“En resumen nuestro movimiento crecerá en la
medida que usemos métodos de educación de masas, desarrollo del ser humano”.
José Elías Thielen. Entrevista, 16 de marzo de 2003.
Variadas
son las expresiones de solidaridad y de cooperativismo que pueden ser
conseguidas en Venezuela, pudieran ir desde las conocidas experiencias de
autoayuda desarrolladas por comunidades indígenas y campesinas como la cayapa y
la mano vuelta, pasando por las de cajas de ahorro constituidas en Caracas,
Valencia, La Guaira, Puerto Cabello, Maracaibo, y Mérida entre los años 1842 y
los finales del Siglo XIX hasta las cooperativas propiamente tales, con el
formalismo legal básico para su funcionamiento y los principios y valores que
deberían caracterizarlas. Las cooperativas como fórmula para enfrentar
problemas comunes con esfuerzos propios han existido en Venezuela desde finales
del S. XVIII pero se viene construyendo de manera sostenida desde la caída del
dictador Pérez Jiménez ya que las genuinas cooperativas necesitan de democracia
para desarrollarse.
Las
referencias históricas acerca de la primera cooperativa apuntan a cuatro
opciones, todas entre finales del siglo pasado y principios del pasado pero
solo una plenamente certificada. De demostrarse, la opción mas antigua se remontaría
a una constituida en el estado Falcón durante la Guerra Federal, cuyo “estatuto
a medio quemar” fue encontrado por el historiador Federico Brito Figueroa en
una investigación sobre el General Ezequiel Zamora, como dato curioso el
historiador le confiaría a Humberto Rojas Danglade, ex-presidente del Consejo
de Administración de Ceconave que ese estatuto se encontraba junto a un
estatuto cooperativo inglés de donde podía suponer que también fuese una simple traducción
(Entrevista del autor a Humberto Rojas
del 31/08/1998).
La
segunda sería la señalada en un documento de la Central Cooperativa y de
Servicio del Zulia (Cecosezul), referida a una cooperativa de ahorros
constituida por 59 ciudadanos en Valencia el 28 de abril de 1884 durante el
Gobierno de Guzmán Blanco; se afirma que para constituirla los fundadores escogieron el “modelo de la
isla canaria de Tenerife”; en esa época había cierta efervescencia por el
cooperativismo, en 1896, durante el gobierno de Joaquín Crespo, se realizó en
Caracas el Primer Congreso de Trabajadores de Venezuela que estableció entre
los objetivos del sector laboral “estudiar la necesidad de establecer las
sociedades cooperativas” .
La
tercera opción corroborada por Martínez Terrero, fue la “Sociedad Cooperativa de
Ahorros y Construcciones de Porlamar”, fundada en 1903, que fijó su fecha de
constitución un 28 de octubre por ser aniversario de la constitución de la
Rochdale Society of Equitables Pioneers, ella aún existía en 1941[1]. La última
opción está referida a una cooperativa de ahorro y crédito constituida en
Chiguará, estado Mérida a principios del Siglo XX, señalada como la primera
pero sin fecha precisa, en varios documentos de Ceconave.
Durante
algo más de la primera mitad del S. XX el cooperativismo estuvo marcado por los
altibajos de gobiernos dictatoriales en un país con concentración del capital
en pocas manos, bajos niveles de producción y consumo, y ausencia notoria de
vías de comunicación. La inestabilidad jurídica contribuyó a frenar la constitución
de cooperativas. Tres leyes cooperativas y un breve paso por la reglamentación
del Código de Comercio, rigieron ese período.
Pero
no es el caso profundizar en esa historia, fue a partir de 1959, con la caída
de la asesina dictadura perezjimenista y el retorno al país de numerosos
demócratas, socialistas y comunistas con ideas renovadoras acerca de la
planificación, la reforma del Estado, y la importancia de ciertas
organizaciones como las cooperativas cuando esta opción tomó forma. En ese
entonces José Elías Thielen Hernández, humilde sacerdote, hombre lleno de
bondad, a quien el autor de estas líneas tuvo el honor de tenerlo como amigo,
compañero de equipo en un taller, y ser su facilitador en otro, se fue al
instituto Coady de la St. Francis Xavier University en Antigonish, Nueva
Escocia, Canadá a participar en un programa de desarrollo comunitario que
combinaba principios y prácticas de una educación crítica de adultos con
preceptos cooperativos.
José
Elías fue enviado a Coady por el Monseñor Francisco José Iturriza, nacido en
Valencia, Edo. Carabobo, quien en una visita a Coro, al observar escandalosos
procesos de usura y los maltratos de
humildes artesanos por proveedores y comerciantes, intentó fallidamente
constituir una cooperativa de carpinteros; fuentes anónimas señalan que “le fue
mejor con los tejedores de sombreros de palma, y con los fabricantes de hamacas
y alpargatas, quienes se veían obligados a comprar muy cara la materia prima y
a vender sus productos a precios deprimidos”. Fue Monseñor Iturriza, quien
conociendo la existencia en Nueva Escocia de una cooperativa de pescadores
fundada por un sacerdote jesuita, envió a los sacerdotes Elías Thielen y
Vicente Fuentes a estudiar en Coady. Allí estudió con estudiantes de Malasia,
África, Pakistan y España desde Agosto 58 a julio 59, y calibró sus ideas
acerca del cooperativismo necesario para nuestro país, regresó y actuó en
consecuencia.
El
Instituto Coady nació como departamento de extensión bajo el liderazgo del
sacerdote Moses Coady en 1928. El método de Antigonish se basaba en el
desarrollo humano, la educación y la cooperación"; los impactos de sus
egresados en el continente fueron de importancia, basta destacar que egresados
de ella impulsaron importantes programas de ahorro y crédito en San Gil, pueblo
de reconocidos impactos cooperativos en Colombia; en Puerto Rico, donde el
cooperativismo de ahorro y crédito juega papel fundamental en la economía; y
Venezuela.
Sobre
los rasgos que adquiere el cooperativismo venezolano por la influencia de
Antigonish, Martínez Terrero afirma: “Así pues, el movimiento venezolano tiene
una cierta orientación europea debido a su origen, pero con la mística y la
filosofía del Movimiento Antigonish. Se diferencia así del cooperativismo
actual de Estados Unidos donde predomina cierta actitud eminentemente práctica,
menos filosófica y social, y con un énfasis mayor en el aspecto económico”.
Agrega
Martínez Terrero que el movimiento venezolano se parece así al de Puerto Rico.
Citando a Valko afirma que “el
movimiento de Puerto Rico es mas idealista y espiritual que el de Estados
Unidos; ha sido influido poderosamente por el Movimiento Antigonish que se
acomoda mejor al temperamento de los de habla española”; concluye: “este
predominio de elementos idealistas y sociales en el movimiento cooperativo
cuadra bien con la situación económica tan desesperada de tantas áreas
venezolanas subdesarrolladas donde el entusiasmo de tipo social será seguido de
una preocupación mas realista por obtener ventajas económicas directas”. Sin
duda que una investigación acerca de esos impactos sigue pendiente.
Coherente
en sus propuestas y acciones, José Elías como párroco concentró sus esfuerzos
en la falconiana Comunidad Cardón, entonces Campo Shell, e impulsó la constitución
de una cooperativa de Ahorro y Crédito en Tacuato, pueblo fundado en 1774 con cierto flujo de dinero gracias a las petroleras lo que produjo la
aparición de usureros.
Fundada
el 10 de abril de 1.960 por Silvio Bracho, los hermanos Dewendt Oberto y Félix
Delgado, para un total de 13 asociados, Tacuato fue la primera cooperativa de
la era democrática y la primera inscrita en el Ministerio de Fomento, nació con
una suscripción inicial de apenas 123 bolívares (unos 28 dólares al cambio de
entonces), y se afirma que su primer crédito fue para la compra de un burro.
Según palabras de José Elías, “Tacuato se inició como ahorro y crédito por ser
la forma mas sencilla de cooperativismo y el dinero es un elemento necesario
para todo otro proyecto” (Entrevista a José Elías, 16/03/2003).
Tacuato
sería referencia falconiana y nacional de cooperativismo, varias comunidades de
ese estado seguirían su ejemplo y constituirían cooperativas: Comunidad Cardón,
Consumo Paraguaná, Judibana, Santa Ana, Pueblo Nuevo, Buena Vista, Las Piedras,
Punta Cardón, San José Obrero, y Cotraedup. Para el país Tacuato abriría
compuertas de un cooperativismo con raíces propias. Tacuato continúa en marcha, es centro
dinámico de la población del mismo nombre y no hay evento social que no pase
por su sede. La Península de Paraguaná por su parte es la región del país con
mayor penetración demográfica del cooperativismo de ahorro y crédito con un
total de 81.897asociados a ellas, el 29,99 % de
los 272.990 habitantes de tres de sus municipios: Carirubana, Falcón y
Los Taques.
Con
la Constitución Nacional de 1961 que incluye el término cooperativa y economía
popular se abrieron cauces a estas fórmulas, lo que facilitó su promoción y
fomento por parte del Estado. Las inquietudes individuales de varios sacerdotes
continuaron y se hizo mas efectiva en la medida en que ellos mismos con otras
personas actuaron de manera organizada gracias a instituciones como el Centro
de Educación Cooperativa de Mérida fundado por Thielen en 1963; el Centro Gumilla
de Barquisimeto constituido en enero de 1966 por el sacerdote José Luis
Echeverría (S. J. fallecido) también egresado de Antigonish, uno de los
fundadores del cooperativismo en el país.
La
labor de José Elías continuó. A finales de los 60s, 15 cooperativas
constituyeron el Centro Nacional de Educación Cooperativa (Ceneco,19/10/1968),
coordinado por ciudadanos de experiencia en educación de adultos y
cooperativismo como el Dr. Carlos Molina Camacho, el Lic. Ignacio Vázquez
Verde, y el mismo Thielen, Ceneco nació buscando una forma de integración de
las cooperativas de Caracas con ayuda de la Sunacoop, y posteriormente dio
lugar a la Central Cooperativa”.
En
la oportunidad en que el Ceneco inicia su programa de extensión cooperativa con
apoyo del Centro Gumilla y Fundacomún, institución gubernamental de apoyo a
barrios y sectores populares, se impulsa la constitución de numerosas
cooperativas de ahorro y crédito en Caracas y el Edo. Miranda con el sacerdote
Alberto Dorremochea del Centro Gumilla (Padre Dorre como le gusta que lo
llamen) como destacado promotor. Tal fue la influencia de esta pléyade de
sacerdotes que aún hoy, en cualquier balance del cooperativismo venezolano, sus
valores y acciones poseen peso. Varios de ellos, con o sin hábitos, continúan
su labor promotora.
José
Elías también jugó papel preponderante en la conformación de organismos de
integración como los denominados capítulos, suerte de integración de
cooperativas de cualquier tipo a niveles regionales con fines fundamentalmente
formativos, de coordinación, y auto-apoyo, que funcionarían de manera parcial y
limitada en varias regiones del país destacando el de Paraguaná, en Falcón, a
principio de los 60´s, y los de Caracas y Miranda a finales de esa década. José
Elías fue ferviente defensor de la integración cooperativa con influencia en la
constitución de la Unión de Fomento Cooperativo y la Federación de Cooperativas
de Ahorro y Crédito de Venezuela (Fecoacreve).
Siendo
el autor directivo del Ciriec – Venezuela, en noviembre de 2001, se le rindió
en la Universidad Nacional Experimental del Táchira (UNET) un merecido homenaje
en vida, de ese homenaje son las fotos que ilustran estas líneas de
reconocimiento a quien fuera ejemplo de coherencia entre el pregón y las
acciones. A propósito de José Elías su buen amigo Carlos Molina Camacho,
cooperativista y ex Superintendente Nacional de Cooperativas, afirmó: “Fue de
verdad un gran educador y creía sinceramente en el pueblo, en sus ideas, en sus
proyectos, y en que unidos, "poniendo nuestras lochas juntas", como
decía, podemos crear una economía auténticamente popular y que haga contrapeso
al capitalismo voraz y al estatismo”.
José
Elías falleció el 22 de julio de 2008. Una penosa enfermedad lo alejó de su
función de promotor de cooperativismo en la UNET, institución que colocó su
nombre a un aula, desde la que trabajaba con campesinos tachirenses e impulsaba
su gran ilusión educativa: el cooperativismo en los niños. Dejó la cooperativa
de vivienda que habitaba en la capital tachirense para morir con sus familiares
en Maracaibo, algo más cerca del falconiano pueblo Cumarebo que lo vio nacer.
[1]
Ver Martínez Terrero, José. Las Cooperativas en Venezuela. Fondo Editorial
Común. Primera edición. Centro Gumilla. Caracas. 1972.
Oscar
Bastidas Delgado
oscarbastidasdelgado@gmail.com
@oscarbastidas25
EL ENVÍO A NUESTROS CORREOS AUTORIZA PUBLICACIÓN, ACTUALIDAD, VENEZUELA, ACTUALIDAD INTERNACIONAL, OPINIÓN, DEMOCRACIA, LIBERAL, LIBERALISMO, REPUBLICANISMO, LIBERTARIO, POLÍTICA,ELECCIONES,UNIDAD, ALTERNATIVA DEMOCRÁTICA,CONTENIDO NOTICIOSO,
No hay comentarios :
Publicar un comentario
Comentario: Firmar con su correo electrónico debajo del texto de su comentario para mantener contacto con usted. Los anónimos no serán aceptados. Serán borrados los comentarios que escondan publicidad spam. Los comentarios que no firmen autoría serán borrados.