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jueves, 9 de agosto de 2012

CARLOS SCHULMAISTER, RESENTIMIENTO NO ES REBELDÍA

El resentido siente odio, ira y desprecio hacia quienes culpa por su resentimiento. Desea vengarse pero no se atreve a hacerlo y fantasea con que otros lo hagan por él, para lo cual no trepida en inducirlos a la acción. Lo cual prueba su cobardía.
Su resentimiento puede remontarse al pasado, por la consideración de ofensas a sus mayores, reales, exageradas o imaginadas, convertidas en excusas de redención post mortem para esconder la insatisfacción con su propio estatus. Otras veces mira hacia adelante, disfrazando sus responsabilidades incumplidas con sus descendientes bajo la socorrida culpabilidad del sistema. En todos los casos encubre su narcisismo y su propia sed de venganza en el torbellino de las reivindicaciones colectivas, lo cual le da un sentido moral a su propio egoísmo por gracia del recurso a la redención social que habrá de venir. A la cual él contribuye quejándose todo el tiempo, acusando, buscando culpables nuevos cada día, pero sin aportar nada que signifique una entrega desinteresada, convertido en un mezquino y egoísta crónico.
El resentido se autovictimiza por sistema, se siente incomprendido y perseguido, y no entiende por qué, siendo que él es incapaz de hacerle mal a nadie. Siempre está molesto y no puede olvidar lo que considera la ofensa o el agravio causado por tal o cual persona o clase social.
Sus agravios siempre están sobredimensionados cuando no son fantaseados como mecanismo compensatorio de sus carencias. Así, no puede ser feliz con nada, pues nada le alcanza. Siempre está a la defensiva: primero ve lo malo y lo malo le impide ver lo bueno que también existe. Por eso, el resentido no vive sino que dura, va muriendo en lugar de ir viviendo. Nunca se relaja, siempre está rumiando el rencor que le provoca su insatisfacción, y la amargura permanente es su inexorable respuesta a la vida.
Es un trágico permanente: todo es a todo o nada, sin términos medios, pero cuando dice que le interesa la justicia social, lo que primera e íntimamente le interesa es hacerse justicia a sí mismo. Es narcisista, pero recubre su condición con falsa modestia: maquillado de humilde referencia todo lo existente en sí mismo. Es envidioso, maledicente, chusma, tira la piedra pero esconde la mano. Recela permanentemente de todo y a todo le tiene ojeriza. Siendo un permanente intrigante busca embarcar a otros en su resentimiento procurando que lleguen a situaciones rupturistas y violentas, y cuando ya son varios los resentidos entonces él se mete y hace lo suyo y luego se justifica con la tesis del estallido popular y goza provocando daños y destrucción. Más tarde, a esos desempeños los llamará justicia popular.
Todas las personas normalmente experimentan algún tipo de resentimiento en la vida, con mayor o menor agudeza, y la mayoría de ellas logra superarlos. Pero cuando el resentimiento es crónico se vuelve enfermedad y para ella, dicen, sólo hay tres formas de curación: la venganza, el olvido y el perdón.
La venganza puede consistir en inferir un daño a otro u otros a quienes se culpabiliza de los propios agravios. Esto se ve cada vez más en las calles y en la vida social toda, y los análisis a la moda, además de explicar las causas del fenómeno tienden a justificarlo.
También puede adoptar la forma de la revancha individual a través de las gratificaciones y la satisfacción ilimitada; venganza ejercida no contra alguien concreto sino contra la vida misma, sentida como injusta en sí misma. Esta es la reacción menos peligrosa, pues se circunscribe a un sujeto que generalmente tiene un alto grado de resignación. Como cura, entonces, la venganza deja mucho que desear pues en el primer caso daña y genera nuevos resentimientos en otros, y en el segundo mata suavemente al propio resentido. Normalmente el olvido se produce por el paso del tiempo y la diversidad de experiencias de la vida, sin que nadie necesite acordarse de olvidar.
En cambio, en el resentido el olvido es más difícil que en cualquier otra persona, pues él no se olvida de recordar, o mejor aún, de renovar la vigencia de las ofensas recibidas. Y ello es más peligroso todavía cuando tal estado psicológico y moral se extiende a colectivos, clases o estamentos sociales, pues a los riesgos de determinaciones tomadas irreflexiva y espontáneamente, catárticamente y sin propuestas de solución, se le suma el peligro de su manipulación por partidos políticos que recubren su exigua representatividad induciéndolos al odio como factor revolucionario para la lucha social y a su conversión en soldados del ejército de los resentidos a los que, más tarde o más temprano, les aguarda la muerte violenta.
Por tanto, el olvido es prácticamente imposible. Finalmente, el perdón. La misericordia y el perdón son propias de los débiles, decía el anunciador del Superhombre. Y los resentidos de izquierda y derecha coincidieron con él y actuaron en consecuencia. Y lo siguen haciendo. Sin embargo, muchas, muchísimas personas anónimas han creído y creen que la verdad es lo contrario de aquella nefasta idea y que lo más fácil es la venganza, la reacción airada y el odio, mientras que el perdón es propio de las almas grandes, de los espíritus generosos y sin obsesiones provocadas por la soberbia o el orgullo.
Que la única cura es la justicia, vociferan algunos. No es cierto. La justicia no vuelve las cosas al estado anterior al daño. Podrá aliviar culpas, pero no borra las manchas del alma.
carlos@schulmaister.com

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martes, 10 de enero de 2012

RICHARD GONZÁLEZ C: EL SILENCIO DE LA MEDITACIÓN

"ESCUCHA PRESIDENTE”:
No existe ningún venezolano, medianamente sensato, que no esté de acuerdo con tu tesis consistente en que "Primero los Pobres". ¡Claro que primero los pobres!
¿Quién puede oponerse a tan loable propósito político y social? Quienes realmente queremos a este país, deseamos elevar a la altura mínima exigida por la dignidad humana, a todos aquellos compatriotas que carecen de lo estrictamente indispensable.
¡Claro que queremos una buena educación para todos y profesionales probos y preparados! ¡Claro que queremos bienestar para toda la nación! ¡Claro que queremos un ingreso per-cápita que permita capacidad adquisitiva de bienes y servicios básicos! ¡Claro que queremos apagar todas las mechas encendidas, que no hacen sino atentar en contra de la estabilidad y del desarrollo en general del país! ¡Claro que queremos aumentar el ingreso familiar, pero a través de la productividad y no a través de Misiones Populistas que solo alientan el parasitismo social lejos del concepto sobre valor agregado en productos de bienes y/o servicios. ¿Quién no desea ayudar a los más desafortunados? ¿Quién no desea alfabetizarles? ¿Quién no desea contener la emigración de venezolanos a otros países? ¿Sin presos políticos? ¿Quién no quiere agua potable, televisión, seguridad personal, una casa digna? …. Entre muchas otras cosas.
"ESCUCHA PRESIDENTE”:
Todos coincidimos en la necesidad inaplazable de rescatar a los que llamas marginados, sólo que no coincidimos en las estrategias que has planteado para sacarlos de la miseria y que utilizas a los mismos en procesos electorales en procura de votos. Entiende que la única célula generadora de riqueza es la empresa y los empresarios, a los que tú llamas burgueses hambreadores del pueblo, ellos son por excelencia los agentes operadores del bienestar en todos los países. No podremos generar la suficiente riqueza para crear los empleos que requiere Venezuela expropiando empresas, ni con la inmovilidad laboral, ni con leyes represivas inertes de contenido. Tu diagnóstico está equivocado. Nadie con dos dedos de frente podría aceptar que tus tesis económicas ayudarán a la capitalización de las empresas ni estimularán la investigación tecnológica, ni ampliarán los mercados, ni estimularán la competitividad en el comercio internacional, ni abaratarán costos de producción, ni propondrán alternativas inteligentes para acercarnos, al esquema propio de una Comunidad Económica. Ello explica parte del por qué, Venezuela no ha ingresado al MERCOSUR.

Deja de estar estimulando el odio entre los venezolanos y de estar sembrando vientos porque puedes recoger tempestades. Hemos sido un pueblo unido y con tradición de hermandad, podremos tener diferencias pero al final, terminamos comiendo en el mismo plato. Abandona el llamado a la violencia, abstente de erigirte como intérprete de la voluntad popular y resígnate a aceptar tu derrota y tu fracaso. No representas al socialismo ni al comunismo sino al más catastrófico populismo, del que este noble pueblo no desea vivir. Izquierda era la de Mitterrand, la de Felipe González, la de la Bachelet, a diferencia de la supuesta izquierda de Castro quien ha impuesto la felicidad en Cuba con la fuerza de las bayonetas, ¡ERES UN PELIGRO! porque llevas el mismo camino. La mayoría somos conscientes de nuestras debilidades sociales, sólo que decidiremos no convocarte en lo sucesivo para resolver los difíciles problemas que nos aquejan. Cometimos un error y no volveremos a incurrir en él. No te queremos en la Presidencia de la República, porque lejos de ayudarnos, nos hundirás más en tu desesperación por mantenerte en el poder... ¡NO ATROPELLES MÁS AL PUEBLO! Estás colocado en tu nivel de INCOMPETENCIA, y eso NO ES lo que necesita Venezuela. Ya retírate, mejor vete con tu líder a Cuba si tanto crees en él, porque  nuestro país está al borde de un colapso económico y social. ¡YA BASTA!!!!

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sábado, 17 de diciembre de 2011

UMBERTO ECO: ¿ POR QUE ODIAMOS ?

En años recientes he escrito acerca de racismo, la construcción psicológica del enemigo y la función política de expresar odio hacia el “otro” o desprecio por el concepto de diversidad. Pensaba que ya había dicho todo lo que tenía que decir acerca del tema, pero en una conversación reciente con mi amigo Thomas Stauder emergieron nuevos puntos —o, al menos, nuevos para mí—. Esta fue una de esas discusiones después de las cuales uno no puede recordar quién dijo esto o quién dijo aquello, pero nuestras conclusiones coincidieron.

La gente tiende, con una tontería más bien presocrática, a ver el amor y el odio como alternativas necesarias y simétricas entre sí. O sea, que si no amamos algo debemos odiarlo, y viceversa. Obviamente, sin embargo, hay un número infinito de matices entre ambos polos. Incluso si empleamos metafísicamente los términos, el hecho de que yo ame las pizzas no quiere decir que odie el sushi —simplemente, me gusta menos que la pizza—. El hecho de que ame a alguien no significa que odie a todos los demás; lo opuesto del amor fácilmente podría ser la indiferencia. Yo amo a mis hijos y soy indiferente al conductor de taxi que me recogió hace un par de horas.

Pero el punto real es que algunos tipos de amor son aislantes, exclusivos. Si estoy enamorado locamente de una mujer, espero que ella me ame a mí y no a otros (al menos, no en la misma forma). En forma similar, una madre siente un amor apasionado por sus hijos y desea que ellos la amen en una forma especial, y nunca se sentiría obligada a amar a los hijos de otra gente con la misma intensidad. El amor, entonces, en su propia forma es egoísta, selectivo y posesivo. Por supuesto, está el mandamiento que nos dice que “amemos” a nuestros vecinos —a los 7 mil millones de ellos— como nos amamos a nosotros mismos. En la práctica, no obstante, este mandamientos nos exhorta a no odiar a nadie; no espera de nosotros que amemos a un desconocido en la misma forma que amamos a nuestros padres o nietos.

Yo amo a mi nieto más que, digamos, a un cazador de focas a quien nunca he conocido. Esto no quiere decir que no me importaría en absoluto si un hombre al otro lado del mundo pereciera, pero siempre me sentiré más conmovido por la muerte de mi abuela que por la de un extraño.

El odio, por otra parte, puede ser colectivo; de hecho, bajo regímenes colectivos en particular, debe ser colectivo. Cuando yo era niño, el Partido Fascista me pidió que odiara a todos los hijos de Albión, y, cada noche, Mario Appelius recitaba por la radio su ritual “Que Dios maldiga a los ingleses”. Eso es lo que dictadores y populistas desean —y también las religiones, entre sus facciones fundamentalistas— porque el odio hacia un enemigo común une a la gente y la hace arder con el mismo fuego.

El amor calienta el corazón sólo hacia unas cuantas personas selectas; el odio calienta los corazones de todos los que están en tu bando, y puede movilizar a un grupo a discriminar a millones de seres: una nación, un grupo étnico, personas cuya piel tiene un color diferente al tuyo o gente que habla un idioma diferente. Un italiano racista puede odiar a todos los albanos o rumanos o gitanos. Umberto Bossi, líder del Partido de la Liga del Norte en Italia, odia a todos los italianos del sur (y, dado que su salario es pagado parcialmente con los impuestos de los sureños, se trata de una obra maestra de malevolencia, al unir el odio con el placer de añadir insulto a la herida). Cuando era primer ministro, Silvio Berlusconi dejó en claro que odiaba a los jueces y pidió al pueblo que hiciera otro tanto, y que también odiara a los comunistas, aunque eso pudiera significar conjurar visiones de ellos donde ya no existían.

El odio, en consecuencia, no es individualista sino generoso e inclusivo, acogiendo a muchedumbres con un solo aliento. Sólo en las novelas se nos dice que es hermoso morir por amor; y usualmente el héroe más digno de ser emulado es aquel que encuentra su fin al derrotar al villano —el odiado enemigo—.

La historia de nuestra especie ha estado marcada más por el odio, las guerras y las matanzas que por actos de amor, que son inherentemente menos cómodos y también bastante fatigosos si se extienden más allá del círculo inmediato de nuestro egoísmo. Nuestra atracción por los deleites del odio es tan natural que los líderes manipuladores no tienen el menor problema para cultivarlo; mientras tanto, en ocasiones parece que somos alentados a amar sólo por personajes ficticios nada atractivos que tienen el hábito desconcertante de besar a leprosos.

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martes, 15 de noviembre de 2011

CARLOS SCHULMAISTER: DE LA TRIBU A LA HUMANIDAD, SIEMPRE MATANDO (DESDE ARGENTINA)

Matar al otro implica suicidarse uno. Nos matamos a nosotros en nuestra víctima. Matar no es una afirmación de la vida ni un sentimiento vital como pregonaron algunos en los años sesenta, enfermos del delirio de “La Revolución”.
Pero los síntomas más evidentes y extremos de que una sociedad no funciona, de que no sirve para la vida, están dados por el hecho de la muerte irracional, arbitraria y siempre cruel de los niños.
Estamos acostumbrados a la guerra, la otra gran irracionalidad, en la que mueren los que combaten y los que no combaten, pero cuando las sociedades eliminan a los niños ellas mueren como concepto y como proyecto.
La muerte de los niños es vista como abstracción entre nosotros, en Argentina y en América latina. Es objeto de seminarios, cátedras y proyectos gubernamentales.
“¡Tenga mano, compañero, que eso no sucede entre nosotros! ¡Eso pasa en los continentes negros o amarillos pero acá no! ¡No se olvide que Perón estableció los derechos de la niñez constitucionalmente!”
Claro, no somos negros, ni amarillos, pero tampoco blancos. Y no queremos saberlo ni decirlo, pero queremos parecer. Parecer aquello que se cotiza más.
Pensar los problemas humanos desde la tribu, la etnia, el territorio, la religión o la patria, es lo menos humanista que existe. Por ese camino se aprestan los puños y las armas para cuando llegue la ocasión, de cuyos resultados unos dominarán, otros serán dominados, muchos sufrirán y muchos morirán antes de tiempo.
Nacionalismo, patriotismo y populismo (sintéticamente “patrioterismo”) van siempre juntos, por más maquillajes que se intenten y páginas que se escriban negándolo.
Por eso sólo podremos mejorar nuestra cultura política y nuestro lugar en el mundo  recién cuando ya no asociemos más argentino con sociedad europea de tez blanca ni cuando asociemos América latina con tez morena (boutade literaria de tipo esencialista), sino cuando tengamos en cuenta que la humanidad preexiste a las naciones, que las naciones preexisten a los estados nacionales, que los estados nacionales preexisten a las sociedades actuales.
En suma, que las formas y moldes actuales no vienen de tiempos remotos. Que la humanidad se ha agrupado de distintas maneras, simultánea y sucesivamente, a lo largo del tiempo y el espacio. Que ha recorrido el planeta de muchas maneras, que no existen identidades históricas consideradas como herencias culturales atávicas, milenarias y por lo tanto deterministas. O sea, que nada es para siempre. Que la vida no marcha hacia atrás, sino hacia adelante.
Postular características culturales atávicas con carácter moral es un error, por no decir una mentira, pues no existen identidades únicas y puras sino que, por lo contrario, las identidades son diversas. Y no es que sean impuras sino múltiples y nada está constituido por una serie de caracteres inmutables en el tiempo. Por eso está muy mal que hablemos de argentinos, bolivianos, incluso europeos, como si estuviéramos frente a poseedores de determinadas características espirituales y culturales mediante las cuales pretendemos  atravesar el futuro bajo la supuesta verdad, de que así hemos atravesado millones de años hasta llegar a hoy. ¡Eso no es cierto!
La discriminación proviene de haber nacionalizado el ama a tu prójimo como a ti mismo en lugar de haberlo universalizado. Deriva de haber hecho del amor una religión estatal frente a otras religiones, de haber convertido ese mandato en un principio exclusivo de un pueblo particular, de cada pueblo particular, para acabar amando exclusivamente al nosotros respectivo. Y el mismo error se repite en todos los pueblos.
Si entramos a considerar la interminable lista de objeciones, rechazos, reparos, exclusiones, antipatías, oposiciones declaradas, hasta llegar a los odios ancestrales que en casi todas las sociedades sus miembros reciben como legado de sus mayores y sus antecesores, podemos reconocer que ellas son tremendamente más numerosas que los mandatos de sentido contrario recibidos en esas mismas sociedades.
Es decir, las afirmaciones expresas de carácter positivo, conteniendo sugestiones, preferencias, simpatías, adhesiones, aceptaciones, mandatos e imperativos categóricos de inclusión e integración son muchísimo menos que aquellas antes señaladas.
Pero ésa no es la única diferencia. Más grave aún es que el peso, el poder de incidir en la conciencia y en los actos concretos de las personas, es inmensamente superior en aquellas que se expresan por la negativa.
Vale decir que somos preparados culturalmente mucho más para heredar odios ajenos y ejercerlos que para amar.
De ahí que tantas veces creamos que ir a la guerra a defender la patria es algo que ha de agradar a Dios; lo mismo si tomamos las armas para echar a una dictadura… (“¡Si Jesucristo viviera sería guerrillero!”); o como era tan común en los tiempos de la Gran Inmigración en Argentina y alrededor de las dos Guerras Mundiales, que muchos hombres preclaros, en nombre de profundas convicciones católicas hablaban de impedir la entrada de ciertos inmigrantes porque su presencia atentaba contra el biotipo nacional y contra el ser nacional.
Expresiones todas de diferentes tiempos históricos, replicadas en muchos lugares del mundo, formuladas en nombre del amor inmenso a los nuestros, a los propios, a nuestra tribu, con deseos e invocaciones a la paz y al trabajo… mientras se hacían mitines, marchas, desfiles, se calzaban uniformes, se llevaban garrotes escondidos entre las ropas… y más tarde pistolas… entretanto se escuchaban discursos y arengas, se blandían puños en alto, tanto de manos izquierdas como derechas, y aparecían caras de energúmenos poseídos...
Ciertamente, el pasado no tiene remedio. Pero… ¿y el presente? ¿Y el futuro? Acaso no podemos darnos cuenta de la violencia que está presente en nuestras sociedades actuales? ¡Ya no importa quién supuestamente tiene la culpa o quién empezó primero! La violencia es dialéctica, dicen, y parece que es cierto, pero en criollo todos sabemos que quien a hierro mata a hierro muere.
Matar. ¡Como si fuera un acto de libertad! ¡Cómo si la liberación fuera posible mediante el suicidio!
Y sin embargo, siempre aparecen después las medallas, los museos, los epitafios, las reparaciones”, la supuesta gloria de haber quedado en la memoria de los vivos, sin poder comprender que mientras vamos viviendo ya estamos muriendo, que estamos destinados al olvido, al silencio, a la nada.
Carlos Schulmaister
carlos@schulmaister.com

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martes, 1 de noviembre de 2011

ANTONIO JOSÉ MONAGAS: ¿INCITACIÓN AL ODIO? ( PIDO LA PALABRA)

¿Incitación al odio?

Un sucinto análisis más allá del tiempo presente, deja ver la repugnante muestra de adulancia en el discurso de encumbrados oficiales en altas esferas gubernamentales quienes se han atrevido a desafiar otro resultado electoral distinto de aquel que pueda resultar de una decisión popular que devenga en la derrota del actual presidente de la República.
 
En lo que va de siglo XXI, la praxis política ha terminado por desfalcar importantes esfuerzos en torno al propósito de asentir la consciencia ciudadana en una sociedad zarandeada por los fantasmas de la consternación en todas sus manifestaciones. Desde los que asoman la inseguridad jurídica, hasta los que muestran las carencias, las tribulaciones y las injusticias. Y si a esto se suma el maniqueo derivado del cuadro de salud del presidente de la República, quien valiéndose de la situación busca azuzar emociones e incitar sensibilidades que busquen comprometer actitudes proselitistas que tiendan a favorecerlo en su afán por mantenerse en el poder, el cuadro político nacional pinta sombrías expectativas. Sobre todo después de jugarse “a Rosalinda”. O de apostar al hecho que podría significar su reelección mediante el solapado soborno de la fuerza militar  representado en el aumento de sueldo a dicho sector en un 50% y con efecto retroactivo.

Un sucinto análisis más allá del tiempo presente, deja ver la repugnante muestra de adulancia en el discurso de encumbrados oficiales en altas esferas gubernamentales quienes se han atrevido a desafiar otro resultado electoral distinto de aquel que pueda resultar de una decisión popular que devenga en la derrota del actual presidente de la República. Indudablemente, esto desbordó el malestar de la población venezolana toda vez que rechaza tan impúdicos anuncios que no reflejan otra cuestión distinta de lo que en política se denomina: régimen dictatorial.

Al lado de esta situación, el país político ha vivido recurrentemente el problema de anuncios de aumentos salariales cuyo monto, además de ser producto de una determinación que desconoce necesidades planteadas por el trabajador, reproduce una realidad humillante. Particularmente pues no sólo termina incumpliéndose, sino también luce insatisfactoria en términos de la aguzada inflación que afecta toda posibilidad de mejorar la calidad de vida del venezolano en cualquiera de las ocupaciones y oficios en los que modesta y abnegadamente labora.

Es así como maestros, profesores universitarios, profesionales de la salud, policías y demás actores sociales al servicio de la administración pública, en posiciones de mediano y bajo rango, pese a sus protestas y huelgas de hambre, son vapuleados por la verborrea presidencial al momento de prometer condiciones salariales que escasamente rayan en meras dádivas. Igual sucede con los situados, presupuestos universitarios y de corporaciones estatales toda vez que el alto gobierno no respeta la justa y necesaria distribución que debe realizar en función de deberes constitucionales y derechos políticos.

Comparar el grosero aumento del sueldo del sector militar, ya incrementado en un 30% (2008) y en 40% (2010) con el menguado salario del sector civil, incita un descontento atroz que termina creando una rotura social, aparte de la polarización política y sus nefastas consecuencias. Es pues que encubriéndose en ridículas argucias como las aludidas por “el arduo trabajo de los militares” (¿cuál), que “no tienen horario” (para qué), porque “no tienen sindicato” o porque ello obedece al “odio de la burguesía”, el presidente sólo está zanjando más aún la diferencias que ahogan este país entre hechos exclusión, corrupción, discriminación y perversión que han caracterizado la gestión política emprendida con la aviesa intención de derrumbar la democracia para sustituirla por una autocracia. Acaso ¿no es esto una traslúcida incitación al odio? ¿O es que sembrar discrepancia o disparidad en un país que supuestamente “es de todos”, no es incitación al odio?

VENTANA DE PAPEL

¿BOZAL DE AREPA O INCONDICIONAL?

No hay duda de que el presidente de la República continua obteniendo provecho del resentimiento nacional que ha inculcado su discurso de rabia y virulencia. La división y el enfrentamiento que ha dejado en la sociedad venezolana, es hoy caldo de cultivo de una posible confrontación entre sectores y actores políticos, económicos o sociales. De ahí que resulta de sumo peligro el hecho de que se haya dado un incremento del sueldo militar que, a toda vista, luce contrario al principio de igualdad que ordena la Constitución cuando alude a él entre los valores superiores del ordenamiento jurídico que traza los canales sobre los cuales Venezuela se constituye en un Estado democrático y social de Derecho y de Justicia, según lo estipula el artículo 2 de la Carta Magna.

Entonces, ¿qué pasaría si en medio de tan marcadas diferencias entre el sector militar y el civil se produce una confrontación animada por la declaración de rastrera sumisión de altos oficiales que sacrificaron su conciencia por una irracional y ciega obediencia? Sobre todo, cuando han convertido el poder en razón y sentido de vida. ¿O es expresión de lo que llaman “bozal de arepa” o es sólo el simple resultado de ser incondicional?

ACELERAR LA “REPOLARIZACIÓN”

¿Sabe usted lo que significa “acelerar la repolarización”? Aunque tal frase pertenece al intoxicante léxico del presidente de la República expresada el pasado viernes a través de una llamada telefónica a Venezolana de Televisión, VTV, su acepción es sinónimo de más separación entre los factores políticos que hacen vida activa en el país. No exactamente para referirse al crecimiento del denominado Polo Patriótico, como lo pretendió públicamente.

El mismo personaje que clama piedad ante el Santo Cristo de la Grita o aduce su fe católica ante el Dr. José Gregorio Hernández, sigue incitando el odio entre venezolanos por razones de burda politiquería que encubre con desviaciones que buscan hacer creer que “las nubes son de algodón de azúcar mezclado con leche”. Tanto que manifestaba telefónicamente que la posibilidad inalcanzable de acordar cualquier acercamiento con la oposición, “sería la muerte (…) ellos allá” y quienes quieran patria deben “seguirme”. ¿Acaso con criterios así de insidiosos podrá el país salir del atolladero que el propio régimen ha incitado con su manera retorcida de procurar cambios que atiendan el pensamiento bolivariano?

¿QUÉ MÁS IBA A PENSARSE?

Imaginar que la decisión de la Sala I de Apelaciones del Tribunal Supremo de (In)Justicia sería de conformidad con principios de justicia, resultaría un exabrupto del tamaño de una catedral. Y en efecto, así sucedió toda vez que el fallo declaró sin lugar la apelación introducida por la defensa legal del periodista Leocenis García, director fundador del crítico semanario Sexto Poder.

Esto quiere decir que tras la decisión conocida este viernes, el comunicador social seguirá privado de su libertad por inverosímiles razones que nadie, con alguna holgura mental y capacidad intelectual, se la creería. Y a todas estas, ¿dónde quedan las libertades políticas que supuestamente permiten la expresión, la opinión, la información y la comunicación sin más requerimientos que la veracidad y la objetividad? ¿Dónde están los derechos humanos cuando hablan en nombre de esas mismas libertades? Con razón que el examen por el cual pasó el estado venezolano representado por conspicuos funcionarios, no alcanzó ni siquiera la mínima nota. Venezuela desaprobó el examen. Muy a pesar de que quiso “copiarse” con al ayuda de representaciones compradas como la de Cuba cuyos alegatos a favor de Venezuela, fueron vergonzosos por mentirosos y descarados.

MUERE LA PROPIEDAD PRIVADA. Q.E.P.D.

Con la aprobación por parte de la bancada oficialista de la Asamblea Nacional, fenece el último reducto que, por ahora, contaba los propietarios de inmuebles para convalidar sus derechos constitucionales. Esta normativa además de desequilibrada en virtud del carácter desigual con el cual fundamenta sus criterios, es contradictoria por cuanto desdice del principio de justicia que sirve de razón a los valores que aduce la Constitución para exhortar las garantías que promueven el bienestar y el respeto hacia todo ciudadano, indistintamente de su credo, religión, sexo o postura político–ideológica.

Todo lo que refiere dicha ley, en lo grueso y en lo fino, defiende los intereses del inquilino por lo que resulta casi inmediato la posibilidad que tiene para arrebatarle al dueño del inmueble su propiedad sin consideración o alguna justificación de peso. Así que al beneficiar una sola de las partes, esta ley se convierte en una normativa que atenta contra toda legalidad que busque reivindicar la democracia en su terreno jurídico y social. De esta forma, muere la propiedad privada en el país. Q.E.P.D.

Antonio José Monagasa
monagas@cantv.ne

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jueves, 1 de septiembre de 2011

TRINO MÁRQUEZ: EN FRANCO DESCENSO

El inicio del censo 2011 ha desatado en la población todos los fantasmas persecutorios. Se mezclan la desconfianza, el temor, la duda. Un proceso tan necesario, que transcurre con perfecta normalidad en otras sociedades, ha servido para revelar el malestar y la anomia que los trece años de gobierno chavista han provocado.La planilla censal contiene 68 preguntas divididas en cinco segmentos. 

Salvo la interrogante referida a la empresa donde trabaja el entrevistado, todas las demás cuestiones que se indagan son estándares en una exploración de ese tipo.Es más, existen materias que deberían haberse abordado y, sin embargo, no aparecen. Por ejemplo, las relacionadas con la cantidad de ambientes autónomos que posee la vivienda, pregunta indispensable para saber si los dormitorios están separados de los espacios comunes (cocina, comedor, baños).Tampoco se incorporó una pregunta sobre el nivel de ingreso familiar por rangos. Estos temas se excluyeron para no generar más suspicacias a las ya existentes. 

La planilla censal se elaboró de acuerdo con patrones internacionales que permiten uniformar los instrumentos y comparar la información obtenida. Los protocoles son similares a los de cualquier otro país latinoamericano. En su elaboración intervinieron organismos internacionales como la CEPAL y el Fondo de Naciones Unidas para la Población.Entonces, si el INE ha operado de acuerdo con las convenciones internacionales y con base en la experiencia nacional, e, incluso, ha excluido preguntas significativas para no levantar sospechas, ¿por qué se ha desatado esta intranquiliad colectiva?; ¿por qué la gente no quiere abrirles las puertas de sus casas a los empadronadores?; ¿por qué tantos recelos?

La razón es simple. La lista Tascón merodea el ambiente. El clima de inseguridad jurídica y personal no ha pasado en vano. Las amenazas y agresiones a la propiedad privada, tampoco. La entrega de las notarías y la cedulación a los cubanos han erosionado la confianza de los ciudadanos.Las leyes absurdas que penalizan a los empresarios, castigan a los propietarios de inmuebles y tierras urbanas, han puesto sobre aviso a la gente. 

La prédica de ser rico es malo y pobre, bueno, se le revertió al régimen. La gente se siente amenazada en el ámbito más íntimo. En su entorno más inmediato. Ve en peligro su vivienda, sus enseres, su espacio vital. El socialismo del silo XXI, el hombre nuevo, y todas las demás babosadas que pone a circular el Gobierno, colapsaron. La gente se aferra a su pequeña parcela. Al territorio que le pertenece y del cual no desea separarse.Por eso no quiere suministrar información. La idea del despojo se impuso. No hay realidades más poderosas que las ideas.

A partir del 1 de septiembre se reeditará el 2-D de forma permanente durante tres meses. En diciembre de 2007 el pueblo le dijo NO a la reforma constitucional que Chávez intentó implantar. A pesar de la negativa, el comandante fue introduciendo el modelo comunista a través de un conjunto de leyes y medidas que desconocieron el mandato popular. El resultado está a la vista. 

Los ciudadanos objetan el modelo colectivista, intervencionista, sovietizante que el caudillo, de forma tozuda, se empeña en imponer.El rechazo al censo se convertirá en una forma de resistencia civil, en una protesta ciudadana pacífica, al proyecto hegemónico y anticonstitucional teledirigido por los hermanos Castro.

Es lamentable que el equipo de profesionales de alto nivel con el que cuenta el INE sea víctima de la discordia popular. Pero, en un país tan polarizado -donde el mismo Presidente se encarga de politizar su propia enfermedad, al punto que muchos sectores piensan que sus dolencias forman parte de una estrategia macabra para provocar lástima y compasión- era inevitable que un evento como el Censo 2011, también cayera en las garras del canibalismo político.

El único responsable de lo que sucede es el teniente coronel. Los culpables son su discurso lleno de odio, que incita a la lucha de clases y a la división, la alianza perversa con los fidelistas, la exclusión y los guetos que creó con la lista Tascón, el acorralamiento a la propiedad privada, la falta de diálogo y de construcción de consensos, la indiferencia ante la inseguridad personal. Esos polvos trajeron estos barros.

Hugo Chávez debería corregir. Realizar un esfuerzo titánico por despolarizar el país. Reconocer que la pugnacidad extrema ha dañado a la nación. Admitir que el pueblo no comparte su estilo pendenciero basado en la confrontación implacable. Tendría que aceptar que el comunismo carece de futuro porque el pueblo no lo tolera.Pero, no dará el paso porque las gríngolas ideológicas son demasiado espesas y su personalismo exageradamente grande.

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lunes, 27 de junio de 2011

IVÁN ENRIQUE LEÓN HERNÁNDEZ: LOS VENEZOLANOS, CON NUESTRA COMPLICIDAD REFORZAMOS EL MAL

Tenemos que detectar en nosotros toda esa complicidad con el mal (especialmente en el terreno de la palabra) mediante el cual, en lugar de contrarrestarlo, le infudimos vida.

Cuando prestamos demasiada atención a lo que no “marcha bien”, cuando lo convertimos en el tema predilecto de nuestra conversación, cuando nos quejamos de nuestros problemas y nos desanimamos, terminamos proporcinando al mal más consistencia de la que en realidad posee. Algunas veces, nuestra manera de deplorar el mal sólo logra reforzalo. 

Hace poco oi decir a un amigo “No me voy a pasar la vida denunciando el mal": eso seria hacerle demasiado honor. Prefiero alentar el bien antes de que condenar el mal”. Y creo que no se equivocaba. La postura que aconsejo no es la del avestruz, que se niega a ver la realidad, ni la de impedir que se actué, sino el optimismo propio de la caridad y del amor desinteresado que permite movilizar todas nuestras energias en pos del bien: EL AMOR NO PROCEDE CON BAJEZA, NO BUSCA SU PROPIO INTERÉS, NO SE IRRITA, NO TIENE EN CUENTA EL MAL RECIBIDO, NO SE ALEGRA DE LA INJUSTICIA, SINO QUE SE REGOCIJA CON LA VERDAD. EL AMOR TODO LO DISCULPA, TODO LO CREE, TODO LO ESPERA, TODO LO SOPORTA.

Ésta en una verdad que se aplica también hacia uno mismo: caminaremos como un verdadero Peatón sin Barreras de forma mucho más segura y eficaz si nos entregamos de lleno al bien que somos capaces de hacer, a pesar de nuestras fallas, que inquietándonos exageradamente por éstas. De igual modo, a cualquiera se lo alienta mejor hacia la conversión y el crecimiento espiritual animándolo con lo positivo antes que insistiendo en cada uno de sus errores. El bien posee más consistencia y entidad que el mal, y su impulso es capaz de hacerlo triunfar sobre este último.

Reviste mayor importancia esa perversa satisfacción que se apodera de nosotros al detectar y poner en evidencia el mal, con el propósito de justificar nuestros rencores y amarguras; lo cual representa una cómoda manera de desentendernos de lo que nos rodea, cuando en realidad el origen se encuentra en el vacio espiritual que anida en nosotros y en la insastisfacción que genera. Más de una vez hemos constatado cómo las personas más criticas son aquellas cuyo vacio es mayor, y uno acaba preguntándose si es que algunos (a semejanza de lo que ocurre con ideologias como el marxismo), para existir, no se habrán tenido que fabricar enemigos; tan grande es su vacio interior.

EL MAL VIENE A LLENAR UN VACIO

VENEZUELA, vive inmerso en un océano de mal, de odio, de violencia, de mentira. Nuestros corazones estan destrozados y traspasados de lado a lado; nos hemos dejado alcanzar por el mal. éste ha logrado penetrar en nosotros, porque nuestras almas estan llena de falta de confianza en Dios, nos creemos abandonados de ofrecimiento amorosos.

Si dejamos que el mal penetre en nuestros corazones, es porque ha encontrado alli un lugar en donde anidar, un cómplice; si el sufrimiento nos hace irritables o malos, es porque nuestros corazón está vacio: vacio de fe, de esperanza y de amor. Por el contrario, si, en nuestro corazón, existe total confianza en Dios, si el objetivo de nuestra vida no es la búsqueda egoista de nosotros mismos, sino hacer la voluntad de Dios, amarla con todo el corazón y amar al prójimo como a nosotros mismos, es imposible que el mal truinfe sobre nosotros. El sufrimiento, si; pero el mal no.

A decir verdad, esta capacidad de ser libre con respecto al mal no es inmediata, sino fruto de una larga conquista y, sobre todo, de una prolongada labor de la gracia, que nos hace crecer en el ejercicio de las virtudes religiosas. Es un aspecto que muestra la madurez espiritual y, sin duda, es más un don de Dios que el resultado de nuestros esfuerzos. Dicho esto, hay que aclarar que se nos dará con mayor seguridad y mucho antes cuanto más inclinados estemos hacia ella, cuanto más la deseemos y tratemos de poner en práctica las actitudes que acabamos de mencionar. Si nos enraizamos en Dios mediante la fe y la oración, si dejamos de reprocharle a nuestro entorno todo lo que no marcha en nuestra vida y de considerarnos victimas de los demás o de las circuntancias, si asumimos decididamente nuestra propia responsabilidad y aceptamos nuestra vida tal como es, si ejercitamos en todo momento nuestra capacidad de crecer, de esperar y de amar, si nos proponemos conquistarla, esta libertad nos será paulatinamente concedida.

Un Peatón sin Barreras
peatones.sin.barreras@gmail.com

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miércoles, 27 de abril de 2011

REGIMEN QUE ODIA. ELINOR MONTES


Cuando la gente se somete a un régimen que en vez de profesar amor profesa el odio, niega su dignidad, niega su amor por Dios y se niega a sí misma.
Exijamos amor.
En la Semana Santa los católicos conmemoramos la pasión, muerte y resurrección de Jesús quien nos amó hasta la muerte y nos dejó un mandamiento: “amaos los unos a los otros como yo os he amado”.

PRIMER AMOR
El amor al prójimo obliga a la sociedad a exigir amor a quienes detentan el poder político. Cuando un gobierno ama a su nación el fin de su acción política es el bienestar de la gente, pero cuando lo que hay es un régimen que odia, el fin es la destrucción del ser humano mediante una cultura de muerte, de violencia, de odio y de desprecio por la dignidad de la persona humana; de dominación; de mantenimiento de la gente en la ignorancia, de conversión de la mentira en verdad y de la verdad en mentira, de negación de los conocimientos que permiten distinguir el bien del mal, de masificación del adoctrinamiento del pensamiento único que esclaviza y que somete a la gente a la voluntad de la jefatura única; de negación del desarrollo de la nación cuando se apropia de sus recursos públicos y privados -los cuales dispone y despilfarra como si fuesen suyos en la satisfacción de sus fines personales- y cuando impone una política de depauperación, para crear una dependencia económica a la jefatura, quien alejada de la justicia, “regala” migajas a cambio de lealtad y sumisión, decide que es lo que se importa o produce, dónde, cuánto y qué es lo que puede comprar la gente y cuánto vale el trabajo, con lo cual se establece una sociedad de mendigos, la gente pierde la dignificación a través del trabajo y la libertad.

Un régimen sin amor sólo puede conducir a su nación a la degradación moral. Son preocupantes los precedentes que se están sentando. El desprecio del régimen por la dignidad está creando tal desesperación en la gente que no tiene a dónde acudir para reivindicar sus derechos, que la laceración del cuerpo es cada vez más cruel e inútil. Las reivindicaciones conseguidas en las huelgas de hambre han sido aparentes, seguimos teniendo presos políticos, la negación de la educación libre se intensifica día a día, las cárceles son campos de concentración y la gente sigue siendo depauperada. Ante un régimen que odia, la gente no debe hacer huelgas de hambre ni dañar su cuerpo por reclamaciones que no solucionan el problema de fondo -de muy poco sirve un aumento de sueldo si no se controla la inflación que rápidamente se come el aumento y la gente queda igual o peor que antes-. Lo que hay que exigir es libertad y justicia. La vida vale la pena darla por una causa superior, trascendental en la defensa de la dignidad de la persona humana.
Elinor Montes

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sábado, 16 de abril de 2011

POLÍTICA DE ESTADO. FERNANDO FACCHIN B.(ODIO Y MIEDO)

Las declaraciones de la Fiscal General de la República aparecidas en la prensa del martes 12, mediante las cuales informa sobre la imputación a un grueso número de venezolanos, civiles y militares, por los hechos del 11A, una jornada cívica masacrada por las balas asesinas de la revolución, eso demuestra, sin lugar a dudas, que para el gobierno nacional y sus áulicos, la política de estado está basada en los viles sentimientos del odio y la venganza.

De esta manera buscan atemorizar a la sociedad. K. Adenauer dijo: "En la política hay adversarios y correligionarios, estos últimos son los más peligrosos."

El gobierno ha desarrollado una política sustentada en principios, comportamientos, estrategias y directrices incompatibles con los fundamentos éticos de la democracia y los derechos humanos, se ha "politizado la justicia y, simultáneamente, se ha judicializado la política".

Esta es una práctica sistemática donde las instituciones fundamentales y los órganos del estado se han convertido en círculos de odio y venganza.

Es injusto que por odio político, se desfigure la verdad de la gesta patriótica del 11A.

Cuando el odio es muy intenso, coloca a quien odia por debajo del odiado, sin importar las causas que generen ese sentimiento. En el odio político hay una base de despotismo narcisista. El odio es una proyección visible exterior de lo invisible interior: se odia en los otros lo mismo que la persona odia en sí mismo.

Erich Fromm sostenía que "el odio surge como una respuesta ante una amenaza". La amenaza es el 2012.

La ceguera de un rencor que no perdona produce un sentimiento de repulsa muy intenso que no pocas veces cae en la misantropía, "actitud social y psicológica caracterizada por una aversión general hacia la especie humana".

Es mediocre ese sentimiento de odio expresado por el oficialismo en boca de la Fiscal. Enmascara carencia de otras motivaciones y argumentos que le den impulso. Hay innumerables citas sobre esa vulgaridad. Graham Green dijo que "el odio es carencia de imaginación".

Tennessee Williams escribió que "el odio sólo puede existir en ausencia de inteligencia". Y "cuanto más pequeño es el corazón, más odio alberga", decía Víctor Hugo. El odio y la venganza están camuflados con el caos del fracaso gubernamental manifiesto en los discursos mesiánicos y apocalípticos, que señalan que "sin mí el país se hunde", discurso heredado de la vecina Isla del Caribe.

Lo que en nuestro país se llama "revolución" no es una ideología, es una simbología asociada al culto de una persona que en la medida que se debilita y se aproxima su muerte política, como le está sucediendo, los pocos restos que todavía le siguen se preparan ya para su disipación definitiva, no es posible ante niveles tan bajos de demagogia, populismo, adulación, resentimiento y mentira sustentar un régimen en los estertores de su vida pública, parecen los muertos vivientes de las películas de terror, el jefe de la revolución requiere desesperadamente que se le profese o se simule profesar una lealtad incondicional y como tiene justificadas dudas de todo su entorno el pavor que ello le causa me permite recordar a Sófocles: "Para quien tiene miedo, todo son ruidos". El presidente sabe que sus "condicionales" cuando estén detrás del paraban para estampar su voto en el 2012 van a votar en su contra, por eso tiene miedo, mucho miedo.

No debemos cambiar la esencia de la justicia por el odio y la sed de venganza. El odio y la venganza como elementos comunes de las bajas pasiones, es signo de sociedades dominadas por un poder sin restricciones, hegemónico y excluyente.

Cambian los juicios y los adjetivos, cambian los personajes, pero no suelen cambiar la agresividad verbal y judicial contra la disidencia, persiste el odio, persiste la obsesión por dividir a los venezolanos, persiste la necesidad de sembrar la semilla de la discordia social.

Parecería que la revolución sólo conoce el lenguaje del agravio, la venganza y el odio. Siempre el odio, siempre el rechazo frontal, siempre dos bandos separados, siempre enfrentados por el veneno del resentimiento. Ese estilo de hacer política envilece y rebaja el nivel de nuestra vida cívica.

fernandofacchin@gmail.com
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sábado, 26 de marzo de 2011

EN VENEZUELA SEGUIMOS CULTIVANDO LA CULTURA DEL ODIO. ZENAIR BRITO CABALLERO,

Hace años, la gente lanzaba el puño apretado y procuraba gritar lo más alto posible para que no se perdieran ninguna de sus palabras. Y luego, seguían su camino como si nada. Era la ley de la selva.

Nací en una sociedad democrática y me acostumbré solamente a ver asesinatos en las películas de la tele (sí, literalmente mataba el tiempo), veía a un inocente Drácula tratando de acabar con sus víctimas chupando su sangre con un par de colmillos, a pedir si quería algo, a jugar y pelear con mis hermanos y a pasar las páginas del Diario El Impulso haciendo un recuento mental de lo que había ocurrido el fin de semana.

El escritor checo Milán Kundera dice que el despertador es el primer acto de violencia del día y creo que tiene razón. Saltamos de la cama y de inmediato la loca carrera comienza: el aseo personal, preparar el desayuno y el de la familia, luego vestirte rápido, calentar el carro, te brincas los semáforos a costa de la vida de los demás para dejar los niños en el liceo o en la universidad y llegar temprano al trabajo, no pones reparos en empujar si necesitas pasar, adelantarte en las colas, escuchar tu música a todo volumen, amenazar a tu vecino, y ya no te quita el sueño hablar mal del gobierno, de la corrupción, del alto costo de la vida y hasta de las personas que no conoces.

Contemplas el resto del mundo y ya nada te extraña. Lees en los periódicos internacionales por Internet que unos locos una mañana deciden ametrallar a media escuela en los Estados Unidos, que hay masacres tribales en Libia, Yemen o Egipto, proliferación de grupos terroristas en Iraq, mujeres asesinadas en Ciudad Juárez, una guerra interminable en el Medio Oriente, ajuste de cuentas, narcotráfico y paramilitares en Colombia, y en los barrios y ciudades venezolanas la delincuencia desenfrenada con hombres y adolescentes armados atracando, robando, violando, secuestrando y asesinando.

Niños de diez años que amenazan a su madre con un cuchillo. Y me pregunto ¿Qué nos pasó a los venezolanos y a las venezolanas?, ¿Dónde nos perdimos y aprendimos que lo mejor era simplemente odiarnos, aborrecernos, detestarnos, en una lucha campal entre pobres y ricos?, porque en esta Venezuela revolucionaria y socialista del siglo XXI ser rico es malo y ser pobre es lo bueno

Claro, es más fácil cortar de tajo, ser un dictador antes que hacer el esfuerzo de ponerte a dialogar. Sin embargo, destruir no está en nuestra naturaleza. Tenemos padres, hijos, nietos, celebramos el DIA de la madre, del padre, del niño, disfrutamos un día en el campo , en la playa o en un Centro Comercial, nos sentimos orgullosos cuando logramos construir algo con nuestro esfuerzo y apreciamos la belleza sea que se presente en un rostro, en una pintura o en un atardecer.

A los venezolanos (as) nos gusta vivir bien y anhelamos una vida de bienestar; en fin, tendemos a buscar todo lo que nos dé vida. No es natural entonces, que busquemos la miseria y la pobreza y mucho menos la muerte. Tal pareciera que la virtud tiene que ser eliminada porque no es posible que entre tanta maldad, algunas y algunos tengan el descaro de querer ser honestos. Es como si quisiéramos eliminar de raíz toda bondad. Al mismo Dios. Al mismo Jesús

¿Pero, qué harás cuando hayas terminado? ¿Qué harás después de haber matado, mentido, incendiado, abortado, golpeado, calumniado, explotado, violado a niños y niñas, exterminado las especies, cortado los árboles, secado los ríos, contaminado el aire, silenciado voces, censurado? ¿Qué nuevo país construirás con lágrimas, injusticias, rencores, venganzas, indiferencia, con negligencia y olvidos intencionados?

¿Y al final del día, qué harás con el amor que no diste, con los abrazos que tus brazos guardaron, con los besos que tus labios no dieron? ¿Qué harás con esa infernal soledad? ¿Qué harás Hombre venezolano y mujer venezolana? ¡Piénsalo!


britozenair@hotmail.com

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lunes, 13 de diciembre de 2010

¿LLUVIA DE TRAGEDIAS O DE ODIOS? ANTONIO JOSÉ MONAGAS. PIDO LA PALABRA

Lejos de pretender subsanar con meridiana eficacia los efectos causados por los crudos temporales acontecidos en el país, particularmente sobre regiones como Miranda, Nueva Esparta, Mérida, Falcón, Anzoátegiui, Táchira, Zulia y Sucre, las realidades han tomado un desagradable matiz que, lógicamente, ha empeorado la condición de pobreza sobrevenida por miles de venezolanos directamente afectados por los embates de una naturaleza que pareciera estar respondiendo al maltrato de una grosera industrialización.

Las medidas asumidas como órdenes militares por el presidente Chávez, no han sido distintas de lo que pudiera significar una tragedia de decisiones cuyo nivel de exabrupto, ha estado alineado con una demagogia vinculada a un desenfrenado proselitismo arrastrado por el mordaz apetito de todo proceso político–eleccionario. Su afán por imponerse a costa de lo que sea, ha devenido en crasas equivocaciones traducidas en soluciones que sólo generarían mayores problemas de los que hasta ahora se han vivido. Su sentido de la emergencia tiene el ingrediente del populismo. Pero esta vez, de un populismo inyectado de resentimiento del cual se ha aprovechado su anillo de subordinados serviles para practicar el egoísmo como instrumento de destrucción de derechos humanos y garantías de obligatorio cumplimiento por los órganos del Poder Público de conformidad con la Constitución de la República.

En medio de este diluvio de rabia presidencial, tristemente coincidente con la borrasca desatada en el curso de las últimas semanas, cuya pluviosidad ha registrado niveles históricos insólitos, se perdió la condición de Nación. La carencia de una visión de planificación que pudiera demostrar el esfuerzo de hacia dónde dirigir al país, ha facilitado que Venezuela se parezca más a un cuartel comandado por oficiales de quinta categoría. Por militares con ínfulas de mercenarios cuya capacidad de resolver problemas llega sólo a considerar el parche como único recurso. Sin idea alguna de que la ingeniería que hoy se requiere para acometer propuestas ligadas al desarrollo social y económico, es de carácter ambiental determinada por criterios de sostenibilidad que puedan impulsar un ordenamiento urbano sustentable.

Sin conocimiento de la vulnerabilidad  y de la amenaza ambiental que se ciernen ante las actuales realidades, será imposible controlar los desmanes que la naturaleza puede prodigar sobre cualquier espacio. Menos aún, evitarlos. Sobre todo, cuando la obstinación del poder político no advierte que la pobreza constituye la mayor vulnerabilidad. Entonces qué ha ocurrido. ¿Una lluvia de tragedias o de odios?
VENTANA DE PAPEL
Colapso roza lo absurdo
Pese a que los últimos días la naturaleza ha tendido a ser algo benevolente, la situación es infortunada por no decir desastrosa. Pero lo que sucede no es para menos si hay que dar cuenta del modo como el gobierno ha manejado la crisis que tiene al país en ascuas. Particularmente, en lo que concierne a la alcaldía Libertador dirigida por el psiquiatra Jorge Rodríguez. De acuerdo a información suministrada de buena fuente, los damnificados ubicados en los hoteles de Caracas recibieron su primer alimento después de 40 horas de ser trasladados. No hay coordinación, orden, prioridades, ni cabeza visible que responda por tales ejecutorias. Por ejemplo, en el Hotel Savoy desalojaron a los huéspedes sin mediar norma de educación alguna para meter a los damnificados. 

En el Hotel President, funcionarios de la Alcaldía tomaron 200 habitaciones. ¿Pero pagar? No…eso no está contemplado. Un hotel en El Paraíso fue tomado todo de forma grosera. Y cero pago. A algunas fábricas de colchones llegó la Guardia Nacional y a brinco rabioso confiscó toda la mercancía. Y de paso, exige a los dueños que generen doble turno de producción. ¿Cuál es el detalle? Que los dueños corren con todos los gastos de materia prima, salarios y mercancía final. Pero los méritos, los cacareará el gobierno revolucionario como irónica respuesta del socialismo. En Catia la situación es más grave: los damnificados identificados con la oposición han sido objeto de exclusión, ataque y negación de ayuda. De esta manera es que el gobierno, al menos en Caracas, viene “resolviendo” la maltrecha situación. Como dice Oscar Yánez “no mejora el enfermo”.
Trapos sucios al sol

Wikileaks está estremeciendo a defensores de la libertad de prensa en todo el mundo. Aun cuando la feroz campaña de intimidación en su contra, ha puesto en jaque su portal Web. En todo caso, expertos legales han opinado que Wikileaks no ha vulnerado ninguna ley pues la información que asoma no es producto de violación alguna que evidencie un delito en específico. No obstante destacados políticos de países cuestionados por el tenor de sus mensajes, lo han tachado de grupo terrorista y se ha llegado a insinuar que habría que evitar la labor de miembros de su equipo. Indudablemente, la correspondiente organización está sufriendo un ataque masivo por parte de gobiernos y corporaciones. 

En todo caso, WikiLeaks está limitándose a publicar información facilitada por confidentes, en colaboración con algunos de los periódicos más prominentes del mundo (New York Times, The Guardian, Spiegel, El País), quienes examinan cuidadosamente la información antes de publicarla. Esa gigantesca intimidación extra-judicial, constituye un ataque a la democracia misma. La escalofriante campaña de amenazas que gobiernos y corporaciones privadas están librando contra WikiLeaks, supone un ataque a la libertad de prensa y a la democracia. Se hace entonces necesario alzar voces en defensa de la libertad de prensa y expresión. Más cuando el problema no es el medio sino una diplomacia de hipocresía encubierta.

¡A mandíbula batiente!

Preocupados por conocer mejor la historia del desarrollo nacional, científicos caraqueños excavaron 50 metros bajo tierra y descubrieron pequeños hilos de cobre. Después de estudiar esos trozos de hilo por mucho tiempo, llegaron a la conclusión de que los antiguos pobladores de Caracas tenían una red nacional de teléfono hace 2.500 años. Pero a los maracuchos, dicho descubrimiento no les pareció nada del otro mundo. Le pidieron a sus propios científicos que excavaran más hondo. A 100 metros bajo tierra encontraron pequeños hilos de cristal que, según ellos, formaban parte del sistema de fibra óptica nacional que tenían los primeros maracuchos hace 3.500 años. Los Gochos (andinos) no dejaron impresionarse por ello. Sin embargo, la acción fue replicada. Esta vez en Mérida. Los científicos gochos excavaron más profundo. Llegaron hasta 150 metros bajo tierra pero no encontraron nada. Empeñados en eso, excavaron a 200 metros y aun nada. Entonces persistieron en excavar hasta 250 metros. Total, no encontraron ni un centímetro de hilo. Ni de cobre, ni de cristal, ni de ninguna otra cosa. Agotados por el trajín que la tarea les ocasionó, llegaron a la sabia conclusión (y con suma razón)... que los gochos hace más de 5.000 años ya utilizaban conexión inalámbrica (WI-FI). De modo que sólo queda decir y, sin duda alguna, que inteligentes han sido siempre. ¡¡ Vivan Los Gochos !!
Arrecia destrucción del país

Asustado por la declinación de su popularidad ante la cercanía de los comicios presidenciales en Diciembre de 2012, el jefe del Estado ha tomado la decisión de ordenar arreciar la destrucción de lo que queda de democracia para imponerse como caudillo y atornillarse en el máximo escaño del poder político nacional. 

De ahí que los estamentos nacionales obedientes a sus despropósitos, comenzaron a estructurar una nación menguada entre las ruinas de una democracia consolidada como en su momento lo fue. Bajo la determinación de radicalizar la revolución socialista, al régimen le ha dado por acomodar el marco normativo de acuerdo a necesidades que sólo reflejan la avidez de seguir usurpando el mayor poder posible para comprar las actitudes de genuflexos ganados por la inmensa corrupción que hoy tiene al país en ascuas. 

Pero también, de limitar al extremo las libertades de expresión, opinión, información y de prensa para de esa forma garantizarse que nadie podrá, en lo sucesivo, poner al descubierto las marramuncias de este régimen salpicado por la vulgaridad de una política de única voz y estancada en la prehistoria del pensamiento político, económico y social.

Antonio José Monagas
amonagas@cantv.net

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