En la obra «Cuestión
de Pelotas», Pablo Alabarces asegura que «...El fútbol es una ceremonia con
alto contenido dramático y con un poder de condensación simbólica muy alta...»
Cada partido es un
drama sacrificial donde se ritualiza una lucha entre el bien y el mal.
En este ceremonial
religioso, la pelota ocupa en el pensamiento mítico del hincha y del jugador el
lugar del objeto sagrado poseedor de vida propia y poder mágico.
Todo objeto sagrado
es ambivalente, puede traer suerte, cuando sirve para hacer un gol contra el
equipo contrario, o desgracia, cuando hace un gol contra el equipo propio. La
forma redonda de la pelota contribuye también a darle el significado simbólico
de absolutidad que en las filosofías antiguas y en las religiones primitivas
tiene lo esférico.
La disposición del
espíritu del hincha frente a la pelota es similar a lo que en el pensamiento
mágico del hombre primitivo es el fetichismo. Hay intérpretes que vinculan la redondez del
balón de fútbol con los mitos solares.
Los símbolos, los
íconos o las imágenes están grabados en nuestro subconsciente y el simbolismo
que supone lo arrastramos a través de generaciones. Ante ellos, de forma
inconsciente, reaccionamos según el patrón que conservamos, posiblemente, en lo
más profundo de nuestro cerebro.
Para los hijos de
esta tierra, el Deportivo Táchira es el símbolo del orgullo y la identidad de
este suelo.
Este equipo, el
Deportivo Táchira de ayer, de hoy y de
siempre ha sido y será el testimonio de una tierra grande a
pesar del daño que le han causado y le causan los enemigos de este lindero de
la patria.
El lograr ser campeón
en esta hora en la cual se excluye, se margina y se persigue al Táchira y a los
Tachirenses desde los oscuros sótanos de Miraflores, es una lección de coraje,
de valentía, de voluntad, de empuje.
Para poder elevar la copa de Campeones no sólo era necesario derrotar al equipo de la capital. El campeonato logrado no se consiguió derrotando a unos equipos en el terreno de juego. Desde luego que hubo un elevado desarrollo táctico y técnico para conseguir victorias; pero más allá de la cancha se logró derrotar el caudillismo prehistórico de Miraflores que nos despojó de los escenarios deportivos y del anacrónico caudillismo de la Federación Venezolana de Futbol que desarrolló todas las trampas imaginables para despojarnos de la victoria.
Siempre el Deportivo
Táchira ha servido para que resuciten
las ilusiones de esta generosa montaña. Siempre el Deportivo Táchira ha servido para que vuelvan a reflotar las
lágrimas del orgullo.
En el fútbol lo que
vale es la nobleza, el coraje, la entrega y la lealtad.
En el fútbol no vale
la traición del que miente y abandona, no vale la avaricia de los que no sueltan la
pelota. Y en cada jugada, resucita la
hidalguía, la inteligencia, la risa y el llanto.
Que sepan en Miraflores y en la Federación que ¡Táchira es Campeón!
Felipe
Guerrero
felipeguerrero11@gmail.com
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