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jueves, 26 de marzo de 2015

JESÚS ALEXIS GONZÁLEZ, INDESEABLE INJERENCIA ESTATAL EN LA PRODUCCIÓN.

Sostienen algunos autores (opinión que compartimos), que no incluir el Estado en la materia de la economía política es una omisión arbitraria e injustificable a la vez que niega que a partir del año 1920 ha venido afianzando su presencia en la economía a través de variados instrumentos tales como el presupuesto nacional, gasto público, ingresos fiscales, endeudamiento, sistema financiero y banco central, tipo de cambio, transferencias y un largo etcétera. De tal forma, influye en la composición y el crecimiento de la demanda, la estructura de la producción, la expansión del mercado interno y muy especialmente en el ritmo y dirección del desarrollo económico; sin que ello implique la demolición del sector privado en lo particular ni la injerencia (meter una cosa en otra) en el proceso productivo. 

El Gobierno debe intervenir, para contribuir en la creación de demanda adicional al presentarse una caída del consumo de la comunidad (demanda efectiva), con la finalidad de mantener el funcionamiento del proceso productivo. Todo ello, ha de tener como norte el bienestar social (mejor distribución de la riqueza) al accionar políticas públicas en un escenario de economía de mercado (moderno y competitivo) con amplia participación del capital privado en su rol de multiplicador del crecimiento, el empleo y la recaudación fiscal como fuente financiera (y no el dinero inorgánico) para instaurar actividades propulsoras de la cohesión social (incluidos los programas compensatorios); cuyo desenvolvimiento ha de estar  vinculado a un sistema económico entendido como la organización de la actividad económica de una sociedad, apuntalado por un ordenamiento jurídico impuesto por el Estado.
En diferente basamento ideológico, encontramos Gobiernos que sostienen, en equivocada interpretación, que no es posible un ordenamiento jurídico del sistema económico sin causar tensiones graves a la estructura social (modo de producción y relaciones sociales) habida cuenta de existir la propiedad privada de los medios de producción. En realidad, el pensamiento marxista alude a una evolución permanente de las fuerzas productivas (conjunto de medios de producción) como respuesta a un gran desarrollo técnico y tecnológico al tiempo de una profunda división del trabajo que conduce a la expansión industrial y a la especialización de la actividad productiva hasta alcanzar su límite, a partir del cual se dificulta su crecimiento y se generan las crisis económicas que alteran las relaciones sociales de producción (vínculos entre los participantes en el proceso productivo). Como bien se desprende, tal enfoque no entraña la confiscación de empresas en aras de destruir el aparato productivo para posteriormente “refundarlo” en manos de un “poder popular”, causando en la “transición” hambre, miseria, desabastecimiento y escasez, como un solidario sacrificio del pueblo en aras de la aparición de un “hombre nuevo”. En tal sentido, vale  citar al chino Mo Yan (premio Nobel de literatura 2012) cuando en marzo 2013 afirmó: “Lo que escribió Marx en El Manifiesto Comunista es de una belleza magnifica. No obstante, me parece muy complicado llevar ese sueño a la práctica. Por otro lado, cuando me fijo en el Estado de bienestar de los países de Europa, me pregunto: ¿son concebibles estos Estados, estas sociedades, sin Marx? En cierto modo, el marxismo ha salvado al capitalismo, porque los que realmente se han beneficiado de las bendiciones de esa ideología son las sociedades occidentales. Los chinos, los rusos y los europeos, por mucho tiempo, malinterpretamos a Marx”.
Para el caso venezolano, son muchos los ejemplos referidos a la indeseable injerencia Estatal en la producción, de ellos solo mencionaremos (por razón de espacio) el recién instrumentado (12/02/15) Sistema Marginal de Divisas (Simadi), que en apenas 1 mes de “funcionamiento” la paridad inicial de Bs 170,03/$, que ya era elevada con relación al tipo de cambio implícito (M2/R) al reflejar una tas de Bs 87,03/$ (02/15), aumentó hasta Bs 187,78/$ (10,44%)  impactando tanto el “paralelo” al convertirse en su paridad piso (¡con disponibilidad!), como a los precios (¡y la inflación!) al ser utilizado como una referencia para la reposición de inventarios ante la inexistencia de precios relativos. En fin, bien puede inferirse que no ha sido el ordenamiento jurídico capitalista venezolano la causa del estancamiento económico actual, antes al contrario, han sido algunos “entes revolucionarios” los que han afectado negativamente el proceso productivo nacional. Nos permitimos concluir con una cita referida a la crisis económica de Venezuela: “La crisis tiene una raíz política, tenemos que reconocerla. El cambio viene, pero no va a ser placentero. La historia a veces es desagradable para una sociedad”. (Ramón Piñango, El Mundo, 09/03/15).
Jesús Alexis González
Jagp611@gmail.com       
@jesusalexis2020

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