Hay dos cosas infinitas: el universo y la estupidez humana; y del universo no estoy seguro...Albert Einstein (1879-1955)
Hace dos mil quinientos años que en la enfermedad humana
no intervienen ni dioses, ni espíritus, ni venganzas venidas del Olimpo, pues
en el mar Egeo y en Cos, una pequeña isla del Archipiélago del Dodecaneso
griego de apenas 290 km2 de superficie, Hipócrates, nuestro padre primigenio,
arrancó la medicina de las manos de los dioses para entregarla a la
responsabilidad de los hombres, y estableció las bases de la medicina
científico-natural, una medicina humana. Durante centurias los médicos hemos
desarrollado métodos para exponer la enfermedad escondida bajo la opacidad de
la piel, para traer el adentro hacia el afuera a punta de observatio, es decir,
empleando con sentido común los cinco sentidos pues para eso Dios nos proveyó
de inteligencia y curiosidad sin límites.
Estos logros se han ido decantando con el correr de los
tiempos, así que se ha eliminado lo incorrecto, lo inexacto y lo superfluo, y
se ha conservado y ampliado lo verdaderamente útil.
Pero Él no contó con la imbecilidad de los estúpidos, tan
profunda, tan lacerante y tan expuesta como la desnudez del rey representada
por Hans
Christian Andersen, allá por el año de nuestro Señor de
1837. Las universidades nacionales y las escuelas de medicina tienen el sagrado
deber de asegurar al estudiante que al final de sus estudios de pregrado posea
las competencias conceptuales, procedimentales, de actitud y de desarrollo global
que le permitan ejercer la medicina en sus diferentes etapas, respondiendo a
las prioridades de salud y a las realidades de la sociedad en la que se
encuentra insertado.
Expongo en voz alta la angustia que, como profesional y
como maestro de
largo e inagotado ejercicio, me produce el giro que se ha
dado a los estudios médicos en Venezuela, mi país, en medio de la debacle
inducida por el régimen del absurdo y las malas decisiones, pues no debemos
olvidar nunca que cada cosa que los médicos sabemos hemos de procurar saberla
lo más exactamente que nos sea dado, pero a conciencia de su posible valor provisional
para así, transmitirla a las nuevas generaciones.
Por ¨notitia criminis¨ (El Nacional, miércoles 1º de
julio de 2015) nos hemos enterado de la muerte violenta de la Semiología Médica
en la Universidad Nacional Experimental Rómulo Gallegos en Calabozo, Estado
Guárico y con ella el colapso intencionado de miles de años de saber... Los
homicidas cambiaron el pensum y ahora las ¨prácticas¨ hospitalarias serán sólo
¨teóricas¨ ¿es que es posible tanta iniquidad? Sépase que la capacidad creadora
de la mente humana, se percibe sin duda, en el formidable avance de la Medicina
en los últimos decenios... 700 estudiantes del tercer año de la carrera
quedarán como la cabra mocha de Josefita
Camacho, ¨mocha de los dos cachos, del rabo y las dos orejas...¨
Han protestado, y a su protesta se han unido alumnos de años
superiores y deben seguir protestando hasta ser oídos y su reclamo respondido
con eficiencia. La Asociación Venezolana de Escuelas y Facultades de Medicina y
todos los médicos venezolanos, al unísono, tenemos una responsabilidad
ineludible ante esta monstruosidad y la respuesta a semejante desatino debe ser
urgente, pronta, adecuada y contundente...
¿Y el Defensor del Pueblo...?
¡Ah...! La semiología médica, puente de unión entre las
ciencias básicas y
la medicina del hombre enfermo, pieza indispensable e
insustituible, vía de
acceso sin la cual el rompecabezas de la enfermedad no
puede ser descifrado en forma coherente y armónica para desvelarla e instituir
la cura apropiada.
Necesita el estudiante situarse a la vera de la cama del
enfermo, hablar con él, manosearlo y comprenderlo, pues la semiología no puede
aprenderse con computadoras ni maniquíes como lo han hecho los médicos
integrales comunitarios de porte cubano, y mire usted los resultados: la
emergencia de una medicina fraudulenta y degradada donde la excelencia brilla
por su ausencia... Luego de la adquisición de la teoría de las ciencias básicas
en los dos primeros años de la carrera médica, las bases del edificio profesional
están preparadas para incorporar lo indispensable, pues la semiología conforma
un puente de unión para adentrarse en la práctica de la
relación médico paciente, y durante 4 años a fuerza de
práctica y vigilado
por sus instructores, si acaso se logra alguna destreza
que se pulimentará
en los años por venir, porque su aprendizaje comienza
pero no termina
nunca... Es el arte de interpretar el lenguaje corporal:
mediante la anamnesis o descripción de su queja por el enfermo, sabremos qué le
pasa, por qué le pasa y dónde buscar la verdad.
Es la semiótica o semiología la ciencia o lenguaje
específico de la profesión médica, que trata de la correcta interpretación de
los síntomas (hecho subjetivo) y de los signos (hecho objetivo). Es la primera
asignatura propia y estelar de la carrera médica que pone en contacto directo
al estudiante de medicina con el hombre enfermo y su circunstancia, siendo base
indispensable sobre la que se irán articulando nuevos y más profundos saberes
que permitirán el conocimiento y dominio del arte semiótico, como se advirtió,
paso inicial para el diagnóstico definitivo del paciente, imprescindible para
el tratamiento.
Mediante su repetición consciente será la disciplina por
la cual el estudiante de medicina adquiera conocimientos, destrezas y
habilidades para establecer esa adecuada y única relación médico-paciente: es
la historia clínica integral, la herramienta del clínico, y por su intermedio,
se arriba al diagnóstico presuntivo de salud o de enfermedad, se jerarquizan
los problemas y se solicitan, si es que fuera necesario, los exámenes complementarios,
pero no con un irreverente disparo de escopeta de múltiples e impensados
procedimientos, sino como un rifle, un solo tiro y en el blanco, para lograr un
diagnóstico de certeza...
A lo largo de los siglos, la envidia, disfrazada de
intolerancia ha perseguido al conocimiento queriendo acorralarlo, aniquilarlo,
negando sus aportes y alcances; pero el hecho cierto es que nunca lo ha vencido
y el progreso ha sido la constante que marca la aguja de marear de la
humanidad; sí, ha sido una constante y por siempre lo seguirá siendo en los
años por venir...
¿Me estarán oyendo los rojos...? Los adulantes del
proceso designados no con base a conocimientos sino por su irresponsable y
ciega obediencia, ejercen oficios que no conocen, porque son irresponsables, engreídos,
tierrúos, destructores y ligeros... ¡Dos mil quinientos años de progreso
clausurados de un solo plumazo...!
Menudo mérito, menuda proeza.
Ustedes no me entienden pues han sido troquelados con el
vil metal de la
adulancia, su imbecilidad es tan extrema y visible porque
salieron del desván o del sótano de las malas notas y del aborrecimiento de la
excelencia y la meritocracia... Pero la esperanza se asoma con el espectáculo
de los primeros arreboles del naciente el próximo 6 de diciembre, cuando derrotaremos
la corrupción, la incultura y la bestialidad y daremos paso a la reconstrucción
del país decente que una vez fuimos...
La barbarie roja y su piratería intelectual ha
desfigurado, ha desvirtuado,
ha hecho insuficiente la sabiduría clásica del enseñar,
aprender y aplicar
lo aprendido a la cabecera del enfermo ignorando que el
arte médico se
funda, les repito, en la observación y la experiencia se
adquiere a la vera
y en cercana comunión con el cuitoso.
Con humor frígido y alejándose de la excelencia en la
enseñanza se han tirado hacia el polo antipódico de la mezquindad y la
vergüenza.
Dicen que la historia es cíclica y hoy nos enfrentamos a
muchos problemas
producto de la crueldad que también lo fueron en la
antigüedad.
Necesitamos con urgencia un Hipócrates para restaurar
nuestra maltrecha medicina venezolana, necesitamos ideas para ofrecer y ayudar
a los defraudados, coraje para denunciar, valentía para no dejarnos amedrentar
y ciudadanía con integridad para enfrentar las consecuencias...
Rafael Muci Mendoza
rafaelmuci@gmail.com
@MuciMendoza
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Excelente Maestro, como sus clases de Semiología y sus enseñanzas de respeto al paciente.
ResponderEliminarPaul Leisse
Excelente artículo, los Médicos podemos tener una gran influencia en la comunidad, aunque muchos ignoremos la magnitud, por eso el régimen se ha dedicado a sustituirnos, ellos lo saben, y muchos Médicos han abandonado los Hospitales públicos, no los juzgo, pero les han cedido espacios.
ResponderEliminarmigmeva_25@hotmail.com