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viernes, 10 de julio de 2015

ARMANDO RIBAS, LA UNIÓN DEL CENTRO DEMOCRÁTICO (ARGENTINA) UCEDE Y LOS DERECHOS INDIVIDUALES


El proyecto político de la UCEDE reside fundamentalmente en rescatar los principios y derechos que garantiza la Constitución Nacional que constituyen la razón de ser de la libertad. Esos derechos y garantías  están siendo violados pertinazmente por el gobierno nacional, supuestamente en la búsqueda de la igualdad, que lo único que logra es la desigualdad a favor de los que pretender repartir la riqueza.

Esos derechos son:

1)      La Ley de Medios viola paladinamente artículo 14 de la Constitución que establece: “Todos los habitantes de la Nación gozan de los siguientes derechos…de publicar sus ideas por la prensa sin censura previa”.
2)      El denominado cepo cambiario constituye una violación de los artículos 14, 17 y 19 de la Constitución.
Art. 14: “Todos los habitantes de la Nación gozan de los siguientes derechos: De entrar, permanecer, transitar y salir del territorio argentino”.
Art. 17: “La propiedad es inviolable y ningún habitante de la Nación puede ser privado de ella”.
Art. 19: “Las acciones privadas de los hombres y que de ningún modo ofenden el orden y la moral pública, ni perjudican a terceros, están solo reservadas a Dios, y exentas de la autoridad de los magistrados”
    El artículo 19 constituye el reconocimiento explicito del principio fundamental de la libertad que es “EL derecho del hombre a la búsqueda de su propia felicidad”.Ello implica que los intereses privados no son contrarios al denominado interés general o supuesto bien común. Cuando el gobierno actúa bajo el supuesto del bien común, los únicos que lo perciben son los que lo proveen, o sea los gobernantes que forman los estados. La consecuencia es la generación de más pobreza.
   Las violaciones del cepo se manifiestan en que restringen las posibilidades de entrar y salir del país; la propiedad privada del capital al regular la forma en que el ciudadano pretende mantenerlo; y  el art.19 pues se pretende regular la salida y entrada del país y la razón de ser de dichos viajes.
3)      La tasa del impuesto a las ganancias es del 35%. Dado que la inflación ronda el 30 % anual y no se permite la re valuación de los activos. La tasa del impuesto en términos reales alcanza al 50% aproximadamente. Esa tasa que viola el nivel del impuesto legal, constituye una violación del derecho de propiedad. O sea del artículo 17 de la Constitución Nacional.
4)      La Ley de Coparticipación Federal es una violación de los artículos de la Constitución correspondientes a los derechos de las provincias que garantizan el régimen federal. Fundamentalmente los artículos 123 y 124. Esa ley por tanto constituye una violación del régimen federal, pues hace a las provincias dependientes económicamente del gobierno nacional.
5)      La mayoría de los decretos de necesidad y urgencia que se han establecido en estos años, constituyen decididamente una violación del artículo 29 de la Constitución. que establece: “El Congreso no puede conceder al Ejecutivo nacional, ni las legislaturas provinciales a los gobernadores de provincia, facultades extraordinarias, ni la suma del poder público, ni otorgarle sumisiones o supremacías por las que la vida, el honor o las fortunas de los argentinos queden a merced de gobierno o persona alguna”. Igualmente violan el artículo 76 de la Constitución que establece: “Se prohíbe la delegación legislativa en el Poder Ejecutivo, salvo en materias  determinadas de administración  o de emergencia pública, con plazo fijado para su ejercicio y dentro de las bases  de la delegación que el Congreso establezca”. Evidentemente no podemos considerar que hemos estado en emergencia en todos los últimos diez años.
6)      Igualmente consideramos que la ley de medios es violatoria del artículo 14 de la Constitución.
Alvaro Alzogaray
Presidente de la UCDE  Capital

Armando Ribas
aribas@fibertel.com.ar
@aribas3

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miércoles, 29 de abril de 2015

VICTOR RODRIGUEZ CEDEÑO, EL LEGÍTIMO DERECHO A LA AUTODETERMINACIÓN

En las últimas décadas se han producido cambios importantes en la sociedad internacional. Los Estados ya no son los únicos sujetos jurídicos, ahora hablamos de organizaciones internacionales, del individuo, de la comunidad internacional, entidades que tienen hoy incuestionable subjetividad jurídica, es decir, capacidad de actuar con sujeción al Derecho Internacional en las relaciones internacionales, un sistema también en constante evolución, basado hoy más en la solidaridad para enfrentar los retos comunes que en la cooperación.

También el Derecho Internacional, que se adapta a esas nuevas realidades, se transforma con el surgimiento de nuevas normas jurídicas de rango superior, las imperativas o del jus cogens,  inderogables, entre ellas, las relativas a los derechos humanos; y la evolución de ciertos principios fundamentales, entre los cuales, el de la soberanía que deja de ser absoluta, lo que permite que ciertas materias, antes exclusivas de los Estados, pasen a ser del interés de la comunidad internacional que ahora puede, en el ejercicio de una suerte de actio popularis, velar legítimamente por su respeto.

Uno de esos  principios básicos del Derecho Internacional, reconocido en la Carta de las Naciones Unidas, en el pacto de Derechos Civiles y Políticos de 1966 y numerosas Declaraciones y resoluciones de la Asamblea General de la ONU, es el relativo a la autodeterminación de los pueblos que abarca no sólo lo relativo a su independencia como Estado, en sus relaciones externas; sino, la autodeterminación interna en cuanto a la forma de gobierno y el sistema económico y social que los pueblos decidan.
El principio, de origen remoto, ya esbozados en los proceso de creación de la Confederación Helvética (Suiza) y de los Estados Unidos, se consolidó en la década de los sesenta cuando se aprobó la Declaración sobre la independencia  de los países y pueblos coloniales que abrió el camino a una reestructuración cuantitativa importante de la sociedad internacional.  Hoy constituye además el pilar en el cual se basan las sociedades nacionales para decidir libremente su futuro como nación.
Algunos regímenes como el venezolano recurren a su aplicación para justificar la rigidez del principio de la soberanía y de esa manera impedir escrutinios externos en materias que relevan de la competencia de la comunidad internacional, como la relativa a los derechos humanos, violados sistemáticamente por ellos, con el fin exclusivo de imponer un sistema que no es precisamente el reflejo de una decisión nacional de la mayoría.
Los pueblos deben decidir su destino. Las mayorías tienen el derecho de escoger su modelo político y el sistema económico y social que más les convenga, siempre, desde luego, en respeto pleno de las normas internacionales, siempre preeminentes.
Los seudo revolucionarios del siglo XXI exigen con afán el respeto del principio de la “autodeterminación de los pueblos” en sus relaciones externas para confrontar al “imperio” y las voces democráticas del mundo. Pero lo ignoran groseramente en su vertiente interna cuando desconocen la voluntad de las mayorías.
En Venezuela la inmensa mayoría -y en ello las encuestas son muy claras- exige respeto de las reglas democráticas y la posibilidad de manifestarse libremente en elecciones transparentes, necesariamente en manos de árbitros internos confiables y debidamente observadas por la comunidad internacional; la instauración de un modelo no excluyente,  no discriminatorio, basado en las libertades y en los derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales aceptados por todos como normas fundamentales para la convivencia y la existencia misma de la humanidad.
Estamos paradójicamente ante una “minoría aplastante” que trata de imponerse por la fuerza, una minoría a la que por su evidente debilidad electoral le aterra medirse de manera transparente, en comicios libres y honestos, para lo que manipula con descaro los procedimientos, las técnicas y las reglas electorales, muestra de ello la alteración de los circuitos electorales, el amedrentamiento y la coacción sobre el electorado, todo lo que representa un ventajismo puro y simple, y otras triquiñuelas que le permitan lograr una especie de “mayoría minoritaria” en las próximas elecciones parlamentarias, si llegaran a celebrarse, despreciando con la desfachatez propia el deseo de la mayoría de  los venezolanos que exigen un cambio de rumbo en todos los sentidos.
Las autoridades coloniales fueron combatidas por los movimientos de liberación nacional a los que incluso se les reconoció un estatuto jurídico internacional, muestra de su legitimidad. A los gobiernos despóticos, equivalentes a esas odiosas autoridades coloniales que oprimieron por años en nombre de valores personales, no se les combate con esos movimientos revolucionarios armados, sino con las normas y los principios en la mano, con la protesta siempre legitima de los ciudadanos, aunque algunos encuestadores más bien lobistas de unos y otros en el exterior c “venden” un país que no es precisamente el de todos, afirmen que la protesta es expresión pura de violencia.
Estos movimientos civiles y pacíficos, no armados, como los que enfrentaron el reto de la colonización y los abusos requieren hoy como entonces, del apoyo de la comunidad internacional representada no sólo por los gobiernos, los Parlamentos y las instituciones nacionales, sino por órganos internacionales, por los políticos y autoridades del mundo que definen la democracia y la libertad como la única forma de vida en sociedad en la que el individuo puede disfrutar de todos sus derechos.
Los venezolanos debemos ejercer por todos los medios legales el derecho a nuestra autodeterminación como pueblo  y  a escoger el sistema de gobierno que más nos convenga: ese es el gran reto.
Victor Rodriguez Cedeño
vitoco98@hotmail.com
@vitoco98

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sábado, 28 de febrero de 2015

MAXIMILIANO DONAT, PARLAMENTARIAS

¿Están lejos o cerca? Todo depende del CNE, así lo determina la ley, sin embargo los ciudadanos debemos estar preparados para decidir quiénes serán nuestros representantes en la Asamblea Nacional.

Este 2015, pues con seguridad se deben realizar en este año las elecciones parlamentarias, nos permitirá cambiar los antiguos paradigmas y comenzar una nueva Era de desarrollo económico, social, educativo y productivo del País.

Los nuevos representantes de la AN deberán tener la visión del ciudadano de primer mundo, por tanto desarrollar los derechos ciudadanos sin más ataduras que la constitución y los derechos humanos.

El camino que deben transitar los nuevos representantes de la AN deberán desarrollar la descentralización, la cual se encuentra en entredicho o confusos en nuestra constitución, la cual a pesar de que en su artículos 4,6 y 158 la consagran como un revolucionario instrumento para acercar el poder al ciudadano y las instituciones del Estado, en su artículo 164 se contradice de hecho al limitar el poder descentralizado de las regiones y municipios a solo poder obtener ingresos de estampillas y papel sellado.

El reto de los nuevos representantes del ciudadano en la AN deberá ser atender prioritariamente la descentralización hacia las regiones y municipios, descentralizar la salud, la seguridad, la vialidad, los servicios públicos, la educación, la economía, el poder político.

Hoy día cuando poco más del 65% de los venezolanos no tiene confianza o poca credibilidad en las instituciones democráticas del País, los Ciudadanos, hasta ahora tratados como simples espectadores (léase electores) de la diatriba política de los diferentes grupos y factores que luchan por el poder, tenemos la oportunidad de elegir representantes o Diputados Ciudadanos que sean capaces de llevar a cabo con éxito el reto de la descentralización y poder así retomar el camino de la verdadera democracia, vigorizando  y renovando una nueva forma de hacer política, donde el Ciudadano sea el eje central de las políticas de Estado.

Indudablemente que la entidad de la polarización cubre el País Nacional, cada polo manipula con todo su poder a los ciudadanos induciéndoles a que no existe ni existirá por mucho tiempo una nueva forma de hacer política que no sea la representada por los factores que polarizan al País.

Así como más del 80% considera que el País va por mal camino, hay al menos un 65% que no ve como una opción algún polo de la polarización. Entonces hay una realidad y oportunidad única que las circunstancia nos dan las diferentes crisis que nos agobian y es la de Unir a Todos los Ciudadanos en una poderosa fuerza de cambio que no sea manipulada por el desesperado poderío de los factores polarizantes que desde hace mas de 50 años han gobernado al País.

Solo una fuerza política puede desplazar otra, y esa fuerza es la del Ciudadano Político que ha basado su vida en el Orden y el Progreso de su entorno, las organizaciones Ciudadanas tenemos la capacidad de producir verdaderos cambios, sin negociar escaños ni puestos públicos, somos una mayoría real, nuestra unidad ciudadana no va en contra de ninguna fuerza partidista va en pos de alcanzar una visión de país de primer mundo que todos los ciudadanos tenemos aun siendo militantes.

La parlamentarias son pues el primer escalón de esta nueva realidad política Ciudadana cuya misión es desarrollar los derechos ciudadanos, no somos una opción, somos la única opción ciudadana, no somos una alternativa, somos un País que tiene un sueño que quiere hacerlo realidad.

Tú Decides como ciudadano, si mantienes la ilusión como pueblo o accionas con la realidad ciudadana de ser un sujeto de derecho, con la decisión de desplazar las viejas formas de hacer política e implantar nuevos paradigmas que nos eleven a ser un País de Primer Mundo.

Maximiliano Donat
ciudadanodomine@gmail.com

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lunes, 2 de junio de 2014

PEDRO CORZO, EL DERECHO A DECIDIR

En Estados Unidos y tal vez en otros países, hay quienes con frecuencia acusan de intolerantes a aquellas personas, entidades o gobiernos que en defensa de sus convicciones y valores, rechazan a quienes pretenden imponer principios, creencias y gustos, contrarios a sus inclinaciones naturales.

Son muchas las ocasiones en que los derechos de unos entran en confrontación con los de otros, y esto no siempre sucede en asuntos transcendentales como las creencias religiosas o los conceptos ideológicos, ocurre también cuando la música del vecino se escapa de sus paredes o cuando el estacionamiento está ocupado por un vehículo extraño.
Pero es interesante apreciar que la mayoría de las personas son más propensas a confrontar esos abusos, que rechazar enérgicamente las intromisiones intangibles que pueden alterar los fundamentos sobre los cuales se desenvuelve su existencia.
Con frecuencia se reacciona enérgicamente ante situaciones de menor cuantía, pero las más de las veces se es indiferente o negligente ante circunstancias que pueden alterar de forma definitiva los conceptos más fundamentales  y la calidad de vida.
Cierto que la convivencia y el respeto empiezan por aceptar el espacio físico y ético del otro, sin que ninguna de las partes atente contra la otra individualidad, pero la realidad es que tampoco se debe aceptar la imposición de normas  y valores que no se comparten.
Es un derecho inalienable pensar y actuar de acuerdo a las propias convicciones,  siempre y cuando, parafraseando a Benito Juárez, se respeten los derechos del prójimo.
La defensa de los valores y creencias no es en ningún modo intolerancia, sin embargo la intransigencia si hace acto de presencia cuando un sector pretende imponer una religión, pensamiento o tipo de conducta determinada, a aquellos que no comparten sus convicciones o costumbres.
Lamentablemente muchas personas por actuar en el marco de lo que algunos denominan políticamente correcto evitan o rechazan oponerse a lo que le disgusta. Callan o se abstienen, según el caso, sin percatarse que sus derechos son marginados y la agresividad de la otra parte reduce cada vez más las oportunidades de actuar en base a sus propias normas de conducta,  cultura o creencias religiosas.
Es un deber ser consecuente con las propias convicciones, aunque eso genere críticas entre aquellos que piensan de manera diferente. Defender los derechos,  las opiniones que se tenga,  es obligación de todo ciudadano aunque se encuentre sometido a un régimen autoritario,  porque de no hacerlo, su espacio vital será cada vez más reducido.
En las sociedades donde existe un control político estricto es muy difícil disentir. Rechazar la intromisión del estado o sus representantes en los aspectos en los que el individuo es soberano, puede implicar represalias de parte de las autoridades, pero aun así se debe hacer, porque las alternativas son perder la identidad y vivir en una doble moral.
Defender la identidad no significa estar contra la diversidad u oponerse a lo diferente, sino estar a favor de los valores que componen los propios referentes existenciales y anteponerlos a los ajenos, lo que no significa exclusión o veto de lo foráneo.
Los progresos en las comunicaciones y el transporte, la intensificación del comercio mundial, o para ser más preciso, la globalización, son condiciones que favorecen la relación entre lo "diferente", pero también los conflictos, por lo que los factores extremistas de cualesquiera de las partes en contacto, tienden a promover situaciones que afectan la estabilidad de una familia, de la comunidad nacional y hasta mundial.
Personalidades tan contrapuestas en cultura e ideologías como el presidente de Rusia, Vladimir Putin y John Howard,  quien fuera Primer Ministro de Australia, coinciden en defender los valores y tradiciones de sus respectivas naciones sin temor a críticas o demandas públicas. Por ejemplo el mandatario ruso expresó, “todos los países deben tener fortaleza militar, tecnológica y económica, pero no obstante lo principal que determinara el éxito es la calidad de los ciudadanos, la calidad de la sociedad, su fortaleza intelectual, espiritual y moral”.
Howard, dijo, “Aceptamos sus creencias y sin preguntar por qué. Todo lo que pedimos es que Usted acepte las nuestras, y viva en armonía y disfrute en paz con nosotros.”
Lo más constructivos es enfatizar las creencias y valores que conforman la identidad personal o nacional, sin que eso signifique xenofobia. Por otra parte también hay que estar dispuesto a asimilar lo exótico, mientras sea provechoso y útil para los paradigmas sobre los que se fundamenta la conducta y las aspiraciones del individuo y la sociedad a la que pertenece.
Defender las propias convicciones e intereses no es victimizar a las minorías,  tampoco lo es rechazar el proselitismo que estas puedan practicar, simplemente es el derecho de pensar y actuar libremente sin temer a coacciones de cualquier género o procedencia.
Pedro Corzo
pedroc1943@msn.com
@PedroCorzo43

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jueves, 10 de enero de 2013

JOSÉ BENEGAS, DERECHOS HUMANOS Y DERECHOS INDIVIDUALES

Derechos humanos se llama a los que se originan en el derecho internacional a través de tratados. El apelativo “humanos” tiene la pretensión de darle universalidad a esas declaraciones, de beneficiar a cualquier persona bajo cualquier bandera sin importar el tipo de régimen político al que están sometidas.

Se trata de una universalidad sólo política por pertenecer a un orden multilateral que traspasa las fronteras. A diferencia de la universalidad conceptual que solo pueden alcanzar los derechos individuales, aquellos históricos que protegen de la arbitrariedad y que al pertenecer al ámbito interno de los países, intervienen en la relación entre el poder y las personas quiénes a su vez tienen todas el mismo status jurídico de individuos libres.

Los derechos humanos nacen con la Carta de las Naciones Unidas, por iniciativa de los vencedores de la Segunda Guerra Mundial, un país totalitario y el resto con una tradición genérica de libertad. Los derechos humanos los igualaban sin que los contratantes exigieran desarmar el totalitarismo ni a la Unión Soviética ni a ninguno de los países que formaron las Naciones Unidas o los que se incorporaron después. Los derechos humanos por lo tanto, la Carta y todos los tratados que firmaron esos países tuvieron el primer efecto de legitimar las situaciones existentes de ausencia absoluta de libertad.

El segundo fue que las declaraciones tenían que conformar a todos los estados, pero son los estados los que atentan contra la libertad. Confiar en ese derecho internacional es como esperar que las cámaras empresarias manejen la libertad de comercio. Los derechos individuales son relaciones entre los estados y las personas beneficiarias. Los derechos humanos produjeron una ruptura en la legitimidad de los límites al poder, ya no los ponen o no se manifiestan frente a quienes padecen la arbitrariedad, sino los pares, el conjunto de los abusadores quienes paternalmente se dedican a la declamación poética sin intervención de los supuestos protegidos.

Con ese punto de partida el desarrollo histórico de los derechos humanos fue bastante previsible. Los estados totalitarios y sus grupos afines aplicaron la fórmula con la que el legitimismo monárquico desafió a la idea de la libertad individual: “Reclamo de vosotros y en nombre de vuestros principios, la libertad que os niego en nombre de los que me son propios”, frase atribuida a Luis Veuilliot que expresa a la perfección lo que la izquierda autoritaria ha venido realizando con los derechos humanos.

Los derechos humanos no quedaron en manos de esa izquierda revolucionaria porque haya algo en ellos que esté cerca de su pensamiento. Todo lo contrario, mientras para los antiliberales es un gran negocio invocar principios que no cumplirán, para los liberales es un pésimo negocio invocar fórmulas genéricas, declaraciones huecas o derechos colectivizados cuando no directas habilitaciones al poder sin límites en nombre de los “derechos de la humanidad”, frente a los cuales encima la libertad de las personas en concreto debe ceder. Miremos lo que ocurrió en la Argentina en el año 1994, los tratados internacionales de derechos humanos fueron incorporados como derecho interno en un país mucho más libre en su constitución que cualquier tratado y sobre todo que cualquier autoridad internacional operada por los antiliberales, y las declaraciones, derechos y garantías quedaron convertidos en legra muerta. Hoy los jueces se dedican a aplicar el castigo de los dioses a los avaros que no ceden sus bienes y trabajo a cualquier necesidad en nombre de la bondad colectivista universalizada. Iniciativa de Elisa Carrió como convencional, dicho sea de paso.

Pasadas unas décadas estamos en que los derechos se definen en el nivel internacional y los ciudadanos ya no existen, no tienen injerencia alguna en esa materia. Los estados se dedican a inaugurar cuotas de poder para organismos en favor de las masas, se supone, a costa de minorías poco generosas, muy individualistas en sus formas de elegir, discriminatorias.

Los derechos humanos poseen una forma de legitimidad antiliberal. Por más que muchas veces digan cosas como que se prohíbe la tortura, lo cual está más que bien, el origen de esta declaración proviene de los aparatos políticos que están en condiciones de ejercer la tortura y han decidido apiadarse de nosotros, por ahora, mientras puedan usar la misma vía de legitimidad para esquilmarnos. Al lado de la prohibición de la tortura, que ya estaba prohibida en cualquier constitución liberal, nos imponen definiciones de la propiedad con las cuales la propiedad no existe (el tratado de San José de Costa Rica define propiedad con las mismas palabras con que lo hacía la constitución soviética, como el derecho al mero uso de los bienes), fórmulas para definir la libertad de expresión como “derecho a la información” que supondrá el control que ejercerá el enemigo de la información libre, el estado, sobre empresas que puedan competir con su poder.

Esta es la gran trampa que el siglo XX le deja al siglo XXI. Por más que los derechohumanistas antiliberales estén ahora en el poder y podamos usar nosotros de manera oportunista la frase de Veuilliot porque tampoco respetan, como nunca pensaron hacerlo, los derechos que invocaban en nombre de nuestros principios, la libertad que expresaban nuestras constituciones son un recuerdo del pasado.

El trabajo es liberarse de los sindicatos de gobiernos que son más peligrosos que los gobiernos solitos limitados a su espacio.

Es el momento en el que está claro que las personas en particular no tenemos nada entre las manos, como si no fuéramos humanos. Por eso pese a todo me planteo un cálculo optimista y sospecho que en diez años podemos juntar diez millones de personas en el mundo que digan: les devuelvo sus derechos humanos, devuélvanme mis derechos individuales.

@josebenegas

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viernes, 17 de agosto de 2012

CHILE LIBERAL, DESALOJEN (SITUACION ESTUDIANTIL EN CHILE)

"Los derechos no están sujetos al voto público; una mayoría no tiene derecho a eliminar los derechos de una minoría; la función política de los derechos es precisamente la protección de las minorías frente a la opresión de las mayorías (y la minoría más minoritaria sobre la tierra es el individuo)."Ayn Rand, pensadora liberal norteamericana
SER HUMANO PRIMERA MINORIA
En la década de los 90, con el ex mandatario de facto Augusto Pinochet enquistado en la Comandancia en Jefe, el país vio su naciente democracia amedrentada mediante Boinazos y Ejercicios de enlace. Hoy, haciendo eco del golpismo, los asambleístas, los pirómanos, los sindicalistas, los "reivindicadores sociales" y un grupo de estudiantes intentan lo mismo que el patético Ejercicio de enlace: poner de rodillas a las autoridades elegidas democráticamente hasta doblegar a la democracia representativa.
El último incidente ahora es la irrupción de nuevas tomas de escuelas municipales por parte de un grupo de pelusones que esgrimen a sus amigos para impedir el normal funcionamiento del año escolar, con el objetivo final de imponer un sistema educacional soviético.
La toma de una escuela es ilegítima y debe reprimirse inmediatamente por la fuerza mediante el accionar de Carabineros, por instrucción del alcalde de la comuna.
Una toma no es legítima
Los salvajes aducen que la toma se decidió democráticamente, y que el 55% de los estudiantes votó a favor. Con la desfachatez que brinda la ignorancia —más el desparpajo propio de un púber—, argumentan que en una democracia la minoría acepta las decisiones de la minoría. Y recordemos como una niñita le gritaba a los ministros y autoridades que en una democracia las autoridades acatan lo que ordena el pueblo. Todo esto es completamente ridículo, y sólo en una democracia que vive una eterna edad del pavo como la nuestra es necesario repasar los más elementales principios de una sociedad democrática representativa.
Primero, para que sepan los pelusones, los derechos individuales jamás se han sometido a escrutinio público y no son decididos, otorgados o removidos por votación popular. Una mayoría no puede decidir que, por ejemplo, el mandamás de alguna de estas curiosas asociaciones de secundarios (nadie sabe cómo se eligieron) salga a pasear en pelota con un sombrero rosa sobre un palo de escoba como si fuese vaquero del Far West. Del mismo modo, ninguno de estos púberes puede decidir que un sólo alumno se quede sin acceso a sus clases, o que un profesor no acuda a su puesto de trabajo. Eso es vulnerar sus derechos. Y los derechos, escuchen bien palurdos, ¡no se deciden mediante votación!. Una minoría, giles, no puede ver vulnerados sus derechos porque los decidió una mayoría.
Lo que sí corresponde es que como forma de protesta cada uno de los estudiantes del 55% que ganó se reste de las clases. Eso pueden hacerlo. Pueden incluso persuadir a sus amigos para que se resten de las clases. Pero NO PUEDEN impedirle las clases a otros.
El absurdo es tan grande que estos cabritos no captan que ellos son una minoría, y que en realidad, la mayoría del país eligió a Sebastián Piñera como presidente, y que en una democracia los designados para tomar decisiones son nombrados mediante sufragio universal. La cabra chica que desgañita alegando que el pueblo es el soberano y que las autoridades acatan las decisiones del pueblo debe entender, este es nuestro segundo punto, que las decisiones se toman mediante representantes. No es el representante ni el vocero del pueblo el más revoltoso, ni el que más causa desmanes ni el caudillo más choro.
Por supuesto que el asambleísmo iba a ser consecuencia de lo anterior, ya que el asambleísmo es la consecuencia de la frustración al ver que los representantes no hacen lo que unos quieren. Esto es porque el respresentante de inmediato adquiere una posición de responsabilidad. En el asambleísmo, no hay responsables, por eso abunda el populismo y las ideas más ridículas. Escuché a un líder estudiantil decir que "hay que reemplazar a este tipo (al Presidente Piñera) y que la autoridad sean las juntas de vecinos".
Es estúpido pedirle a Piñera que impulse un sistema cubano de educación, como pretenden los niños. Si eso quieren, están sonados y tendrán que proponer un candidato comunista en la próxima elección presidencial. Pero eso da lo mismo, ni Gladys Marín sacó una votación suficiente para si quiera hacer valer sus propuestas, porque el país hace rato que desechó un sistema tipo "Escuela Nacional Unificada". Este gobierno, a pesar de sus innumerables errores, tiene pleno derecho para imponer su agenda porque llegó al poder mediante una votación. Si a alguien eso no le gusta, puede protestar, puede ponerse en contacto con sus representantes, pero no puede vulnerar los derechos de una minoría.
Basta sólo un estudiante en contra para que la toma, sea cual sea, se convierta en un acto fascista. Y un acto inherentemente fascista, como la toma de un colegio, debe ser rectificado mediante la fuerza policial, ya que constituye un legítimo acto de fuerza ante una arbitrariedad ilegítima.
Con los estudiantes fuera, encuentren la solución
Una vez desalojadas las escuelas, se podrá avanzar hacia lo que este sitio propone. La educación municipal, si es que tanto la quieren, debe ser gestionada correctamente por el municipio, para ello se necesita dotar al alcalde y al consejo municipal de los poderes necesarios para premiar buenos colegios y clausurar los malos.
Nadie puede impedirle a los padres su derecho a elegir entre una escuela municipal o una privada, así como nadie puede impedir que alguien funde una escuela. Ante todo, respeten el derecho a elegir y el derecho a emprender. Las escuelas municipales deben competir con las privadas, y si los padres no pueden acceder a colegios privados, en su calidad de contribuyente cada padre tiene derecho a que le subsidien una escuela particular.
La discusión debe plantearse en la instancia que tiene toda sociedad democrática, que es el congreso de representantes de la ciudadanía. Los estudiantes, estúpidamente (como es su costumbre) se restaron de esta instancia y ahora, por segunda vez, lloriquean que se llega a acuerdos a espaldas de ellos. ¿Pretenden doblegar al Congreso? Eso es equivalente, como sostuvimos anteriormente, a otro Ejercicio de enlace. Eso sería inaceptable.
La política tiene sus propios tiempos, sus principios son inescrutables, y requieren de una habilidad especial. Los políticos llegan a acuerdos de forma que puede parecer incomprensible, porque la política es un arte, no una ciencia. Por mucho que lleguen 10, 20 o 30 mil estudiantes, con carteles, lienzos o cualquier parafernalia, deben entender cómo funciona la política, y no es como ellos creen. No se pega el puñetazo en la mesa, ni se amedrenta a los congresistas, sino que se adoptan sus métodos sutiles y se entra al juego político. Deben comprender ante todo que la política es el arte de ceder un poco para ganar luego un poco más.
En todo este muñequeo los estudiantes, predeciblemente, perdieron toda visibilidad, ya que son niños, son jóvenes adolescentes o jóvenes hirsutos que ni siquiera se han titulado. Por supuesto que con el ímpetu de su desconocimiento iban a perder el rumbo, como lo advertimos el año pasado.
Lo importante es que los políticos sí hagan su trabajo, y esto implica inmediatamente desocupar las tomas. Este sitio hace un llamado formal a los alcaldes a autorizar ahora ya el uso de la fuerza, si es que el diálogo no dio resultado alguno.
Esto hace un político consciente de su papel en una democracia representativa seria. No vaya a ser cosa que terminen como en Argentina, donde un ministro de educación elogia las tomas como "un triunfo de la democracia". Por lo que ha explicado Chile Liberal, una toma es el fracaso de la democracia, es cuando cualquiera manda porque pega el grito más fuerte. En nuestro sitio seguiremos siendo los Caballeros Templarios de la democracia, defenderemos el orden constitucional y la libertad individual, como ha sido nuestra costumbre. En esta ocasión creemos estar en plena sintonía con la opinión pública, que sabe que nuestro carácter e idiosincrasia nos lleva a rechazar el despelote y a privilegiar el orden. Después de todo, Santiago no es Atenas ni Buenos Aires.
Finalmente, volvemos a menifestar nuestro rechazo visceral a implantar una maquinaria educativa estatal. El argumento lo proporcionó John Stuart Mill, un economista y filósofo inglés:
Confiar la instrucción pública al Estado constituye una perversa maquinación tendiente a moldear la mente humana, de tal manera que no exista la menor diferencia de un individuo a otro; el molde a tal efecto utilizado es el mas grato al régimen político imperante, ya se trate de una monarquía, una teocracia, una aristocracia, o bien a la opinión pública del momento; en la medida que tal cometido se realiza con acierto y eficacia, queda instalado un despotismo sobre la inteligencia de los hombres que más tarde, por natural evolución, somete a su imperio el cuerpo mismo de la gente (Sobre la libertad, 1859)
chileliberal@gmail.com

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miércoles, 8 de agosto de 2012

LUIS MANUEL AGUANA, ELECCIONES AUTÉNTICAS

Una de las extraordinarias ventajas de las comunicaciones a través de Internet es que siempre quedan. Esto es, cualquier cosa que se escriba, de alguna manera, es replicada, guardada y encontrada a través de los buscadores de la red. Y si es importante, con más razón aún. Escribía en mayo del año pasado (ver Comunicarse sin límites: Un nuevo Derecho Humano http://ticsddhh.blogspot.com/2011/05/comunicarse-sin-limites-un-nuevo.html) que la expresión del hombre y la manera horizontal de las comunicaciones actuales permiten llegar directamente a cualquier persona del planeta, sin importar cargo, jerarquía, notoriedad, distancia geográfica. 
Esto fue lo que me motivó, entre otras cosas, a escribir en este blog. Que increíble que escribas algo y comuniques lo que piensas y tengas de auditorio al mundo entero, si el mundo decide que lo que dices es importante.
Lo de arriba no es un ataque de egocentrismo. Es la realidad a la que nos vemos expuestos por la tecnología aplicada al ser humano. Es también por esa misma razón que al existir actores aguerridos en la red en Venezuela, que defienden constantemente una posición de derechos -porque sabemos de cierto que existen situaciones en nuestro país que consideramos injustas y violatorias de los Derechos Humanos-, se está probablemente minimizando o tal vez previniendo tales ataques a los derechos de las personas.
Al ser escritas, comunicadas y explicadas a un auditorio que es mundial, provocamos una espiral de opinión cuya resultante es un muro adicional que se le pone al frente a aquellos que violan nuestros derechos de la manera más terrible y descarada. Al unirme a esa lucha permanente me siento honrado de poder contribuir modestamente con este blog, poniendo al menos un ladrillito en ese muro. Si todos pusiéramos uno, estoy seguro que el muro sería más fuerte y difícil de derribar.
Ahora mismo estamos en la construcción de un muro para defender nuestro derecho humano de tener Elecciones Auténticas en Venezuela. De que ese Derecho Humano sea respetado puede depender que no se nos irrespeten otros igual de cercanos al ser humano, como por ejemplo el Derecho a la Vida, a la Libertad de Expresión, el Derecho a la Propiedad, y en general todos los derechos que este gobierno ha atropellado a mansalva, arrastrando por el piso la Constitución de 1999, “la mejor Constitución del mundo”, la cual paradójicamente terminaron defendiendo aquellos que no votaron por ella, como este servidor.
A través de un documento publicado por ESDATA titulado “Las Elecciones Autenticas son un Derecho Humano” (ver http://es.scribd.com/doc/53632641/Las-Elecciones-Autenticas-son-un-derecho-humano) esta organización explica con detalle cuales son las bases que sustentan tal afirmación. 
Sin embargo, deseo añadir a esta completísima declaración algo que considero muy importante: Los principales tratados internacionales de Derechos Humanos, antes de existir la Constitución de 1999, fueron ratificados internamente por el Estado venezolano, y más aun, en algunos casos, llevan nuestra lucha por las libertades impresa en ellos.
El Congreso de la República de Venezuela decretó la Ley Aprobatoria de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, "Pacto de San José de Costa Rica", y cuyo texto indicaba: “Artículo 1ro. Se aprueba la Convención Americana sobre Derechos Humanos, Pacto San José de Costa Rica, suscrito en la Conferencia Interamericana Especializada sobre Derechos Humanos, en San José de Costa Rica, el 22 de noviembre de 1969”. Esta Ley se publicó en la Gaceta Oficial de Venezuela No. 31256 de Junio 14 de 1977.  De allí el Art. 23, Aparte 1b, indica: “Todos los ciudadanos deben gozar de los siguientes derechos y oportunidades:” b.- De votar y ser elegidos en elecciones periódicas autenticas, realizadas por sufragio universal e igual por voto secreto que garantice la libre expresión de la voluntad de los electores...”. Ese derecho lo tenemos los venezolanos por Ley desde 1977.
El mismo derecho humano de elegir de manera autentica a nuestros representantes nos viene también, como bien dice el documento de ESDATA, por el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, que es Ley en Venezuela desde 1978. El Congreso de la República de Venezuela decretó la Ley Aprobatoria del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y cuyo primer artículo rezaba: “Artículo 1ro. Se aprueba el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos aprobado por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 16 de diciembre de 1966, suscrito por la República de Venezuela el 24 de junio de 1969”.
¿Qué les indica eso? Que nuestro país siempre fue pionero en la defensa de los Derechos Humanos, precisamente en los periodos satanizados por el principal violador de derechos humanos de la historia contemporánea de Venezuela. El Artículo 25 del Pacto en su aparte b.- reza: “Artículo 25. Todos los ciudadanos gozarán, sin ninguna de la distinciones mencionadas en el artículo 2, y sin restricciones indebidas, de los siguientes derechos y oportunidades: b) Votar y ser elegidos en elecciones periódicas, auténticas, realizadas por sufragio universal e igual y por voto secreto que garantice la libre expresión de la voluntad de los electores…”
Por último la Declaración Universal de los Derechos Humanos, adoptada y proclamada por la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU) en su Resolución 217 A (III), de 10 de diciembre de 1948, en su Artículo 21, numeral 3 reza: “La voluntad del pueblo es la base de la autoridad del poder público; esta voluntad se expresará mediante elecciones auténticas que habrán de celebrarse periódicamente, por sufragio universal e igual y por voto secreto u otro procedimiento equivalente que garantice la libertad del voto.”. De acuerdo a especialistas en la materia “Venezuela suscribió los postulados y principios contenidos en la Declaración Universal, y así se comprometió ante la comunidad internacional a hacer efectiva su vigencia” (Ver http://www.abogadoespecialista.net/2012/01/la-declaracion-universal-de-los.html).
Los tres principales instrumentos de carácter internacional que respaldan nuestra exigencia a unas Elecciones Auténticas citan este concepto y los tres han sido aceptados por nuestro país y antes de este gobierno violador, ya sea mediante leyes internas antes de vigencia de la Constitución de 1999 y ahora más todavía con ella; y son parte integral de nuestro ordenamiento jurídico.
Pero lo que es más importante a mi juicio en toda esta discusión es que la Declaración Americana, mejor conocida como la Declaración de los Derechos y Deberes Internacionales del Hombre, producida en la Novena Conferencia Internacional Americana en Bogotá, Colombia del 30 de Marzo al 2 de Mayo de 1948, fue precursora de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
En esa conferencia se creó la Organización de los Estados Americanos-OEA con la firma de La Carta de la OEA el 30 de Abril de 1948 en la “Quinta de Bolivar” en Bogotá. Eso es poco conocido por los venezolanos. Rómulo Betancourt presidió esa Conferencia enviado por el Presidente de Venezuela, Rómulo Gallegos. En su Artículo XX, la Declaración Americana reza: “Toda persona, legalmente capacitada, tiene el derecho de tomar parte en el gobierno de su país, directamente o por medio de sus representantes, y de participar en las elecciones populares, que serán de voto secreto, genuinas, periódicas y libres.”.
En el informe anexo al Proyecto definitivo de la Declaración Americana, se justificó el Artículo XX de la siguiente manera (y lean bien porque es histórico):
 “Siendo el del sufragio un derecho primordial en la organización democrática, cuya base se haya precisamente en la facultad del pueblo de escoger libremente a sus representantes y dirigentes, subrayamos que el Artículo es trascendental, mas de nada valdrá si no es cumplido lealmente, si en la realidad no se crea un mecanismo que registre con fidelidad la voluntad popular, si los gobiernos y los estadistas de América no se empeñan en mejorar las costumbres políticas y en que sus reiteradas protestas y declaraciones a favor de la democracia estén acompañadas por un esfuerzo tesonero con el fin de que en terreno de los hechos el sistemas democrático sea aplicado y respetado, así como constantemente perfeccionado”.[1]
Si no hubiese sido escrito hace más de sesenta años diría que fue escrito por un activista del derecho a Elecciones Autenticas. Por donde lo queramos ver, los venezolanos hemos sido protagonistas y defensores históricos del derecho de Elecciones Auténticas. ¡¡¡La Carta de la OEA se firmó en la casa de Simon Bolívar en Bogotá, por Dios Santo!!! Es inimaginable que en nuestra propia casa tengamos que pedir que se nos respeten unos derechos que nosotros mismos diseñamos, y habiendo sido los precursores de esa materia en el mundo entero. Pero lo vamos a exigir, y no tímidamente. Los Derechos no se negocian, se exigen. ¡Es como si estuviéramos mendigando albergue en nuestra propia casa! Los venezolanos hemos sido libertadores de un continente. No se puede haber perdido eso de nuestros genes…¡Elecciones Autenticas YA!
San Juan de Puerto Rico, 6 de Agosto de 2012
Email: luismanuel.aguana@gmail.com
Twitter:@laguana

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lunes, 2 de julio de 2012

ANDRÉS SIMÓN MORENO ARRECHE, ODIO Y MIEDO COMO POLÍTICAS DE ESTADO

El terror social, característica identificadora de los regímenes totalitarios, se planifica desde el des-gobierno de Hugo Chávez casi desde el momento en que asumió las riendas de la conducción política de Venezuela en el ahora lejanísimo 1998. Lamentablemente es así. Se trata da un Estado forajido que se ha construido sobre dos pilares: el odio y el miedo.

El odio es la paranoia del rencor que genera la propaganda del Estado y que se dispersa fácilmente entre la población cuando el Poder Ejecutivo de ese Estado controla y subsume a los otros Poderes, y con la anuencia de aquéllos vuelve dócil a la población. En ese escenario, el odio avanza ‘a-paso-de-vencedores’ (como gusta decir de sus ejecutorias, el dictador Chávez) porque esa es la forma y el método de los poderosos para mantener vigente el proceso controlentrópico en las sociedades.
Las explicaciones socioeconómicas para significar el uso de la miseria, de la pobreza y del analfabetismo, son fruto de una tesis ideológica que todo lo explica señalando a otro por sus errores. En tal contra-lógica el pedófilo deja de ser el agresor de menores para transmutarse en otra víctima de una infancia desgraciada. Se exime al asesino de ancianas arguyendo una presunta necesidad de dinero para alimentar a unos hijos que en la realidad tiene pero que abandonó hace años. Los violadores de barriada se consideran los hijos de la tasa de desempleo nacional.
Mentiras mil veces repetidas son utilizadas como coartada para condenar al “sistema”, según la vulgata marxista, capitalista y, como alienación sistemática. Contrario a ese pensamiento único del odio mesiánico, que bajo la apariencia de insurrección contra la miseria y la globalización esconde un catecismo revolucionario, lo que en verdad se busca es derrocar al sistema democrático que le dio vida inicial a ese totalitarismo,  movilizando ideológicamente a las masas en nombre de la raza, la nacionalidad, la clase social e incluso a nombre de pasados y casi olvidados héroes patrios, a quienes se les violenta su discursos y sus apologías para adecuarlos a la ‘nomenklatura’ del neo-régimen.
Así es como se cultiva el odio social original, generando y exacerbando el apartheid socio-político como fórmula del racismo estatal, insólitamente similar en toda su estructura al odio racial que mantuvo su vigencia hasta muy entrada la modernidad, representado en el terrorífico apartheid surafricano, iniciado en la Guerra de los Boers y finalizado con la elección del Nelson Mandela a la Primera Magistratura de Suráfrica.
Chávez y sus adláteres han promocionado en Venezuela el chauvinismo social, la más reciente y permanentemente actualizada construcción de los odios sociales, que se sustenta en el odio como estrategia política de dominación y control, una estrategia que no se contiene exclusivamente dentro de los límites de la legalidad de una sociedad estructurada sino que va más allá pues la integración mediática de la aldea global (internet) y el impulso sostenido a las singularidades han generado una amenaza muy particular, la identidad colectiva, que dispara los procesos entrópicos que amenazan el paradigma cultural del ‘estado-nación’ y provocan que éste pierda eficacia orientadora en el conjunto social. En esos momentos, subsumidos a una deliberada política de Estado, cuando el mecanismo de control psico-social se vuelve incongruente, entre lo que se cree y lo que se siente.
El miedo controlentrópico, ese “producto pasional inducido”, es utilizado por las estructuras institucionales de los gobiernos para reprimir y reconducir a los conglomerados sociales y para disipar las entropías que puedan conducir en un momento dado al desarrollo de los vórtices caóticos en la sociedad. Aunque parezca un contrasentido, el miedo es paradójicamente uno de los sentimientos esenciales para promover el caos, y existen al menos tres escenarios en los que el odio se transforma en disparador caótico:
1.- Cuando los individuos jerarquizan la identidad colectiva por encima de la identidad particular.
2.- Cuando los individuos, rechazados o no por su entorno, asumen el rol de vengadores anónimos.
3.- Cuando las estructuras sociales colapsan y surgen la anarquía, la desobediencia civil y el colapso institucional, cuyas manifestaciones más conocidas son el golpe de estado y la rebelión popular.
Cuando la controlentropía se ejecuta en ambientes sociales ‘cerrados’, dirigidos por un líder que controla a su vez el conjunto de subsistemas sociales y éstos responden a una visión única, mesiánica y revolucionaria, se cierra el crecimiento social (o lo condiciona), induce y dirige unilateralmente la economía, genera grandes insatisfacciones en la población y desestabiliza el inconsciente colectivo, provocando un cambio artificioso del carácter social que introduce profundas desviaciones en el contrato social previamente convenido y consensuado que llamamos proyecto país.
Para reafirmarse y prologar lo más posible una situación de control y de entropía, el líder mesiánico (a través de las instituciones gubernamentales, o de los entes formadores y forjadores del carácter social) utiliza al miedo como generador del escenario sobre el cual va a ejecutar, sin oposición ni controles, la segunda fase del proceso: el sometimiento de las multitudes, previamente divididas en clases, castas o categorías a partir del miedo precedente.
Sea cual fuere su origen o su sistema político de gobierno, el líder mesiánico utiliza la amenaza y el miedo como instrumento de dominación política y arma de control social. El miedo, instrumentado y generalizado de esa forma, impulsa a los ciudadanos a obrar de modos y maneras previstas por el régimen del líder, y asumen los ciudadanos esas conductas para librarse de la amenaza y de la ansiedad que produce el miedo, pues quien suscita miedo se apropia de la voluntad del otro para imponer su voluntad en la otra persona y que aquélla ponga en práctica una de las conductas ancestrales para disolver la angustia que produce el miedo: esta conducta no es otra que la sumisión.
Cuando el miedo impone la sumisión le resta autonomía decisoria al ciudadano, e incluso puede convertirle esa sumisión en un eximente de responsabilidad, pues cuando el poder está estrechamente relacionado con la capacidad de atemorizar, el miedo es utilizado en las sociedades sometidas como sustituto de sus responsabilidades.
El poder no es otra cosa que la capacidad del poderoso para conseguir que alguien se someta a su voluntad. Tal facultad se sustenta en tres capacidades dominantes: la posibilidad de conceder premios, la potestad para infligir castigos y la influencia para cambiar las creencias y sentimientos de la víctima por las suyas. Pero el miedo que sentimos los venezolanos no se circunscribe a un ‘miedo – presente’ como el que sienten los niños ante la rubiera cometida; No, lo nuestro es un miedo más ancestral, un miedo que se remonta a la época en que en este país vivía una población de blancos criollos militaristas que, en los 86 años transcurridos desde la Guerra de Independencia a la primera Gran Dictadura del Siglo XX -la del Generalísimo Benemérito- , incrementó su presencia y su poder político de forma desmedida, y que hoy, luego de 45 años de ejercicio democrático, regresa como el fantasma olvidado en nuestra niñez republicana, cargado con las mismas turbaciones y fobias, las mismas angustias y los mismos vandalismos, avasallando como otrora, con promesas de pasado.
Se trata de un miedo institucionalizado desde el Estado, que provoca y patrocina el desgobierno de Hugo Chávez y que funciona desde los medios de comunicación públicos que ha secuestrado y también desde otros, privados y comunitarios, que ha incautado, pero que instrumentaliza con un lenguaje agresivo y una puesta en escena provocadora de cierta violencia simulada, dentro de una representación del poder (el término es del antropólogo George Baladier) “que no demanda disparar los fusiles, pues mostrarlos resulta suficiente para sembrar el miedo en el colectivo que le adversa”.
Pero como todos los fenómenos sociales, incluso aquellos que nacen desde la controlentropía de un Estado con gobierno totalitario, cada miedo, cada odio tiene su ‘contra’ y su agente liberador. En los miedos sociales, el agente liberador no es otro que el enfrentamiento. En los odios sociales el agente liberador es el diálogo. Ambos nacen del desplante desinhibido de los ciudadanos, que paraliza y descoloca al autócrata, porque cuando los odios se dialogan y los miedos se enfrentan se les despoja de la doble savia que nutre al dominador: la división y la sumisión.

andresmorenoarreche@gmail.com

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jueves, 17 de mayo de 2012

PACIANO JOSÉ PADRÓN VALLADARES, CONDENADOS A MORIR

         Con su ineficiencia o complicidad, tal vez las dos, este régimen nos limita y aminora la vida, obligándonos a auto-encarcelarnos en casa y a estar en permanente zozobra. El gobierno nos condena a morir. Casi 20 mil asesinatos el año pasado, y el crecimiento numérico de crímenes en el que ahora corre, nos llevan a concluir que hay que salir de este presidente, cuyo único motivo es su propia vida y su permanencia en el poder. Gracias a Dios hay un camino.

         Lo peor que nos puede pasar como pueblo -y nos está pasando- es acostumbrarnos a los atropellos sin reaccionar, calarnos silenciosamente los arrebatos de vida, limitándonos a “remedios caseros”, a soluciones personales ante el pánico de la sangre que mancha las calles, soluciones vinculadas estas a la prevención personal y familiar, que se traduce casi siempre en autolimitación de libertades. Exijamos en plaza pública respuestas contundentes, con manifestaciones de calle que hagan sentir la indignación de un pueblo que se aferra a la vida y rechaza la muerte, que haga sentir que tenemos sangre en las venas y que estamos dispuestos a enfrentar el gobierno indolente.

         El derecho a la vida es connatural a la persona humana, como son innatos a la persona los otros derechos humanos, los que no nos los da nadie en la tierra, nacemos con ellos, luego no es el Estado quien nos los otorga, a él corresponde reconocérnoslos y garantizárnoslos, así lo consagra la Constitución, Art. 19: El Estado garantizará a toda persona, sin discriminación alguna, el goce y ejercicio irrenunciable de los derechos humanos, siendo obligatorio para los órganos del Poder Público su respeto y garantía.  El presidente  Chávez y sus colaboradores trasgreden esta obligación como les viene en gana.

         De todos los derechos humanos el primero, sin discusión, es el derecho “inviolable” a la vida. Art. 43: “Ninguna ley podrá establecer la pena de muerte, ni autoridad alguna aplicarla”. Aseguro, y me hago responsable de lo que afirmo: en Venezuela estamos condenados a muerte por el régimen. Se conocen casos de compatriotas que han sido asesinados por autoridades y jerarcas del gobierno, mientras nadie desconoce que 150 mil de los nuestros han sido vilmente matados en los últimos trece años, bajo la mirada indiferente y cómplice del régimen. Pareciera ser una manera de someternos, para cubrir con el manto del hampa común, asesinatos expresamente efectuados por autoridades.

         En las cárceles está la muerte, la misma que se encuentra en las calles, a pesar del expreso mandato constitucional: “El Estado protegerá la vida de las personas que se encuentren privadas de su libertad”. Lo que ocurre en las cárceles solo lo explica una ineficiencia brutal o una condenable acción cómplice. El Estado está obligado a responder por la vida de los presos, pero la vida de la gente en prisión vale nada. En La Planta, una vez más, se pone en evidencia la complicidad, al constatar la existencia de un arsenal en sus celdas. ¿Y qué hace Chávez?, cuidar su vida y su permanencia en Miraflores. ¿Y qué hace la Ministro Fosforito?, poner de manifiesto su estupidez y su ignorancia.

         La CIDH de la cual Chávez quiere alejarnos, califica de “alarmante” nuestra situación carcelaria, y de “inaceptable” el número de muertos y heridos.

Ponerle fin al decreto de muerte está en nuestras manos, hoy vamos a batallarlo en la calle, y el 7 de octubre en las urnas electorales. Sacudámonos este gobierno que decreta para nosotros la muerte, mientras consagra su fuerza y recursos para mantener en vida al Presidente, tratando de asegurarle su permanencia al frente del Estado. Hay un camino.

pacianopadron@gmail.com
@pacianopadron

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RONNY PADRÓN, EL SOCIALISMO: ADICTIVO Y PERNICIOSO

Ni más ni menos. En Venezuela le conocemos, no de ahora, más bien a partir de la estatización del negocio petrolero el 1º de enero de 1976 con la entrada en vigencia de la ley orgánica que reserva al Estado la industria y el comercio de los hidrocarburos.

ENVIDIA
Porque desde entonces una minoría de venezolanos inescrupulosos se ha dado a la tarea de estimular la natural propensión humana a la envidia y el igualitarismo, en su propio beneficio político y económico, que dio lugar a una cada vez mayor injerencia del Estado nacional en la economía y la política venezolana, con resultados ya conocidos.

Un país como Venezuela, con ingresos petroleros ya deseados por muchas naciones desarrolladas, hoy sólo podría ufanarse de contar con un Estado tan hipertrofiado como ineficiente, regentado sí por un tirano vía Twitter. Y lo anterior no es caso inédito, por el contrario constituye la experiencia común en toda nación que como Venezuela optó por el camino estatista de redistribuir la riqueza, en lugar de generarla y acrecentarla mediante un régimen democrático de libertades, típico en todo país desarrollado, sin excepción.

Porque no en vano desde 1974 Venezuela ha sido un clásico experimento estatista, primero a través del populismo democrático, luego a manos del socialismo hoy en gobierno. Así entonces durante más de 40 años, el venezolano común y corriente aprendió por cuenta del poder, que la mejor manera de vivir era: pidiendo, rogando o exigiéndole según el caso, al Estado nacional, para que éste le entregare su "parte" del caudal patrio. Y entre un "toma y dame" y un ¿quién da más? se hallaba simplificado el juego democrático del poder por lo menos hasta el ascenso del teniente coronel Hugo Chávez, decidido como está a acabar con cualquier competencia política conforme se lo dicta la "cartilla socialista".

Pero la anterior, historia que por conocida no le faltará provecho, no tiene porqué perpetuarse. Un pueblo libre sólo llegará verdaderamente a serlo cuando se integra por individuos en capacidad real de desarrollar todas sus potencialidades, y el Estado como un organismo creado por esos pueblos para ejecutar sólo aquellas tareas que de suyo no pueden por sí mismos los individuos.

Obviamente la generación de riqueza y su cabal redistribución no es labor que atañe a los Estados so pena de ir conformando países cuyos habitantes actúen como verdaderos adictos a las dádivas estatales, dejando de lado su independencia como individuos y su dignidad personal. En la República Bolivariana de Venezuela ya es moneda corriente el que un asalariado del Estado socialista en cualquiera de sus escalas (misión, obrero, empleado, funcionario o militar) resulte capaz absolutamente de cualquier bajeza con tal de no perder su "puesto", ello por cuanto se entienden incapaces de sobrevivir fuera de la "burbuja" económica estatal.

La adicción de las mayorías nacionales por las dádivas del Estado socialista ha alcanzado un punto tal que no hemos encontrado fórmula política alternativa en capacidad de atraerles. Esta mayoría, electoral y políticamente activa cree "a pie juntillas" en el sostenimiento ad infinitum de un modelo político que al tiempo de permitirles "sobrevivir" les condena a ser los eternos esclavos del Estado, desiderátum socialista.

Así entonces, vemos con estupor como la candidatura demócrata a la presidencia de la República, se ha visto en la necesidad de prometer la continuidad del sistema asistencialista vigente, por lo menos hasta que la necesaria reactivación económica nacional dé lugar a un proceso de real empoderamiento ciudadano.

A pesar de las dudas que podamos guardar en relación a esa particular tratativa, no es menos cierto el que algunas de las más graves adicciones humanas para ser cabalmente superadas requieren ab initio la sola reducción del elemento adictivo a modo de hacer posible la total rehabilitación. Sin embargo no está demás advertir sobre la necesidad de una oportuna pedagogía no solo a favor del trabajo y la propiedad privada como instrumentos de liberación y dignidad humana, será también menester instruir sobre el efecto contrario de esa doctrina llamada socialismo, dejar de hacerlo sí nos condenaría a repetir nuestro fallo. Valga entonces la palabra de Jorge Luis Borges: "... creo que si cada uno de nosotros pensara en ser un hombre ético, y tratara de serlo, ya habríamos hecho mucho; ya que al fin de todo, la suma de las conductas depende de cada individuo...". ORA y LABORA.


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