a partir de la de 1999 no es posible.  La Fuerza Armada, según el texto actual puede colaborar en el mantenimiento del “orden interno"; que no es lo mismo que el "orden público", según explica alguien que de eso sabe mucho: el general y doctor en derecho Enrique Prieto Silva —mi querido compañero y compadre.  De hecho, la Constitución, en su Exposición de Motivos, precisó el término "orden interno", y lo definió como: “el estado en el cual se administra la justicia, se consolidan los valores de libertad, democracia, independencia, paz, solidaridad, bien común, integridad territorial, convivencia e imperio de la Constitución y la ley. Todo ello armonizado en un escenario donde predominan y practican los principios constitucionales (…) en un clima de absoluta participación democrática”  ¿Será que eso es tan difícil de entender para el nortesantandereano, su gabinete y sus altos mandos?

Y para que nos quede más claro lo anterior, el Art 332 tipifica que para el mantenimiento del orden público —nótese bien, el “público”— se crea una organización específica de carácter civil.  Dice: “El Ejecutivo Nacional, para mantener y restablecer el orden público, proteger al ciudadano o ciudadana, hogares y familias, apoyar las decisiones de las autoridades competentes y asegurar el pacífico disfrute de las garantías y derechos constitucionales, de conformidad con la ley, organizará: 1. Un cuerpo uniformado de policía nacional de carácter civil…” Y recalca, más abajo: “Los órganos de seguridad ciudadana son de carácter civil y respetarán la dignidad y los derechos humanos, sin discriminación alguna”.  De manera que los desmanes cometidos por los uniformados durante los acontecimientos recientes son —por esta razón también— otra violación de la Constitución vigente.  Y como aquellos actuaron por órdenes del Ejecutivo Nacional, este también la pisotea.  Una vez más…

Conozco y soy amigo de los generales a los que se les abre un juicio —Ítalo Alliegro, León Orsoni, Maya Cardona y Fuentes Serra—; me consta que son personas ilustradas, pundonorosas, de un alto nivel moral, que tienen muy claro el concepto de lo que es debido y a quienes, si estuviéramos en un Estado de Derecho, no se les pudiera imputar por delitos cometidos por otros, que estaban a kilómetros de ellos y que no actuaban bajo sus órdenes directas.  Si así fuera, y por aquello de “lo que es bueno para la pava…”, con más razón habría que abrírselo a la actual MinPoPoDef y demás altos mandos. Y a quien les dio las órdenes…

hacheseijaspe@gmail.com

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