Es mucha la
angustia del teniente coronel. Lo consume la impotencia. Casi puede verse
bajar, vértebra a vértebra, esa gota de sudor que le recorre el espinazo. A
pesar de la ciencia capitalista, sabe el burdo histrión que el slogan debe ser
cambiado por el de “un pasito pa´lante comandante”. Hasta ahí. Nada de fundirse
poderoso y sobrancero con las masas, ellas salen ahora al encuentro de Capriles
hartas de gamelote patriotero y deseosas de futuro.
Las multitudes que acuden
en forma impresionante a las convocatorias de la oposición democrática en todo
el país, tienen la certeza de que “el que se va no hace falta, hace falta el
que vendrá”. Sobre todo si el que se va, sepultado por una avalancha de votos o
reclamado por La Parca, estuvo 14 años mintiendo, sembrando odio, divisiones y
destruyendo al país.
Los llamados
a “respetar al árbitro”, cuando la banda de las cuatro tolera y aúpa las
violaciones constitucionales y legales que hacen posible un ventajismo
inaudito, dice mucho del miedo a perder el poder que para ellos es perder el
botín. Convocar los apoyos de esa vergüenza humana de Juan Barreto y de la
impudicia viviente de Didalco Bolívar, inventar “huellas planas”, robar
partidos políticos o encadenar para tratar de ocultar el fervoroso huracán
popular desatado por Capriles, solo indica miedo.
Arrecia la
campaña sucia contra Capriles, proliferan las encuestas que van a contrapelo de
lo que grita la calle y se incrementan las atosigantes campañas de propaganda a
través de todos los medios. Dentro de ellas destaca una cuña que presenta al
gran odiador como “nuevo Bolívar”, o segundo de Dios.
Todo está dirigido a
hacer creer que el comediante presidente ya ganó. Pero la mejor demostración de
esta farsa son los insultos y agresiones permanentes contra Capriles, los
cuales evidencian frustración e impotencia. Tiene razón Chávez en tener
vergüenza de discutir con él. ¿Qué le va a decir? Basta con haber visto hace
apenas unos días a un cínico excepcional, ocuparse –después de 14 años y más de
150 mil asesinatos- de la inseguridad, anunciar el plan número 19 y de paso echarle la culpa de su incapacidad
para enfrentar ese flagelo, a los medios. Por cierto, ya que en estos días dijo
alguna majadería sobre la nada, le sugiero dejar de leer solapas de libros, y
tratar de leerse uno completo. Se llama (casualmente) La Nada Cotidiana de la
escritora cubana Zoé Valdés (nacida en 1959 porsia) y aunque usted es
probadamente duro de mollera, quizá logre entender cómo fue posible que Cuba
terminara convertida en una enorme cárcel de gentes e ideas, donde impera la
desolación y la miseria. Quizá pueda entender entonces, por que los venezolanos
estamos más unidos que nunca en el propósito de derrotarlo e impedir que este
país se convierta en esa nada. Vaya
pidiéndole un cuartico a Fidel, cerca del malecón, así después del 7 de octubre,
tendrá un lugar en “el mar de la felicidad” y podrá “teorizar” sobre sus disparates teniendo a la soledad como
público entusiasta.
freddynm6311@gmail.com
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