¡Pero qué bombazo! Fue uno de mis lectores chavistas el que me dio la clave. Cuando me escriben, leo con mucho respeto las respuestas de los revolucionarios a quienes irrita que me oponga al régimen. El denominador común es que siempre concluyen diciéndome exactamente lo mismo ¡NO VOLVERÁN!.
Hummm...
El asunto me dejaba una desazón difusa y recurrente pero no hallaba cómo entrarle. A raíz de publicar “El Día Después” y luego “Secuestrados”, uno de ellos-consecuente lector- y más consecuente aún en sus intentos de convencerme (¿se?) sobre las bondades de la revolución, utilizó LA palabra que por fin me indicó cómo entrarle al asunto.
El reproche, principal ingrediente en las notas chavistas, vino en una frase iluminadora “es que tu añoras la cuarta y desde ya te digo No Volverán”. Y ahí se me prendió el fogonazo. Potente como un faro en la negra noche que vivimos. La desazón que se me escurría inasible, la visibilizó por fin una palabra: añorar. Qué equivocada estaba desvelándome por el “no volverán”. ¡No, no era por ahí! Mi lector chavista hizo que lo enfocara desde el ángulo correc
to. Compañero ¿añorar la Cuarta??? ¿de verdad crees que añoramos la Cuarta?
Me propuse organizar las ideas que chispoteaban desordenadas para darles cuerpo y coherencia. Supe que había dado con una senda acertada.
Elaboré un cuadro de dos columnas, la primera correspondía a lo “añorable” de la Cuarta, y en la columna de al lado -para el necesario contraste-, lo “detestable” de ella.
Acto seguido lo rellené con mis apreciaciones y luego pedí a los amigos y a los amigos de los amigos, de diferentes estratos, condición y tendencias que lo alimentaran con sus personales expresiones. Tomé la precaución de no enviarles las mías para no “contaminar” y obtener de cada uno un producto limpio.
¡Cuanto nos hubiéramos ahorrado de haber hecho esto antes!
La columna de lo que “añoramos” de la cuarta se redujo a apenas 3 conceptos expresados en tonos personales y contenido universal. Ojo: nótese que digo apenas 3 cosas. Sentí una punzada viéndola tan corta. He aquí lo que añoramos de la Cuarta.
1.-La Paz Social: esa que nos permitía ser diferentes, disentir y reñir sin alterar la convivencia
armónica. Una Paz Social que permitía y estimulaba el ascenso social y económico sin mas obstáculo que la propia capacidad y esfuerzo; un ascenso económico al alcance de muchos que, más que menos, procuraba ir de la mano de lo intelectual generando una espiral “jalando p’arriba y no p’abajo”; una paz que brindaba espacio para la pluralidad en todos los aspectos y sobre todo y mas importante, que supo enriquecerse de ella. Que abrió las puertas a sucesivas olas de emigrantes que honraron el suelo patrio con sus aportes y su diversidad; que levantó generación tras generación de jóvenes que jamás se plantearon emigrar del país y ocupaban universidades y canchas de deporte en lugar de dar ruedas de prensa y recibir andanadas del gas del bueno. Una paz social y política en la que la exclusión era una decisión personal, un factor económico o una educación deficiente, pero nunca, jamás, una Política de Estado.
Una Paz Social nacida a la vera de una democracia muy imperfecta, pero democracia sin duda.
2.-La Libertad: Aquí las expresiones recorrieron de lo divino a lo profano revelando que la Libertad para el venezolano es un concepto infinito, ilimitado, heterogéneo, complejo y tan surtido como quincalla de Quinta Crespo. Abarca desde escoger candidatos, hasta los programas de TV que sintonizamos. Desde circular donde nos pluguiere, hasta vestirnos con los colores que nos provoque; engloba por igual dirigir con mano firme la educación de los muchachos y la licencia de
llamar borracho a un presidente o ponerle moquetes gruesos a los funcionarios notorios; amar con igual pasión la música deUn Solo Pueblo como la de Elvis Presley sin ser calificado por ello de imperialista; destituir a un presidente recién elegido con aplastante mayoría y celebrar que una reina de belleza fuera buena alcaldesa. Libertad para comprar dólares o para hablar mal del gobierno sin que ni lo uno ni lo otro nos llevara presos. Libertad para ir o venir; para cuestionar o aplaudir con igual pasión a artistas, políticos, amos del valle o damnificados profesionales; para expresar una idea o emprender un negocio sin temer eso de la “inseguridad jurídica”; libertad para hablar en voz alta de cualquier cosa y dejar los susurros para la alcoba; Libertad para amar u odiar -a juicio propio y libérrimo- sin imposición de criterio ajeno. Libertad para tener de compadre a un magallanero masista aunque uno fuera caraquista adeco. Para leer a Adam Smith o Vanidades, para rebatir a Marx con Popper, o a Keynes con Milton Friedman; para preferir el dominó al ajedrez. Libertad que al final de cuentas, se traducía en Respeto aunque ni la RAE ni Cervantes lo considerarían sinónimo válido.
Y finalmente, el tercer factor que se añora de la Cuarta, el más importante, aunque el mas tímidamente defendido. El que nunca valoramos como el verdadero garante de que se diera todo lo anterior: la Alternabilidad. Que no era otra cosa que la tranquila conciencia de que a los gobernantes malos, los cambiábamos a los 5 años...o antes como hicimos con CAP. Alternabilidad que nos permitía volver empezar el ciclo al que llevamos atados desde los primeros días de la democracia: Esperanza/Desilusión/Cambio.
Esas 3 cosas resumen muy escuetamente lo que la gente añora de la Cuarta.
Entonces analicé la segunda columna. Lo detestable de la Cuarta.
Ahí- ahí estaba- registrado en blanco y negro, sin dar espacio a ninguna duda, el lapidario testimonio. La columna resultó inagotable. Imposible reproducirla en su totalidad. No hubo tema que no fuera reflejado. Comparto solo algunos de los rubros de lo “detestable” de la Cuarta.
1. Que los partidos dejaron de hacer política para funcionar como agencias de empleo.
2. Que CAPs y Calderas impidieron el relevo generacional que correspondía empeñados en reelegirse.
3. Que las calles no tenían luz, ni los barrios agua.
4. Que la basura era un problema recurrente.
5. Que todo fueran puros operativos epilépticos en lugar de Políticas Públicas y planificación
estratégica (bacheo, seguridad, recuperación de espacios) sin acompañarlos con una política de mantenimiento.
6. Que mataban a la gente por un par de zapatos.
7. Que las cárceles eran antros de hacinación y muerte y post-grados de perversión.
8. Que había (algunos) jueces corruptos (sic)
9. Que nos preguntábamos furiosos ¿Dónde están los reales? (Cuando Luis Herrera el barril de petróleo osciló entre 10 -20$ y Hugo Chávez arrancó en 29$ en 1999 y llegó a 134 $ por barril)
10. Que Venezuela le regaló un (1) barco a Bolivia. (perdonen que esto me de risa)
11. Que la policía vivía entre delincuentes y terminaban trabajando juntos y en lo mismo.
12. Que los maestros ganaban salarios de miseria haciendo que la docencia fuera la última opción para los mejores profesionales.
13. Que los médicos trabajaban con las uñas
14. Que los hospitales no tenían dotación y la gente se moría en los pasillos por falta de material.
15. Que las escuelas en septiembre jamás estaban refaccionadas
16. Que nunca se construían tantas casas como se prometían.
17. Que no había suficiente deporte ni cultura en las políticas públicas para impedir que los jóvenes de los sectores populares cayeran en la mala vida.
18. Que policías, médicos y maestros, los ejes de una sociedad sana, trabajaran sin recursos mientras se gastaban fortunas en propaganda electoral.
19. Que para todo había que buscar “palanca” o “engrasar tajadas”.
20. Que los vecinos fueran apáticos y no participaran en la defensa de sus propias áreas.
21. Que los espacios públicos fueran espantosos y descuidados.
22. Que la inseguridad iba “in crescendo”.
23. Que había cogollos y barraganas.
24. Que sacarse la cédula era un karma
25. Que las leyes estaban escritas pero eran pura tinta sobre papel.
26. Que se practicaba la discriminación por un carné
27. Que se fomentaba el clientelismo en lugar de la productividad y la excelencia.
28. Que se cedulaban extranjeros con fines electorales.
29. Que la burocracia hacía ineficiente todos los servicios públicos (solo había 800.000 empleados públicos y hoy hay cerca de 2 millones).
30. Que la corrupción y la impunidad campeaban inmorales.
¡Que gran tragedia reveló esta columna! Todo aquello que detestábamos en la Cuarta, todo aquello por lo que tantos votaron por Chávez buscando el cambio que ofrecía la nunca bien apreciada Alternabilidad, se mantiene intacto en la Quinta.
Para mayor desventura de quienes ciegos de rabia inducida gritan ¡No volverán!, todos esos males, todo lo detestable de entonces, hoy -como si no hubiera pasado una década de la revolución que se creyó reivindicadora - lo seguimos padeciendo en versiones corregidas y aumentadas.
Pero lo que da a esta comprobación proporciones catastróficas es constatar que, además de que la revolución no solo no eliminó nada de lo que detestábamos de la Cuarta, desvalijó y profanó lo poco que en aquella había de bueno.
La Paz Social, ha sido sustituida por el Odio institucionalizado y en cadena nacional.
La Libertad es hoy una triste figura arrinconada, golpeada, disminuida, opaca, relativa, sujeta a condiciones e inaccesible a cada vez mayor número de venezolanos, incluso si militan en el PSUV.
Y la Alternabilidad, esa llave democrática a la que nunca le dimos la importancia que merecía, ella que nos permitía cambiar a los gobiernos y a los funcionarios malos, esa cuya presencia nos garantizaba que en 5 años podíamos volver a empezar con un nuevo sueño, ella ha sido extirpada legalmente con la aprobación de la Reforma y la nueva LOPE.
Compatriotas chavistas, ¿añorar la Cuarta? ¿regresar a “eso”?
No. Este país no quiere volver a la Cuarta de la segunda columna. ¡Ni de vaina!
¿Por qué no se ha enviado ese mensaje?
¿Será quizás porque a muchos de los responsables de lo detestable de la Cuarta les avergüenza tanto que ni se atreven a hacer el necesario Mea Culpa al respecto...?
¿Será porque algunos no detestan tanto la Quinta como quisieran en cambio ser sus actores?
¿Será porque en el fondo algunos necesitan a Chávez y no quieren que se vaya porque él les da razón de “ser” y su salida significaría su retorno a la oscuridad y el anonimato?
Difícil responder esas preguntas espinosas...
Dos peligros distintos acechan a los venezolanos de toda tendencia y condición. A los que padecemos lo que hacen mal o dejan de hacer bien apenas un centenar de dirigentes de las dos tendencias. ¡Apenas un centenar frente a 26 millones!
El peligro de los opositores es que, a fuerza de combatir la revolución, muchos han idealizado esa Cuarta República, olvidando que lo que trajo la Quinta, fue precisamente todo lo que aquella tenía de detestable...
El peligro para los chavistas es que, aferrados aún al sueño de 1998, se nieguen a aceptar que todas aquellas abominaciones que los hicieron abrazar el sueño revolucionario, permanecen y se agigantaron llevándose además, lo que todos, sin distingo de color, amábamos.
En los ataques de los chavistas veo, mas allá de la agresión, el miedo íntimo y sordo que necesita acallar con gritos el desengaño de una frustración que los rebasa.
Porque, como crudamente retrata la segunda columna, la revolución también dejó ensartados sus sueños...ustedes también son sus víctimas aunque lleven camisa roja.
La Cuarta no puede volver porque nunca se fue...sólo cambió de nombre y de logo.
La revolución que se prometió reparadora de los agravios, resultó la cuatrera de sus aspiraciones.
No. No renuncien a su sueño. El sueño era justo y sigue siendo un sueño pendiente. Un sueño por el que merece la pena luchar.
Pero toca a ustedes poner freno a La Voz, esa a la que entregaron confiados la conducción de sus sueños, y que al contrario de ellos que se nutren de un ideal noble, se alimenta de las profundidades oscuras donde copulan en orgía desenfrenada la rabia, el resentimiento, la ofensa y la destrucción .
Esa Voz que busca ofuscar sus sentidos, aturdirlos en todos los espacios y a toda hora para enturbiar su razonamiento, para que no contabilicen los “anuncios” vacíos de ejecuciones, para impedir que puedan pensar en la segunda columna...la que demuestra que nada ha cambiado.
¿Añorar la Cuarta?...No. Rotundamente no.
Cuando de nuevo increpen el ¡No volverán! piensen antes de hacerlo a qué y a quien dirigen el grito.
Porque si es a la Cuarta, somos muchos los que nos sumaremos al coro.
En ese punto convertiremos la mayoría en Unidad y entonces, avasallante e imparable, vendrá el Día Después...
OlgaK
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