BIENVENIDOS AMIGOS PUES OTRA VENEZUELA ES POSIBLE. LUCHEMOS POR LA DEMOCRACIA LIBERAL

LA LIBERTAD, SANCHO, ES UNO DE LOS MÁS PRECIOSOS DONES QUE A LOS HOMBRES DIERON LOS CIELOS; CON ELLA NO PUEDEN IGUALARSE LOS TESOROS QUE ENCIERRAN LA TIERRA Y EL MAR: POR LA LIBERTAD, ASÍ COMO POR LA HONRA, SE PUEDE Y DEBE AVENTURAR LA VIDA. (MIGUEL DE CERVANTES SAAVEDRA) ¡VENEZUELA SOMOS TODOS! NO DEFENDEMOS POSICIONES PARTIDISTAS. ESTAMOS CON LA AUTENTICA UNIDAD DE LA ALTERNATIVA DEMOCRATICA

miércoles, 1 de enero de 2014

JOSÉ FÉLIX DÍAZ BERMÚDEZ , EVOCACION DE LAS UVAS DEL TIEMPO

El 31 de diciembre de 1923, hace hoy 90 años, en una fría y solitaria noche en Madrid donde permanecía en ocasión a los homenajes que se le tributaron por su admirable obra: "Canto a España", Andrés Eloy Blanco escribió uno de los más recordados y significativos versos de literatura venezolana: "Las Uvas del Tiempo".


En medio de aquella noche singular en una: "gran ciudad histérica" –como la definió– donde hombres y mujeres se confundían en la alegría de las celebraciones, nuestro poeta se atrevió a confrontar en el recuerdo y en el sentimiento dos presencias entrañables suyas y de todos: a la madre y su tierra. Era, pues, el momento en el que todos se: "colocan las vendas", olvidando el pasado, disfrutando el presente para recibir el porvenir.

En un primer instante el poeta indicó que se encontraba solo, pero luego advirtió que no lo estaba al evocar a la madre distante y a la patria de todos. Observó la tradición de aquella tierra próxima: "las doce uvas de la Noche Vieja...", extrañando sin embargo que: "...aquí no se abrazan ni gritan: ¡FELIZ AÑO!, /como en los pueblos de mi tierra...". "¡Oh nuestras plazas, donde van las gentes/ sin conocerse, con la buena nueva!/ Las manos que buscan con la efusión unánime/ de ser hormigas de la misma cueva;/ y al hombre que está solo, bajo un árbol,/ le dicen cosas de honda fortaleza: / "¡Venid, compadre, que las horas pasan;/ pero aprendamos a pasar con ellas!", evocando también: "... el cañonazo en La Planicie, / y el himno nacional desde la iglesia, / y el amigo que viene a saludarnos: /"feliz año, señores", y a los criados que llegan/ a recibir en nuestros brazos/  el amor de la casa buena".

En su texto, Andrés Eloy exaltó la cena familiar, a los padres, a los hijos, a los íntimos amigos y a pesar que probó las: "ácidas uvas de la ausencia", su poema se iluminó de pronto al recordar: "mi casona oriental..." donde el parral crecido daba uvas también: "más dulces que la miel de abejas", uvas que pudieron salvarse de las: "avispas negras". Añoraba igualmente su infancia cuando permanecía en el estanque, "el corral con guayabos y almendros", "el corral con peonías y cerezas", "los grandes libros de la biblioteca", en la placidez de los años hermosos que formaron al hombre, en esa calidez humana que tanto le distinguió.

No obstante que las glorias de sus letras le llevaron a España a la que cantó de elevada manera a su cultura y a su historia, se preguntaba en su poema si se justificaba el no encontrarse cerca y cómo las aparentes grandes cosas resultaban pequeñas si se comparaban con lo entrañable y principal de la vida.

Mientras así reflexionaba, Andrés Eloy se definió entonces como: "un hombre en busca de un camino...", camino que encontraría plenamente en su obra literaria, ciudadana y política, al descubrir también, como lo hizo entonces, la vereda más próxima al afecto, al hogar, donde su imaginación y su poesía eran libres, "sin críticos".

"Las Uvas del Tiempo" constituye una de sus más altas y populares expresiones poéticas de Andrés Eloy Blanco con la que nos permite valorar a la madre, al hogar, a la patria, la que fue, la que es y debe seguir siendo en el gesto cordial que forma parte de la esencia de lo venezolano y que tanto nos caracterizó en otro tiempo, una patria fraterna, con expresión sincera de sentimientos y propósitos en los que todos participaban y que,  en definitiva, es lo que identifica y fortalece a una nación: su encarnadura humana, su actitud ante los otros, su presencia en la vida, "el buen racimo" que señaló el poeta, producto de ella misma y de todos.

Tal es siempre el admirable testimonio que nos ofrece Andrés Eloy Blanco, a quien se hace necesario estudiar otra vez en este tiempo de inadmisibles negaciones para afirmar lo mejor del alma venezolana que no permite claudicar al deber, al verdadero patriotismo, al significado trascendente de nuestra existencia como individuos y como nación.


EL ENVÍO A NUESTROS CORREOS AUTORIZA PUBLICACIÓN, ACTUALIDAD, VENEZUELA, OPINIÓN, NOTICIA, REPUBLICANO LIBERAL, DEMOCRACIA, LIBERAL, LIBERALISMO, LIBERTARIO, POLÍTICA, INTERNACIONAL, ELECCIONES,UNIDAD, ALTERNATIVA DEMOCRÁTICA,CONTENIDO NOTICIOSO,