DE LA EUFORIA DE UNOS, AL CAOS DE TODOS
En el fragor de estas realidades, el
pueblo que favoreció las apetencias del caudillo-presidente, dio por descontado
los peligros que tan desquiciada decisión habrán implicado para el devenir de
un país agobiado por tanto abuso, charlatanería y falacias.
El pasado domingo, el país vivió
momentos históricos sin precedentes. Había llegado el tan esperado 7–O. Fue
realmente un día tan paradójico, como evidente en términos del proceso
electoral que lo definió. Para una mitad del país político, ese día coincidió
con las estimaciones que algunos encuestadores advirtieron a favor del
candidato que buscaba su reelección. Aunque ello estuviese impregnado no sólo
de inconstitucionalidad por lo que significa la postulación de un personaje con
rango militar (véase artículo 330), sino también del abusivo poder ejercido lo
que marcó una lucha desigual. Además, groseramente soportada con recursos del
Estado venezolano.
Para la otra mitad, el 7–O representó
una esperanza que fue cultivándose entre sentimientos y necesidades devenidas
en emociones. Pero emociones enmarcadas por la valentía contenida en un
proyecto político que cuajó en el alma de quienes ansiaron el inminente cambio
que merece el país luego de catorce años de intriga, desidia, agravios y
autoritarismo. La mejor combinación de una gestión que resultó ser altamente explosiva y decepcionante.
Esta situación desató una
conflictividad que muchos no quisieron reconocer o por adulancia hacia altos
funcionarios, o por mera ignorancia. Sin
embargo, estas contingencias abonaron dos países totalmente incompatibles en
casi todas las esferas en las que se mueve el venezolano. Tanto, que cualquier
análisis comparativo evidenciaba una brecha incapaz de allanarse. Sobre todo,
si se consideraba la obstinación de afectos al gobierno que motivó esa mitad de
votantes que brindó su voto al candidato militar. Fue finalmente una Venezuela
que, por instigación, miedo, ceguera, intimidación o sencillamente incultura
política, incluso por resignación o fanatismo, no vio el descarnado futuro que
encubre el mal llamado socialismo del siglo XXI. Esa mitad de venezolanos puso
al descubierto su condición de “eunucos políticos” toda vez que fungieron como
vasallos del descalabro del cual estaba siendo objeto el país. Descalabro éste que
ha continuado desarreglando al país y, por tanto, afectando la calidad de vida
de su gente.
A pesar de la victoria lograda por el
candidato militar, lo que además es expresión al no reconocimiento del
principio constitucional que exalta el carácter alternativo y pluralista en el
contexto de un gobierno de mandatos revocables (véase artículo 6º), no se
vislumbran razones para pensar con optimismo de lo que gravitará sobre la
economía nacional. La percepción de bonanza, que engañosamente vende el gobierno
central a modo de captar prosélitos, es profundamente peligrosa dado el efecto
boomerang que sus entrañas encierra. Tan cierto es esto, que la empresa estatal
PDVSA, vendiendo el petróleo a 105,oo $, no tiene dinero suficiente para
mantenerse porque ha sido víctima de un saqueo brutal por parte del gobierno
central con el propósito de captar recursos para manejar situaciones políticas
sin contraloría alguna. De esta forma, el Ejecutivo Nacional pudo asegurarse la
compra-venta de consciencias lo que evidenció un Estado que juega al
intercambio extraoficial de prebendas a cambio de apoyo electoral.
Precisamente, esto devino en la ganancia política que hizo que el candidato
militar alcanzara por tercera vez su manifiesto anhelo de perpetuarse en el
poder. Gracias al manejo doloso del erario nacional.
En el fragor de estas realidades, el
pueblo que favoreció las apetencias del caudillo-presidente, dio por descontado
los peligros que tan desquiciada decisión habrán implicado para el devenir de
un país agobiado por tanto abuso, charlatanería y falacias. No atendió que del
breve regocijo que llegó a vivir al final del 7-O, cuando supo el resultado
electoral, por un voto irracional se forzó el giro hacia el estado de
precariedad nacional que afectará a todos por igual. Ello significa el
descalabro que se viene encima toda vez que se pasó de la euforia de unos, al
caos de todos.
VENTANA DE PAPEL
¿UN PROBLEMA DE GENTILICIO?
“Pero
si eso fue lo que los venezolanos quisieron, que lo sufran y no vengan luego a
llorar las consecuencias”. Chaffardet fue enfático al reiterar que los
problemas continuarán y no habrá socialismo que valga con Chávez a la cabeza
del país.
Su
crítica es elocuente. Expresa que los apagones continuarán pero para quienes
votaron por el continuismo, eso no importa. Así como tampoco importan los
muertos en las calles de ciudades y pueblos, pues mientras la desgracia no les
toque a ellos todo estará bien.
Además,
para ellos lo importante es la dádiva miserable de la “misión” que al menos les
da para la cerveza o el negocio que los convierte en magnates. El conformismo
es la garantía que adujo el gobierno para captar los votos que llevarán a
Chávez por seis años más.
Su
cuestionamiento a los hechos del 7-O, lo resume señalando que “no comparto los
valores de una población que escoge para dirigir sus destinos a un atorrante
como Hugo Chávez. Lo más probable es que nunca más regrese a la que creí y amé
como mi patria. La mitad de los venezolanos no merecen mi respeto ni compartir
la misma nacionalidad.
O
ellos no son venezolanos o yo no lo soy”. Acaso ¿un problema de gentilicio?
NO DEBE AFLOJARSE LA CUERDA
A
decir de Luís Manuel Cuevas, profesor de Universidad de los Andes, hay que
convertir la acción política frustrada, presa en el limbo o en el abismo, “en
una suerte de reconversión erótica del cambio posible, de lo porvenir que es
pulsión e impulso para la acción en el tiempo y espacio real de la sociedad”.
A su
parecer, “el país político necesita de una nueva cultura política y de un nuevo
imaginario cuyo horizonte no debe pasar por la tutela de la burocracia de un
gobierno con rumbo al socialismo de corte cubano y su promesa de felicidad a
largo plazo y a costa de las libertades individuales”.
Es
importante no olvidar que la Constitución Nacional provee mecanismos de
revocación y consulta en materia de interés nacional. Así lo asiente Cuevas
toda vez que “la prolongación del mandato presidencial se ve ahora como una
cuesta arriba de años al infinito, salvo que los anticuerpos sociales y
políticos democráticos se activen.
Sobre
todo, cuando el riesgo lo suscribe un país que ha sido modelado para la
sumisión, el mando y la obediencia. Cuando lo que persigue el régimen es la
supresión del individuo en pro del Estado, lo que en el fondo esconde el poder
despótico del líder rojo es la materialización de un sistema burocrático nacido
no de ideales, sino de redes de intereses perfectamente verificables en los
estilos de vida de la nueva clase boliburguesa cuya acción política (a escala
internacional) no es fortalecer la presencia de Venezuela en el concierto
global. Es ofrecer una resistencia muy ingenua al movimiento global y en pro de
la difusión de un proyecto político caracterizado por su inconsistencia y
opacidad que ellos han denominado socialismo del siglo XXI”.
Por
eso, ante tales perversiones, no debe aflojarse la cuerda
L.A.M.A. AFIANZA SU PRESENCIA EN MÉRIDA
El
prestigioso club L.A.M.A., siglas en inglés que traduce: Asociación
Latinoamericana de Motociclistas, siembra en Mérida una primera semilla con el
fin de afianzar el objetivo que constituye su razón de ser: irradiar valores de
solidaridad con la comunidad en la que localiza su gestión. Pero también, de
familiaridad entre sus integrantes.
Estas
acciones, animan la posibilidad de hacer turismo en Venezuela y otras partes
del mundo. Así que Mérida no podía resistirse a compartir con otros capítulos
de L.A.M.A., el hecho de hermanar visiones alrededor del altruismo como
filosofía de vida.
Esto
facilitó apreciar oportunidades que comprometieran la construcción de
realidades que apuesten al crecimiento del país en un entorno de cooperación
entre todos. Por eso, gracias al apoyo de instituciones, empresas y la
disposición de conscientes motociclistas, debe reconocerse que LAMA afianza su
presencia en Mérida. ¡Congratulaciones!
antoniomonagas@gmail.com
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