Todo gobierno, más allá de su
seña ideológica o política, tiene unos signos que lo caracterizan. Es lo que comúnmente se conoce como estilo, y tiene
mucho que ver con la forma de gobernar.
Ese signo o estilo lo determina fundamentalmente la persona del gobernante,
aunque de hecho, sobre todo en los regímenes despóticos, los rasgos
definitorios del caudillo se extienden a sus inmediatos colaboradores:
ministros, directores y demás
funcionarios, áulicos que no se atreven a disentir de él, cuyos
designios acatan servilmente, aun estando
en desacuerdo.
Unánimemente se afirma que el
signo definitorio más visible de Chávez es la mentira. No es difícil darse
cuenta de ello. Nunca gobernante alguno de nuestro país ha sido tan mentiroso.
La enumeración de las mentiras proferidas por él y sus áulicos es muy fácil de
hacer, con el agravante de que no hay que esforzarse en mostrar las pruebas, porque están a la vista
de todo el mundo.
Otro signo característico del
gobierno chavista es el ensañamiento. Lo practican habitualmente el propio
Chávez, la Fiscal General, el Contralor
General, los magistrados del Tribunal Supremo de Justicia, jueces de todos los
niveles, ministros, funcionarios de las más variadas categorías...
El caso más insólito de
ensañamiento es, sin duda, el de la jueza Lourdes Afiuni, víctima en ello
conjuntamente del propio presidente de la República, de la Fiscal General y de
los jueces que han conocido de su causa.
Un ensañamiento en cayapa, tanto más brutal e inicuo, cuanto que su prisión fue
por un acto soberano y ajustado a derecho en su función de juez,
caprichosamente calificado como delito por el mismo Chávez en persona.
Otro caso emblemático de
ensañamiento es el de los comisarios Simonovis, Forero y Vivas, acusados de
delitos que no cometieron, en una acción que, contrariamente, se orientaba a
proteger una inmensa manifestación popular de la agresión de grupos
oficialistas armados, en una trampa hábilmente montada para torpedear lo que desde el primer momento se perfiló como
el más grande repudio de gobierno alguno ocurrido en toda la historia venezolana.
Pero el ensañamiento del chavismo
no ha sido sólo contra determinadas personas. Otro ejemplo patente de
ensañamiento gubernamental ha sido el de las universidades autónomas, en
particular la Universidad Central de Venezuela. A esta no sólo se le ha querido cercar económicamente, sino que
también se ha atentado violentamente
contra sus instalaciones y contra sus autoridades de una manera sistemática,
brutal y descarada.
Afortunadamente, y para
desgracia del gobierno, las víctimas del ensañamiento han respondido con gran
valentía y dignidad.
grealemar@cantv.net
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