El 15 de mayo de hace tres años, la comunidad
internacional veía con estupor la dantesca imagen del atentado al exministro
colombiano Fernando Londoño Hoyos. La fotografía de un hombre ensangrentado,
frente a un amasijo de hierros incinerados y la noticia de fallecidos y
heridos, algunos que simplemente pasaban por el lugar, perturbó la calma de la
mañana santafereña y llevó a los colombianos a recordar experiencias fatídicas
que no sólo enlutaron familias, sino a la libertad y la justicia.
El atentado al político no sólo fue una
afrenta a las normas elementales de libertad, sino que intentó asesinar a un
hombre que desde la radio y la prensa plantea sus ideas, formula sus
inquietudes y hace propuestas. Aún más delicado es que Londoño ejerció puestos
relevantes en la administración pública y se dedica a la docencia. Por lo
tanto, la acción es una afrenta violenta a la libertad de expresión, al
ejercicio político y a la enseñanza plural.
Ver la noticia llevó inmediatamente a
recordar los crueles atentados a Guillermo Cano Isaza, Luis Carlos Galán,
Álvaro Gómez Hurtado, Rodrigo Lara Bonilla, Jaime Pardo Leal, Bernardo
Jaramillo, Jaime Garzón y tantas personas que dieron su vida por poner en
primer lugar sus principios y sueños de una mejor sociedad. A diferencia de los
anteriores, Londoño logró sobrevivir y siguió adelante con su trabajo,
demostrando que pese al terror y el miedo que algunos traten de infundir, una
vida al servicio de los valores y la justicia es probablemente la mejor defensa
que puede ejercerse, pues los que siembran el terror no lograrán su objetivo de
silenciar la verdad y la libertad.
Lamentablemente la situación de la prensa, la
política y la academia en la región vive horas aciagas. En algunos lugares no
es necesario colocar explosivos contra los vehículos de las personas, pues se
recurre a polémicas sanciones impositivas, fortalecimiento de los delitos de
opinión y turbios manejos judiciales para imponer una sola forma de ver la
realidad, tal como puede ocurrir en Argentina o Bolivia.
Mientras se conmemora un aniversario más del atentado a Fernando Londoño el gobierno colombiano mantiene una serie de conversaciones con organizaciones terroristas para buscar la paz. Entre tanto, las extorsiones, los ataques y los secuestros siguen estando presentes, frente a una actitud poco coherente del gobierno de Juan Manuel Santos. Desafortunadamente, mientras se habla de reconciliación, imágenes como la del martes 15 de mayo de 2012 se están volviendo cada vez más recurrentes, demostrando que a los violentos no les importa la paz.
Luis D. Alvarez V
luis.daniel.alvarez.v@gmail.com
@luisdalvarezva
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