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LA LIBERTAD, SANCHO, ES UNO DE LOS MÁS PRECIOSOS DONES QUE A LOS HOMBRES DIERON LOS CIELOS; CON ELLA NO PUEDEN IGUALARSE LOS TESOROS QUE ENCIERRAN LA TIERRA Y EL MAR: POR LA LIBERTAD, ASÍ COMO POR LA HONRA, SE PUEDE Y DEBE AVENTURAR LA VIDA. (MIGUEL DE CERVANTES SAAVEDRA) ¡VENEZUELA SOMOS TODOS! NO DEFENDEMOS POSICIONES PARTIDISTAS. ESTAMOS CON LA AUTENTICA UNIDAD DE LA ALTERNATIVA DEMOCRATICA

lunes, 24 de junio de 2013

EGILDO LUJÁN NAVA, ARREANDO LA EDUCACIÓN, FORMATO DEL FUTURO…

Esta semana comenzó el proceso de culminación del año escolar en Venezuela, que, formalmente, cerrará el ciclo a comienzos de julio. Y se da entre cuatro escenarios que marcan el desafortunado tratamiento que recibe en el país esa tarea de alta factura social y moral, como es la formación de la muchachada, desde la pre-escolar o educación inicial, hasta la universitaria, incluyendo post-grados, diplomados y similares.

Tales escenarios no son otros que –indistintamente del orden de su ubicación- la culminación de un período de 180 días de actividades que, al final, no llega a 130, como consecuencia del arrebatón de casi 50 por las más sorprendentes, como inverosímiles razones. Y que van desde conmemoraciones, duelos, recogimientos, días feriados, celebraciones, arremetidas naturales, destrucción de centros de enseñanza, hasta todas las demás que cada lector pueda detectar en el medio de lo imposible, pero que en Venezuela son reales, en atención a que, últimamente, el tema educación no pasa de ser otro patético motivo para las incursiones ideológicas, en procura de la “construcción del nuevo hombre” que mañana hará posible la presunta gloriosa vida en socialismo.

Un segundo aspecto es aquél que está relacionado con el llamado que se le ha estado haciendo a profesores jubilados de la educación media y educandos en formación para desempeñarse mañana en esa área, para que digan si están dispuestos a, literalmente hablando, “matar tigres”. Especialmente, en liceos públicos y privados que por carencia de profesores especializados en ciertas materias “obligadas”, para que contribuyan a “ayudar a los muchachos” a recibir una ligera formación capaz de justificar la colocación de una nota y, por supuesto, a darle rostro propio a un promedio estudiantil que mañana determinará opciones en potenciales carreras universitarias.

El tercero tiene que ver con el torneo destructor de la formación plural universitaria venezolana, y que se ha emprendido desde los propios despachos  gubernamentales, como componente determinante de la materialización del intento de hacer del “hombre nuevo”. Es decir, del sueño  “sesentoso” identificado como la gran meta del pensamiento único, alineado con un igualitarismo ideológico que, para segura indignación de sus promotores, es hoy componente medular quimérico en la avanzada incontenible de las redes sociales. Sí, de las mismas que parieron la llamada Primavera Árabe, y que hoy, para fortuna de las sociedades de pensamiento libre, han terminado por convertirse en el más eficiente recurso ciudadano, para calibrar el buen o mal desempeño de las burocracias del mundo, y conminar a los Estados a ser expresión de lo eficiente en sus desempeños y transparente en la administración de los fondos públicos, en contra de su histórica vigencia de ser, en muchos casos, jardín para la corrupción, campo abierto para la multiplicación de frustraciones colectivas.

Y, por supuesto, el último escenario tiene que ver con la obvia y cuestionable expresión gubernamental, de pretender conducir la educación en el país como una especie de arreo llanero, hacia lugares de no retorno, cuando ante sí a quienes tiene es a un conglomerado de ciudadanos que, según la vigente Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, es dueña incuestionable de un derecho humano que no se le puede seguir concibiendo y tratando como una concesión graciosa de quien gobierna.

Diferentes países del Continente registran en sus nóminas educativas, a centenares de profesionales de la docencia venezolana que, para tragedia nacional, están en esos lugares impartiendo formación y enseñanza de la que, día a día, son desprovistas las generaciones de relevo.

Asimismo, distintos países del mundo se disputan especialistas venezolanos en las más heterogéneas áreas de la ciencia aplicada, mientras que otros reclutan investigadores que aquí se les obliga a envejecer improductivamente, al tener que sacrificar sus méritos para canjearlos por grados de adulancia y seguimiento forzoso a propósitos extracátedra.

En exigentes puestos de trabajo en Norteamérica, Europa, Asia, Oceanía  y África para estudiantes del mundo que se aventuran a pretender vivir cada día mejor y en un ambiente de libertad, no son pocos los venezolanos que hoy se esmeran en autofinanciarse pregrados, postgrados y especializaciones. A la vez que sueñan con el retorno a su Patria algún día, para ser portadores y difusores de la transferencia tecnológica que hoy es supuestamente letra pequeña entre los no difundidos acuerdos gobierno-gobierno, pero que nunca se manifiestan en efectos demostrativos de semejante beneficio.

Los espacios ganados en el país para la participación por educadores, educandos y padres y representantes, actualmente son empleados para reclamar que, desde las instancias públicas, tiene que producirse una atención distinta a la falsa concepción y creencia de que en Venezuela, educación es sinónimo de buena o mala, dependiendo del volumen de recursos financieros que se le asigne, con base en un registro presupuestario condicionado por las exigencias del igualitarismo masificador. No obstante, ese accionar pareciera ser actualmente una infructuosa tarea en el medio de otro espacio, relacionado con el modelo de desarrollo que se insiste en seguir apuntalando. Aun cuando los resultados de lo que se ha pretendido imponer por la fuerza durante la última década, hoy demuestran que su razón de ser es incompatible con más de 150 años de trayectoria de un esfuerzo productivo, que, si bien no ha alcanzando estándares de eficiencia y competitividad para los nuevos retos de la globalidad, se corresponde con el cultivo del libre emprendimiento, de la creatividad no mediatizada como la más pura manifestación de la libertad, y hasta los lineamientos que determinan el devenir económico de los países vecinos, incluyendo algunos de los cuales juegan a la “hermandad” con Venezuela en procesos integradores regionales.

Desde luego, como en otros casos que también demandan una mayor dedicación perceptiva de lo que está sucediendo, y disposición a contribuir con la multiplicación de  atenciones a todo aquello que tiene que revisarse y someterse a la necesaria, como inevitable modernización de objetivos, también en el caso de la educación le corresponde a toda la sociedad venezolana un involucramiento más definido. Porque de lo que se trata el compromiso recurrentemente proactivo del presente, es mucho más que la observación pasiva de apreciar que en el país, educar es una responsabilidad social mal remunerada, peor tratada, injustificadamente sometida a la exclusión, y que la educación, sencillamente, es materia que se concibe con enfoques primitivos, espeluznantemente reaccionarios.

No se trata de lamentos, tampoco de cultos a la indignación. Sí de sumarse a la tarea de exigir que la educación no sea sólo un producto para la manipulación agazapada en mensajes de renovación. La educación es tarea de todos. Y a todos corresponde impedir que cada nuevo año escolar termine como el actual.

egildolujan@gmail.com
Enviado a nuestros correos por
Edecio Brito Escobar (CNP-314)
ebritoe@gmail.com

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INFORME DEL DR. MANUEL RACHADELL SOBRE LAS NORMAS DE HOMOLOGACIÓN Y LA OFERTA DEL GOBIERNO

Informe Sobre La Vigencia De Las Normas De Homologación Y Sobre La Inconstitucionalidad De Las Cláusulas 5ª Y 6ª Del Proyecto De Convención Colectiva Única Para Regular Las Relaciones Laborales Del Personal Universitario
El estudio contenido en el documento que se acompaña está organizado en tres partes, así:

*Una primera parte*, en la que se analiza el marco jurídico de las universidades y del personal a su servicio,  para evidenciar que las *Normas de Homologación* están vigentes y que deben aplicarse para determinar el sueldo y los beneficios adicionales de los profesores, los cuales también tienen derecho a los beneficios que derivan del Acta Convenio y de la Convención Colectiva que se apruebe. Con respecto a esta última se observa que se ha iniciado su discusión sin darle la debida representación a la FAPUV, en nombre de los profesores, y a los empleadores (las Universidades), lo cual vicia el procedimiento, pero puede corregirse.

*Una segunda parte*, sobre las Cláusulas contenidas en el proyecto de Convención Colectiva que no se refieren al régimen laboral y que violan la Constitución: la 5ª, por la que se establece un sistema electoral para las Universidades, y la 6ª, en la que se determina que el socialismo es la ideología oficial y única para las Universidades.

*En una tercera parte*, se incluyen recomendaciones para traer paz y justicia a la familia universitaria, en beneficio del país: que se reponga el procedimiento de discusión de la Convención Colectiva Única para comenzarlo de nuevo, con la participación de la representación de los profesores (FAPUV) y de los empleadores (las Universidades); que del proyecto de Convención Colectiva se supriman las Clausulas 5ª y 6ª; que en la Convención Colectiva se prevea expresamente que el sueldo y los beneficios adicionales de los profesores se determinan conforme a las Normas de Homologación y que se estudie la posibilidad de extender la aplicación de estas normas al personal administrativo, al personal profesional en funciones administrativas, técnicas y de servicio y a los obreros al servicio de las Universidades.

Informe completo sobre la vigencia de las normas de homologación en:
www.ciens.ucv.ve/ciens/wp-content/uploads/2013/.../Carta-a-APUCV.pdf‎

Tambien en:
http://manuelrachadell.blogspot.com/2013/06/informe-sobre-la-vigencia-de-las-normas.html

Manuel Rachadell
Ex Consultor Jurídico del Consejo Nacional de Universidades (CNU)
Ex Consultor Jurídico de la Universidad Central de Venezuela (UCV)* * Doctor en Derecho, Profesor Titular Jubilado de la UCV*

Manuel Rachadell ‏
@mrachade

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EMILIO NOUEL V., EL CAPAGATOS DE CHAVEZ

En tertulias políticas a las que asistí en los últimos tiempos, siempre estuve en minoría cuando se hablaba de las andanzas de Diosdado Cabello. 

CASTRO Y GOMEZ
Observaba yo entonces, en contra de la opinión mayoritaria, que a la chita callando, él estaba acumulando poder político y financiero, doblando la cerviz ante el caudillo cuanto fuere necesario, aguantando regaños y humillaciones sin chistar, sometido a sus dictados y caprichos cual perro fiel, haciendo lo que le ordenara y para lo que hiciera falta.

Me decían mis contradictores: fíjate, lo mandaron de candidato a Monagas; en el PSUV no sacó los votos necesarios para ser directivo, no lo quieren ver ni en pintura por corrupto, y así, unos cuantos alegatos más que abonaban la posición que decretaba prácticamente el declive inexorable del que llaman hoy “El magnate de El Furrial”.

Sin embargo, el personaje luego fue nombrado Ministro en un despacho que maneja grandes recursos financieros; primer vicepresidente de su partido y más tarde presidente de la Asamblea Nacional. Cual dirigente chino que en la época de la Revolución Cultural fue enviado a campos de reeducación, Cabello “resurgía” como ave fénix.

Por lo visto, el hombre no estaba condenado al ostracismo, tal y como afirmaban mis contertulios.

Mi opinión no era producto sólo de elucubraciones o conjeturas, eran muchas las informaciones que se recibían por distintos vericuetos de la vida cotidiana, que contradecían la supuesta minusvalía política o desgracia en la que habría caído Cabello, todo lo contrario estaba sucediendo.

El interfecto, como se sabe, se moviliza con un cortejo nutrido de vehículos y espalderos mal encarados y bien artillados. Las medidas de seguridad que lo rodean son extremas. Dicen que hasta dispone de artilugios técnicos avanzados para interceptar las llamadas que vayan dirigidas a inmuebles dentro del perímetro geográfico en que se encuentre.

El presidente de la Asamblea se cuida y muy bien. Él sabrá los callos que ha pisado, sobre todo, los de su propio partido, en el que muchos y encumbrados no le quieren bien.

En estos días estuvo haciendo “diplomacia”. Y todos nos preguntamos a santo de qué, si ésa no es su función. ¿Qué fue a hacer a Cuba 3 días? Seguirá a Rusia y China. ¿Será que no se quiere quedar atrás, mientras su rival interno va a reunirse con Francisco I?

¿Será que a los cubanos, para curarse en salud, no les quedó otra que reconocerle su peso determinante en el post-chavismo y entre los militares? Rusos y chinos ¿habrán hecho el mismo cálculo?

Lo cierto de todo es que el personaje de marras se ha convertido en factor fundamental en la situación política actual. Y habrá que seguir con cuidado sus pasos. Dispone de enormes recursos materiales y de poder de fuego. 

Es un caradura que administra muy bien su discurso radical para el público de galería. 

Antes de que se despidiera el finado caudillo, se me ocurrió en cierta ocasión hacer una comparación de Cabello con Juan Vicente Gómez, cuando éste era el segundo del Cabito Castro.

Muchos conocen la anécdota. Doña Zoila de Castro, primera dama de entonces, dicen que llamó al Vicepresidente de la República, a la sazón el general Gómez, para que le capara unos gatos que tenía en casa, que la molestaban con sus bochinches con las gatas. Y el señor general, ni corto ni perezoso, y para complacer nada menos y nada más que a la esposa de su compadre presidente, cumplió con el cometido degradante, sin rezongo alguno.

Todos saben cómo finalizó esa historia de traición entre compadres.

Mutatis mutandi, como acostumbran decir los letrados, hay ciertas semejanzas entre aquella historia y la presente. La traición nunca la pudimos ver en vida del caudillo, suerte de “Cabito del siglo XXI”, desaparecido de la escena, como sabemos, por muerte natural. 

Pero la traición a su memoria y obra -Mario Silva dixit- estaría teniendo lugar en manos de Cabello.

En cualquier caso, ellos son rojos y se entienden; o más bien, se desentienden, sobre todo, si advertimos la sorda y cruenta disputa que protagoniza una federación de grupos cada uno salvaguardando sus intereses, y luchando por el reparto de la herencia política del finado, así como del gordo botín petrolero.

@ENouelV

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TEÓDULO LÓPEZ MELÉNDEZ, LA IDEOLOGIZACIÓN DEL CONFLICTO

“Encontramos razones que confirman nuestra creencia porque ya creemos: no es que creamos porque hayamos encontrado suficientes buenas razones para creer” Slavoj Zizek
Tal vez deberíamos ir a la representación simbólica de la realidad social para escudriñar los supuestos  reales contenidos ideológicos del presente conflicto perverso o pasearnos por las definiciones siempre contrastantes y polémicas de ideología.  Quizás nos inclinemos por recurrir a la segunda acepción de Bobbio, en el sentido de que en el asunto ideológico lo importante no es la verdad sino su valor funcional.

La representación tiene una mezcla de elementos entre los cuales, sin duda, está incluida la ideología, sobre todo y a nuestro entender, como elemento afectivo que moldea la visión, procesa la información y determina comportamientos derivados de esa representación. Esto es, al lado del elemento afectivo hay uno normativo y también uno cognoscitivo. Entre los tres forman una conciencia social.

El planteamiento del “socialismo del siglo XXI” provee de una autovaloración y de una justificación, en pocas palabras, otorga la fe, como concede una autorización para determinar lo bueno y lo malo y, en consecuencia, un movimiento actuante. 

El contenido ideológico otorga la especificidad necesaria a una eficacia. Así sucede a pesar de ser una noción del marxismo ortodoxo el ‘fin de la ideología” al considerarla como típico producto del capitalismo y en consecuencia innecesaria al término de las relaciones de dominación. 

De manera que hablar del “socialismo del siglo XXI” como una teoría de base sólida o como verdadera o de efectos perniciosos es absolutamente banal puesto que lo único que interesa a los efectos del conflicto es su eficiencia práctica, dado que otorga coherencia en el ejercicio del poder.

La identificación no proviene de alguna racionalidad, más bien de las connotaciones subliminales. La identificación proviene de “una oferta de vida”. Esta forma va desde lo trivial hasta lo supuestamente profundo que permite la expresión ‘daría mi vida por el proceso”. En situaciones como la presente venezolana el elemento ideología contribuye grandemente a la radicalización de los opuestos o, si se quiere, a determinar el grado de intensidad de lo que hemos denominado polarización.

Frente al hecho encontramos la radicalización de los opuestos, pero ahora nos interesa destacar el llamado a la reconciliación y al diálogo. Es evidente que la eliminación del antagonismo, tal como lo hemos descrito, resulta muy difícil porque ya se ha erigido como elemento constitutivo del ordenamiento social. El constante ataque a la “burguesía” nos lleva a considerar al Marx de la ideología alemana donde se define a la ideología  como una falsa conciencia de posición de clase. 

Si en el caso venezolano estuviésemos viviendo un enfrentamiento de los trabajadores contra la burguesía, lo que no es cierto para nada, podrían explicarse los ataques a los que hacemos referencia, lo que a su vez nos obliga a señalar el elemento ideológico como uno distorsionador y falso, producto de resabios de un Marx mal entendido o simplemente de uno dejado en su contexto histórico. Por este camino la única posible conclusión es que “la construcción del proceso” sólo es posible excluyendo de manera definitiva a un sector de la población como condición necesaria para la posibilidad de logro revolucionario.

Creo existe una ignorancia supina del pensamiento postmarxista y/o neomarxista. Desde este punto de vista la única posibilidad de atemperar los disentimientos es el abandono de la idea de liquidación y colocar el enfrentamiento en términos de siglo XXI, lo que significa, por parte de quienes ahora ejercen el poder,  de la admisión de la tesis de que debemos desechar las deformaciones conducidas por las formas imaginarias. 

Por parte de quienes se le oponen la aceptación de estar viviendo un proceso de reconstrucción social que implica la incorporación de un elemento consensual que conlleve la construcción de un principio comunitario frente a las drásticas consecuencias eventuales del enfrentamiento.
En buena medida, podríamos hablar de un retorno a la política, si pensamos con el esloveno Zizek y su inmersión en Jacques Lacan,  que ese elemento ideológico la forcluye (la pone fuera de tiempo)  y avanza a lo que se ha denominado “consensualismo puro”, lo que deberemos leer, creemos nosotros, como imposición totalitaria que pretende el objetivo imposible de eliminar la alteridad. 

Este retorno a la política permitiría conformar lo que llamaremos a estos fines específicos como “objetividad”, cuya ausencia, extrema paradoja no visible para los ojos cegatos de los extremismos, impide la realización de lo social. 

Creemos que su ausencia ha sido denominada fascismo.

tlopezmelendez@cantv.net

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ANGÉLICA MORA, LA AMBICIÓN DE CAMILA, CASO CHILE

Camila Antonia Amaranta Vallejo es bonita y en un mundo materialista con esto tiene un gran porcentaje ganado.

El resto lo pone Cuba y Venezuela, que tienen en la dirigente  estudiantil chilena la mejor cuña comunista jamás soñada para sus planes de conquista.
La joven se hizo famosa  por dirigir las movilizaciones estudiantiles desde el 2011, que han conducido a meses de caos y paralización de faenas en la nación andina.

Sin embargo, la iniciación de Camila en la política no comenzó con las marchas y huelgas, sino mucho antes, cuando viajó varias veces a Cuba.
Luego de su última gira por Cuba en el 2012, donde fue recibida con honores por la Cúpula Gobernante Cubana, declaró que ella seguía al pie de la letra "La carta de Ruta" de Fidel Castro.

El gobierno de La Habana la aconseja y el de Venezuela le da el dinero necesario para avanzar en sus ambiciones.

En un detallado esquema del empleo de la imagen de Camila, el gobierno de La Habana ha hecho que se subraye su belleza, para transformarla en una eficaz arma de penetración dentro de la juventud chilena... e incluso más allá de esas fronteras.

El plan cubano hace tiempo que comenzó a dibujarse en torno a las posibilidades de la joven, incluso antes de que ésta saltara a la fama cuando ganó  en el 2010 la presidencia de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile.

Los castristas quieren hacer de ella un nuevo Hugo Chávez. La tildan como Revolucionaria Glamorosa y la exaltan como Militante de la Juventud Comunista chilena.

Ya miles de jóvenes (y otros que no lo son tanto) expresan su amor por Camila en las redes sociales. Hasta el vicepresidente de Bolivia, Álvaro García Linera, confesó: "Todos estamos enamorados de ella".
Su cuenta en la red social Twitter (@camila_vallejo) ya rebasó los 200 mil seguidores; la búsqueda "camila vallejo rica" es una de las más visitadas en Google y el blog "camilapresidenta" tiene miles de visitantes cada día.

La vieja estrategia de los Castro, de colocar a un cubano para que enamore a la persona que se desea captar, se empleó también con Camila, aunque no hubo necesidad ni de atraerla ni de que cambiara sus creencias políticas.
Camila Vallejo Dowling es hija de Reinaldo Vallejo y Mariela Dowling, dos antiguos militantes del Partido Comunista y ella, desde hace años, milita en el partido rojo.

En realidad colocarle una pareja fue una acción "a futuro", y ese futuro se está desarrollando ahora.

EL NOVIO Y GURADA ESPALDA
CUBANO
Su compañero es un cubano llamado Julio Sarmiento, con quien ha tenido un serio romance, peleas y reconciliaciones. Sarmiento, asegura que todavía es estudiante en la Universidad de Chile y militante del partido comunista chileno. Nació en Santa Clara y tiene 30 años. Llegó a Chile en el 2002 y entró a la Escuela de Medicina dos años después. Ha sido presidente del Consejo de Estudiantes de la Salud por dos períodos y Consejero de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile. Para ser aún más específico en su cuidado ordenado por La Habana, vive a pocas cuadras del hogar de los Vallejos.

Aunque Camila es reacia a hablar sobre su vida personal y ha dicho que "ya no pololea" con el cubano, se les ve constantemente juntos.

Sarmiento es unas de las personas que se coloca como valla ante los periodistas y está constantemente a su lado durante las marchas.

 La ex presidenta de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile está dando el próximo paso político como candidata a diputada en las elecciones del próximo noviembre, por el propio partido Comunista (PC).
Camila Vallejo postulará por el distrito santiaguino de La Florida, que es donde siempre ha vivido.

Luego de aspirar como diputada es un hecho que optará a la presidencia de Chile.

angelica morabeals 
angelicamorabeals@yahoo.com

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CARLOS SCHULMAISTER, EL ESTADO, LA LEY Y NOSOTROS

EL ESTADO
El Estado existe y a pesar de ser una  abstracción conceptual interactúa con los hombres, ¡y vaya cuánto y cómo! Sin embargo, como otras tantas abstracciones del pensamiento no resulta demasiado fácil conocerlo, aunque tampoco es demasiado difícil. Eso sí, a poco que se lo encare nos sorprende su originalidad ya que es como una ausencia presente o una presencia ausente, y en ambos casos aparentemente presente  y aparentemente ausente.
EL ESTADO DEBE OCUPARSE DE ESTAS FUNCIONES
Lo cierto es que de haber surgido como una original respuesta creativa a las necesidades del crecimiento demográfico y de la cultura el Estado ha adquirido una preeminencia y un poder descomunal sobre los seres humanos, sus creadores, a los que orienta, condiciona y determina en su existencia con tal grado de poder que en cierto modo han pasado a ser sus esclavos.
En todo caso, en la actualidad el Estado no constituye un dato más de nuestras vidas concretas, homologable a otros datos de similar importancia, sino el marco necesario e imprescindible en el cual éstas se hacen posibles con significado y sentido, es decir, en la producción de la cultura material y simbólica y en la emergencia y desenvolvimiento de la humanidad, otro concepto de elevada abstracción y de gran utilidad para la comprensión sustantiva de la condición humana.
LA LEY
El Estado opera (si es lícito utilizar este término) mediante el imperium de la ley o norma jurídica, otra gran creación humana que representa los brazos y las herramientas de aquél para hacernos bailar al son de su música. Es gracias a ella como el Estado se revela ante nosotros, ya que configura sus modos de ser y de parecer, con lo cual podemos elaborar ideas e intuiciones acerca de su naturaleza, sus funciones y sus fines.
La ley, tanto la escrita como la no escrita, en tanto dato de la experiencia es observable y vivenciable a través de su presencia y participación en todos los actos de la vida social, los privados y los públicos. Su eficacia y su virtud concreta en punto a su aplicación oscila en un espectro polar donde las múltiples formas de la vida humana son percibidas y valoradas axiológicamente en gradaciones extremas e intermedias. De otra manera, los juicios de los valorantes –o sea sus valoraciones- configuran valores y disvalores de las acciones y las cosas materiales e ideales, dando origen a las formas y parámetros que expresan lo deseable y lo indeseable en una sociedad, en lo concretamente existente, en lo posible y previsible, y también, eventualmente, en lo utópico, o sea en lo inédito posible.
Hablo de la experiencia real y concreta de la presencia de la ley en la vida cotidiana. He aquí la ley,  la que tiene que ver con nuestras vidas particulares y colectivas del día a día, la que conocemos por su visibilidad y operatividad. A esa ley, o mejor dicho a esa cara de la ley le debemos mucho por lo bueno que nos da y nos permite y por lo malo que nos quita, pero ella también nos debe mucho a todos y a cada uno de nosotros por lo bueno que nos quita o nos niega y por lo malo que nos trae aun a nuestro pesar.
Por lo tanto, en un amplio abanico de posibilidades diversas de realización la ley te enseña, te educa, te forma, te moldea, te persuade, te controla, te disciplina, te disuade, te apremia, te obliga y eventualmente te castiga. En suma, te amplia, te aumenta, te expande, te desarrolla… y también te reprime, te constriñe, te reduce...
De ahí que la ley merece nuestro reconocimiento y agradecimiento por todo aquello que nos permite,  facilita y otorga a lo largo de nuestras vidas particulares y también por lo que ha permitido, facilitado y otorgado al género humano a lo largo de la historia: fundamentalmente el descubrimiento de nuestra humanidad, de la humanidad de los hombres.
EL CLIMA SOCIAL
Por lo tanto, las leyes que operan en nuestras vidas concretas no sólo nos proveen sino que también nos privan, y lo mismo sucede a escala del género humano, siendo previsible que continúen operando del mismo modo en el futuro.
Lo justo, lo verdadero y lo bello que constituye la esencia del Bien, el valor supremo tanto en versión religiosa como laica, necesita y necesitará para su realización de la existencia de la ley. A la inversa, lo injusto, lo falso y lo feo que constituye el Mal también se ha valido de la ley y seguirá haciéndolo mientras exista el Estado porque todo lo que la ley hace o impide en uno u otro sentido axiológico corre por cuenta y cargo del  cargo del Estado, ya sea en forma exclusiva o compartida con otro referente de poder como es esa otra gran abstracción llamada Dios.
De modo que el clima social (lato sensu) que genera la experiencia de la vida organizada desde la aparición del Estado es una vivencia compartible y más o menos concienciada por todos y cada uno de los miembros de una sociedad nacional de este mundo global.
En este sentido quiero formular una analogía con el clima real (climatológicamente hablando) que vive una sociedad concreta, situada -toda sociedad concreta- a lo largo de las horas, de los días, los meses y los años, con su catálogo de gratificaciones y rigores extremos, de fenómenos recurrentes y de otros inesperados y temibles, en fin una panoplia de posibilidades previsibles que duran un tiempo y luego se van para reaparecer a intervalos regulares, y luego a repetir el proceso.
El clima meteorológico nos acaricia y nos mima, así como nos agrede y agravia por momentos. Pero la previsibilidad de la naturaleza nos ha enseñado a prever nuestras correspondientes reacciones tomando los recaudos necesarios, convenientes o adecuados, por ejemplo en materia de abrigo, vestimenta, ingesta, calefacción, horarios y tipos de trabajo, viajes, turismo, etc, en todos los casos sujetos a los condicionamientos que representan y aportan las múltiples diferencias sociales.
LAS CRISIS COYUNTURALES Y EL CLIMA SOCIAL
El clima social, en cambio, es en gran medida impredecible para la mirada de corto plazo; no así para la de tipo estratégico, ésa que para concretarse requiere e insume tiempos más largos y aprendizajes y actos de conciencia más abundantes y de mejor calidad. De lo contrario no se realizará, o a lo sumo lo hará muy pobremente.
Sobre todo, lo que es más impredecible en el clima social en el que se está inmerso es la oportunidad, es decir el momento en que han de ocurrir algunas manifestaciones humanas, por ejemplo cuando se han de desatar las crisis generales. También es difícil que, dada la heterogeneidad social, política y económica de individuos, clases y sectores intervinientes en la vida social todos se aperciban de las modalidades con que aquellas crisis estén cursando, así como también tratándose de las crisis sectoriales al interior de una sociedad nacional que los contiene.
La diferencia que intento mostrar mediante esta analogía tiene una enseñanza, ya que las oscilaciones del clima meteorológico alcanzan a todos los habitantes de un mismo medio en un mismo momento, por más que sus bondades y rigores se puedan experimentar diferenciadamente a través de determinados formas de actuación de la naturaleza, también una vez más a tenor de las condicionantes sociales particulares y colectivas intervinientes. 
Por su parte, y  sobre todo en la etapa social de la organización democrática del Estado, éste tiene crecientes poderes y posibilidades concretas de intervención, bajo determinadas condiciones, para paliar o mitigar las consecuencias sociales y prácticas de ciertos problemas climatológicos, o directamente de tipo natural, sobre todo en lo que atañe a la rigurosidad de sus efectos sobre la vida social. Y ello es así, repito, aunque el Estado proceda en forma diferenciada, según las particulares experiencias políticas de las sociedades concretas de que se trate.
No obstante, la experiencia misma nos enseña que luego del frío viene el calor, luego de la noche viene el día, y la vida renace y transcurre con filosofía, por decirlo en un lenguaje coloquial: así, lo que no te mata te fortalece.
En cambio, en el clima social producido por el conjunto de las formas culturales, sociológicas, económicas y políticas que se articulan en la mayoría de las sociedades concretas -a escala nacional, continental y mundial- la posibilidad de intervención, socorro o salvación a cargo del Estado en las graves emergencias producidas por los desequilibrios en uno o más de uno de los campos mencionados está mucho más limitada.
Desgraciadamente estos fenómenos desequilibrantes se están desatando con fuerzas cada vez más grandes, en momentos inimaginados, potenciándose mutuamente hasta llegar a producir crisis generales sociopolíticoeconómicas equivalentes al poder destructor de los más terribles  tsunamis sobre la naturaleza y la obra de los hombres.
Con esta analogía y con las diferencias mostradas quise referirme a la conciencia que se genera en cada uno y en todas las personas con uso de razón, medianamente educadas e insertadas en la trama social, respecto a la evaluación que todos hacemos acerca de la situación social en general, la de cada uno en particular o la de nuestras familias. Lógicamente, siempre sesgados por variables, políticas, sociales, económicas, religiosas, ideológicas, etc de carácter concreto.
Esta conciencia social de lo cotidiano como crisis será profunda o superficial según los avatares propios de la correspondiente formación sociocultural de cada uno y por las experiencias vividas. De allí que suele revelarse y expresarse,  por un lado, tanto a través del estudio, la reflexión, la empiria y el sentido común (últimamente tan denostado como ponderado por diversas razones)  como de la mera opinión, el pre-juicio o las afecciones inmoderadas de la pasión y los furores locos, habitualmente  pobres de racionalidad ética aunque llenos de expresividad estética inconducente.
Recapitulando, he desarrollado la comparación anterior, entre la clase de clima que constituye la especialidad de la meteorología y el clima social o socioeconómicopolítico cultural de una sociedad concreta pensando en la principal o más reconocida variable climática: la temperatura. De hecho, la temperatura medible con el termómetro, experimentable hasta por el más distraído, y a cuyas oscilaciones extremas nadie escapa.
Frente a ella he colocado la temperatura social  de una organización social concreta, para el caso cualquiera de ellas con organización estatal. Pero esta comparación ha sido en el corto plazo, en el tiempo cotidiano y presente de los acontecimientos emergentes e inminentes, mostrando la diversidad en las formas de reaccionar ante las múltiples formas de agresión a la vida humana.
LAS CRISIS ESTRUCTURALES Y LAS SENSACIONES SOCIALES
Ahora bien, existen otros efectos producidos por las modalidades de la organización, el funcionamiento  y los fines del Estado que, lógicamente, se incardinan en nuestras vidas como resultado de la permanencia prolongada de un estado de situación coyuntural que termina convirtiéndose, a fuer de continuo y aparentemente inmodificable, en una forma estructural del Estado. Los efectos de este tipo sobre las vidas de las generaciones, no ya en el corto plazo sino en el largo, por lo general más allá de las coyunturas históricas, son de hecho tanto positivos como  negativos.
Los primeros tienen que ver con las sociedades abiertas, democráticas, democráticas, progresistas y sustentables que si bien no están exentas de problemas o dificultades poseen sistemas racionales y democráticos de resolución de los diversos tipos de problemas posibles, en especial los de la conflictividad social.
A la inversa, los efectos negativos tienen un lugar preponderante en los sistemas autoritarios y totalitarios, colectivistas y populistas, propios de sociedades cerradas, no democráticas, no participativas, falsamente progresistas y no sustentables en las que la conflictividad real es creciente en todos los campos y donde el poder tiránico se sostiene a costa de renovadas formas y grados de represión social. En fin, nada digno de ser imitado pero que sin embargo subsiste en algunos países como reliquia de un pasado no tan lejano, en tanto ha renacido en otros bajo modalidades diferentes, o no tanto quizá, con resultados negativos como era dable esperar a la larga o a la corta. 
Las sociedades del desarrollo, obviamente democráticas, por un lado, y por otro las sociedades  del atraso y la dominación sobre la sociedad y el individuo. Y prosigo con la analogía climatológica de la naturaleza.
Estos efectos sobre las personas y las sociedades y los diversos colectivos que la integran en cada circunstancia histórica se vuelven más imprecisos para la percepción, la comprensión y la toma de conciencia pues se llevan a cabo en el largo plazo histórico, en el cual el tiempo largo termina adocenando las acciones y las reacciones sociales, mejor  dicho, naturalizándolas.
El resultado de este tipo de experiencia de la vida como crisis constante sin retorno en ambas clases de sociedades consiste en su naturalización idiosincrática a nivel colectivo e individual, dificultando hasta la posibilidad de concebir siquiera los cambios necesarios y deseables para revertir ese estado de cosas, al punto de llegar –especialmente tratándose de los efectos negativos antes mencionados- a la conformación de mentalidades resignadas, desanimadas, sin esperanzas, sin principios sociales básicos ni fundacionales, sin sueños ni anhelos de mejora. Si bien esa decadencia se presenta bajo las múltiples y renovadas formas de la  muerte climatizada (al decir de Marcusse) en las sociedades ultra desarrolladas y en determinados niveles sociales, siempre son mucho más graves las atrocidades que tienen lugar en las sociedades del atraso, la dominación y la explotación social estructural de todos y cada uno.
Este mundo de percepciones difusas, ambiguas, resultan menos perceptibles a la larga a causa de la poderosa influencia del acostumbramiento, con el consiguiente aletargamiento de los corazones y los cerebros, que es como una metáfora de la muerte de la rebeldía propositiva y la transformación consiguiente de ambos tipos de sociedades en sociedades zombies (diferentes en aspectos que las tornan más soportables en unas y más insoportables en otras). Pero ambas son sociedades zombies en las que con frecuencia sus miembros no se dan cuenta de ello ni del verdadero estado en que se hallan sus particulares existencias.
Si en el caso de la analogía climática lo cotidiano utilizaba la variable temperatura en sus diversas posibilidades, los efectos de largo plazo se pueden asociar a la variable sensación térmica. Si la primera es mensurable, objetivable, la segunda resulta para las personas concretas algo subjetivo, no porque no se establezcan guarismos en ella (lo que sí sucede), sino porque como todo lo que es sensación posee una fuerte proporción de particularismo que resiste las generalizaciones forzadas.
Llevada al campo social la sensación térmica es difícil de clasificar en rangos sociológicos debido a la dilución de las sensaciones (otra metáfora del acostumbramiento, el olvido y la resignación del sufrimiento) en el largo plazo, como ya hemos explicado.
Con esta otra aplicación analógica me refiero, para empezar, al cansancio moral o fatiga de la virtud al interior de una sociedad, y siempre cada uno a su manera, según su situación y status y sus adscripciones conscientes e inconscientes de clase, ideológicas, políticas, religiosas, etc.
También pienso en el sentido de la existencia que se puede generar en el transcurso de largas décadas que pueden contemplar el nacimiento y ocaso de una vida humana de duración normal y también en la megaescala  social, o sea, en sociedades enteras. Dicho de otra manera, algo así como las posibles sensaciones reales acerca de si en esos estados destructivos de la condición humana los hombres pueden sentir que ha valido la pena para ellos vivir y luchar para ser lo más dignos posibles pagando precios tan caros, tanto en una como en otra clase de sociedades.
¡Es que acaso no será posible que en algunas de ellas se llegue al grado de percibir como deseables los males propios de la realidad social de una sociedad diferente y hasta opuesta a la propia, cuando ya la disconformidad con la realidad pueda resultar crecientemente insoportable!
Otra categoría que se me ocurre es la de las ganas de luchar en la vida, expresión un tanto romántica pero entendible en todo el mundo. Como prefiero las sociedades abiertas y democráticas aun con todos sus defectos y males antes que las sociedades opresivas y no democráticas por más que garanticen a todos sus miembros un plato de lentejas en horarios fijos desde la cuna a la tumba, pienso especialmente en las sociedades atrasadas donde existen problemas raciales, religiosos, de género, de explotación de la infancia, de crueldad, etc, etc. Sociedades donde la paz no se conoce.
¡Acaso es honesto pedirles desde afuera de esas sociedades a esos congéneres que son como nosotros, mejor dicho que son nosotros, que son cada uno de nosotros en cada uno de ellos, que luchen por mejorar, ya sea por ellos o por sus hijos! Ya lo dijo una gran artista argentina: “Vivir no es darlo todo por comida”. Y a la inversa, ¿es honesto cohonestar esa existencia que en muchos casos es abominación?
Lo grave es que todo ser humano halla consuelo en cualquier sociedad para los males que lo perjudican pensando que siempre habrá otros que están en peores condiciones que él o que sufren mucho más que él. Eso también sucede en la sociedad hispanoamericana, tan propensa a la insolidaridad con los que sufren miseria y pobreza dentro de ella, pero que a la vez se sienten mejor posicionados socialmente que la mayoría de las sociedades africanas, por ejemplo, al punto de considerar que cada una tiene lo que se merece, o que si alguien está mal es por su culpa, etc, etc.
Olvidar que nunca nadie está seguro en una posición o estado definitivo pasible de ser relativamente tolerado contribuye a aletargarnos en el sueño que provocan la comodidad y el placer, aunque éstas pudieran ser en realidad exiguas y aparentes. A la larga se acaba perdiendo los reflejos defensivos, el instinto de conservación, el deseo de superación, las ganas necesarias para luchar y la voluntad para obrar, y por último… el amor, el combustible necesario para la supervivencia humana.
¿Y NOSOTROS QUÉ?
El motivo de esta nota es ayudar a reflexionar acerca de lo que veo que sucede actualmente en Argentina. La agresión cotidiana del sistema, del Estado y de la ley se tolera y se soporta cada vez más pese a los crecientes perjuicios de toda clase que acarrea a nuestra sociedad, siendo que debería suceder justamente lo contrario. Es decir, que todos los argentinos comprendieran la gravedad de la situación y la rebeldía se expresara en una renovada lucha para cambiar esta realidad ignominiosa pues si no reaccionamos estaremos construyendo el tiempo largo de la futura sociedad zombie que nos aguarda ineluctablemente al final. Esa clase de sociedad que cuando se alude a ella en fugaces intelecciones previas a la muerte se lo hace con términos, sensaciones e impresiones  difusas cargadas de pena y arrepentimiento por la cobardía que se ha tenido al no haberse atrevido a hacer lo que era imprescindible hacer en su debido momento.
Y ello sucede en gran medida por el miedo creciente que se desparrama por todas las capas sociales, causa y efecto de la relajación de los principios políticos y éticos imprescindibles para el tipo de sociedad que alguna vez fuimos, la del primer grupo, aunque ella no duró mucho tiempo aunque sí el suficiente para crear una arquitectura sociopolítica sostenible en el tiempo pese a sus retrocesos visibles y ocultos. Sin embargo, hoy esas líneas maestras están en peligro de  desaparición definitiva, o por lo menos por larguísimo tiempo.
El futuro es una sucesión interminable de presentes, por lo tanto es un continuo presente, una función continuada que se debe vivir –por definición- en el aquí y en el ahora. Dejar crecer el miedo, volvernos especuladores, calculadores, egoístas e indiferentes es rechazar el presente por no sentirnos capaces de modificar el futuro. Cuando así obramos nos convertimos en cómplices de un seguro destino de decadencia e indignidad social.
Dejar crecer el miedo es sacar de nosotros y abandonar nuestras responsabilidades individuales y como género humano en el sentido de seguir contribuyendo creciente y creativamente al desenvolvimiento de nuestra humanidad, eso que nos proyecta desde el arcano de los tiempos haciaa un destino compartido de cada vez mayor superioridad moral.
Todos los argentinos deberíamos haber aprendido la principal enseñanza que nos legó la sucesión de fracasos sociales que venimos experimentando desde hace un siglo: que el problema real y de fondo no es la estructura ni el funcionamiento ni los fines del Estado y de la ley, pues ni uno ni otra tienen vida propia, no piensan, ni sienten, ni aman, ni odian.
Nosotros somos padres e hijos del Estado y de la ley. Nosotros los creamos y recreamos constantemente pensando en los efectos positivos, esperanzados en controlar los efectos negativos que sabemos que existen cada vez en mayor medida. Pero queriendo parecer inteligentes, pragmáticos y realistas perdemos los principios y nos volvemos oportunistas, y flexibles. Por ese camino nunca tendremos un futuro feliz sino ése futuro sobre el cual se reflexiona con tristeza, con pesadumbre, con dolor, cuando ya se está definitivamente derrotado como personas, es decir, en nuestra dignidad, y por lógica como sociedad.
Ese futuro anhelado, que debería ser una meta posible en lugar de una utopía, no corre por fuera de nosotros mismos, es decir por fuera de nuestros corazones, nuestras mentes y nuestras voluntades, sino que está en nosotros mismos esperando que hagamos algo, que demos un paso para sacarlo afuera y juntarlo con los anhelos de los otros puesto que son los mismos en todas las personas de bien.
Carlos Schulmaister
carlos@schulmaister.com

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AGUSTÍN BLANCO MUÑOZ, ¿MADURA LA LIQUIDACIÓN DEL CHAVISMO?

El artículo anterior produjo algunas preguntas. La principal fue:¿podrá Nicolás Maduro (NM) mantenerse en el mando-poder o avanza hacia su liquidación?

Sostenemos que al enfrentar el ‘modelo Chávez’, el actual gobernante, hijo y heredero del ‘trono’, toma medidas  ‘preventivas’ ante el contexto de ilegitimidad, inestabilidad, ingobernabilidad y conspiración.

Pero ¿puede derribarse este régimen en el corto o mediano plazo por un movimiento que no comulgue con la vía  electoral?

Entendemos que esa salida no está planteada para esta fecha y que sólo podría activarla un levantamiento-explosión social  cuyo previsible escenario, mantiene en alerta al régimen y con las FA en la calle para la “seguridad de todos”, incluso para el gobierno.   Aportamos los siguientes puntos para el debate:

1.- El cuadro económico actual, que registra la caída del  aparato productivo, deuda, déficit fiscal, inflación, escasez, es una clara amenaza contra la estabilidad gubernamental y su socialismo del siglo XXI. Y ante este realidad, vemos un NM           que intentó  demarcarse de su   antecesor.

2.- El principal problema de NM no es dejar atrás la política económica de gasto-inversión interno y externo, implantada por el golpista presidente (GP), sino enfrentar en el PSUV a quienes consideran   errada su gestión y a  los radicales que ya  lo consideran  como un traidor al ideario y ejecutorias de su progenitor y elector.

3.- Para los ‘simples críticos’ del PSUV este gobierno no puede mantenerse en medio de una situación económica definida por la carencia de dólares para el impulso y mantenimiento de una actividad económica que tiene en las importaciones  su objetivo supremo. De ellas  depende hoy la satisfacción de las necesidades alimentarias del grueso de la población y la obtención de materias primas para activar el aparato productivo.

4.- Para estos señores la salida está en adoptar una nueva política económica. Y en esta dirección parece  colocarse NM, aun cuando su discurso sigue aludiendo al nuevo salvador de la patria y gloria eterna de la revolución.

5.- Se entiende que la exaltación al héroe-caudillo-mártir-mito es indispensable como referencia ante un movimiento carente de una verdadera y concreta posición política e ideológica.

6.- El PSUV en este sentido  es un partido que encuadra en el poli-clasismo característico de la socialdemocracia.

7.- Hasta en el caso de Chávez, y mucho más en el PSUV, es materialmente imposible hablar  de  militancia en el marxismo-leninismo. Él se adscribe a una  ‘doctrina’ que  tiene  disímiles entradas o componentes. Desde el planteamiento-acción de los romántico-positivistas, liberales y marxistas de los siglos XIX y XX y algunos supuestos innovadores que le venden el llamado socialismo del siglo XXI.

8.- Y en la medida en que  queda atrás el llamado socialismo del siglo XXI,  se hace más evidente que el grueso de la militancia nada tiene que ver con marxismo y que se ubica más bien en las corrientes neoliberales.

9.- La única forma de vender aquí  el mensaje socialista es aplicando un ardid de corte populista. Otorgar una tarifa que  hace aparecer como igual a quienes son portadores de riquezas. Para nada se aplica la ley de ‘a cada quien según su trabajo’. En este caso la activación del aparato productivo no es un objetivo inmediato.

10.- Así, para muchos el socialismo es como un ‘reino del regalo’, bien alejado de todo sacrificio. Algo que no  adquiere  plena realización y  que, por tanto, tiene que desaparecer. Y eso se concreta con la muerte de Chávez. El colectivo -pueblo siente que ya no será lo mismo. La ausencia de quien identificaba el socialismo con el regalo que se daba, termina por confirmar el fin de un régimen marxista-revolucionario.

11- El objetivo de la gente ahora no es alcanzar la plena libertad y la igualdad sino tener posibilidades de empleo y de lo que se conoce como una vida decente.

12- No es verdad que aquí se perfila una profundización de la revolución y el socialismo. No se puede profundizar lo que no ha sido ni es. Por ello, más allá de desmontar, NM simplemente declara  con su actitud la inexistencia de lo que se ha dado en llamar proceso revolucionario y  socialista del siglo XXI. Y en este punto se crea la inmensa confrontación con los radicales del proceso. Para ellos NM ha venido a acabar con la revolución.

13- Esta situación no es  inédita. Los enfrentamientos y divisiones tienen larga data en los partidos venezolanos. Cualquiera de nuestras organizaciones de ayer o de hoy ha pasado por múltiples enfrentamientos y divisiones  y el PSUV no es una  excepción.

14- Pero la crisis-implosión se había mantenido a nivel del comentario-especulación hasta que la descarnada exposición de Mario Silva a un camarada miembro del G2 cubano, presenta una realidad dominada por grupos de intereses entre los cuales destaca el que comanda Diosdado Cabello a  quien sólo le falta controlar a PDVSA.

15- A partir de esta denuncia-ataque de los radicales a una situación que no comparten y que están dispuestos a enfrentar, comienza una refriega dura y sostenida. Implosión de altos niveles. Silva y su Hojilla en VTV  se quedaron sin parrilla. Y aliados como Toby Valderrama y su ‘Grano de Maíz’ fueron sacados del aire y de las páginas del diario ‘VEA’.

16- La falta de Valderrama, consiste en haberle lanzado a NM ‘alertas’ de este tenor: ...“China es un capitalismo bestial, no es ejemplo para la Revolución mundial, ni para la nuestra, al contrario, es su enemiga.” (VEA, 01/06/13). Es decir, estás aliado con un enemigo.  Y al referir los recientes acuerdos con Mendoza y la Polar, agrega: ...“afirmamos que él, Santos y Capriles son todos caimanes del mismo capitalismo.”…

Y termina con esta sentencia: ...“Hemos alertado que el camino de la debilidad con el enemigo oligarca es el camino al fascismo.” (Idem). O lo que es igual: quien se junta con fascista es fascista.

17- La situación a lo interno del PSUV y ‘la revolución’ es cada vez más difícil. Hasta ahora se había mantenido por la incidencia del mito Chávez y por la fuerza de la renta petrolera. Pero desaparecido el ídolo y en presencia de una de las situaciones económicas de mayor caída, aflora un gran vacío que obliga a tomar medidas de emergencia. Es el recorte obligado del regalo a lo interno y externo. La situación de Venecuba es muy difícil. La estabilidad y gobernabilidad en nada están aseguradas.

18- Pero salva este cuadro de dificultades la ausencia de una organizada y coherente oposición. Su protesta por los resultados de las presidenciales del 14A termina en un reconocimiento al ente electoral, al acusarlo de ladrón y a la vez pedirle un nuevo conteo de votos.
1 9- Es la misma oposición que por encima  de los pedidos no respondidos de auditorias, impugnaciones y nuevas elecciones ya llamó a participar en las elecciones regionales del 08D/13. Unas oposiciones-MUD que ya miran hacia el año 19 y que sólo aspiran aumentar cada vez más sus votos para algún día obtener el mando-poder. No son capaces de elaborar otra política, vía o destino.

20-Y es posible que  en el mediano o largo plazo logren el mando-poder  pero en el contexto de la creciente  implosión del régimen. Porque, en definitiva, esta llamada ‘revolución’ la mantiene hoy aquí (¿hasta el 19?) esta terrible ausencia de oposición. ¡Qué historia amigos!

@ablancomunoz 
abm333@gmail.com

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TEÓDULO LÓPEZ MELÉNDEZ, EL CONFLICTO POLÍTICO COMO APORÍA RESOLUBLE

El conflicto político ha sido analizado desde Platón y la lista de filósofos que lo han abordado pudiera hacerse interminable. Platón partía, para justificar su república, de un reconocimiento a nuestros enemigos como iguales. Kant hablaba de saber conjugar los elementos para crear las bases de la comprensión. Schmitt sugería la idea del enemigo justo. Gramsci, desde su posición de definir a la sociedad civil como parte de una superestructura en la que se presenta el consenso social, nos refiere a una estructura donde están las clases sociales divididas y en conflicto y que no pueden ser consideradas como tal. Quizás sea, entonces, desde Gramsci, que podamos partir para preguntarnos hasta donde la venezolana puede seguir siendo considerada una sociedad civil, dado el grado de división interna.

Los análisis contemporáneos de la violencia política van desde la penetración en las crisis, rigideces y bloqueos hasta lo que se ha denominado una ‘frustración relativa”, pasando por lo que se ha dado en llamar la toma revolucionaria del poder para convertirse, o intentar convertirse, en un protagonista político permanente, tesis calificada por sus defensores como violencia de carácter instrumental y que, seguramente, es la versión teórica más afín con la praxis venezolana de estos últimos años.
Si lo decimos en términos de Habermas el conflicto proviene de la imposibilidad de clarificar en forma reflexiva las necesidades y sus modos de satisfacción, valores a preservar y sistema de vida compartible. En esta “sociedad democrática” es obvio que se requiere un cuerpo social con criterio que es precisamente lo que falta cuando el conflicto aparece.

En medio del conflicto suelen aparecer las preguntas inadecuadas dado que surgen sobre presupuestos de lucha por el poder y donde las representaciones a las que es llevado impiden convertirlo en concepto y, sobre todo, donde el lenguaje es convertido en obstáculo, batalla que algunos hemos señalado volteando el viejo adagio de que es necesario demostrarlo con hechos para decir que debe ser demostrado con lenguaje.

La lucha por el poder obliga a una inmersión total en la realidad con olvido de toda pretensión de cambiarla, más aún, hacen todo a su alcance porque ella se mantenga fiel al conflicto. De esta manera se aleja toda posibilidad de otro conflicto que es inherente a la sociedad misma, el conflicto de la pluralidad que debate en acción y palabra y que requiere ciudadanía, para centrarlo todo en un “estado de guerra” con las consecuentes persecuciones y exclusiones.

El concepto de poder por el que se lucha limita la política a una mera técnica de dominación. El poder se hace así método para hacernos obedecer  y es aplicado por los actores que se retroalimentan de la realidad del conflicto. De cada una de estas acciones hay responsables, aún cuando a veces pareciera diluirse esa responsabilidad en un anonimato atribuible al conflicto mismo. Es así como las sociedades comienzan a creerse víctimas de una especie de fatalidad inducida, claro está, por una ausencia de criterio ciudadano y cuando ya no hay aspecto de la vida que no haya sido invadido por el conflicto.

Esa invasión de la totalidad hace del conflicto mismo una expresión totalitaria, si se nos permite un aparente juego de palabras. Todo pasa a dominio del conflicto, todas las relaciones sociales están interpenetradas y se llega a hablar del destino que tocó en suerte a ese cuerpo social específico como fatalidad. Como los órganos del poder se han puesto al servicio del conflicto no hay adónde acudir en procura de un equilibrio de respuesta justa, el poder actúa de manera omnímoda pretendiendo cambiar el pasado histórico, haciéndose él mismo el administrador de una fuerza que excede hasta el mismo Leviatán del que hablaba Hobbes. Una fuerza justificada en la lucha contra “los enemigos de la patria” o contra los “enemigos del proceso”, una oposición  a una especie de sanación justiciera. El hombre común pierde todo sentido de seguridad y quienes pretenden restituírsela sólo alcanzan a balbucear el regreso de un viejo entramado que sólo lleva a una disposición anímica de desamparo y, con la tecnología de hoy, a una descarga anímica incongruente en las redes sociales, descarga que contribuye grandemente al engorde del conflicto.

El proceso que se vive, o des-vive-, hace cada día más informe al cuerpo social, dado que todo fin es reducido a la derrota de la contraparte. Procesos históricos de conflictos con resultados variables hay a montones en la historia, pero en el aspecto psicológico lleva al aislamiento en procura de un espacio donde el conflicto no llegue o a la militancia exacerbada en procura de resolver el conflicto por la fuerza. En ese preciso momento se habrá dejado de ser sujeto para pasar a ser un mero instrumento de los sucesos. Habrá llegado la hora al hombre vivo de dejar de retroceder.

Al fin y al cabo el poder no es más que una representación, cierto que encarcela, reprime y/o persigue, pero en el campo de la filosofía del conflicto, y para adelantarnos a los reclamos de ocuparnos del presente real,  hay que decir que esa representación requiere de constante reconocimiento de su existencia  mediante una percepción de lo que se cree de él. Lo hemos reclamado a lo largo de los años: “la modificación de la mirada”. Ya va siendo hora de que los venezolanos dejen de describir fenómenos y pongan significados.  La falta de respuestas – y seguramente de interrogantes- ya parece la conversión del conflicto en un anhelo de aclaración insatisfecho. Pareciera necesario el reclamo, al cuerpo social, de recomenzar a tener ideas. Las ideas cambian los paradigmas y así las aporías se niegan a sí mismas  dejando de ser irresolubles.

tlopezmel@gmail.com

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