Es el caso venezolano, lo digo
con propiedad. No es sólo al tiempo presente bajo régimen socialista, también
lo fue durante la partidocracia, su génesis. Cuando un país mantiene
antivalores como paradigma político, las cosas marcharán mal para tal sociedad
y ello sólo podrá empeorar.
Lo anterior es sabido, como
sabido también que sí se puede cambiar con el concurso de todos los
involucrados, es decir los venezolanos. La experiencia mundial lo certifica:
ningún pueblo es tan brillante que no pueda alguna vez fallar, verbigracia:
Alemania, ni tan mediocre para no corregir y avanzar, como la República de
Chile.
De tal manera qué, no debemos
continuar impasibles como sociedad, contemplando cómo nuestra dirigencia
política, tanto la socialista como la demócrata, siguen enarbolando
antivalores, unos para sostenerse en el poder, otros para acceder a él, prueba
irrefutable de que nuestro gentilicio simpatiza con dicha manera de "hacer
política", perpetuación de nuestra pobreza y atraso entre los pueblos del
mundo.
Esto viene a cuento refiriendo
lo obvio que resultaría proponerle a Venezuela un proyecto de país fundamentado
en pautas universalmente reconocidas y probadas como eficientes para allanar el
camino al progreso de los pueblos; diametralmente opuestas a lo acostumbrado
por acá.
Entonces me pregunto: Cuán
difícil será plantear a los venezolanos, por ejemplo, la reforma a la Carta
Magna para que todo el capital nacional (Pdvsa, CVG, hoteles, yacimientos
petrolíferos y auríferos, entre otros) hoy administrado y gerenciado por el
Estado, con resultados ya conocidos, sean "devueltos" a cada
venezolano, por nacimiento o naturalización, mayor de edad para X fecha, en
legítima propiedad, mientras el Estado, únicamente administre el dinero que
reciba de los ciudadanos mediante el pago de tributos, para el cumplimiento de
sus funciones propias (gobierno y administración pública, legislación y
jurisdicción) tal como acontece en todas las naciones hoy desarrolladas.
O bien ésta otra. Todo
funcionario público de elección popular, estará obligado por ley a recibir
asistencia médica, únicamente por parte del Sistema Nacional de Salud Pública,
so pena de destitución de su cargo.
Agrego una más, que no por
conocida deja de ser especialmente "radical", una qué ciertamente
separa a aquellos pueblos bajo regímenes democráticos de libertades, de las
sociedades bárbaras, ha saber: el establecimiento de un poder judicial autónomo
con alto grado de profesionalización y meritocracia, tal como lo pauta nuestra
vigente Constitución; inobjetable garantía para la preservación de la paz en
sociedad.
Porque valores como la verdad,
la honradez, la solidaridad, el trabajo, la justicia social y la igualdad de
oportunidades, resultarán siempre de mejor provecho social que continuar
promoviendo la mentira, la violencia, la impunidad, la cobardía, el rentismo y el
populismo, bajo la ruin justificación de qué: "... en Venezuela así es que
se ganan elecciones". Sin reparar en que todo error tiene su costo, el que
más temprano que tarde habremos de pagar. Seguimos a tiempo para cambiar.
En esta línea de cambios, valores
y meritocracia, me permito recomendar la reflexiva lectura de: "El voto de
Bolívar, sin exceptuar una paja", obra del insigne escritor Luis Eduardo
Schroeder Soto, recientemente publicada, que nos brinda un análisis sobre
importantes pasajes en la vida del Libertador, en tal grado exhaustivo, capaz
de invitarnos a reflexionar sobre la importancia de la excelencia como meta
perpetua y constante en nuestro diario quehacer. ORA y LABORA.
caballeropercival@hotmail.com
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