Quien lleva a casa dinero ganado con la corrupción da de comer a sus hijos pan sucio. Papa Francisco
Son 14 las estaciones del Vía crucis, una devoción católica que narra los episodios culminantes de la dolorosa pasión de Jesucristo. Los creyentes siguen esa ruta que internaliza el sufrimiento divino, en búsqueda de respuestas, conociendo las ofensas y dolores, reflexionando sobre el objetivo de tanto dolor. El final es hermoso: el sufrimiento tiene por objetivo lograr el perdón para los hombres y sus pecados, ofreciendo la vida eterna a quienes se arrepienten y tienen fe.
El arrepentimiento tiene un valor inconmensurable en las relaciones con Dios pero también entre los hombres. Significa reconocer los errores, querer enmendarlos y contar con el perdón de quienes han resultado dañados por las malas acciones. Esto es un duro camino, lo llamamos “viacrucis” porque lleva implícito mucho dolor, encontrar el camino correcto y sobre todo, grandeza a veces sobrehumana para pedir perdón o ser perdonados.
En estos tiempos revolucionarios cualquier meditación nos lleva inmancablemente a transpolar cualquier situación al caso que vivimos los venezolanos en un país donde las puertas y ventanas parecen haberse cerrado a la vida buena, a la prosperidad y hasta a la bondad. Venezuela atraviesa por una clásica batalla entre el bien y el mal, entre la libertad y la esclavitud, entre la justicia y la arbitrariedad. Más que nunca están desatadas fuerzas malignas que conducen a la anarquía y la muerte. Hay miedo al futuro perturbador y miedo al presente que puede dañarnos si no nos sometemos.
Un verdadero viacrucis vive Venezuela desde hace más de tres lustros. El país sufre embates en todos los planos, como nación, como estado, como ciudadanos. El daño que le ha hecho una revolución destructora del país tiene muchas estaciones, pero para seguir lo establecido, resumiremos en 14 las estaciones dolorosas de nuestra Venezuela.
1. Inseguridad: casi 200.000 muertes violentas desde 1999.Venezuela es el segundo país en América en número de homicidios por cada 100.000 habitantes. Según el informe 2014 de Fiscalía, el 94% de esos crímenes quedan impunes. La inseguridad también es secuestro, hurtos, robos, atracos. Esto cambió las costumbres y la vida de los venezolanos, ocultos tras las rejas de sus casas. Además de pagar costos altísimos para protegerse del hampa: guardaespaldas, blindajes, muros, sistemas de vigilancia, cerramiento de calles, seguros. Después de 22 planes fallidos de seguridad, el gobierno sigue sin cumplir su obligación de proteger la vida y los bienes de los ciudadanos.
2. Desabastecimiento y escasez: la evidencia del fracaso de las políticas económicas para la producción de alimentos y productos básicos está en las carencias que sufren los venezolanos, deambulando de un mercado a otro en búsqueda de productos. Hasta un 90% de escasez se registra en productos básicos como la leche, la harina de maíz, aceite, pollo, carne, productos de limpieza, gracias a
3. Expropiaciones. El “¡exprópiese!” del finado ha traído las catastróficas consecuencias que cualquier ser sensato preveía: todo lo que se expropió está hoy arruinado. Se hizo un inmenso daño a los legítimos dueños de lo expropiado para nada: casi tres millones de hectáreas abandonadas, las industrias expropiadas paralizadas. Encima el país demandado en tribunales internacionales por transnacionales despojadas: Venezuela ha perdido ya cinco demandas y debe pagar más de 2.000 millones de dólares (por ahora) en indemnizaciones.
4. Control de cambios y de precios. El control de cambios es una medida temporal pero en Venezuela ya tiene 12 años instaurado un férreo control que ha ahorcado a la industria y el comercio nacional, además de limitar con despotismo la libertad de los venezolanos de viajar con las divisas que desee. El control de cambios acompañado por el de precios no da espacio al libre juego de la oferta y la demanda, así como ha producido un mal mayor:
5. Escasez de repuestos, equipos, medicinas. La imposibilidad de importar repuestos y equipos que no se producen en el país impacta la industria automotriz, no hay repuestos para vehículos, la flota de transporte de carga y de pasajeros reporta un 50% de paralización. No hay repuestos para electrodomésticos ni para otras maquinarias. Y lo más grave: no hay repuestos para equipos médicos, tomógrafos, resonadores y otros equipos de diagnostico están paralizados en un 70% en todo el país. Las farmacias reportan escasez total en rubros vitales como antihipertensivos, medicinas para la tiroides, VIH, anticonvulsivos, tratamientos oncológicos y renales. La escasez alcanza básicos como solución fisiológica, antigripales, gasas, inyectadoras, vitaminas.
6. Inflación. En 2014 Venezuela tuvo la inflación más alta del mundo, 68,5%, y en 2015 calculan que pasará de largo el 100%. Los ingresos se desvanecen y la calidad de vida se pulveriza ante este despeñadero de aumentos de precios incontrolable para un gobierno que desprecia y desconoce las leyes básicas de la economía. Y además, no le interesa. Prefiere hacer campañas millonarias de recolección de firmas para defender a siete violadores de DDHH.
7. Crisis hospitalaria. Las carencias descritas más una fiscalización agobiante con episodios de detención de médicos, han reducido la capacidad de atención de las clínicas privadas. Y los hospitales públicos, competidos por la red paralela de Barrio Adentro, no han mejorado nada en estos años. En Venezuela enfermarse es literalmente un calvario.
8. Ideologización. El gobierno ha insistido en interferir en la educación libre y en el derecho que tienen los padres a decidir sobre la educación de sus hijos. Las canaimitas, una buena intención que disimula ideologización y chantaje. La colección Bicentenario, ideologización pura y dura. La utilización de las aulas para obligar al “socialismo” que no es tal. La presión sobre los padres en los planteles públicos para que formen parte del partido de gobierno y sus planes. La educación no solo perdió calidad sino que se convirtió en arma de extorsión para alumnos y padres.
9. Corrupción. El país ha sido saqueado. De lo contrario no hay ninguna explicación para que dos billones de dólares ingresados en 15 años no se vean representados en escuelas, hospitales, autopistas, producción y prosperidad sino en gordas cuentas de boliburgueses que ahora están siendo reveladas en toda su impudicia. Miles de millones de dólares dilapidados en regalos revolucionarios a países chulos, en propaganda interna y externa para mantener la imagen y los votos. La utilización de dineros públicos para pagar su perpetuidad en el poder, técnica del finado legada a sus descarados herederos.
10. Militarización. El 80% de los altos cargos de la administración pública están ocupados por militares activos o retirados. La estructura de mando en organismos civiles es cuartelera. El Presidente no es Presidente sino Comandante. Los opositores son enemigos, los apoyos son “rodilla en tierra”, no hay organizaciones sino “unidades de batalla”, los militares gobiernan en todos los aspectos la vida nacional. Venezuela dejó de ser hace mucho rato una república civil. La Fuerza Armada es el partido de gobierno. Son grosera y descaradamente “chavistas, socialistas, antiimperialistas”. Les echan plomo a los venezolanos que protestan, pero dejan que Guyana se coja el Esequibo sin echar un tiro. Llenos de condecoraciones ganadas en campos de jaladera y corrupción, se dejan mandar por
11. Los cubanos. La ciega adoración del finado por el tirano de Cuba permitió una invasión que no se limitó a asesorías deportivas o servicios médicos, sino que las fuerzas cubanas penetraron en el mero corazón de la seguridad nacional: Fuerte Tiuna, Pdvsa, notarias y registros, órganos de inteligencia. Venezuela no había sufrido nunca la humillación de ser vendida a otro país que usa a placer la dádiva a cambio del asesoramiento en el cual son insuperables los invasores: cómo mantenerse en el poder por décadas, aniquilando opositores, exprimiendo a los productores y haciendo depender del régimen a todos los ciudadanos. Y con petróleo de regalo.
12. Pdvsa. De ser la octava compañía petrolera del mundo, la estatal venezolana ocupa actualmente el puesto 44. La producción en lugar de aumentar ha bajado de 3millones200 mil b/d en 2002 a 2 millones 300mil b/d doce años después. Ya esa cifra es suficiente para entender el desvío de fondos que debieron invertirse en exploración, mantenimiento, comercialización, que es el negocio de Pdvsa, en lugar de ser constructora de casas, proveedora de misiones, importadora y comercializadora de alimentos, lo cual ha generado un grave foco de corrupción. La ruina de las instalaciones con continuos accidentes mortales, el endeudamiento inmisericorde de la principal empresa del país y la evidente ausencia de pericia y profesionalismo en su manejo, se unen a la baja del 50% en el precio del barril para dejar a Pdvsa agonizando.
13. Exilio. Desde el pitazo del finado que botó a 20.000 empleados de Pdvsa, el desprecio hacia el capital humano, hacia la preparación, la academia y también la educación, ha sido total. Entre la falta de oportunidades en un país donde una franela roja vale más que un título universitario, la inseguridad aterrorizante y la botazón de talentos, la fuga de los venezolanos hacia otros países ha producido la primera gran migración en la historia de Venezuela. El dolor de la separación de las familias y de la tierra natal no tiene compensación. Ni justificación. Tal vez ni perdón.
14. Violación de DDHH. La estación más dolorosa es la agresión a los derechos que como hombres y mujeres libres tienen los venezolanos. Derecho a la libre expresión, al libre tránsito, a la educación, al trabajo, a la salud, al libre albedrío. Derecho a la libertad, sin condiciones ni chantajes. Derecho al respeto a sus creencias políticas y religiosas. Derecho al respeto a su persona, sin ofensas ni extorsión. Derecho a la justicia. Cuando vemos a los presos políticos, a los asesinados por protestar, a los jóvenes abandonando el país, a los medios acorralados y comprados; cuando sufrimos la andanada diaria de obscenidades, insultos y mentiras en cadena, pensamos que sí, que como cristianos debemos perdonar pero también que el perdón requiere de arrepentimiento y modificación de conductas.
En esta Semana Santa debemos hacer cadenas pero de oración para dar gracias a Dios por nuestro hermoso país y por seguir vivos para luchar por él y que nos ayude a abrir caminos de luz para transitar hacia la libertad… y que sea lo más pronto posible, por favor, porque ya no soportamos este viacrucis.
Charito Rojas
Charitorojas2010@hotmail.com
@charitorojas
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