declaración para la inclusión. siempre se puede cambiar el rumbo
En recientes declaraciones del profesor Luis Bravo
Jáuregui, se evidencia que la matrícula
estudiantil cae en 550.000 estudiantes desde el año 2012. De acuerdo al informe
oficial del MPPPE en el año 2011-2012 era de 6.769.751 y se redujo a 6.220.682.
En la matrícula de Maternal hay 39.414 menos de niños inscritos, en Secundaria
la reducción es de 69.639 alumnos y en Educación Especial 32.109 estudiantes
menos. De acuerdo al profesor Jáuregui, la cobertura de la matrícula con
respecto al total de la población en el año 2006 fue de 51,5% y ahora es de
34,8% en el año 2014.
Frente a este crudo y comprobado
escenario de exclusión no hace falta seguir argumentando sobre el fracaso del
modelo educativo que se ha tratado de imponer desde hace 15 años basado en una
ideología de corte socialista que no está contemplada en la Constitución. Las
estadísticas presentadas por los mismos organismos oficiales, derrumban
contundentemente por si solos los resultados de la consulta sobre calidad
educativa ejecutada en el año 2013. ¿Frente a
estos números, cómo hablar de inclusión desde la ideologización y la separatividad que no acepta la divergencia
como uno de los fundamentos del sentido de educar?
Queda
demostrado que en 15 años ha sido
imposible incluir desde el paradigma del llamado socialismo del siglo XXI. Para hablar de inclusión, es necesario hacerlo desde la
conciencia del otro saltando del juicio negativo al camino de las posibilidades
compartidas que pasa por reconocer la dignidad y la identidad de cada
venezolano al que se le respeta su derecho a recibir educación de calidad. Es
mortal y doloroso que haya tantos niños y jóvenes venezolanos excluido del
sistema a los que se les cercenan sus sueños de emancipación profesional a
través del conocimiento y la formación para el trabajo y su consecuente
incorporación al marco productivo de la Nación.
Las claves que generan caminos de inclusión se basan en el
respeto a la vida, en la renuncia al control del otro a favor del
aprovechamiento, en la conexión emocional desde y entre todos los escenarios
sociales, en la diferenciación de criterios sin disociar puntos de vista, en
nutrir vínculos de acuerdos desde la escucha compartida. La mirada está en
invitar y no en imponer, en aceptar sin usurpar los valores democráticos. La responsabilidad
de este lamentable desacierto y de otros más, como la resolución 008610
relativa al uso de armas mortales en manifestaciones que ya ha cobrado la vida
de un estudiante venezolano, es única y exclusiva del gobierno y éste está en
la obligación de restituir lo que le pertenece a cada ciudadano y los daños
propinados. Esperemos que las consecuencias de esa inmensa exclusión no se
continúen reflejando como una pesadilla interminable en los índices de criminalidad
y muerte de más jóvenes venezolanos.
Necesitamos con urgencia conservar nuestras tradiciones más
profundas de convivencia, paz y tolerancia aprendidas en el hogar y la escuela.
Exhortamos al gobierno, con el
derecho que nos asiste la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela
y la Declaración Universal de los Derechos Humanos, a que rectifique, estudie,
planifique e instrumente nuevas y mejores políticas educativas de inclusión con
carácter de urgencia para que ningún niño y/o joven venezolano quede fuera del
sistema escolar. A pesar de las
oportunidades perdidas para construir un modelo de inclusión, siempre se puede
cambiar el rumbo teniendo claro que la educación en valores democráticos es irremplazable.
María Antonieta Angarita Sergent
antonieta05@gmail.com
@antoangarita
No hay comentarios :
Publicar un comentario
Comentario: Firmar con su correo electrónico debajo del texto de su comentario para mantener contacto con usted. Los anónimos no serán aceptados. Serán borrados los comentarios que escondan publicidad spam. Los comentarios que no firmen autoría serán borrados.