CARLOS VILCHEZ NAVAMUEL |
A
propósito de las nuevas relaciones diplomáticas entre los gobiernos de EEUU y
Cuba que nos notificaron recientemente ambos gobiernos y que esperamos que con el tiempo beneficien a todos los cubanos
de a pie con más oportunidades de trabajo y más libertad, es bueno recordar las
grandes diferencias que existen al día de hoy en la isla caribeña.
Mientras
observamos los grandes hoteles instalados en frente a las hermosas playas
cubanas, cualquiera podría pensar que ese país se asemeja al paraíso soñado,
sin embargo con una fuente cercana que nos brinda de vez en cuando información
vivida por él y la familia y
navegando por la red, nos encontramos
con la otra cara de la moneda, una Cuba detenida en el tiempo, con automóviles
que datan de los años cincuenta y sesenta, con parte de su ciudad capital, la
Habana, en ruinas y con una población pobre con poco acceso a todo, pero sobre
todo con muy poca libertad.
Mientras
2.800.000 turistas disfrutaron en el 2013 de paradisiacas playas, langostas, el
mojito y de alguna que otra visita a la ciudad, más de 11.000.000 millones de
cubanos viven en la miseria.
La
mayoría de los cubanos viven regulados, vigilados, sin derecho a la protesta,
con una tarjeta que los limita para comprar los alimentos básicos desde hace
más de 50 años, sin posibilidades de
prosperar y condicionado a un régimen que durante los últimos 50 años los ha
tenido bajo el régimen militar.
Yusnaby
Pérez, un ingeniero cubano, que vive en la Habana y que se ha hecho famoso por
sus fotografías de la capital que la muestran tal cual, nos explica en su blog
lo que se obtiene con la tarjeta “Cada
familia cubana tiene una tarjeta. Nadie se escapa. Fue creada por Fidel Castro
el 12 de julio de 1963 en medio de la crisis por el desabastecimiento de los
primeros años del “socialismo” en Cuba. Desde entonces, ha regulado la venta de
alimentos a precios subsidiados en las llamadas “bodegas” (almacenes destinados
únicamente a la comercialización de productos racionados). En sus inicios, la
libreta de racionamiento era bastante extensa. Alcanzaba para comer sin grandes
apuros. En ella se incluían leche fresca, embutidos, turrones de Navidad,
“carne de res”, refrescos, cerveza para bodas y cumpleaños, pescado, café… Contaba
además con una tarjeta gemela que racionaba la ropa y los productos no
comestibles”.
Pero,
nos sigue explicando el ingeniero, “Todo duró mientras la Unión Soviética
existió. La economía cubana dependía de las “generosidades” del bloque
socialista, y no había incentivos para el desarrollo de la industria nacional.
En la década del 90, con la caída del muro de Berlín, Cuba vivió lo que se
conoce como “opción cero”. No había comida, combustible, la generación de
electricidad era extremadamente irregular, las fábricas paralizadas, la
producción nacional insuficiente…; y como consecuencia, el racionamiento fue
más severo”.
Hoy,
a un precio acorde al salario medio (20 dólares al mes), la libreta de
racionamiento le permite comprar una vez al mes a cada persona:- 5 huevos, - 5
libras de arroz, - ½ libra de aceite, - 1 paquete de café mezclado con chícharo
tostado (1/4 de libra), - 3 libras de azúcar blanca, - 1 libra de azúcar
morena, - ½ libra de frijoles, - 1 Kg de sal cada 6 meses
-
1 caja de fósforos (cerillos), - 1 libra de pollo al mes, - ¾ de libra de
“pollo por pescado” (se eliminó el pescado y lo sustituyen con pollo).
http://yusnaby.com/yusnaby-perez-la-librera-de-racionamiento-en-cuba/
Del
sistema de salud se asegura que es muy bueno, sin embargo como dijo la famosa
bloguera cubana Yoani Sánchez, los hospitales están bien, pero si vas a buscar
aspirinas no las encuentras, la represión y la falta de libertad en la isla la
convierten en un infierno para esa gran mayoría de cubanos, y aunque los índices
oficiales nos dicen que en Cuba no hay hambre, lo cierto es que la pobreza y la
desigualdad son una realidad, el racionamiento así lo indica, por algo las
“jineteras” pululan por las calles de la
Habana que se venden por unos pocos dólares y la mayoría de la población viste
de manera sencilla y limitada, las tiendas para ropa así como las ventas de
productos básicos para los cubanos dan lástima. Todo esto sin conocer en detalle
el cómo vive el resto de los cubanos en el interior del país.
Carlos
Vilchez Navamuel
carlosvilcheznavamuel@gmail.com
@carlosvilchezn
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