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LA LIBERTAD, SANCHO, ES UNO DE LOS MÁS PRECIOSOS DONES QUE A LOS HOMBRES DIERON LOS CIELOS; CON ELLA NO PUEDEN IGUALARSE LOS TESOROS QUE ENCIERRAN LA TIERRA Y EL MAR: POR LA LIBERTAD, ASÍ COMO POR LA HONRA, SE PUEDE Y DEBE AVENTURAR LA VIDA. (MIGUEL DE CERVANTES SAAVEDRA) ¡VENEZUELA SOMOS TODOS! NO DEFENDEMOS POSICIONES PARTIDISTAS. ESTAMOS CON LA AUTENTICA UNIDAD DE LA ALTERNATIVA DEMOCRATICA

domingo, 6 de junio de 2010

VACILAR ES PERDERNOS, DESDE EL PUENTE, OSWALDO ALVAREZ PAZ

Pocas veces en la historia ha tenido tanta vigencia la frase de El Libertador. Con él podríamos agregar que no hay espacio para la calma, la prudencia o el oportunismo cuando se derrumba la Republica. La destrucción nacional hay que detenerla actuando con claridad de objetivos, estrategia bien definida, con fe en el desenlace de la confrontación y, sobre todo, con el coraje indispensable para triunfar.

Hay que actuar dejar a un lado las concesiones retóricas a la búsqueda de entendimientos con las cúpulas de un poder ineficiente, corrompido hasta los tuétanos e ideologizada en dirección contraria al interés nacional. Nuestra primera meta debe ser la de construir la unidad auténtica frente al socialismo del siglo XXI, coartada que esconde el comunismo a la cubana del castro-chavismo. Esa unidad puede ser dinámica y hasta diferenciada, pero con objetivos comunes para los sectores que la deben alimentar. No es unanimidad, sino el mayor grado de consenso posible frente a los peligros que nos amenazan a todos. La unidad que buscamos trasciende lo estrictamente electoral, aunque no pretende restarle importancia. Queremos darle contenido para que los candidatos a la Asamblea Nacional le den contenido al mensaje interpretando cabalmente el sentimiento general de la nación. Por buenos que sean, no basta con venderse individualmente como personas. Tienen que ser los voceros de una gran causa por la Libertad, con la cual las grandes mayorías puedan identificarse.

Se de las dificultades para la escogencia de los candidatos opositores, pero con o sin reservas, hay que cerrar el capítulo, pasar la página y cumplir con las exigentes tareas aún pendientes. Con preocupación noto timidez y muchos complejos a la hora de cuestionar las actitudes oficiales de los últimos días, especialmente las referidas a la incontinencia verbal del señor Chávez. Temas como la propiedad privada, la libertad de trabajo, la libertad de empresa, la economía de mercado, la libertad de asociación de quienes representan intereses políticos, económicos o sociales para construir organizaciones intermedias entre la sociedad y el estado-gobierno, ofrecen suficiente material para reivindicar una desdibujada cultura sobre la responsabilidad de las personas naturales y jurídicas consigo mismas y para con la nación. También sobre los limites del poder público frente a ellas, en sus acciones para controlarlas o destruirlas. Es definitivamente inaceptable la política gubernamental. Cada día ratifico mi convicción de que la mejor política social que puede existir en cualquier país, bajo cualquier régimen o ideología, es una economía que funcione de manera autónoma, no dependiente del poder público, que respete las reglas básicas y la técnica de una actividad tenida como ciencia desde hace bastante tiempo. Sólo los bárbaros que gobiernan lo desconocen. El fracaso está a la vista. El desastre no tiene precedentes. No habrá borrón y cuenta nueva. Quien no la deba, que no la tema.

oalvarezpaz@gmail.com

Lunes, 7 de junio de 2010
Imagen de Simon Bolivar 1811
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ELLOS NO SABEN CUANTO SERAN MAS DE 70 MIL TONELADAS DE ALIMENTOS PODRIDOS


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LA GLOBALIZACION Y SUS ENEMIGOS, PRIMERA PARTE, RICARDO VALENZUELA, DESDE MEXICO

La globalización, sin ese nombre, cabalgaba en todo su apogeo hace más de cien años y fue la característica más importante del Siglo dorado de la humanidad; El Siglo XIX. Es más, en esa época era un concepto sumamente avanzado inclusive para los estándares de esos tiempos.

Globalización es el término de moda en boca de políticos, redentores sociales, empresarios, economistas etc. El zumbido de la palabra es relativamente nuevo, pero su realidad no lo es. La globalización, sin ese nombre, cabalgaba en todo su apogeo hace más de cien años y fue la característica más importante del Siglo dorado de la humanidad; El Siglo XIX. Es más, en esa época era un concepto sumamente avanzado inclusive para los estándares de esos tiempos.

En 1913 el comercio internacional representaba un 12% del PIB de los países industrializados. Ese nivel de exportaciones no fue de nuevo alcanzado hasta los años 70, puesto que el mundo se había convertido en un fortress de proteccionismo y mercantilismo después del arribo de Keynes en Inglaterra y Roosevelt en los EE.UU.

El volumen del flujo de mundial de capitales en relación al PIB, escaló niveles en los años 20 que no se han vuelto alcanzar aun en estos días de flujos inalámbricos. A finales del siglo XIX, el flujo de capitales emanando de la Gran Bretaña llegó a niveles de un 10% del PIB de esa gran nación. En contraste, los impresionantes superávit de las cuentas corrientes de Alemania y Japón en sus dorados años 80, jamás sobrepasaron el 5% de sus PIB. Creo que podemos afirmar que mucho del crecimiento de la economía internacional desde la Segunda Guerra Mundial, fue solo una reanudación de lo que ya se había iniciado antes de la Primera Guerra.

La emergencia de la primera economía mundial fue posible por los avances tecnológicos de la Revolución Industrial. Los avances en comunicaciones terminaban con la tiranía de la distancia. En transporte de tierra es difícil estimar la importancia del ferrocarril. En 1830 una jornada de Nueva York a Chicago tomaba tres semanas, solamente una generación después, en 1857, ese mismo viaje se efectuaba en dos días.

La segunda mitad del siglo XIX fue testigo de una explosión en la construcción de redes ferroviarias alrededor del mundo. Las vías de Gran Bretaña se extendieron al triple pasando de 6,700 millas a 25,000 millas en 1910. En el mismo periodo en Alemania las vías crecieron de 3,600 millas a casi 37,000. Los EE.UU. lograron llegar a 250,000 millas de las 10,000 que originalmente tenían. El ferrocarril unió países e integró sus mercados facilitando la penetración de bienes foráneos, promoviendo una gran competencia y eficiencias en sus economías.

Al mismo tiempo, otro gran avance tecnológico hacía su debut uniendo esos mercados nacionales en un nuevo ente global. A pesar de que el barco de vapor fue desarrollado a principios del Siglo XIX, las innovaciones de que fue objeto en las décadas posteriores transformaron lo que había sido una nave para navegar en ríos y a corta distancia, en un muy barato, a gran escala y confiable transporte oceánico. El efecto en los costos de transporte fue nada menos que espectacular: El índice de costos de transporte en las rutas de exportación del Atlántico disminuyó en un 70% en términos reales entre los años de 1840 a 1910.

La explosión de la tecnología que promovió la Revolución Industrial, destruía las barrearas naturales de comercio internacional impuestas por la geografía. Al mismo tiempo, creaba nuevas posibilidades para el beneficio masivo provocado por el intercambio internacional.

En el centro de esa nueva economía, las fabricas de los países industrializados del Norte del Atlántico extraían sus productos en serie para enviarlos a todo el mundo. Esos centros de manufactura fundaban sus estrategias en el acceso a recursos naturales y materiales de fabricación baratos. En las periferias menos avanzadas de África, Asia, y América Latina, nuevas tecnologías permitían el que esos recursos naturales se produjeran y extrajeran de forma más barata que nunca antes.

De esa forma nació la primera estructura que sostendría la división global de trabajo: El centro del círculo se especializaba en la producción mientras que la periferia se especializaba en los productos primarios. Para la Gran Bretaña—el primer poder industrial—los bienes manufacturados constituían tres cuartos de sus exportaciones.

La nueva nación llamada los EE.UU., trabajaba ambos, el centro y la periferia. El Este urbanizado llevó la industrialización a nuevos niveles para arrebatar la supremacía económica de Inglaterra. El Oeste, siguiendo el sendero de otras regiones de asentamientos europeos (Canadá, Australia, Nueva Zelanda, Argentina), se especializaba en la producción de granos, ganado, pieles, lana y otros productos agrícolas de gran valor. Finalmente el Sur, siguiendo el patrón tropical de desarrollo, se especializaba en productos como hule, café, algodón, azúcar, aceite vegetal y otros de bajo valor.

Aun cuando el comercio mundial es tan antiguo como la misma humanidad, esto era algo nuevo. Este tipo de comercio ya no era un asunto marginal limitado a unos cuantos bienes considerados “de lujo.” Ahora, por primera vez la especialización y división de trabajo en la producción a escala mundial, era un elemento esencial de la vida económica en todos los países participantes.

Entre los años de 1870 y 1913, las exportaciones como porcentaje del PIB, se duplicaron en la India, Indonesia y se triplicaron en China y Tailandia. La transformación de Japón fue especialmente dramática. Después de que las naves del Comodoro Perry arribaron a la bahía de Tokio en 1858, Japón se transformó de ser un país totalmente aislado, a un agresivo participante del libre comercio. En los siguientes 15 años sus exportaciones se multiplicaron 70 veces para llegar a un 7% de su PIB.

La revolución industrial en Europa, a pesar de sus gobiernos tiránicos, catapultaba el ingreso de sus habitantes que había permanecido estático durante los últimos mil años. Al encontrar a los EE.UU. sumergidos en ese nuevo sistema político de libertad, en cien años los convertía en el país más rico y poderoso del mundo.

La Contrarrevolución Industrial

Sin embargo, todo ello era demasiado hermoso para que durara. La humanidad por primera vez en la historia se enfilaba hacia su verdadera libertad y prosperidad. Pero el orden económico global que nació y floreció en el Siglo XIX, sería destruido por las catástrofes que azotaron a la humanidad en el siglo siguiente: las revoluciones china, rusa y mexicana, las guerras mundiales, la Gran Depresión y las dictaduras totalitarias.

¿Qué fue lo que sucedió? ¿Por qué el primer episodio de globalización terminó de una forma tan dramática? Estas preguntas son algo más que curiosidades históricas. Tienen el secreto de las controversias que hoy día cimbran el mundo entero alrededor de esta nueva globalización que, ante los ojos de la demagogia, es el horripilante adefesio que amenaza con devorar a la humanidad. Ese adefesio al cual simios como Hugo Chávez le construyen cárceles para detenerlo... la libertad.

chero@cox.net
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EL EFECTO ALKA SELTZER, TEODULO LOPEZ MELENDEZ

De repente el hombre de la transición parece observar los destellos del futuro y como en un proceso de acrecentamiento recibe los materiales de su expansión.

Aplico algunos términos propios de la astrofísica para describir el crecimiento del hombre contemporáneo hacia nuevas formas políticas. En efecto, vivimos momentos muy similares a los de la formación de los planetas, en el sentido de la atracción y encaje de diversas piezas flotantes.

En el campo de la política parece existir el convencimiento del cansancio, pero también el de la zona del limbo, uno en que el viejo procedimiento y la manera de concebir no desaparece y no termina de cuajar la claridad del mundo nuevo.

Se produce el relámpago del alerta y el hombre de la transición siente el atractivo de ver manifestada en fórmulas concretas sus ansias, las que le ofrecen nuevas formas de respuestas en el modo de conducir la organización social, especialmente en lo que se refiere a las manifestaciones político-estructurales. La primera reacción es la de la alegría, la de la celebración de ver ante sus ojos la nueva forma de entender la política, la nueva manera de concebir al liderazgo y el planteamiento real y efectivo de las nuevas ideas.

Los estudios de opinión comienzan a mostrar el entusiasmo y la esperanza, especialmente en los sectores jóvenes de la población, aburridos y cansados de las viejas prácticas, los mismos que alegan su desinterés por el destino colectivo por la repetición, la perversión y de los desvíos de todo orden ético. Efervece la alegría del descubrimiento, los ideales vuelven a brillar como motor de la vida, por momentos se tiene la certeza de la novedad, la emoción del descubrimiento, la sacudida del letargo y los jóvenes se identifican de nuevo con la política, con la posibilidad de un mundo regido por parámetros distintos y por paradigmas novedosos que disuelven el pasado en una nueva posibilidad latente.

El entusiasmo dura poco, para que los sabelotodos comiencen a hablar de efecto massmediático, de emociones de Facebook y de Twitter, de encuestas realizadas en la vida de Internet y no de la realidad real. Esa emoción, en efecto, se apaga; quienes esperanzados miraron el planteamiento
transformador lo dejan en el camino y vuelven a sus hábitos de indiferencia.

En otras palabras, no concretan los sentimientos que los animaron, no van a votar, no ejecutan el cambio, se diluyen en lo que en este texto he dado en llamar el efecto Alka Seltzer.

Se trata ahora de unas encuestas que reflejan literalmente lo que no ha de suceder. Esto es, no se trata de que estén amañadas o de que sean realizadas sin el habitual rigor. Se trata de que el momento de evaporación de las burbujas de la pastilla para la digestión es tan efímero que casi estamos llegando al momento de hablar de la imposibilidad de medición real y efectiva de la intención electoral de una población dada. Si bien se acepta que una encuesta refleja un momento específico, no es ese el argumento válido para reflejar lo que está sucediendo. Uno llega a plantearse si se requieren elementos sociopsicológicos incorporados a las viejas maneras de determinar la intención de voto o si la complejidad de los tiempos de transición convierte en misión imposible el adelantarse a los resultados de una consulta electoral.

No obstante, el futuro económico de las encuestadoras o su adaptación a un tiempo movedizo será problema de los interesados y de los planificadores de campañas electorales y de quienes quieran saber los entresijos de los electores para adaptar a ellos la procura de apoyo. El asunto del fondo de este período de transición y la llegada definitiva del futuro es el que nos interesa. Es el porqué sucede, especialmente entre los jóvenes, el efecto Alka Seltzer, el problema de fondo.
Se distraen rápidamente del objetivo de sus ilusiones políticas, pero debemos comenzar por advertir que son así en todos los aspectos de la vida. La quema de adrenalina parece exigirles nuevos estímulos a cada instante, no sin admitir la existencia de excepciones en aquellos que permanecen sobre el atractivo nuevo planteamiento. La necesidad de estímulos exteriores pasa por una concepción de la existencia misma producida seguramente por nosotros los adultos en nuestros fracasos de haberles entregado un mundo más adecuado a sus sueños.
A pesar del éxito que individualmente hayamos podido alcanzar hemos incurrido en la manía positiva de atosigarlos de deportes, de alternativas educativas de todo tipo, de necesidad de adrenalina. En los sectores más pobres de la población este requerimiento viene obviamente de otras causas pero es muy similar, como la necesidad imperiosa de producir ingresos o de asumir tempranamente responsabilidades familiares pesantes.

Lo efímero se siembra en la mentalidad de estos tiempos de intemezzo o de interregno. Hay que vivir con tal prisa y obtener las satisfacciones a tal velocidad que el condicionamiento propio de los procesos sociales parece gozar de una lentitud no atractiva. Abandonan rápidamente, se disuelven en el vaso de agua cual Alka Seltzer, duran un segundo en su consistencia. En otros casos, es también obvio, son atrapados por los viejos modelos, por las antiguas concepciones y un pragmatismo devorador y sin ideas los lleva directamente a entregarse de cuerpo y alma a lo conocido y a lo aparentemente práctico. Es el caso de los líderes del primer gran movimiento estudiantil contra el presente régimen venezolano, idos casi todos a militar en los partidos tradicionales porque "sin partido no se puede hacer carrera política". Terminaron devorados por las partidocracias en sus ilusiones de utilizar el aire de la rebelión juvenil como instrumento para ocupar cargos de elección popular.

Abandonan el desafío con rapidez o porque se distraen con la inmediatez de la vida que los reclama al benessere o a la satisfacción personal o por el convencimiento de que la ilusión era vana, que fue simplemente un espejismo y no puede ser verdad lo que los llenó momentáneamente de interés, de manera que sirvió sólo y simplemente para un momento de renacer de un autoengaño.
Son los más, sin que falten los que "reflexionan" sobre la supuesta practicidad de la vida y regresen de inmediato a lo "seguro", a lo conocido, a lo establecido donde se mantienen las generaciones anteriores.

El asunto no es, entonces, un mero problema de las encuestadoras y de sus dueños, transformados, por la ausencia de políticos verdaderos, en una suerte de profetas u oráculos que dicen lo que hay que hacer. El asunto es la invención del pegante, del fijador, del elemento que amalgame y mantenga la ilusión despertada en una verdadera fuerza del cambio que arribe a la materialización real y efectiva del futuro encarnado en las nuevas formas de pensar y ejecutar la política.
Quizás de este descubrimiento dependerá que el nuevo mundo nazca o que se prolongue el limbo del interregno y veamos a la juventud disolverse una y otra vez como un Alka Seltzer lanzado en un pequeño pozo de agua remanente de un pasado que nos frustra y envilece.*

teodulolopezm@yahoo.com
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EL HOMBRE QUE SALVÓ A COLOMBIA...!!!, MARY ANASTASIA O'GRADY, BOGOTÁ

Todavía no son ni las 7:30 de la mañana de un sábado cuando la todo terreno en el que voy se aproxima al Comando Aéreo de Transporte Militar (CATAM) en el sur de la capital. Un avión de transporte gris Lockheed C-130 avanza pesadamente por una pista, se eleva y gana altitud lentamente. En la garita de entrada a las instalaciones, un pastor alemán adiestrado para detectar explosivos permanece en posición de firme mientras mi conductor espera permiso para entrar.
En poco más de dos meses, el presidente colombiano Álvaro Uribe volverá a la vida civil después de ocho años al frente del país. He venido para hablar con él sobre lo que aprendió durante su histórico mandato y la dirección a la que cree se encamina Colombia. Su oficina me pidió que me reuniera aquí con Uribe, y sospecho cuál es la razón detrás de la cita este día y en este lugar: después de nuestra reunión subirá al avión presidencial y viajará, como es habitual varias veces a la semana, a alguna localidad fuera de la capital donde tomará el pulso de la nación y saludará y estrechará una multitud de manos. Uribe es un populista conservador, y el contacto con los ciudadanos es su especialidad.
Cuando Uribe asumió la presidencia en 2002, Colombia estaba sumida en la violencia de la guerrilla y los paramilitares. La clase política parecía no encontrar soluciones. El país vivía una situación que bien podría haber dado lugar a una dictadura, como ocurrió en Argentina en 1976.

En la actualidad, Colombia es la democracia más antigua de América Latina, y en la mayoría del país —si bien no en toda la nación— reina una extraordinaria paz. La tasa de homicidios cayó 45% entre 2002-2009, y los secuestros bajaron 90% durante el mismo período, según el Ministerio de Defensa colombiano.

Esta situación se debe, en opinión de la mayoría de los colombianos, a las políticas el presidente. Una encuesta publicada en el diario El Tiempo en diciembre mostró que el 83% de los ciudadanos pensaba que Uribe debería tener la oportunidad de presentarse a un tercer mandato (la Corte Suprema rechazó un intento del Congreso para celebrar un referéndum que eliminase el límite actual), el 68% tenía una imagen favorable de Uribe, y el 73% aprobaba su gestión. Es difícil encontrar a otro político que deje el cargo con niveles de popularidad tan elevados.

Cuando me saluda en su oficina, su tono es pesimista. En pocos minutos sé porqué. "Esta mañana estoy muy triste", me dice tras finalizar una conversación telefónica con uno de sus generales, "porque me acabo de enterar de dos casos de secuestro, uno en [el departamento] de Antioquia y otro en[el departamento] de Santander". Éstas son "regiones donde considerábamos derrotados a los secuestradores".
En cierta forma, este es el lugar ideal para comenzar la entrevista. La seguridad ha sido la prioridad número uno del presidente.

Cuando le pregunto por qué, Uribe no menciona a su padre, asesinado por las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en 1983. En su lugar, habla de la prolongada historia de la violencia colombiana. "Este año es el bicentenario de nuestra independencia y durante estos 200 años, este país sólo ha vivido 46 ó 47 años de paz relativa".

Además, señala, desde la década de los años 40 "no ha habido un único día de paz total". Sus comentarios traen recuerdos de las numerosas guerras civiles del siglo XIX, la sangrienta "Época de la Violencia" entre los liberales y los conservadores de la década de 1950, y especialmente la larga lucha con la guerrilla izquierdista de las FARC, apoyadas por Cuba desde hace más de medio siglo.

Este derramamiento de sangre le ha costado al país vidas y riqueza. "La falta de paz, la falta de seguridad" es, según Uribe, lo que mejor explica la "pobreza, desempleo, miseria y desigualdad" en Colombia. Esta amarga realidad le llevó a manejar su campaña bajo la "promesa" de cimentar la confianza "sobre tres pilares: seguridad, fomento de la inversión y cohesión social".

El gobierno de Uribe ha tenido cierto éxito en atraer inversión, y la tasa de pobreza ha caído al 46% —una cifra aún extremadamente alta— frente al 54% en 2002. El desempleo urbano era en aquel entonces del 19% y ahora se ubica en el 12,3%. Pero Uribe se ha labrado su reputación con la seguridad.
¿Cómo lo logró? "Para lograr la seguridad se necesitan más soldados, se necesitan más policías, se necesitan más vehículos, se necesitan más aviones, se necesitan más armas, se necesitan más comunicaciones". Uribe continuó con la letanía: "Se necesitan personas, se necesitan servicios de inteligencia, se necesitan equipos, se necesita logística. Pero lo que más se necesita es determinación", articulando lentamente esta última palabra. "Se puede estar convencido pero si no hay determinación —y la determinación significa la voluntad— y la participación…".

¿Y el sacrificio?, añadió. "No hablo de sacrificio porque éste es mi deber", responde. "Pero participación, dedicación, a todas horas. No basta con dar órdenes a las fuerzas armadas, hay que hacer seguimiento. Hay que ir con ellos a las regiones, a cada lugar del país". Si quiere entender porqué las FARC y sus partidarios de izquierdas odian a Uribe, ésta es la clave: el presidente se despierta cada día con la intención de ganar esta guerra.

¿Cuán cerca se encuentra el país de la victoria? Uribe se mantiene en silencio un buen rato. "Hemos mejorado, pero nuestra mejora aún no es irreversible. Los grupos terroristas tienen expectativas para el nuevo gobierno". Si el nuevo gobierno "no es lo suficientemente fuerte para combatirlos, y si continúan encontrando refugio en otros países", seguirán manteniendo las esperanzas de "volver a Colombia y fortalecer su capacidad para matar a nuestra gente".

Se rumorea que el presidente dedica la mitad de cada viernes a llamar a sus comandantes de batallón de todo el país. ¿Es cierto? "No exactamente", me corrige, y comienza a explicarme cómo sus reuniones semanales del Consejo de Seguridad se dividen en dos partes.

Una parte es un micrófono abierto para que cualquier colombiano pueda mostrar sus quejas. Uribe dice que, inicialmente, la gente se mostraba reservada usando esta vía, si bien ahora son muy "francos", y su participación es útil. El segundo segmento es con funcionarios del gobierno y miembros de las fuerzas armadas. "Mi seguimiento con los batallones no es el viernes, es todos los días. Depende mucho más de las circunstancias", dice. "Cuando recibo el reporte matutino sobre seguridad, llamo a los batallones en las regiones donde hay problemas".
Uribe ha rescatado la democracia en una parte del mundo donde la criminalidad está en aumento. Me pregunto en voz alta su impresión sobre Sudamérica. "Cuando se repasan las guerras en Centroamérica u otras guerras en América Latina, uno ve que había dictadores y había insurgentes". Pero en Colombia, dice, los dos lados son "la democracia y el narcotráfico".
Ésta es la razón por la que Uribe considera que en Colombia no hay guerra civil, sino más bien una lucha contra "terroristas patrocinados por el narcotráfico". El presidente añadió que le preocupan en especial "los países que, teniendo el problema, no reconocen el problema, lo ignoran, y no lo combaten". Si bien Uribe no da nombres, inmediatamente pienso en Venezuela.
Esto me recuerda a las ambiciones de Hugo Chávez para convertir toda Sudamérica en una utopía colectivista bajo el estandarte de su revolución bolivariana. Ecuador y Bolivia ya se han apuntado. Ellos llaman a su ideología "socialismo del siglo XXI", y le pregunto si cree que es una amenaza para la región. El mandatario elige las palabras con cuidado: "Si significa la eliminación gradual de la democracia, entonces sí es una amenaza. Si significa la gradual eliminación de la independencia de las instituciones, entonces sí es una amenaza. Si significa la gradual eliminación de la iniciativa privada, entonces es una amenaza".

Su queja real con el socialismo es completamente práctica. En relación al "viejo modelo socialista", dice que "aportó más problemas que soluciones". El tema principal fue la forma en que destruyó "la iniciativa privada, haciendo perezosa a la gente y eliminando la creatividad".
Algunos analistas dicen que fue la creatividad y el esmero de los colombianos lo que convirtió a este país en el centro del negocio de la cocaína. Como una persona que ha sido testigo de tanta adversidad debido a la plaga del narcotráfico ¿cuál es su opinión sobre la guerra contra las drogas?

Hace muchos años, dice Uribe, la gente pensaba que Colombia no sería ni un país productor ni consumidor, y que seguiría siendo un punto de tránsito para los narcotraficantes. Sin embargo, afirma, "Colombia comenzó a producir y en la actualidad tenemos más de 300.000 adictos. Por lo tanto, ya no podemos dividir nuestro mundo en países industrializados consumidores y países sureños productores".

¿Nos dice eso algo sobre la ineficacia de la guerra contra las drogas como forma de reducir la demanda? Uribe percibe hacia dónde me encamino con este argumento contra la actual política estadounidense de prohibición e intercepción y se apresura a pararme. "Mucha gente ha mencionado la necesidad de legalizar el negocio como forma de reducir la criminalidad". Pero Uribe sostiene que el consumo en "dosis personales" lleva despenalizado 15 años en Colombia y la criminalidad ha empeorado. El presidente se muestra orgulloso de que su gobierno esté abogando por un proyecto, en la actualidad en el Congreso, para penalizar el consumo de drogas incluso en dosis pequeñas para uso personal.

¿No es cierto que la criminalidad se mantuvo porque, mientras el lado de la oferta seguía siendo ilegal, el dinero procedente del consumo de drogas seguía yendo a los traficantes? Aquí encontramos puntos de acuerdo. "Lo que averiguamos es que es bastante difícil tener éxito en combatir la producción y el tráfico cuando se legaliza el consumo".

Pero continúa defendiendo la guerra contra la oferta, explicando cómo el cultivo de coca es ahora la mitad de lo que sería si no hubiera liderado una campaña de erradicación. Uribe dice que su éxito demuestra que "es posible ganar esta guerra". El presidente coincide conmigo en que el cultivo se podría haber trasladado a otros países, si bien es la razón por la que, afirma, "esto necesita ser una batalla internacional, en la que todos los gobiernos estén comprometidos".

Tanta conversación sobre consumo de drogas me recuerda a Estados Unidos. Cambio de tema. La administración Obama y los legisladores demócratas del Congreso han bloqueado una de las iniciativas más importantes de Uribe —el tratado bilateral de libre comercio— y le pregunto sobre su relación con Washington estos días. Uribe comienza su respuesta subrayando la importancia de la alianza para ambas partes. Estados Unidos, afirma, necesita un fuerte aliado en la región. Y para Colombia, que necesita "apoyo práctico" contra el narcotráfico, la ayuda estadounidense es crucial.
Sin embargo, tras alabar al gran amigo de su país, Uribe no puede ocultar su decepción sobre el trato recibido por Colombia sobre el comercio: "Evidentemente, no puedo entender el retraso del Congreso estadounidense para ratificar nuestro tratado de libre comercio", dice, mirando por encima de mi hombro hacia la pista. Y deja en este punto la conversación sobre este tema.
En cuanto a si es optimista sobre el futuro de Colombia, responde: "Por supuesto. Tengo que serlo". Pero su respuesta viene con un condición: los colombianos deben acordarse dónde se encontraba el país hace ocho años. "Estamos mejor", pero "este país sólo ha tenido 47 años de paz en 200 años de vida independiente". La nueva generación sólo prosperará, advierte, si se consolida la paz. Con este objetivo, se dirige a Florencia, una ciudad de 150.000 personas, para llevar su mensaje en persona, tal y como lo ha hecho en los últimos ocho años.

O´Grady escribe la columna de las Américas del Journal.

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ALGO HUELE MAL EN SABANETA, JUAN CARLOS APITZ

No nos sorprende que aparezcan contenedores con alimentos vencidos, almacenados por meses en distintas zonas industriales y portuarias del país mientras muchos venezolanos se mueren de hambre. La ineficiencia es una variedad de la corrupción.

El burócrata chavista es ineficiente, no lo puede hacer mejor. La gerencia dispendiosa de los recursos públicos ha sido el resultado de una selección basada en el nepotismo, la amistad, la afinidad ideológica o la lealtad personal. Cuando un empleado gubernamental es nombrado basado en uno de estos criterios, la mala gerencia de los recursos nacionales es inevitable.

La corrupción existe en Venezuela, al menos, desde 1821 cuando se selló su independencia, aunque durante la gestión de Esteban la corrupción ha llegado a niveles sin precedentes. Según los informes anuales que publica la ONG "Transparency Internacional"; en el año 1999 Venezuela se ubicaba a nivel mundial en el puesto número 75 y hoy en el año 2010, Venezuela ha avanzado en corrupción y alcanzado el lugar número 162 de los países más transparentes del mundo. Es decir, de 180 países investigados, Venezuela está entre los 22 más corruptos del mundo, con un nivel de transparencia de 1,9 en la escala del 1 al 10.

En los quince años desde que TI publica el Índice de Percepción de la Corrupción en cientos de países, Venezuela siempre se ha mantenido con una puntuación por debajo de 3. Para 1995, cuando TI publicó por primera vez este Índice compuesto que basado en múltiples encuestas de opinión realizadas a expertos, en la cual se sondean las percepciones sobre la corrupción en el sector público, Venezuela se inició con 2,66 puntos. Y para 1998, año cuando llegó Esteban a la Presidencia, la percepción de corrupción de Venezuela, aunque había bajado, aún se mantenía entre los países más corruptos de los evaluados con 2,3 puntos.

Nuestro país es el segundo peor país de Latinoamérica evaluado en este Índice. Sólo lo supera el empobrecido Haití (1,8), y se coloca por debajo en 0,2 puntos de Paraguay y en 0,3 puntos de Ecuador. De las 180 naciones evaluadas en el mundo, sólo 13 se perciben como países más corruptos que Venezuela, entre ellos, Burundi, Guinea Ecuatorial, Guinea, Irán, Turkmenistán, Uzbekistán, Chad, Irak, Sudán, Myanmar, Afganistán y Somalia.

Lo anterior no es casual: regalan alegremente nuestro dinero a Cuba, Nicaragua, Ecuador, Bolivia, Argentina y, hasta, a EEUU y Brasil; financian la campaña presidencial de Cristina Fernández de Kirchner; malgastan 7.000 millones de dólares en compras de armamento inútil a Rusia; prestan holgadamente dinero a Bielorús; hacen cuantiosas contribuciones a organizaciones terroristas como las FARC en Colombia, el FMNL en El Salvador y HAMAS en el Líbano; contratan con sobreprecios a Siemens para el Metro de Maracaibo y Valencia a cambio de comisiones; desaparecen los fondos para la construcción del Complejo Industrial "Ezequiel Zamora" en Barinas; Pdvsa licita fraudulentamente el alquiler de sus equipos de perforación, cuya ruina hace que luego colapsen; etc.
Entonces, hay algo podrido, y no es en Dinamarca

justiciapitz@hotmail.com
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TELEEMBUSTERO, CARLOS BLANCO, TIEMPO DE PALABRA

"TeleEmbustero"

Así fue bautizado por el proletariado de Sidor. La situación debe estar peor que lo que cualquiera se imagina. El hombre realmente parece fuera de sus cabales.

¿Qué será lo que pasa por esa cabecita desajustada, llena de sueños reciclables, de fantasías contaminantes y de trapos rotos?

¿Qué será lo que se le ocurre cuando sus deseos no se convierten en realidades tras cada uno de los berrinches?

¿Cómo se verá a sí mismo cuando no es obedecido, cuando los lugartenientes se hacen los distraídos y cuando las piedras del camino siguen en su mismo sitio, ajenas a su autoridad?

Es el drama de los dioses incomprendidos. El poder que Zeus les ha dado tiene como límite la realidad; pueden hacerlo todo menos contrariar las leyes de la economía, de la física y de la sociedad. Al final, se dan cuenta de que han revuelto las aguas; las turbiedades y miasmas del fondo por un rato suben a la superficie, pero las ramas y pestilencias vuelven al fondo del barrial mucilaginoso; mientras, arriba, las aguas se aclaran.

Está ofuscado. Siente el resuello de un país cansado de sus tropelías. Sabe que solo queda el desamor y el regusto amargo de un desencanto profundo. Ahora advierte que hay más ladrones que los previstos y que los contenedores con comida podrida constituyen la alegoría de su gestión: sólido empaque por fuera y toneladas de corrupción adentro; acero que envuelve hedores, gangrenas y fermentaciones de lo que pudo servir para alimentar al necesitado, al hambriento. Ay, Comandante, exactamente como usted: protegido por varios anillos de seguridad; pero, por dentro, un personaje que perdió el rumbo, dueño de un poder que se le evapora, temido pero no querido; descompuesto...

El Proletariado.

Tiene razones para estar enfurecido. A toda revolución inspirada en Marx y Lenin no le queda más remedio que tener el apoyo de la clase obrera; si la movida viene desde el campo, al menos del campesinado en la onda de Mao. Pero debe ser una horrible tragedia personal y política denominar como revolución un mero asalto al poder y que los trabajadores no se sientan aludidos por el llamado rojo. Una revolución sin campesinos, sin estudiantes, sin clase media, sin empresarios, sin sustancia, sin épica y sin militares honrados. Con el apoyo en dilución de un tajo del sector informal, más las unidades antimotines para reprimir. Solo le queda la violencia como nostalgia de una revolución que no fue.

El Comandante tiene motivos para perder los modales. Después de la desilusión experimentada por los trabajadores de Sidor, algunos de los cuales creyeron que les tocaba el oro y el moro con la estatización; ahora todos saben que las expropiaciones solo representan ruina. Entonces ha venido el chantaje: están aliados con la burguesía, acusa el decadente líder.

Los trabajadores perciben que con sus patronos pueden negociar, discutir y pelear de acuerdo a ciertas reglas, pero cuando caen en la madeja del caudillo militar -patrono único e irascible-, no hay negociación alguna, no hay reglas, no hay nada que no sea su voluntad disparatada, tan llena de ignorancia como de maldad. Esta semana se ha dado un fenómeno interesante cuando Andrés Velásquez ha tejido su candidatura a diputado y la de otros con las luchas de los trabajadores de Guayana. Allí se ha producido una posible amalgama que, de continuar, puede vincular el terrible drama social con las próximas elecciones. Así se le podría dar proyección al conflicto cotidiano y se llenaría de contenido el evento electoral.

La destrucción de las empresas ha significado la prisión para varios, la ruina para otros tantos, pero sobre todo desempleo, desesperanza, para muchos. Cuando se defiende la propiedad privada lo que se defiende es la libertad de ser y tener, algo que carece de sentido para quien todo lo que posee es ajeno -porque le pertenece a la nación- y sabe que algún día sus legítimos propietarios vendrán al rescate.

Motivos para la neurastenia.

El hombre se ha comprado varias derrotas. En el plano internacional carga con el bacalao tipo Zelaya, clásico vividor cosmopolita, endosado a sus espaldas por ese lince de la política y los negocios que es Lula. También lo ronda el Tribunal de La Haya debido a las múltiples denuncias sobre su participación en desatinos mayores que oscilan entre el jugueteo con las FARC y ETA, hasta la juerga con Ahmadinejad. Por si fuera poco, el tortazo recibido en Colombia no podía ser mayor.

Juan Manuel Santos le encarna una derrota de varias dimensiones. Representa la victoria de quien ha sido insultado sin medida por un personaje fuera de sí; simboliza la victoria de Uribe; implica la derrota de las FARC y de misia Piedad. Significa que el pretendido bolivarianismo ha retrocedido años luz. Santos, ahora, se puede dar el lujo de ser "amplio", no porque espere resultados sino porque le demuestra al mundo el estado de soponcio terminal en el cual se encuentra su desajustado vecino. La reciente victoria del uribismo muestra otro tipo de fenómeno que es la decadencia de los partidos políticos tradicionales en beneficio de nuevos movimientos; con lo cual se muestra que no es un fenómeno venezolano sino algo más complejo, vinculado a la apertura de espacios sociales y no a una inexistente antipolítica.

Pero el hombre tiene más motivos para la perturbación. El diseño económico no ha estado en buenas manos, pero ahora se le ha entregado su diseño y ejecución a la policía política, a la Guardia Nacional, a la Fiscalía y a una congregación de excéntricos y pasmados. El principal instrumento de política cambiaria es poner presa a la gente del mundo financiero o amenazarla; el instrumento de política alimentaria es ladrarle todos los días a Lorenzo Mendoza, mientras la cofradía importadora hace su agosto con los contenedores podridamente revolucionarios; el instrumento de política laboral es asustar a los trabajadores o, si no, entonces acusarlos de aliados de la burguesía. La política económica no la hacen los ministerios sino la ex Disip (Sebin), el Cicpc, la DIM y las chicas del dúo "Las Luisas".

Las Estructuras de Apoyo.

Aunque la mayoría electoral es opositora, la omnipresencia del caudillo, su irreparable cháchara, el hecho de aparecer como única e insustituible referencia, puede mover a un sector ambivalente a su lado. Sin embargo, aparte de la oposición sólida y de larga data, el descontento dentro de las filas oficiales es mayúsculo. La resistencia ha crecido y cuenta con opositores viejos y nuevos, junto a las más recientes adquisiciones -como el PPT, el MEP y algunos comunistas doctrinarios- que aunque tienen todavía melindres para no aparecer como opositores grandecitos, no tienen más destino que serlo. También ocurre en la FAN; allí la resistencia es el silencio y la decisión de muchos de no cumplir órdenes ilegales. Y punto.

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