En
estos tiempos de crisis, densos sectores plantean que en nuestro país vivimos
una dictadura, otros le agregamos que el régimen es autoritario, con
pretensiones totalitarias y con acentuados rasgos fascistas. Estos análisis,
parecen abstractos, pero se expresan en forma concreta en la cotidianidad. Los
comentarios que se hacen a continuación, pudieran servir para alimentar el
diálogo social y esclarecer intríngulis del tema.
Es
preferible que todos nos equivoquemos tomando una decisión, a que una persona
imponga su decisión por muy acertada que ella sea. Muchas veces en la multitud
subyace el vicio de hacer descansar la toma de decisiones en un dictador. Estos
comentarios son sólo un abreboca de la discusión que se requiere. Este es un
tema profundo que ha sido abordado por el ser humano desde varios siglos a. C.
y sobre el cual se han escrito un sinfín de obras.
La
verdadera catadura de un político se conoce cuando llega al poder, bien es
sabido que muchos paladines de la democracia, al llegar al poder se convierten
en dictadores y extrañamente ha sucedido que algunos personajes de estirpe
conservador y hasta reaccionario conducen el poder con cierto apego a la
democracia. Esas son las contradicciones de la vida. Eso pasa con las
apariencias ideológicas, hay quienes dicen defender al trabajo y cuando llegan
al poder develan su ambición de poder y su conducta antidemocrática, hay por
supuesto excepciones y en algunos casos, quienes asumen en teoría la defensa
del capital, cumplen al menos con las formalidades democráticas.
Sectores
de izquierda toman del marxismo los principios fundamentales de la democracia,
para Marx todo Estado es opresor o dictatorial, por ello su tesis de la
sociedad comunista se basa en la extinción del Estado. Plantea que tanto en el
capitalismo como en el socialismo, lo que existen son dictaduras de clase, en
el Estado democrático burgués la dictadura la ejerce la burguesía, ella asume
la hegemonía y el dominio sobre el resto de la sociedad, ella, en apariencia,
respeta la separación de poderes y la sociedad elije sus representantes en los
que delega la toma de decisiones. En el Estado socialista la dictadura la
ejerce el proletariado, los obreros industriales asalariados controlan el poder
político, ejercen el dominio sobre la clase burguesa y desarrollan una
democracia directa y/o participativa, esta última dictadura sería destruida por
el proletariado mismo, para dar paso a una sociedad sin opresores, donde no
exista lucha de clases, cosa que no ha ocurrido hasta ahora en el mundo.
El
modo de producción capitalista domina la esfera mundial, todos los países lo
aplican con variantes sólo de forma, en algunos casos predomina el capitalismo
de Estado, en otros el liberal, o se desarrolla la combinación de ambas
modalidades. Recrudece la contradicción capital trabajo, se mantiene el dominio
de los países imperialistas sobre los atrasados o dependientes como el nuestro
y en las últimas 5 décadas, la pauta a nivel global la ha marcado la economía
especulativa, lo cual implica que en el marco de las contradicciones
intercapitalistas, el sector financiero hegemoniza y coloca de rodillas al
resto de los sectores del capital. Sin embargo la praxis y el pensamiento han
evolucionado, aunque ha sido a través de caminos tortuosos de marchas y contra
marchas y la presión popular ha producido leves cambios positivos en la
superestructura, se han reforzado los procesos participativos de la sociedad en
la vida pública, una dosis de democratización del Estado, ciertos avances en la
descentralización y desconcentración del poder, se aclara, no es el caso actual
de Venezuela; se han fijado pautas en la responsabilidad social de los sectores
del capital, en algunos casos con mínimas tendencias a democratizarse y en el
marco de la contradicción capital trabajo, los trabajadores han conquistado
importantes derechos.
Sobre
democracia y dictadura abundan escritos, pero en especial hay dos libros
recomendables, que crean expectativas visionarias para el futuro de la
humanidad, ellos son: “Elije la vida” y “La democracia es una obra de arte”. El
primero surge de un diálogo sobre problemas esenciales de la vida
contemporánea, entre Arnold J. Toynbee, ilustre historiador británico y Daizaku
Ikeda, filósofo japonés, conocido por su destacada labor en defensa de la paz
mundial y el segundo es del biólogo y epistemólogo chileno Humberto Maturana.
Extraeremos algunas citas de estos textos en próximas entregas.
Golfredo
Davila
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