El
Gobierno está histérico, afirma que el mundo está confabulado, lo quieren
tumbar. El Imperio, los apátridas, los traidores, España, el eje de Miami y
Colombia, los estudiantes, todos quieren darle un golpe de Estado.
Cuando
el tema fastidia… lo transforma, como hacia el otro, el que está bien muerto.
Magnicidio, guerra económica… mediática o industrial, pero al final cuando el
discurso se vuelve repetitivo, pierde sentido. Las palabras se vacían frente a
la realidad, el pueblo no come más cuentos, está harto. Quien puede creer una
excusa que dura 16 años.
El
cuento y la melodía dejaron paso a espinas que laceran el alma venezolana. La
orquesta dejo de sonar, la música no gusta, suena a grito y a llanto. El
sufrimiento diario, las muertes, la angustia, el temor, el atropello y la
corrupción destruyeron el amor que le tenían.
El
suplente resulto más inútil, corrupto, mentiroso y violador de derechos que su
predecesor. Delira, inventa, calumnia, amenaza, cuando no es María Corina, fue
Leopoldo, Ledezma, Muchacho o cualquier miembro de la oposición democrática.
Pero
la rectitud de los acusados hacen poco creíble sus acusaciones, entonces ataca
a personalidades internacionales Aznar, Felipe González, Uribe, Obama, se
convierten en el objetivo de sus dardos envenenados, pero el hombre ya no tiene
mascara… se le cayó y nadie le cree.
Peor
aún, lo culpan del desastre, se empeñó en terminar lo obra apocalíptica
diseñada en La Habana. Ya nadie duda de las verdaderas intenciones, destruir el
aparato productivo, reducir las fuentes de trabajo, acabar con la prensa libre,
controlar los tribunales, el sistema electoral, cercenar la protesta, los jóvenes
y las universidades… para así dedicarse a la buena vida, el robo, la opresión,
la manipulación, el engaño… el financiamiento del proyecto Castro-Chavista en
todo su esplendor.
El
gobierno luce temeroso, por eso alardea, esta frágil, por eso chilla. La
realidad le demuestra que el proyecto es inviable, que las finanzas están
destruidas por la corrupción, las empresas de maletín, los enchufados y las
deudas, sabe que se acabó la plata y que el malestar social no deja de crecer.
El circo ya no da risa, ni a ellos, por eso vemos a tanto arrepentido contando
todo ante tribunales internacionales, tratando de salvar su pellejo, como las
ratas ante el barco que hace agua.
Se
ve y se siente… el pueblo esta bravo, necesita que las cosas mejoren y como el
régimen no lo va a hacer, se convenció que tiene que salir de él. Ese es el
problema de Maduro, puede inventar cualquier excusa, reprimir más, anunciar
anuncios, hablar sin parar y errar mucho.
El
golpe será cívico, la gente quiere salvar lo que queda antes de que sea
demasiado tarde. Sabemos que la reconstrucción será larga y cuanto antes
comencemos será mejor.
No
existe cárcel más grande hoy en día que el país, el venezolano debe estar
encerrado por que el gobierno tiene colectivos, bandas y mafias, tiene que
estar callado porque ya no hay prensa libre y hasta ponen presos a los
tuiteros, no aguanta más.
Tener
que pelear por un pollo, humillarse por una harina Pan, hacer colas, dejar
marcarse como una vaca, ser llamado bachaquero, contrabandista, escuálido o
apátrida por una banda de corruptos que han dilapidado la inmensa fortuna que
jamás había entrado en Venezuela, es inaceptable y violatorio de nuestros
derechos.
A
pesar de no ser una isla, nos aislaron, despilfarraron todas las divisas,
espantaron las líneas aéreas y nos confinaron dentro del territorio, ahora
pretenden que aceptemos el racionamiento, callados la boca. Eso sí, ellos
viajando en aviones cubanos o de Pdvsa, haciendo giras con su familia más la
que tenía la primera combatiente por su lado o viviendo del Estado como las
hermanitas Chávez. Es de esa gran celda injusta y de esos carceleros… de lo
cual el pueblo decidió liberarse, jamás votó para ser oprimido, humillado y
condenado a morir de mengua.
A
pesar de que el gobierno intenta ganar tiempo, sus medidas solo son parches,
agravan la situación, escogió el peor camino, endeudarnos más y la destrucción
de las reservas. Arrasaron todo, se acabó la producción y los reales para
importar también.
El
final será pronto, tomó tiempo. La sociedad civil esperó, creía en un cambio de
rumbo, en una rectificación, le dio oportunidad, tuvo paciencia, quería creer
en un sociedad distinta… por eso la decepción es tan grande… tan profunda.
Se
acabó la ilusión y quedó el terrible panorama desolador de la realidad, un país
engañado, saqueado, hipotecado. Un país sin garantías jurídicas, sin libertad
de prensa, sin comida ni medicinas, donde tus derechos vitales han sido
confiscados por una elite, que cada día que pasa los escándalos de sus cuentas
millonarias, de fraudes electorales, del abuso de poder, de corrupción, de
traición, van desnudando su identidad y mostrando sus nombres.
La
reacción viene, el gobierno no asume, ni explica, ni corrige ¿Para qué esperar
entonces? Aquí no habrá más inversión, ni prestamos, ni desarrollo, porque se
agotó la confianza.
El
golpe será cívico, porque detrás de la pantalla de Maduro, esta Diosdado con
sus militares activos o retirados, de esos no más. Ellos tienen veleidades
golpistas como plan de salvación ante las denuncias de narco-régimen ¿por
cuánto tiempo? tendrán que rendirse ante una población decidida a eliminar el
mal de raíz.
La
revolución no produjo al hombre nuevo, solo produjo corruptos. Por el contrario
la adversidad, el odio y la persecución del régimen a la cultura, la educación
y la libertad, sí produjo una nueva generación, consciente de que hace falta
algo más que cacerolazos, cuenta con su fuerza de voluntad. Que está motivada a
exigir sus derechos, consciente que lograrlo pasa por expulsar del poder a los
traidores a la patria. Una generación dispuesta a darlo todo para rescatar los
valores de la Patria.
La
Patria no es Cuba, no es racionamiento, no es hablar mal el castellano, no es
matar estudiantes, ni desconocer Alcaldes. Patria no es aceptar ladrones ni
narco-soles, ni que pasemos hambre y que los bolibugueses vivan como reyes.
Le
respuesta será cívica, porque la sociedad comprendió cómo deben hacerse las
cosas a pesar de las dificultades. Porque está dispuesta a levantarse sobre los
errores y el fracaso. Porque está dispuesta a actuar, a esforzarse y a
progresar. Basta de tolerancia y de vivir frustrados, basta de lágrimas, de
presos políticos, de niños asesinados.
Los
días malos llegaron solos, de las manos chavistas, llegó la hora de cambiar la
historia, participa, vota, exprésate, oponte, reclama, actúa, protesta. El
venezolano está decidido, quiere recuperar los sueños, para transformar la
realidad. Sabe que los días buenos hay que ir a buscarlos. Así que levántate y
ve por ellos.
Nelson
Castellano-Hernández
nelsoncastellano@hotmail.com
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