Luego de escuchar tantos supuestos planes de
magnicidio denunciados en los últimos 15 años, nos hace llegar a la conclusión
de que magnicida es el gobierno que ha permitido el aumento de las cifras de
homicidios en el país.
Ya no sólo es el hampa quien decide qué hacer con
la vida de los ciudadanos, sino también las malas políticas implementadas en
las distintas áreas, por ejemplo en el área de salud, donde los enfermos mueren
de mengua, ya que no se consiguen ni insumos en hospitales y mucho menos los
medicamentos vitales.
Ésta ineficiencia e ineptitud del gobierno, llega
al punto de que hoy en día la frase: “NO HAY”, sea la más conocida en
Venezuela; tenemos que hacer largos tours para medio poder comer lo que se
consiga y no lo que nos gusta en la mayoría de los casos.
A la Revolución no le ha sido suficiente asfixiar
al sector productivo, expropiar empresas, ser propulsores del cierre de 40% de
las empresas de electrodomésticos, por medidas erradas populista-electorales,
sino que ahora también quieren meter otra devaluación con el cuento de la
unificación cambiaria. Todo ello debido al modelo económico fracasado.
El gobierno se ha hecho de oídos sordos
durante todos estos años, hasta
llevarnos a una crisis que nos tiene con una de las inflaciones más altas del
mundo y sin solución a corto plazo que no tenga impacto en el bolsillo de cada
uno de los venezolanos, más aún, es un Estado que se niega a rectificar.
Por otro lado encontramos un diálogo político que
nunca funcionó a los venezolanos, sino al gobierno y por un ratico, reduciendo
al mínimo el escándalo internacional, incluyendo a la UNASUR. Un diálogo
económico que tiene más de un mes paralizado y que se convirtió en la firma del
acta de defunción del gobierno, al no ceder, como no lo hizo en el terreno
político, ni en lo humano. Claro ejemplo es el del Comisario Simonovis
La verdad es que tenemos en punto crítico los
múltiples problemas que nos aquejan a los venezolanos, inseguridad, corrupción,
desabastecimiento, falla en los servicios públicos y alto costo de la vida. A todo
esto debemos sumar la baja popularidad
de Maduro, la falta de un verdadero liderazgo y la despolarización del país,
para afrontar con seriedad los principales y más graves problemas, que a fin de
cuenta es lo que le importa al pueblo que le resuelvan.
Un gobierno que ha venido instaurando una hegemonía
comunicacional, pero ante esta escasez reinante, no hay quien pueda disfrazar
la verdad. Solo basta pasearse por las calles del país, para saber que el ‘NO
HAY’ es la frase que manda.
Cuando al pueblo le pega el hambre, ahí sí es
verdad que no hay quien detenga el cambio, el cual tenemos muy cerca y que
indudablemente comenzará por la elección de una nueva Asamblea Nacional que
legisle, que nombre poderes independientes y que controle al Ejecutivo, así
como abra el camino para poder derogar todas esas leyes inconstitucionales,
comenzando con el llamado Plan de la Patria.
Indudablemente urge desmontar todo este aparato que mantiene unos
poderes al servicio del régimen.
Omar Avila
oavila1973@gmail.com
@omaravila2010
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