MERCEDES PULIDO |
Se respiran ansias de cambio : hay indignación
y energías que buscan cauces. Hay aspiraciones colectivas e individuales
dispuestas a transformar capacidades en acción. Hay saturación de la maldad y
la violencia alimentada por la ausencia de principios y exceso de cinismo. El
pragmatismo de lo inmediato y el conflicto de los intereses ha construido un
entorno regido por la desconfianza. El enfatizar la existencia de un chivo
expiatorio para eximir cualquier responsabilidad es la ley de la jungla que se
convierte en la imposición del caos.
Terminamos el año con un glorioso récord de
homicidios, de presos políticos, y de carceles plenas de ciudadanos sin juicios
ni sentencia.
La renta petrolera que fue la base de muchos
esfuerzos por la salud y la educación y en buena parte el camino para superar la pobreza, generar empleo y
emprendimiento productivo, se encuentra confiscada por la corrupción, la
ineficiencia y las deudas de un realismo mágico.
El dramático pisoteo de principios éticos en
las autoridades de nuestras instituciones ductoras de la gobernabilidad y
derechos ciudadanos dice mucho del irrespeto no solo a las personas sino a todo
intercambio cívico y social. Vale la pena recordar la frase del Papa Francisco,
al invitarnos a visitar los cementerios para encontrar donde están los que se
consideraron insustituibles...
Se inicia una nueva jornada con el nuevo año.
Lejos de estar buscando comparaciones o imitaciones, tenemos suficiente camino
para saber lo que no queremos. Los conflictos son el desafío para enfrentarlos
y superarlos. Si todos pensamos igual no hay necesidad de diálogo, pues este
solo existe cuando se aceptan las diferencias.
Recientemente Andres Oppenheimer reseña el
potencial que tiene nuestra realidad para innovar y crear. Esto requiere
reconocer logros y fracasos, reconocer que de toda caída hay que levantarse con
el aprendizaje vivido. Pocas veces
entendemos el gran papel que jugó la diáspora de la población china para
presionar y también colaborar en la transición y transformación hacia la
modernidad del gigante amarillo.
Los principios son las guías de acción, los
valores y creencias que en quince años han demostrado aspiraciones y
resistencia para enfrentar sumisiones de fuerza. Sin lugar a dudas la
normalización de las diferencias entre Cuba y Estados Unidos es una señal de los
cambios sustentados en la confianza en la necesidad de reconocér nuevas
realidades.
Empeñémonos en abrir caminos, en valorar el
conocimiento del cinismo que hemos vivido que no será eterno porque se desgasta
con la mentira continua. Al observar la inmensa variedad de actividad cultural
y tradicional de nuestras familias sabemos los valores de resistencia y
creación a encauzar.
Son las dificultades que hemos vivido las que
nos han enseñado que tanto la libertad como los sueños se hacen realidad con
el esfuerzo propio de impulsar las ideas y las acciones. Si estos años nos han dejado cicatrices, es
hora de que ellas mismas nos recuerden nuestro presente y nuestro futuro. Un buen año para todos.
Mercedes Pulido
mercedes.pulido@gmail.com
@mercedespulidob
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