En
Febrero de 1999, Hugo Chavez asumía la presidencia de la republica de Venezuela
dando inicio al calvario que hoy vive ese país hermano. Lo increíble de este
evento, es que Chavez llegaba al poder por la via democrática.
Ello
sería la confirmación de lo que he venido repitiendo durante años. La
democracia ha enterrado el concepto republicano para convertirse en el mandato
de la plebe y el instrumento de la nueva ola de tiranos analfabetos.
Es cuando recuerdo las palabras de Ames: “La democracia es un volcán que oculta las fuerzas de su propia destrucción. Siempre produce una erupción que arrasa todo a su paso. Su propensión es hacia donde los ambiciosos quieren y los ignorantes creen anida la libertad.”
La
caída del muro de Berlín no fue solo el derrumbe del comunismo, fue también la
derrota del sistema nación-estado y el triunfo de la eficiencia. Fue el final
de esa era que se iniciara 200 años antes con la Revolución Francesa. Los
eventos ocurridos en 1789 proyectaron Europa hacia los gobiernos nacionales. La
caída del muro en 1989, marcaba la muerte del comunismo y la emergencia de las
fuerzas del mercado. Esas revoluciones, separadas por dos siglos, definen una
era en la cual el poder total residió en la nación-estado.
Los
estados han sido la norma de los últimos 200 años y esto nos lleva a ciertas
interrogantes ¿En realidad el final de la guerra fría arrojaba un moribundo
comunismo frente a las democracias “generosas?” ¿Existen similitudes entre el
socialismo y las democracias que les permitieron ser los contendientes finales
por la dominación del mundo?
Después
de experimentar con infinidad de sistemas como monarquías, tribus, los papas,
sultanatos, ciudades-estados etc.; Mucha gente se sorprendería al saber que una
compañía administradora de hospitales, con sus propias fuerzas armadas, pudo
manejar países durante siglos. Los caballeros teutónicos del hospital Santa
Maria de Jerusalén, después de 1228 administraron con eficiencia Prusia
oriental y varios territorios de Europa incluyendo Lituania y Polonia. Vino
entonces la revolución de las armas de fuego y fueron expulsados de sus
territorios ¿Por qué?
La
respuesta la encontramos comparando luchadores de sumo. Un participante sin ese
tonelaje y montañas de grasa no puede competir con los gigantes. Es solo
efectividad (producción total) no eficiencia (cantidad invertida vs resultado).
En un mundo de creciente violencia los sistemas que predominaron durante los
siguientes cinco siglos, fueron aquellos que facilitaban el mayor acceso a
recursos requeridos para provocar guerras en gran escala. Se luchaba por
territorio.
Democracia
y Comunismo. Fraternales gemelos.
Afinando
la mirada nos daremos cuenta que ambos sistemas, portando gigantescos
gobiernos, establecieron draconianos controles sobre sus recursos. La
diferencia ha sido que las democracias aportan más para sus gobiernos que los
sistemas socialistas. En el socialismo el estado era propietario de todo, en
los sistemas democráticos se emplean incentivos movilizando fuerzas que
producen masivamente. Se permite que individuos ambiciosos y arriesgados
adquieran propiedad para generar riqueza. Después, cuando la riqueza ha sido
creada, la expropian a base de criminales impuestos y ello les permite seguir
agigantando sus gobiernos. Una elegante esclavitud.
Comparado
con el socialismo la democracia luce muy eficiente. Pero si la ubicamos al lado
de otros sistemas de creación de riqueza como la genuina libertad de Hong Kong,
estas dadivosas democracias lucen como el más pobre de los mendigos y, sobre
todo, con futuros muy nebulosos. Cuando entendamos que el derrumbe del muro de
Berlín no fue solo la muerte del comunismo, entenderemos tampoco fue el triunfo
del estado democrático sino la muerte de su fraternal gemelo, el socialismo
comunista fallecido por achaques de la vejez.
Los
mismos eventos mega políticos que mataron el comunismo, serán las causas de la
destrucción del sistema democrático como lo conocimos el siglo pasado.
¿Quién
controla el gobierno?
Hay
tres tipos de competidores por esa atractiva presa. El primero grupo lo forman
los gobiernos controlados por propietarios. El caso más puro sería el de países
como Brunei en donde el Sultán es eso, su propietario, o naciones como Arabia
Saudita, la Cuba de los Castro y algunos aprendices en la sala de espera.
En
el segundo grupo están los gobiernos controlados por sus empleados, la fatal
burocracia. James Buchanan obtuvo el premio Nobel de economía con su teoría
Public Choice con la cual demuestra cómo los burócratas, lejos de ser los
sufridos servidores públicos, son una mafia que solamente chupa la sangre de
los países sirviendo a sus amos y a empresarios estatistas mientras abultan los
gobiernos.
Sin
embargo, poco hemos escuchado de gobiernos controlados por sus clientes. ¿Será
porque ya no existen? En la antigua Venecia estructuraron un gobierno con esas
características. Los comerciantes requerían de protección y pagaban por ella.
Pero pagaban sin buscar beneficios económicos como monopolios o concesiones.
Otros ejemplos fueron las antiguas repúblicas con franquicias limitadas como lo
fueran los EU a su nacimiento. En esa época se elegía a los gobiernos a base de
sufragio, pero solamente podían votar aquellos que pagaban por los servicios
del gobierno. Es decir, para poder votar había que trabajar y producir.
En
un juego sin cartas marcadas, los que producían riqueza elegían esos gobiernos
“protectores” limitando sus funciones. Mientras más ricos emergieran, más
cuantiosos eran los ingresos de los gobiernos y a los plebeyos que hacían
fortuna, se les bautizó como burgueses. Eran admirados, promovidos, protegidos
y la aspiración de todo plebeyo era convertirse en burgués a base de trabajo y
oportunidad que, por primera vez en la historia, se les ofrecía a quienes no
eran miembros de la realeza.
Pero
el concepto republicano se corrompía dando vida a lo que tanto temía Jefferson,
la plebecracia. Los ricos dejaron de hacer sus fortunas a base de riesgo,
trabajo, sudor, para edificarlas en sociedad con esos gobiernos emanados de la
plebecracia en mercados controlados y protegidos. Los empresarios ajenos al
club de saqueadores, son odiados, atacados, expropiados. Los plebeyos ya no
quieren ser burgueses—palabra insultante—ahora quieren ser burócratas. Los
gobiernos ya no son elegidos por los que producen, ahora los elige la plebe que
no aporta y tampoco le interesa pasar al nivel de los burgueses a base de trabajo.
En
medio de este venenoso potaje llegó Venezuela al infierno que hoy vive. Un país
controlado por Idi Amin Maduro, la plebe chavista, sus empleados y por Fidel
Castro. Un país donde los rufianes acosan a la gente que produce, un país sin
ley. Un país abandonado por los cobardes de la OEA, ONU y el resto de los
países del mundo.
A los hermanos venezolanos les digo; no desistan, su lucha es grande, es David contra Goliat, pero ustedes tienen el arma mas poderosa, ustedes tienen la razón, la verdad y la libertad de Venezuela en sus manos.
Ricardo
Valenzuela
chero13704@gmail.com
@elchero
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