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jueves, 2 de julio de 2015

JOSÉ TORO HARDY, VENEZUELA: GRANDES CRISIS Y ESCASEZ

No recordábamos lo venezolanos una situación de escasez como la que padecemos. En su historia reciente Venezuela enfrentó profundas crisis económicas, algunas de mayor intensidad,  entre las que cabe mencionar:

La crisis de los 60

Durante  el gobierno de Rómulo Betancourt. Venezuela sufría dolores de parto de la democracia. La economía experimentó una contracción que se ensañó particularmente con la industria de la construcción. Se aplicó un control de cambio. Los gastos de consumo privado crecieron a una tasa de 5,5% al año, la mitad que entre 1950 y 1957. Sin embargo,  no padeció la sociedad los niveles de escasez que hoy se sufren.

El "viernes negro"

 De profundas implicaciones,  tuvo lugar en el año de 1982 durante el gobierno de Luis Herrera Campins. Después de años de abundancia petrolera (primer shock petrolero que tuvo lugar después de la Guerra del Yom Kippur y el embargo petrolero árabe en 1974 y la Revolución Islámica de Khomeini a raíz de la caída del Sha de Irán en 1979), ya para 1982 los precios se derrumban. . Estalla el  llamado “Viernes Negro” y el tristemente célebre RECADI. Sin embargo, la sociedad no padeció de los niveles de privaciones que se sufren hoy.

La crisis financiera

En 1994 durante el segundo gobierno del presidente Caldera. El epicentro fue el sector financiero y prácticamente la mitad del mismo fue barrido en la tormenta. Se aplica un control de cambios que condujo a la quiebra de unas 70.000 medianas y pequeñas industrias impedidas de obtener  divisas para adquirir insumos. Finalmente el gobierno da un giro en sus políticas y recurre a la Agenda Venezuela, devalúa el bolívar en un 70%, aumenta el precio de los combustibles en un 800%, se revisa la Ley Orgánica del Trabajo siguiendo pautas de una Comisión Tripartita y se ejecuta la Apertura Petrolera. Fueron años difíciles que se agudizaron con una fuerte caída de los precios del petróleo (en su peor momento llegaron a  7 dólares el barril); pero aún así, la sociedad no se vio impactada por  los niveles actuales de escasez.

La crisis bolivariana

 Así, llegamos a la Revolución Bolivariana. Se auguraban años de abundancia. Los precios petroleros aumentaban marcadamente por la recuperación del Sudeste Asiático, cuya demanda de petróleo, después de haber caído en cerca de 2 millones de barriles diarios en los años anteriores, había retomado un vigoroso crecimiento arrastrando consigo los precios de los hidrocarburos al alza. La planificada toma de PDVSA ("Fue como tomar una colina militar" afirmó el presidente Chávez) y el despido de 20.000 de sus trabajadores (que incluía al 75% de su nómina ejecutiva donde se concentraba la mayor parte del conocimiento), produjo un severo impacto en nuestra economía; sin embargo, en los años siguientes los precios alcanzaron niveles nunca antes soñados (la cesta venezolana llegó a unos 116 dólares por barril). El gobierno parecía tener ahora todo a su favor. Dispuso de los enormes ingresos adicionales sin control alguno, creando fondos paralelos que se erogaban al margen del presupuesto aprobado por la Asamblea Nacional.

La sensatez indicaba aprovechar aquella situación excepcional para crear condiciones para un crecimiento sustentable de la economía y una solución y sostenible de los problemas sociales del país.

Pero privó un programa dogmático que le dio la espalda a los fundamentos básicos de la economía y en buena medida de la democracia misma, causando un profundo perjuicio al aparato productivo, con una enorme mortandad de empresas, comenzando por el daño a la propia PDVSA, las cementeras y al sector agroalimentario, expropiando a productores de campo (cerca de 4 millones de hectáreas), a Agro Isleña y  atacando por mampuesto a Polar que es el  grupo empresarial más sólido del país. Esta situación merece un análisis aparte.  Mediante recursos propios de un populismo exacerbado y un irrespeto total a la independencia de los Poderes Públicos se intentó crear una base política que garantizase el control y permanencia indefinida en el poder por parte del grupo gobernante.

El resultado era inevitable. El aura de invencibilidad se basaba simplemente en los precios petroleros más altos y durante el período más largo de la historia.  No entendió el gobierno que si algo caracteriza los precios de los hidrocarburos en su volatilidad.

Como tenía que pasar, los precios se desplomaron y con ellos el país cayó de rodillas en lo que parece la crisis económica más profunda que haya conocido Venezuela. Las reservas internacionales se derrumban y no hay dólares para importar insumos ni bienes de consumo y quizá tampoco para pagar la deuda soberana. La diferencia con las crisis anteriores es que esta golpea dura y directamente a los venezolanos con la inflación más alta del mundo, una escasez creciente nunca antes conocida y un aparato productivo que ha sufrido severos daños. La inflación, incontrolable, campea por sus fueros alimentada por la impresión de dinero inorgánico del BCV a fin de financiar el déficit fiscal, lo cual alimenta a su vez mafcadamente la devaluación del dólar en el mercado paralelo.

Pero lo peor está  todavía por venir. También lo mejor.
  
José Toro Hardy
pdetoha@gmail.com
@josetorohardy

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