“Puede ser que mi ejemplo estimule a otros americanos a imitar mi arrojo y al fin tendremos todo propio, sin mendigar modelos” SIMÓN BOLÍVAR
CARLOS E. AGUILERA A. |
Si quienes detentan el poder desde hace 15
años y que dicen ser bolivarianos, tomaran al pie de la letra los enunciados,
discursos y citas del Libertador SIMÓN BOLÍVAR, no cometerían los estropicios,
barbaridades y cuanta estupidez se les ha ocurrido, amparados dizque en un
llamado socialismo del siglo XXI , que ha convertido a nuestro país, uno de los
más prósperos de América Latina, en un basurero en el que se revuelcan en
estiércol la corrupción, inseguridad, nepotismo, abuso de poder, y una laya de
lacras que afectan la salud de la nación.
Sabias palabras del Padre de la Patria cuando
sentenció en uno de sus pensamientos: “Con mi nombre se quiere hacer en
Colombia (Venezuela, Colombia y Ecuador) para aquel entonces denominada
Colombia la Grande), el bien y el mal y muchos lo invocan como el texto de sus
disparates”.
Nada es más trágico para los pueblos que
perder la fe y la esperanza de un futuro mejor. Preocupa si, que el colectivo
se colme de pesimismo, desconfianza, incredibilidad y que muestre su indiferencia,
que en el lenguaje coloquial solemos denominar “quemeimportismo”. Es lamentable
que hombres y mujeres, que en tiempos recientes, marcharon y colmaron calles,
avenidas y autopistas de Caracas y otras importantes ciudades del país, hayan
dejado de luchar por la justicia social, la libertad y los derechos humanos y
que asuman un comportamiento pasivo, frente a los avatares políticos y
económicos que agobian a los venezolanos en general, sin distinción de colores políticos, razas,
credos, ni religiones, y que solo piensen que otros ”sacarán las castañas del
fuego”.
Se debe tomar conciencia de que cada
venezolano tiene una responsabilidad social e histórica para construir la vida,
repensar en el país que queremos y ansiamos; rescatar los valores del humanismo
y alcanzar el bienestar personal y social tan esquivo en los actuales momentos,
pero no imposible.
L@s venezolan@s estamos obligados
necesariamente a reflexionar y comenzar por admitir nuestras propias culpas,
por haber permitido llegar a esta crisis, y que lobos disfrazados de ovejas,
nos engañen y mientan; que nos manipulen con mensajes demagógicos y populistas
y dejar que las luchas y movimientos sociales sean confiscados por los grupos
que hoy se enseñorean en el poder, pisoteando la Carta Magna, a como de lugar,
pues se creen dueños del país; por contemplar impávidos que se hayan conculcado
los derechos humanos y que los poderes del estado hayan sido secuestrados por
el régimen, y por último, por consentir que la corrupción reine tan campante, por
culpa de quienes arropados en el más cínico celestinaje, han permitido y siguen
permitiendo el saqueo de las arcas nacionales.
Hemos llegado a una dolorosa situación en la
que miles de venezolanos, hombres, mujeres, niños y ancianos, en todo el
territorio nacional, confrontan serias necesidades para el sustento diario,
falta de medicinas, desempleo y en definitiva toda una serie de vicisitudes,
que les imposibilita vivir dignamente y con una mejor calidad de vida y que
jamás pensaron que se llegara a extremos inauditos de pobreza y necesidades,
gracias a los grupos que detentan el poder y que se jactan con falsos
discursos, mensajes, cuñas por radio, televisión y medios impresos, de que el
poder es del pueblo, una falacia con la que desde que el difunto Chávez llegó
al poder, la mantienen latente. Basta ver y escuchar diariamente al inquilino
de Miraflores, en cuanto sarao político monta el partido del régimen en Caracas
y las principales capitales de estado, para comprender que todo cuanto afirma este periodista, se ajusta a la
verdad.
No podemos seguir siendo permisivos con un
gobierno (¿) mentiroso y tampoco dejarnos arrastrar poco a poco al paraíso
terrenal con nombre de mujer llamado
Cuba, por ser en los últimos tiempos pacíficos y guardar “un silencio parecido a la estupidez”. Por el
contrario, debemos reconocer nuestras culpas, tomar conciencia sobre ellas y
luchar ahora más que nunca con fuerza, coraje y decisión para construir el país
que anhelamos y ansiamos.
¿Qué hacer para cambiar?
Es hora de despertar y marchar unidos para
recuperar la fe y la esperanza, para rescatar los valores morales y éticos;
defender la paz, consolidar y profundizar la democracia; hacer respetar
nuestros derechos y libertades, liquidar el socialismo del siglo XXI , que su
propio mentor Heinz Dieterich adujo perdió su brújula, pero que sin embargo se
nos pretende imponer.
Debemos pensar que las utopías son posibles,
porque aún tenemos derecho a soñar con una patria nueva, justa soberana, libre
e independiente, porque en los regimenes dictatoriales no hay espacio que pueda
escaparse a su control, ya que además la administración de justicia responde a
sus propios intereses y caprichos y que en algunas ocasiones sus actores solo
actúan como marionetas funcionales de un
proyecto político, que no es otra cosa que el comunismo, con la aviesa
intención de perpetuarse en el poder.
En días pasados se celebró en Zaragoza,
España, el Primer Parlamento Iberoamericano de la Juventud, y en el mismo, una
joven politóloga guatemalteca, repitió con mucha lucidez una resplandeciente
verdad, cuando hizo referencia al daño que causa el populismo a la democracia,
con el agregado de que “en América Latina hay que buscar nuevas alternativas,
por el daño que ha originado y sigue originando
a la región, y que todo gobierno está obligado a servir al ciudadano, al
que se le debe respetar sus inalienables derechos a la vida, libertad y a la
propiedad”
Carlos
E. Aguilera A.,
careduagui@yahoo.com
@_toquedediana
Miembro
fundador del Colegio Nacional de Periodistas (CNP-122)
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