■ “Las fuerzas democráticas necesitan que la candidatura de Capriles sea de todos”.
Hay quienes resienten de la presencia de ex chavistas dentro
de las filas de la oposición democrática. Desde esta esquina siempre se ha
sostenido que la confluencia entre los más antiguos y consecuentes opositores
con los que progresivamente se han desprendido de las filas del régimen,
constituye una excelente noticia. Resulta una incongruencia tratar de vencer a
Chávez y luego pedir certificados de pureza democrática en los portones
opositores, entre otras cosas porque esos portones no existen o, al menos, no
debieran existir, y porque nadie tiene derechos superiores a otros en este
combate por la democracia y la libertad.
En rigor, ni siquiera cabe esa expresión según la cual “las
puertas de la oposición están abiertas para recibir a los chavistas
descontentos”, porque supone una especie de corral ya constituido al cual se
llega, un destino que tiene zonas geográficas tomadas, cuando la realidad es
que la oposición democrática está en permanente proceso de constitución, como
ocurre en todo proceso social.
El desprendimiento de chavistas y su aproximación hacia las
fuerzas democráticas se ha producido por varias vías. Una primera es la del
derrumbe molecular que da cuenta de los que uno a uno, remolcados por sus
propios y privados desencantos, se han despegado de la nave madre del régimen y
se han puesto a navegar en el espacio sideral; unos han recalado en la
oposición y otros en esa zona angustiosa del indeciso; es el grupo constituido
por esos ciudadanos que despegaron del chavismo pero no encuentran pista de
aterrizaje que no sea la, a veces pedregosa, de los simultáneamente hastiados
de Chávez y de la dirección opositora.
Una segunda vía es la de los desprendimientos colectivos. Son
esos glaciares políticos que, por efecto del peso o de la subida de la
temperatura, se parten en trozos importantes que caen en el océano opositor.
Las divisiones del PPT, MAS, del propio PSUV, han generado estampidas
colectivas, con estructuras más o menos organizadas. Procesos que han impactado
la articulación de las fuerzas opositoras.
Una tercera vía la han constituido los desprendimientos que
si bien son individuales, se hacen con figuras significativas de lo que ha sido
el chavismo. El más emblemático y temprano fue Luis Miquilena, aunque antes ya
se habían producido los de Francisco Arias Cárdenas, Jesús Urdaneta Hernández,
y otros dirigentes civiles y militares. Más adelante se produjeron otros, como
el muy significativo del general Raúl Baduel, hasta los más recientes de los
gobernadores de Lara y de Monagas. No se descuidó el chavismo con varios de
estos y dedicó esfuerzos por volver a enamorarlos, sólo exitoso en pocos casos
como los de Arias Cárdenas y Didalco Bolívar.
Así es como las fuentes chavistas de la oposición han sido
múltiples, desde la base hasta arriba, de derecha como de izquierda, civiles y
militares. La fuente de crecimiento de la oposición no podía ser otra que
aquella embrujada por la oferta del Caudillo en los noventa.
IDEOLOGÍA IMPORTADA.
Como se ha dicho, el encuentro entre el
país que desde los inicios enfrentó el autoritarismo con los que lo
abandonaron, es un hecho positivo que ha incrementado las fuerzas democráticas.
Sin embargo, hay un fenómeno colateral que merece una discusión ideológica y
política. Se trata del hecho de que muchos de los que se desprenden de la
fuerza gravitacional del chavismo, sobre todo dirigentes, no sólo vienen con su
gente sino con una interpretación de los hechos históricos recientes en los que
curiosamente quedan muy bien parados, y los opositores más antiguos muy mal.
Muchos de esos dirigentes ex chavistas se opusieron, cuando
estaban en el chavismo, a las luchas de los demócratas, a las marchas, al
intento de eyectar a Chávez por la vía del referéndum y de la renuncia, a la
protesta airada en las calles; ahora que están en la oposición, buscan que esta
asuma el discurso que ellos tienen para justificar sus posiciones de cuando
eran chavistas.
Un ejemplo clamoroso es el del 11A. En ese día Chávez huyó
debido a la desobediencia militar -encabezada por Lucas Rincón- ante órdenes
ilegales para disolver aquella inmensa manifestación que se aproximaba a
Miraflores; nadie duda que hubiera una conspiración, pero esto no fue lo
determinante, sino la acción de las masas, combinada con la desobediencia de
los generales de Chávez. Desde luego, la interpretación es controversial, pero
los ex chavistas que entonces eran importantes dirigentes del chavismo,
pretenden que ese discurso condenatorio de lo que fueron acciones opositoras
sea comprado por todas las fuerzas democráticas de hoy.
Así como ocurre con ese episodio, sucede con muchos otros en
los cuales se difama de la historia de las luchas que los demócratas libran
desde 1999 para que las posiciones que tienen varios líderes ex chavistas de
hoy respecto a las que tuvieron en esos acontecimientos, queden incólumes.
RECUPERAR LA MEMORIA DE LAS LUCHAS.
Lo anterior es parte de
un debate ideológico que se desarrolla en los entresijos de la contienda
política. Sin embargo, dado que en las actuales circunstancias de la campaña
electoral pareciera que los grupos más importantes de dirección del candidato
democrático, Henrique Capriles, son los de su partido, Primero Justicia, y por
otra parte los que provienen del chavismo, no está demás puntualizar y
reconocer las luchas libradas por la sociedad venezolana a lo largo de todos
estos años, incluidos los iniciales. Desde esta esquina se reivindica la idea
de que las marchas, las protestas, la abstención de 2005, la participación
electoral de 2006 en adelante, la huelga general junto a su formidable
esperanza luego fallida por los terribles errores cometidos, el inmenso y
descomunal sacrificio de petroleros, los militares en la plaza de Altamira
incluidos sus graves extravíos de apreciación, la candidatura fallida de Manuel
Rosales, las parlamentarias, hasta las primarias que arrojaron la victoria de
Capriles, aciertos y errores de la sociedad democrática, patrimonio que no
puede ser dividido en la parte “buena” de la cual participa ahora el
exchavismo, y de la parte “mala” cuando ese sector estaba en la acera de
enfrente.
TAREA ELECTORAL.
La importancia que tiene este análisis es de
cara al futuro. Las fuerzas democráticas necesitan que la candidatura de
Henrique Capriles sea apropiada colectivamente por todos los sectores, más allá
de la intención de votar; hay que votar pero para tener opción de triunfo hay
que convertir esa candidatura en una emoción nacional en la cual no existan
exclusiones ni abiertas ni solapadas. La única forma de lograrlo es respetar la
historia de todos, incluidos los que combatieron a Chávez desde la hora cero.
Al exchavismo, ahora dirigente de la oposición, le conviene aportar cierta humildad.
www.tiempodepalabra.com
@carlosblancog
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