El
chavismo puede definirse como una gran esperanza frustrada. El gigante
destructor despertó un fervor popular sustentado en la jerga revolucionaria que
recoge el sempiterno sueño de justicia social y de igualdad, pero que es
imposible de alcanzar a través de un modelo económico probadamente fracasado a
través de la historia.
Detrás
de las monsergas que acompañan al llamado “socialismo del siglo XXI”, no hay
otra cosa que el viejo marxismo- leninismo cuya versión tropical, encarnada en
Fidel Castro, embobeció al difunto. Venezuela exhibe hoy un estrepitoso fracaso
económico, con carestía creciente de todos los bienes y servicios, una endeblez
institucional signada por la postración de los poderes públicos, siempre
dispuestos a violar la constitución y los derechos ciudadanos, obedeciendo
órdenes del ejecutivo, y una corrupción, cuya podredumbre no puede ser
ocultada.
El
régimen de Chávez alimento sus disparates y delirios con la renta petrolera,
nunca entendió (como tampoco Maduro) que el problema no es repartir, sino
producir. Dedicados a hostigar al sector privado de la producción, generando
exigencias, normativas, leyes y reglamentos a granel, produjeron el cierre de
miles de pequeñas y medianas empresas.
La
estatización se entronizo como una panacea ante la cual la experiencia
histórica importaba un carajo. Empresas prosperas, que generaban empleo estable
y seguro, que producían beneficios y pagaban impuestos, están hoy quebradas y
constituyen un lastre que debe financiar el estado.
A
este cuadro hay que agregar el deterioro profundo de todos los servicios
públicos, y la violencia que reina con impunidad en el país.
El
aumento del precio de la gasolina, nuevos impuestos, venta de activos del
estado, solo tiene una explicación: El rotundo fracaso de “el modelo”, y todo
el dinero que le ingrese al gobierno, irá a parar a las cloacas, agravando aún
más la ristra de problemas que padece la ciudadanía.
El
problema es CAMBIAR EL MODELO, para lo cual hay que comenzar por cambiar el
gobierno. La Fundación Espacio Abierto, celebro un foro el pasado sábado 16,
para discutir las distintas visiones de la situación económica. Por el chavismo
acudieron Felipe Pérez y Víctor Alvarez.
Mi
conclusión es que es posible el acercamiento, que es necesario salir al
encuentro de sectores que dentro del PSUV, están absolutamente conscientes de
lo que está ocurriendo, y saben que este “modelo” solo garantiza profundizar la
crisis.
Tengo
la impresión de que ambos expositores saben que apelar a los países nórdicos
como ejemplo de socialismo, es invocar la soga en la casa del ahorcado. Allá
existe una socialdemocracia de avanzada con un modelo económico muy claro:
capitalismo.
Que
hablar de neo- marxismo y utopías es un vano intento de negar la historia. En
su último y portentoso libro, Herejes, Leonardo Padura desliza una frase, que
le cabe a aquellos que puedan seguir creyendo en la iglesia del
marxismo-leninismo: “la necesidad de creer es una de las semillas de la
desgracia”.
Freddy
Nuñez
freddynm6311@gmail.com
@freddynm6311
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