FERNANDO OCHOA ANTICH |
La
Fuerza Armada Nacional es una institución del Estado al servicio de todos los
venezolanos. El artículo 328 de la Constitución de 1999, establece, con una
trascendente visión de sus funciones, que “la Fuerza Armada Nacional constituye
una institución esencialmente profesional, sin militancia política, organizada
por el Estado para garantizar la independencia
y soberanía de la Nación y
asegurar la integridad del espacio geográfico, mediante la defensa militar, la
cooperación en el mantenimiento del orden interno y la participación activa en
el desarrollo nacional de acuerdo con la Constitución y la ley. En el
cumplimiento de su misión, está al servicio de la Nación y en ningún caso al de
persona o parcialidad política alguna”. Dolorosamente, una generación militar
representada en unos altos mandos decidió, por ambiciones personales, violar
los más trascendentes principios y valores militares al identificar
nuestra Institución con una parcialidad
política.
Este gravísimo error ha
provocado, con toda razón, que amplios
sectores sociales critiquen a nuestra Institución con gran fuerza al no
poder justificar muchas de sus acciones, las cuales no han tenido ninguna
relación con la defensa nacional. La peregrina tesis de la unidad cívico
militar ha traído por consecuencia que progresivamente la Fuerza Armada
Nacional haya empezado a vincularse con muchos de los errores cometidos por el
actual gobierno. Este aspecto es aún más delicado al ser designado un gran
número de oficiales activos para altos cargos públicos, estrechamente
vinculados a la acción política del régimen. Ciertamente, las instituciones se
encuentran formadas por hombres que las conducen por equivocados o acertados
caminos. Así lo indica nuestra historia. La Fuerza Armada Nacional ha sido un
factor fundamental en nuestro devenir como país. Su actuación, con aciertos y
errores, siempre ha interpretado el sentimiento nacional.
Justamente, esa capacidad de percepción social
le ha permitido rectificar a tiempo delicadas posiciones, que de no haberlo
hecho habría comprometido el destino de nuestra Institución. Un excelente
ejemplo de esta realidad fue la actuación de la Fuerza Armada durante la década
de los cincuenta del siglo XX. En ese tiempo se decía que los militares eran
pérezjimenistas. Ciertamente, un importante número de oficiales respaldó al
general Marcos Pérez Jiménez en los golpes de Estado del 18 de octubre de 1945,
del 24 de noviembre de 1948 y en el irrespeto de las elecciones de 1952, aunque
hubo entre sus miembros quienes tuvieron que aceptar la decisión pero
mantuvieron una posición crítica durante ese gobierno. Sorpresivamente, esa
misma Fuerza Armada se insurreccionó el 1 de enero y el 23 de enero de 1958 con
la finalidad de restablecer el régimen democrático. Fueron tiempos de grandes
tensiones internas, pero siempre se impuso la jerarquía y el espíritu de
cuerpo.
Estoy seguro que actualmente
muchos de sus miembros deben estarse preguntando cuál debe ser el camino que
debe tomar la Fuerza Armada Nacional en medio de las complejas y difíciles
circunstancias que vive Venezuela. Sin lugar a dudas, no me corresponde a mí
dar una opinión al respeto. Es una obligación del personal profesional activo
interpretar el sentimiento nacional. Yo escuché sorprendido las declaraciones
de Nicolás Maduro al informar que funcionarios de la Embajada norteamericana
estaban realizando contactos conspirativos con oficiales activos, los cuales,
en cumplimiento de sus deberes militares, habían informado a sus superiores
jerárquicos. Tengo grandes dudas de la veracidad de esa noticia. No es la
manera de actuar nuestra Institución. Al contrario, yo pensaría en el creciente
descontento que debe existir en el seno de nuestra Institución ante las
adversas realidades que tienen que enfrentar muchos de sus miembros y familiares.
Realmente,
son injustas las apreciaciones que se han hecho en contra de nuestra
Institución. No es verdad que ella es la
responsable del proceso político que se inició en Venezuela en 1998. Durante
las crisis militares de 1992, la mayor parte de los integrantes de nuestra
organización cumplió cabalmente sus deberes enfrentando al pequeño grupo
disidente liderado por Hugo Chávez. Fue el propio pueblo venezolano quien
respaldó, en esas elecciones, sus aspiraciones presidenciales. Es verdad, que
durante estos dieciséis años se ha violado la Constitución Nacional en
múltiples aspectos, entre ellos algunos que se refieren a nuestra propia
Institución. Esta realidad obliga a reflexionar sobre la manera de enfrentar
estos hechos. Lo más que puedo decir, como viejo compañero de armas, es
recomendarles mantener la unidad interna, la disciplina, la jerarquía y el
espíritu de cuerpo ante los complejos retos que, con seguridad, tendrá que
enfrentar la Fuerza Armada Nacional.
Fernando Ochoa Antich.
fochoaantich@gmail.com
@FOchoaAntich
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