Mi
vecina y comadre Doria Álvarez, una antioqueña llegada a Venezuela hace como 30
años estaba gritando improperios en su recibidor frente al televisor, cuando
sobre un templete, ubicado frente al
Palacio de Miraflores, se encontraba el Presidente Maduro y la Primera
Combatiente, bailando “La pollera colorá” una cumbia emblemática de la cultura
colombiana.
-¿Qué
le pasa, comadre?-le pregunté inmediatamente al hacer acto de presencia en la
puerta de su casa, yo pensaba que había sucedido una desgracia-.
La
mujer me dio la cara y me mostró sus ojos enrojecidos mientras me decía que se
sentía indignada; que… cómo era posible, que en la frontera se estaban dando
esas escenas dantescas de gente cargando peroles al hombro, cruzando la
frontera en medio del río Táchira y el presidente Maduro se encontraba bailando
cumbia…-me dijo que eso era una burla y una falta de respeto-.
Evidentemente,
yo pienso que tiene razón. Tal vez el Presidente Maduro quiso hacer una gracia
y le salió una morisqueta.
Muchos
comentaristas, consideramos que el comando político electoral del PSUV, con
Jorge Rodríguez a la cabeza, viene ensayando varios recursos para tratar de
poner a pensar a la población en otros asuntos, distintos al desabastecimiento,
la escasez, la inflación y la falta de recursos. Ustedes saben, entonces, crean
unas “ollas” increíbles para dañar la imagen de la oposición y sus lideres,
como el caso de la mujer descuartizada y todo eso, pero resulta que sacando del
país a algunos colombianos de una manera tan cruel, ha ocasionado problemas con
Colombia, fomentan el odio entre los ciudadanos
y la intervención de organismos internacionales que se pronuncian contra
la violación y ultrajes a mujeres, por parte de la Guardia Nacional, así como
maltrato, afectación de familias, robo de pertenencias, etc., etc.
Entonces,
el gobierno ha intentado obtener réditos, beneficio político con esas
“deportaciones” o como quieran llamarle, aunque me parece que la cosa está
lejos de ello.
Se
entiende que el Estado venezolano debe enfrentar el contrabando de gasolina,
alimentos, secuestros y delincuencia fronteriza, pero debe hacerlo utilizando
la diplomacia y la participación de un equipo multidisciplinario de
profesionales y estudiosos del asunto, que permita la intervención binacional,
el respeto a los tratados internacionales ,en
vez de usar la ley del garrote.
Resulta
que por culpa de gente de mal vivir, el contrabando, la inestabilidad
monetaria, muchos colombianos trabajadores pagan justos por pecadores. De esa
manera, observamos, que de ambos lados, resurge y se alimenta el desprecio, el
distanciamiento, el resentimiento, la desconfianza, etc., entre dos pueblos
hermanos, mientras el Presidente Maduro se fue a Vietnam y China a bailar quien
sabe qué cosa con la primera combatiente.
En
todo caso, Yo le dije a mi vecina colombiana que le diera paso a su indignación
y que lo más seguro es que Maduro regrese con la cabeza fría, menos
conflictivo; bailando la danza del león y aprendiendo de la cultura china, para luego enfrentar el entuerto con
los colombianos.
Luis
Alfredo Rapozo
luisalfredorapozo@gmail.com
@luisrapozo
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