Hoy quiero reflexionar sobre la
institucionalidad del voto y las razones que tenemos para votar. En primer
lugar debemos entender que el voto no es un fin en sí mismo, sino una
herramienta para el ejercicio del derecho ciudadano a la participación política.
Acudir libremente a las elecciones nos permite elegir la propuesta que más
convenga a nuestra sociedad, según nuestras propias convicciones; en
consecuencia, mientras mayor abstención, menos atención tendrán las demandas
sociales. Entonces, si no votas no te quejes, no tienes fundamento cívico,
político ni moral para reclamar a los
gobernantes que no están haciendo bien su trabajo, por eso debes votar.
El voto es la principal herramienta ciudadana
para participar y decidir sobre nuestro destino político, social y económico.
El ejercicio del sufragio es el medio para decidir sobre la gestión del
gobernante de turno y sobre las propuestas y proyectos de los aspirantes, es la
evaluación por excelencia del ejercicio de gobernantes y aspirantes.
En nuestro país el voto es un derecho
constitucional (Art. 63 CN), pero también es una obligación cívica, no legal,
todos los que tenemos derecho al voto debemos acudir a sufragar el 16D por la
opción de preferencia para gobernador y diputados al consejo legislativo local,
la abstención permite que se elijan candidatos sin consenso mayoritario, por
grupos no representativos del sentir social y es allí cuando surge la duda de
la legitimidad del elegido, por esa
razón es importante la votación masiva para que el triunfador venza por mayoría
como debe ser en democracia. La institución del voto causa la satisfacción
ciudadana de haber cumplido con un deber cívico, todo voto es importante.
Cuando esgrimimos como razón para no votar:
“nada sirve”, “no me meto en política” o “no creo en los políticos”, “¿para qué
votar si todo sigue igual?”, “habrá fraude”, la institucionalidad del voto y la
participación ciudadana resultan afectadas
negativamente en su respetabilidad y credibilidad. Esto lo digo por
cuanto he estado recibiendo en mi dirección de correo y leído declaraciones y
comentarios que buscan alterar la institucionalidad del sufragio como
instrumento primordial y eje central de la democracia y de la participación
ciudadana en el quehacer público. Son voces subversivas que lejos de
concientizar, amedrentan al ciudadano.
La sociedad aspira a tener buenos gobernantes
que les garanticen, sobre todo, la posibilidad de mejorar su calidad de vida
mediante la creación de condiciones para el desenvolvimiento de sus derechos y
libertades; la democracia, mediante el derecho al sufragio, es, sin duda, el
sistema ideal para elegir a aquel de los candidatos que inspira mayor
confianza, tanto por su personalidad, experiencia y trayectoria, como por la
credibilidad de sus propuestas.
Para concluir quiero decir que el ejercicio
democrático con el solo cumplimiento del deber cívico del sufragio, es
incompleto, eso es cierto, pero no es menos cierto que el voto es el primer
peldaño o antesala de la formación política del ciudadano y la mejor definición
de la participación referida en el Art. 62 constitucional.
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