«Aun cuando la vida luce breve, los tormentos que nos causan los criminales investidos de gobernantes provocan ira y parecen interminables. Sin embargo, es menester que evitemos la prisa que aconseja la insurrección armada o guerra entre civiles. Los libertarios siempre vencemos sin matar a seres humanos, porque ninguna arma letal supera al Don de la Inteligencia»
En el curso del S.
XXI, ciertos e infames sucesos sobresalen en la Historia de Ultimomundano a
causa de sus rasgos quiméricos: pero, tal vez, ninguno supera los
protagonizados por viciosos fingidamente conversos al «ascetismo» en ejercicio
de un aparencial apostolado político. Con ajenos próceres impresos de pústula
imperial para la paga de sesudos defensores (los cuales maquillan las aventuras
de la bestia-patrón-santo y también la corrupción de eso que henchidos de
leguleya llaman padrón electoral) buscan, obcecados, aplicar una vetusta
Doctrina Terrorista y Criminal de Gobierno conocida como Dictadura. Con
ejércitos adoctrinados para cometer toda clase de violaciones a los Derechos
Humanos, mercenarios frente a los clásicos poderes e instituciones públicas que
destacan por sus conductas demenciales.
El monstruo de tres
cabezas histriónica y ritualmente decapita a dos entre sus inseparables partes.
Pero, hay una viva que, incesantemente, pretende asustarnos con sus escupitajos
de muerto y someternos, mediante la violencia e intimidación, a su férrea
voluntad. Esa quimera pareciera infalible, por cuanto tiene exitosas réplicas
en subdesarrollados, depauperados y en reversa países. Afirman que avanzan a
favor de la «dignidad de los pueblos» mientras aceleran al máximo hacia la
barbarie que debió quedar sólo como una tristísima advertencia de (sin cesar)
falsificada Historia la por los adherentes de tiranías.
Los asesinos que
reinan en nuestro lastimoso y ya prescindible continente conforman la fingida,
fabulosa e imaginaria Bestia Invulnerable que devasta: y desata la aniquilación
de todo lo que significa progreso socio-económico, decreta la miseria, el odio
de guerra civil y la muerte en nuestros ultimomundanos territorios donde los
ciudadanos parecieran no tener derecho a ingresar a la Civilización.
Estoy persuadido que
hay formas de resistencia, lucha y restauración del Estado de Derecho que
descartan la mencionada violencia que nace de la inoculación del odio de guerra
de vecinos, pero aún no perceptibles en sectores sofocadas por sistemáticas
amenazas contra sus vidas y estabilidad. Una de ellas: apagar la propaganda
falaz, masiva, aturdidora y alienante de los criminales enquistados
ilegítimamente al mando de repúblicas. Otra: desobedecer sus atroces
mandamientos de catequesis para acercarnos sin miedo porque los padecimientos,
el instinto de preservación, la misericordia, fraternidad y espíritu humanista
iguala a todos los seres racionales del mundo. Y una tercera: si las armas de
guerra que exhiben las mercenarias tropas al servicio de los bárbaros, de la
Delincuencia Política Organizada, son el producto del ingenio de criaturas
intelectualmente superiores, en lo más profundo de nuestras psiquis subyace el
antídoto que las abatiría.
Usemos el cerebro que
nos advierte de los peligros e igual nos ilumina para hallar una cura
definitiva a la pandémica enfermedad del terrorista, cuya sintomatología es
visible y temprana edad en los individuos. Es tiempo que los genocidas al mando
y los también a su servicio sean separados de la Institucionalidad de Estado,
de la administración de las riquezas públicas e impartición de la Justicia. La
Humanidad ha tenido suficientes azotes internacionales, vándalos que ufanos se
pasean y pavonean por el mundo: encumbrados con efigies, discursos y
escupitajos de muertos. Es hora que la Razón, el Juicio y Determinismo que
sustentan la Inteligencia imperen quitándole jurisdicción e investidura al
delincuente político y a quienes semejan a él. Los ciudadanos que constituimos
El Soberano debemos separar de los puestos que ocupan a los sátrapas del Poder
Ejecutivo, a fiscalas, fiscales, juezas, jueces, diputadas, diputados,
oficialas y oficiales de las Fuerzas Armadas que ejercen funciones sin respeto
por la Constitución y leyes.
jimenezure@hotmail.com
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