“Si devoramos el león que hay en nosotros, somos bienaventurados, pero si el león se da un banquete con nuestra parte cognoscente, entonces estamos perdidos.” Evangelio de Tomás.
Se considera a Platón como el filósofo que nos hiciera reflexionar que
desde el principio de la historia ha sido evidente que donde se desnuda
impúdicamente el poder, entendido como esa fuerza violenta que se impone
avasalladoramente para asegurar la estabilidad jerárquica, han de padecer de
escarnio tanto la ética, es decir, el sentido moral, el pudor y el respeto;
como el derecho y la justicia.
Quizás hoy, cientos de años después, la evidencia de ese pensamiento
Platónico la encontramos en la actuación de un régimen que lleva ya diecisiete
años en el poder en Venezuela, sin excusar otros regímenes de nuestra historia
política, cuyo único propósito es permanecer en el poder considerado como
fuente inagotable de riqueza personal y de control social.
Nadie quiere venir a este mundo a vivir una vida desgraciada, y es además
reprobable la actitud de quienes vienen a este mundo a desgraciarles la vida a
los otros. “Es el mundo ajetreado de la muerte en vida lo que constituye
aquello de que nos libera el Jesús del evangelio de Tomás”, según la sabiduría
cristiana. Hoy creo que para organizar una sociedad con justicia y equidad
donde se imponga la ética, la moral, el derecho y la justicia, sólo se requiere
tener principios y valores e inculcarlos a los demás, para enfrentar las
desviaciones del poder. Dotar al hombre de sensibilidad social y fortaleza
espiritual para lograr la convivencia pacífica es mejor que incitar a la
fratricida “lucha de clases”.
Es difícil creer que exista una política expresa y deliberada de empobrecimiento de un pueblo para mantener el poder, jugando con la esperanza de los oprimidos, con la amenaza de la violencia y el terror y con la ignorancia preconcebida de la población. Sin embargo, no debe existir la menor duda que esa es la estrategia que se observa en las ejecutorias del régimen actual.
Insistir en imponer un modelo deshumanizador, cruel, inmoral e injusto,
sólo responde a mentes diabólicas y por tanto anticristianas. La virtud es lo
que nos da fuerza frente a la debilidad
que es el vicio. La virtud es lo que aumenta nuestra fortaleza y por tanto
nuestra capacidad de alcanzar la felicidad, anotaba Aristóteles.
Neuro Villalobos
nevillarin@gmail.com
@nevillarin
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LA PAZ NO ES UNA PALABRA ,ES UN SENTIMIENTO DE AMOR A LA HUMANIDAD.
ResponderEliminarAMIGO ,NEURO LO ACOMPAÑO EN ESTAS REFLEXIONES ,POSTERIORMENTE EXPRESARE ALGUNAS OPINIONES ,QUE ESTÁN POR PUBLICARSE EN MI LIBRO ....LAS LETRAS DEL ...SILENCIO. SALUDOS
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