La
amplia ventaja de la oposición en las encuestas para las elecciones
legislativas del 6 de diciembre en Venezuela está generando temores de que el
gobierno autoritario del presidente Nicolás Maduro aproveche, o genere, un
clima de caos para suspender las elecciones.
Casi
no pasa un día sin que Maduro haga nuevas declaraciones o tome acciones — como
el cierre de la frontera con Colombia el fin de semana — que hagan aumentar la
sospecha de que está creando condiciones para realizar un “autogolpe” y
suspender la votación, dicen varias fuentes opositoras.
Maduro
ha utilizado a jueces controlados por el gobierno para encarcelar a los
principales líderes opositores, como Leopoldo López, bajo cargos absurdos, y al
mismo tiempo ha inhabilitado a por lo menos 10 líderes opositores — incluyendo
la carismática ex congresista María Corina Machado —postularse para el Congreso
en las próximas elecciones.
Al
mismo tiempo, Maduro ha dicho que Venezuela no permitirá que observadores
internacionales de la Organización de los Estados Americanos supervisen las
elecciones de diciembre, y que solo permitirá un “acompañamiento electoral” de
la Unión de Naciones Sudamericanas (UNASUR), un organismo que ha sido benevolo
con el gobierno de Maduro.
Pero
todas estas triquiñuelas no le alcanzarán a Maduro para ganar las elecciones de
diciembre. Con una inflación anual proyectada para un 180 por ciento este año —
la más alta del mundo — y una economía que se ha desplomado más de cinco por
ciento este año, cada vez más venezolanos se están volteando contra su gobierno
“revolucionario”.
Según
una reciente encuesta de Datanalisis, 87.2 por ciento de los venezolanos dicen
que la situación del país es “mala” o “muy mala”, y el 70.4 por ciento de los
encuestados desaprueba la gestión de Maduro. Si las elecciones legislativas se
celebraran hoy, la coalición opositora conocida como MUD ganaría por un margen
de 23 por ciento, según Datanalisis.
“Hasta
ahora, el gobierno había recurrido a todo tipo de trucos para ganar las
elecciones”, dice la politóloga María Teresa Romero. “Esas triquiñuelas podían
ayudarle a ganar cuando había una diferencia de uno o dos puntos porcentuales
en las encuestas, pero no son suficientes cuando la oposición lidera con casi
un veinticinco por ciento”.
Romero
me dijo que ante el descontento generalizado, el gobierno ha comenzado a acusar
a la oposición de todo tipo de crímenes violentos, y “crecen las sospechas de
que el gobierno quiere crear un clima de caos como excusa para anular las
elecciones”.
La
respuesta de Maduro a la creciente violencia en el país ha consistido en aumentar
sus periódicas denuncias de supuestas conspiraciones nacionales y extranjeras,
que cada vez son más inverosímiles.
A
principios de esta semana, Maduro presentó un video que muestra a un prisionero
acusado de asesinato alegando que los legisladores estadounidenses Marco Rubio
e Ileana Ros-Lehtinen, el ex presidente colombiano Álvaro Uribe, la actriz
María Conchita Alonso y líderes de la oposición de Venezuela le habían pagado a
él y a otros para desestabilizar a Venezuela.
El
prisionero, José R. Pérez Venta, acusado de haber asesinado y luego
descuartizado a una mujer, afirma en el vídeo grabado por el gobierno que Rubio
y Ros-Lehtinen le habían enviado personalmente sobres con $1,000 en efectivo a
través de una tercera persona. Rubio y Ros-Lehtinen dijeron que las acusación
son descabelladas.
“El
deterioro acelerado de la crisis política de Venezuela es motivo de creciente
preocupación”, dice un nuevo informe del International Crisis Group, un centro
de estudios con sede en Bruselas y Washington DC dedicado a tratar de prevenir
conflictos. “Si no se aborda pronto y de manera decisiva, se convertirá en un
desastre humanitario”.
Añade
que la crisis venezolana empeorará “a menos que se supere el estancamiento
político y se forje un nuevo consenso social, lo que requerirá un fuerte
compromiso de los gobiernos extranjeros y organismos multilaterales”.
Mi
opinión: Estoy de acuerdo. El hecho de que Maduro no esté tomando medidas para
detener el colapso de Venezuela — tales como dejar de ahuyentar las inversiones
y promover un diálogo con la oposición — plantea preguntas sobre si,
conscientemente o no, está buscando un caos interno o un conflicto limítrofe
que le de una excusa para dar un autogolpe.
Los
vecinos de Venezuela, especialmente Brasil y Colombia, están jugando con fuego
al no presionar más activamente a Maduro para que permita observadores
internacionales creíbles, de la OEA o de la Unión Europea, en las elecciones
legislativas de diciembre. Una escalada de la violencia política podría
convertir a Venezuela en un estado sin ley, donde podrían asentarse
guerrilleros y narcotraficantes colombianos, desestabilizar a los países
vecinos, y provocar una emigración masiva.
Es
hora de que los países latinoamericanos dejen de hacerse los distraídos, y empiecen
a presionar a Maduro para que celebre elecciones creíbles que puedan crear el
consenso necesario para que Venezuela supere su crisis, antes de que sea
demasiado tarde.
Andres Oppenheimer
aoppenheimer@elnuevoherald.com
@oppenheimera
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Por la irresponsabilidad de un gobierno populista donde losque gobiernan intentan perpetuarse en el podel han llevado al pais a la peor crisis economica, politica y social de los ultimos 100 años. El Castro-Chavismo, detrozo a Venezuela.
ResponderEliminarhectorarteaga58@hotmail.com