La
sorpresa ante los más de tres millones de opositores que votaron en las
primarias el domingo 12 de febrero, los sentó de c… La avalancha humana que con
decisión y alegría hizo una jornada ejemplar de democracia pacífica, disparó
las alarmas del oficialismo, que hasta ese momento se burlaba de esta
iniciativa unitaria, llamándolos ofensivamente “los majunches”.
Hasta
intentaron una maniobra en el TSJ para hacerse con los cuadernos, no solo para
comprobar con sus propios ojos tan terrorífico número de votantes sino que se
sospecha de la mala intención de una nueva lista Tascón. Afortunadamente, la
MUD había honrado la palabra dada de quemar los cuadernos electorales a las 48
horas y proteger así la identidad de los votantes.
Hacía
apenas una semana, el director chavista del diario Últimas Noticias, Eleazar
Díaz Rangel, hacía un sesudo análisis según el cual era improbable que
participaran en las primarias más de un millón de votantes. El iluminado
encuestador Jesse Chacón fue aún más osado y predijo que si la oposición no
llegaba a dos millones y medio de votos, jamás podría ganar las presidenciales
en octubre. Otros, como el presidente Chávez y el sicario del 8 hasta auguraron
que no habría primarias.
La
sorpresa no fue porque ganara Capriles Radonski, pues era improbable que todas
las encuestas se equivocaran en la proyección triunfadora de un candidato que
salió tempranamente a la calle con muchos puntos a su favor. El estupor de los
rojos fue por esos más de 3 millones de votos, cifra que no ha alcanzado ni
remotamente el Psuv en ningún proceso interno, pese a que declaran tener 7
millones de inscritos.
Las
colas en centros de votación tradicionalmente rojos, la espera de horas en los
centros del interior, el ejemplo que dieron ancianos y discapacitados de vencer
su limitación para votar masivamente, la presencia de muchos jóvenes que
entendieron la importancia de su participación, no pudieron manejarla
coherentemente.
Para
morirse de la risa las cuentas de los dos PHD en matemáticas de la cloaca del
8, diciendo que la oposición se había hecho fraude a sí misma, porque según sus
sabios cálculos, era imposible que hubiesen votado 3 millones de personas, en 3
minutos cada una, con tal número de máquinas. Sin darse cuenta de que estaban
enredando en el supuesto fraude al CNE, que fue quien recabo, transmitió y
totalizó tal número de votos y le entregó los resultados a la Comisión
Electoral de la MUD.
Esta
fanática teoría de fraude se cae con los datos que se pueden obtener en la
misma página del CNE. Según el órgano comicial, estos son los tiempos de
votación promedio de los electores venezolanos en las cuatro últimas
elecciones. Presidenciales 2006: 36 segundos. Referéndum 2007: 26,4 segundos.
Referéndum 2009: 33,3 segundos. Parlamentarias 2010: 30,9 segundos. El tiempo
promedio en estas primarias de la oposición por elector fue de 39 segundos, lo
cual indica la holgura con que ejercieron su voto más de 3 millones de
venezolanos opositores.
Esta
cifra supera a la de cualquier otra primaria nacional o internacional.
Recientemente en Francia, en unas primarias donde tenían derecho a votar 56
millones de electores, votaron dos millones y medio. Difícilmente un proceso
considerado interno de un partido o de un sector, alcance más del 10% del
padrón electoral, por lo cual la previsión más optimista en estas primarias a
duras penas llegaba al millón y medio de votantes. Pero los venezolanos
demostraron que cuando les interesa algo, van adelante y, además, dan la cara.
Y
esto es lo que asustó al régimen al punto que hasta Diosdado Cabello salió a
decir que habría que comprobar ese número de votos. ¿Pero cuál es el problema
del Presidente de la Asamblea Nacional con ese conteo, si esto es solo la
elección interna de un grupo de majunches opositores?
Hasta
Tibisay Lucena tuvo que salir a defender su parte, porque su propio bando, por
atacar a la oposición, ponía en entredicho al CNE. Ella declaró que
certificaban la transparencia de los resultados, aunque para no pelear con los
suyos dijo que el CNE no había manejado los cuadernos electorales. De paso,
aprovecho para alabar su queso, perdón, su organismo, diciendo que había
intervenido pulcramente en estas primarias, igual que lo habían hecho en todas
las elecciones anteriores. Así que hasta el CNE salió ganado en estas
primarias.
La
oposición democrática está feliz por su demostración de fuerza. Ahora viene la
segunda parte, que es la demostración de unidad: Cerrar filas, unos más
gustosos que otros, sobre un candidato ciertamente conciliador que tiene
opiniones claras acerca de lo que quiere hacer. Henrique Capriles Radonski
tiene un equipo asesor de lujo en los precandidatos que no ganaron la contienda
y a quienes de ninguna manera se puede calificar de perdedores.
Pablo
Pérez fue un honorable contendor, con sus hándicaps de haber salido tarde a la
contienda, sin posicionamiento nacional, apadrinado por un cuestionado Manuel
Rosales y apoyado por los partidos políticos que parte de la población rechaza.
Demostró tener garra, cercanía con el pueblo, fuerza de palabra. Ganó en el
Zulia con el 80% de los votos, lo cual ratifica su rotundo liderazgo. El
recibimiento jubiloso que le hicieron en Maracaibo y el gran trabajo que
realizó, obligarán a su partido Un Nuevo Tiempo a apoyarle para la reelección
en la Gobernación, manteniendo a Eveling de Rosales en la Alcaldía de
Maracaibo. Rectificar es de sabios.
La
votación de María Corina Machado, así como la de Diego Arria, sin duda no
coincide con los índices de apoyo y aceptación del mensaje de ambos, aclamados
como certeros. María Corina hizo la campaña más exhaustiva, sin descansar un
segundo, hablando y convenciendo en todos los niveles, tomando la bandera de la
defensa de la propiedad privada y el derecho a la seguridad. Promoción de los
valores y una valentía que la llevó a enfrentar cara a cara al Presidente, nos
permite asegurar que aunque los electores consideraron que éste no era su
momento, María Corina Machado penetró con su mensaje y su arrojo.
Ella
tiene proyección a futuro y no será este año, pero ha jugado duro como para
aspirar con méritos a portar la banda presidencial en un futuro no tan lejano.
El
aporte de Diego Arria ha sido inestimable: No le importó ser políticamente
incorrecto, ni que le tildaran de radical. Ha llamado al régimen y a sus
acciones por su nombre exacto. A Arria, más que ganar una candidatura, le
interesaba llevar su mensaje. Es un gran vocero internacional de la oposición,
su experiencia y contactos deben ser aprovechados al máximo por el frente
unitario, tanto en la campaña como en un futuro gobierno.
Nadie
se explicaba qué hacia Pablo Medina en esta contienda ni por qué la Comisión
Electoral de la MUD lo había aceptado, incluso se sospecha que sin pagar la
cuota electoral que cancelaron los otros candidatos para financiar las
primarias. Pero Medina es el único de los precandidatos que proviene de la
clase trabajadora, que habla por ellos, que tiene conocimiento y experiencia de
la historia política del país, que emite siempre un mensaje arrojado e
información privilegiada. Será otro de los libros en los cuales deberá leer y
aprender la Unidad.
La
oposición ya tiene un líder, es el más joven de los candidatos, apenas habrá
cumplido los 40 años para el 7 de octubre. Pero Henrique Capriles, el más joven
Presidente que haya tenido la Cámara de Diputados, a los 28 años, exhibe una
vasta experiencia política en cargos de elección: Diputado, alcalde,
gobernador. Todo el trazado del mapa previo a la Presidencia del República. Su
estilo claro, directo, alejado de la ofensa y la confrontación, puede ser
escuchado por todos. Dice que su partido es Venezuela, que aboga por la
inclusión, por la educación, que quiere arreglar escuelas y hospitales, que no
le gusta hacer promesas.
En
ocho meses de campaña, Henrique Capriles Radonski está obligado a demostrar a
los seguidores del chavismo que sí hay un camino mejor. Y la oposición está
obligada a permanecer tan unida como hasta ahora, a asumir las propuestas de la
MUD como propias, a caminar juntos hacia el mismo objetivo que tiene dos
etapas: Derrotar a Hugo Chávez el 7 de octubre y hacer el gobierno democrático
y justo que Venezuela merece.
Ya
la campaña sucia de difamación contra el candidato presidencial opositor
comenzó, por parte de los mismos que calificaban de escuálidos y majunches a
los aspirantes unitarios y a sus seguidores. Esta historia está demostrando
quienes son los majunches, así que a no darles carne a los leones. Matarlos de
hambre con voto parejo es la orden.
Twitter:@charitorojas
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