Cuando nos referimos a un ¨oráculo”,
inmediatamente nos viene a la mente la imagen de un recinto sagrado, en el cual
son capaces de recibir mensajes divinos ciertas personas provistas de un alto
grado de espiritualidad. Estos individuos se responsabilizan a sí mismos de
retrasmitir dichas revelaciones al resto de las personas. Hasta el momento,
todo está bien. .No obstante, el peligro surge cuando alguna de estas personas
se consideran ellos mismos ¨oráculos” , auto atribuyéndose la calidad de ¨iluminados”.
Aunque el termino ¨iluminado” hace referencia
a un aspecto religioso-esotérico, esta representación también se encuentra
presente en el ámbito político; asumiendo en este espacio la denominación de
¨caudillo”. La historia socio-política hispanoamericana se ha visto plagada de
estos personajes; quienes, en su momento, se han considerado investidos de
poderes sobrenaturales, que los capacitan para dirigir ¨a su manera” las vidas
y destinos de sus pueblos. El caudillo es, por su propia esencia, un ser
intransigente y obsesionado con la percepción que él tiene de sí mismo. Un caso
paradigmático de este tipo de personaje, lo tenemos en Cuba: Fidel Castro.
Creo que no es nada aventurado el afirmar que
con la retirada del poder, y la evidente caducidad biológica de Fidel Castro,
se abre un nuevo espectro en el panorama político el cual afectará de forma
directa, tanto a Cuba y Venezuela; como al resto de los países que conforman el
eje populista-totalitario integrado por el Foro de Sao Paulo, la CELAC y los
países del ALBA. Efectivamente, estamos viviendo tiempos de cambios, lo que
nadie puede afirmar es si dichos cambio serán para el bien o para el mal de la
Región.
En el caso de Venezuela, puede apreciarse una
luz al final del túnel; porque, aunque es una realidad que existen
discrepancias entre los principales dirigentes opositores, también lo es que en
Venezuela existe una sociedad civil vigente y un movimiento opositor activo,
bien estructurado, ideológicamente definido y con un plan de gobierno establecido.
Aunque algunos imputan un exceso de
protagonismo a los principales líderes opositores, es necesario reconocer que
ellos cuentan con un prestigio avalado por su capacidad política y trayectoria
de lucha anti totalitaria. Así mismo, es necesario reconocer el esfuerzo que la
oposición venezolana realiza para unir esfuerzos, respetando la diversidad
existente entre sus distintas fuerzas. Por mi parte, considero que la fuerza
del ¨oráculo” no representará un rol paralizante en las aspiraciones democráticas
del pueblo venezolano.
El proceso de Cuba es absolutamente
diferente. Por más de cinco décadas el régimen castrista ha controlado la vida
político-económica-social de la isla. En este lapsus de tiempo, logró destruir
la sociedad civil existente en Cuba antes de 1959, quedando vigentes apenas
algunas instituciones fraternales y religiosas. No obstante, estas
organizaciones resultaron debilitadas en extremo, de forma tal que al régimen
le fue relativamente sencillo infiltrarlas y penetrarlas hasta la medula;
paralizando toda acción social que las mismas pudieran realizar en su entorno.
Por otra parte, el panorama que se aprecia en
las numerosas organizaciones opositoras cubanas, es muy poco halagüeño. A
diferencia del caso venezolano, el síndrome del ¨oráculo” se ha enseñoreado
entre los distintos grupos que se identifican como opositores en Cuba y el
exilio. Cada ¨oráculo” es excluyente de los demás, manifestando hacia ellos la
misma aversión e intransigencia que ha mostrado Fidel Castro hacia quienes discrepan
él. Indudablemente que el ¨Oráculo
Mayor” logro mantener su poder debido a su extrema intolerancia hacia las
opiniones ajenas y la violenta fuerza con la cual la reprimía; no obstante,
esta misma receta representa un factor paralizante al propósito común que
declaran todos los grupos opositores cubanos: democratizar a Cuba.
La triste realidad es que la mentalidad del
¨oráculo” ha representado (y aun representa), el factor mas activo que ha
incidido en la atomización de los grupos opositores cubanos; los cuales no han
sabido proyectar una visión política de conjunto hacia el interior de la Isla,
ni hacia la comunidad internacional, impidiéndole de esta forma, ser tomados en
cuenta como un factor de interés en cualquier tipo de negociaciones destinadas
a tratar sobre el futuro de Cuba.
Aunque es cierto que Fidel Castro no ha sido
el primero y único caudillo que se ha atribuido la condición de ¨oráculo”, si
es innegable que Castro ha logrado
introducir a un obcecado e intransigente ¨Fidelito”, en el corazón de cada
cubano. Este ha sido su peor legado.
Gustavo
Pardo
masonhabana78@yahoo.es
@GustavoPardo18
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