BIENVENIDOS AMIGOS PUES OTRA VENEZUELA ES POSIBLE. LUCHEMOS POR LA DEMOCRACIA LIBERAL
martes, 28 de febrero de 2012
VÍCTOR RODRÍGUEZ C: PENALIZACIÓN DE LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN
sábado, 11 de febrero de 2012
ANTONIO SEMPRUN: SI NO EJERCEMOS NUESTROS DERECHOS
No exigir los derechos que establece la ley es dejar que alguien imponga su ley. - Antonio Semprun
lunes, 28 de noviembre de 2011
HUMBERTO GARCÍA LARRALDE: UNA REVOLUCIÓN MALANDRA
domingo, 30 de octubre de 2011
LUIS ALFONSO DÁVILA G: ¿CALMA Y CORDURA?
lunes, 19 de septiembre de 2011
OSWALDO ÁLVAREZ PAZ: RESPETO GENERA RESPETO (DESDE EL PUENTE)
jueves, 30 de junio de 2011
ZENAIR BRITO CABALLERO: SOBRE EL RESPETO EN VENEZUELA
“No hay sujeto” o “parece un loco”, son frases acuñadas socialmente refiriéndose a alguien que así procede. Sin embargo, no siempre se trata de individuos que se “descontrolan". Hay, siendo los más, quienes lo hacen por falta de educación, por complejos de inferioridad, por cosechar bajas virtudes como lo son la envidia, el resentimiento, el odio.
britozenair@gmail.com
martes, 2 de noviembre de 2010
EL DUEÑO. VICTOR MALDONADO
viernes, 29 de octubre de 2010
EGOCENTRISMO, HECHO PERSONA. CHÁVEZ, ÉL YO ABSOLUTO. IVÁN ENRIQUE LEÓN HERNÁNDEZ
viernes, 30 de julio de 2010
RESPETO Y PODER, LUIS PEDRO ESPAÑA N.
Es como para perder la cuenta de todas las veces que el Gobierno pide respeto a los demás. Cualquier varón venezolano sabe que el respeto no se pide, y que de tanto reclamarlo pareciera que cualquiera se lo falta. Mala señal de quienes han hecho del poder un fin en sí mismo antes que un instrumento, que es como moderna y civilizadamente se entiende el ejercicio del poder para el logro de metas colectivas.
A los fortachones, a los que impúdicamente lucen pistolotas, porras y excesos no se les respeta, en el peor de los casos, provisionalmente, se les trata con cautela mientras la asimétrica relación de poder cambia.
Se respeta a los pacifistas, a las nobles almas que han enseñado que el abuso se vence con coraje y determinación.
Se respeta la delgada figura sola que detiene un tanque de guerra. Se respeta la cárcel de los presos de conciencia, no a quienes desde sus cargos los encarcelan. Se respetan las huelgas de hambre de quienes no tienen más poder que aguantar necesidad para incomodar a quienes las satisfacen todas. En suma, se respeta a quien se compromete con el prójimo, no a quien reclama que los demás se comprometan con uno.
El respeto y el poder no son bidireccionales. El poder no proporciona respeto, pero el respeto sí otorga poder. El respeto es como el prestigio, el liderazgo y la confianza. Son los demás quienes lo adjudican.
Las personas, instituciones o gobiernos deben hacer méritos para hacerse respetar, pero el resultado último no depende de aquellos que tratan de que los respeten, sino de quienes deciden si hay algo que respetar o no.
La reputación es el principal activo del que se nutre el respeto. Por el contrario, el poder necesita de recursos para poder doblegar la voluntad de quienes se resisten a comportarse como quiere quien lo ejerce; por ello, en el primer caso, se obedece por convicción, y en el segundo, por coacción.
Pero lo que resulta realmente patético es que quien debiera ser objeto de respeto, bien por la posición que ostenta, por lo que representa para la colectividad o por los valores que profesa, pretenda desde el poder recuperar, cuando no reclamar, respeto. Llegados a este punto, el poder se ve desnudo, pierde majestad y entereza y se muestra como un simple superior al que temporalmente hay que calarse.
Recuperar el respeto es una tarea imposible, al menos desde el poder. Para quien ha sido figura o proyecto de prestigio volver a ser auténticamente respetado le supone tener que bajar al infierno de la cotidianidad y construir de nuevo las fuentes de prestigio. Es probable que una sola vida no alcance para ir y volver, por eso a quien ha perdido el respeto le cuesta tanto dejar el poder.
Venezuela vive un momento de recomposición de sus fuentes de respeto y de poder en las instituciones, proyectos y creencias. Los próximos tres años, cuando menos, se pondrá a prueba qué tanto nos mantendremos dentro de este intento refundacional que sólo ha consistido en cambiar nombres y desacralizar cuanto símbolo se construyó entre 1830 y 1998 y pretendido lanzar a la basura todo lo que venezolano alguno hizo en ese largo trecho de casi 170 años.
No ha transcurrido ni tiempo, ni gesta ni realizaciones para respetar la cursi floritura que recientemente ha adquirido el poder.
lespana@ucab.edu.ve
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miércoles, 28 de julio de 2010
LA MALDICIÓN DE TUTANKAMÓN, CARLOS E MÉNDEZ
La maldición del faraón y semidios de Egipto, el joven Tutankamón quien prematuramente murió 1333 años antes de Cristo, consistió en que aquellos que profanaran su tumba recibirían como castigo (juicio) el que todos morirían de forma trágica e irremediable. Viajando desde ese otro extremo del mundo y recorriendo 3.343 años hasta llegar a la Venezuela del siglo XXI, nos preguntamos si acaso existe alguna maldición o juicio contra aquellos mortales que profanen la tumba del padre de la patria. Esa sentencia debe estar oculta en algún rincón de La Gran Colombia, porque la violación del sarcófago que guarda los restos de un personaje de la talla de nuestro Simon Bolívar, no puede pasar desapercibida para los dioses, ya que además de héroe, nuestro ilustre libertador al igual que Tutankamón es considerado un dios por los pueblos a quienes consagró sus luchas para librarlos de la esclavitud de la época.
La profanación de tumbas sin fines científicos, por lo visto conlleva una especie de juicio dictado por los propios dioses en contra de los mortales que traspasan sus linderos y violentan sus moradas. En el caso de la maldición de Tutankamón, la única persona que sufrió una muerte natural, de los 20 que penetraron en su eterna morada (3.270 años) para exhumar sus restos y sustraer sus tesoros, fue el científico (arqueólogo y egiptólogo) inglés Howard Carter quien murió en 1939 después del hallazgo (1922) de la maravillosa cámara mortuoria. Se llegó a especular que todas esas muertes extrañas que se sucedieron en cadena, se debieron a una sugestión o envenenamiento mental más que a una maldición de los dioses. Bueno, tal vez sea esa la forma como los dioses ejecutan sus sentencias.
El cuerpo de Moisés el líder de los hebreos, que liberó a su pueblo del yugo egipcio, nunca se supo dónde lo sepultaron debido a que Dios mismo se encargó de esconderlo para evitar que los judíos le rindieran adoración. Mientras que, la sepultura de Jesús el Cristo (Mesías) fue abierta por los propios dioses o ángeles con la anuencia del Soberano que reside en los cielos. Cuando la madre de Jesús junto con otras mujeres visitaron la tumba con la intención de preparar el cuerpo del crucificado, la gigantesca piedra que sellaba la entrada de la sepultura ya había sido removida por un poder sobrenatural. Las mujeres vieron al ángel sentado sobe la roca y entraron al sepulcro, pero el resucitado ya se había levantado de entre los muertos.
Algunos mortales lideres de Sur America y del Caribe arrastran maldiciones sobre si y sobre sus pueblos por desoír la voz de los profetas, por andar erigiendo bustos a cuanto desalmado anda por allí vagando como alma en pena, y, por andar excavando tumbas con la ilusión de reinventar la historia y abrogarse epopeyas que solo pertenecen a los dioses o a los escogidos por estas divinidades.