Julio es un mes muy identificado con procesos independentistas de América y resto de los continentes.
Así el 4 de julio de 1776 fue el de Estados Unidos; el 5 en 1811, Venezuela; El 9 de 1816 la de Argentina, confirmada en mayo de 1820;14 de 1789 la Toma de La Bastilla de París, que inició la Revolución Francesa;18 de 1830, se aprobó la primera Constitución que brindó soberanía a Uruguay;20 de 1810 se declaró la independencia de la Nueva Granada, hoy Colombia, ratificada en 1819 por la Batalla de Boyacá, conducida por Simón Bolívar; el 28 de 1821 se declaró la independencia peruana, bajo la protección del general San Martín. La misma se confirmó en diciembre de 1824, en la Batalla de Ayacucho, conducida por Bolívar y el Mariscal Sucre.
Otras naciones del planeta que completaron su emancipación en el mes de julio fueron: Nueva Zelandia, Afganistán, Alemania, Ruanda, Burundi, Argelia, Malawi, Maldivas, Bahamas, Cabo Verde, Santo Tomé y Príncipe, Eslovaquia…
Un destino común
Así como tienen un origen común, Colombia y Venezuela no podrán evitar históricamente compartir su destino. Estamos entre los que sostienen que no hay ninguna razón suficiente de tipo histórica, geográfica, antropológica, económica y hasta política, para que, tal como lo vislumbro con gran clarividencia el libertador Bolívar, Colombia y Venezuela no sean un mismo país.
Solo líderes políticos, comerciantes, militares y editores tocados de enanismo estratégico, con visión de futuro corta, pudieron empeñarse a partir de la disolución de la Gran Colombia (la actual Colombia, Ecuador y Venezuela) en 1830, en sembrar entre nosotros el virus de un nacionalismo extremista, que nos puso a marchar cada uno por su lado.
Incluso hubo en Colombia un coronel Londoño y en Venezuela un doctor Lara Peña, que convirtieron en religión, con ritos y feligresía, la rivalidad entre nuestras naciones, exacerbando las rivalidades naturales y unas disputas de límites que encontrarán solución definitiva cuando volvamos a ser un solo país.
Somos complementarios
Venezuela es andina y Colombia también; amazónica, Caribe y llanera, al igual que Colombia. No sólo el pueblo indígena Goajiro es colombo-venezolano, sino también varias tribus de los troncos caribe y arawaco, ribereñas del Orinoco y otras zonas. Además la Gran Colombia tiene una valiosa salida al Pacífico.
Colombia posee las tierras fértiles que Venezuela necesita, y nosotros el potencial minero necesario para Colombia. Juntos no solo seríamos un país competitivo en el concierto americano y global, sino que también seríamos un insoslayable factor de integración y defensa de la democracia en el hemisferio.
Persisten odiosos factores separatistas: gobiernos autoritarios, trasnocho revolucionario guerrillero, empresarios codiciosos y astutos demagogos políticos, pero también crece el sentimiento de hermandad entre nuestra gente. La convicción, como decía el poeta Andrés Eloy Blanco, de que somos hormigas de la misma cueva.
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