Mucha
gente se pregunta el sentido exacto del verbo “abdicar”, y su diferencia con “renunciar”. También causa una natural
curiosidad por qué “abdicar” se usa solo referido a los reyes y príncipes,
mientras “renunciar” se emplea en todos los demás casos. ¿Por qué –me pregunta
un querido amigo– el papa renuncia y el rey abdica?
Ambas
palabras son de origen latino. “Abdicar” viene de “abdicare” en la lengua de los romanos, y “renunciar” de
“renunciare”. Sin embargo, en Latín “abdicar” tiene muchos
más usos y significados que en Castellano.
Según
el DRAE “abdicar” es, “Dicho de un rey o de un príncipe: Ceder su soberanía o renunciar a ella (…)”. A “renunciar” el DRAE lo define como “hacer
dejación voluntaria, dimisión o apartamiento de algo que se tiene o se puede
tener: ‘Renunciaré a mi libertad’”. Curiosamente, no se incluye aquí la
“renuncia” a un cargo.
Como
se ve, hay ya en estas definiciones una diferencia entre ambos verbos. La
acción de “abdicar” se atribuye a los reyes o a los príncipes, mientras que la
de “renunciar” se atribuye a cualquier persona. Es de advertir que de ambas
palabras el DRAE registra otras acepciones, que nada tienen que ver con las
mostradas en primer lugar. Aquí, por supuesto, me refiero solo a las arriba
transcritas, que son las que por ahora me interesan.
Aunque
los diccionarios no lo registran, en el caso de “abdicar” lo habitual es que la “abdicación” se haga generalmente en
favor de otra persona, casi siempre de un heredero u otro familiar muy cercano.
Es decir, en su disposición de “abdicar”
el rey, si es el caso, señala quién deba sustituirlo. Según la información
reciente, el rey de España, don Juan
Carlos, acaba de abdicar en favor de su hijo, el Príncipe de Asturias. En la
realidad puede ocurrir que el abdicante no señale a favor de quién abdica, y
entonces habría que aplicar algún otro medio legal para sustituirlo.
Estrictamente
hablando no hay, desde el punto de vista del lenguaje, y probablemente también
desde el punto de vista jurídico, aunque haya posibles excepciones, motivos que impidan que un rey o
un príncipe “renuncie” a su dignidad, sin emplear la palabra “abdicar”. El que
se use esta en lugar de “renunciar” es una mera cuestión de uso o costumbre,
que en materia de lenguaje tiene mucha importancia.
Gregorio
Alexis Márquez Rodríguez.
grealemar@cantv.net
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