Nicolás
Maduro pudo haber superado esta complicada situación, tratando de obtener una
propia personalidad política mediante la aplicación de un conjunto de acciones
de gobierno que lo diferenciaran de Hugo Chávez. Los venezolanos esperaban con
ansiedad esas medidas: la libertad de los presos políticos; el regreso de los
exiliados; la designación de los nuevos miembros de los poderes públicos,
respetando el espíritu de la Constitución Nacional; el rechazo a la
intervención cubana y el establecimiento de una nueva política militar que le
permitiera a la Fuerza Armada recuperar su apoliticismo. En lugar de tomar ese
camino, pensó que era posible crear el mito de Hugo Chávez para gobernar bajo
su sombra. Se equivocó totalmente. Es imposible preservar un mito al ser el
causante de la inmensa crisis nacional.
La intemperancia de Nicolás Maduro va en
aumento. Los temores que siente, ante tantas presiones civiles y militares, no
lo dejan gobernar. Su actuación ayer, en medio del desfile militar, no tiene
explicación. Romper relaciones con Panamá, por haber solicitado una reunión de
cancilleres de la OEA, es desconocer el funcionamiento de la comunidad
internacional. Ordenar a los grupos de batalla a salir a controlar a los
manifestantes es incitar al enfrentamiento entre los venezolanos. Sus
consecuencias son muy difíciles de predecir, pero el riesgo de que la violencia
se desborde es una realidad. La convocatoria que hizo Nicolás Maduro, por
cadena nacional, tiene una estrecha relación con los hechos ocurridos en la Urbanización Los Ruices y la
injustificada muerte de dos de nuestros compatriotas
Los principales voceros del gobierno nacional, ante la gravedad de lo dicho por Maduro, se han dedicado por todos los medios de comunicación a crear la matriz de opinión de que Nicolás Maduro lo que hizo fue llamar a las unidades de batalla, colectivos armados por el régimen, a calmar a los grupos violentos de la oposición. Olvidan, como lo conoce nuestro pueblo, que los hechos de violencia que se iniciaron el 12 de febrero, durante la marcha de la oposición, se produjeron como consecuencia de la muerte de dos manifestantes, uno chavista, otro de la oposición, asesinados con la misma pistola frente a la Fiscalía General de la República. Lo inaceptable, es el señalamiento hecho por los medios de comunicación de que el presunto responsable es un agente del SEBIN, escolta del general Miguel Rodríguez Torres.
En
verdad, la incitación a la violencia que hizo Nicolás Maduro no sólo se limitó
a convocar a los Grupos de Batalla a salir a la calle, sino que en general todo
el desfile militar y, en particular su discurso, fue una ratificación de que la
“Conferencia de Paz” no tiene por objetivo permitir la más mínima rectificación
del proyecto chavista. Después de escucharlo, se tiene que llegar a una
conclusión: lo único que busca es ganar tiempo para lograr superar la creciente
crisis nacional. No es posible que Nicolás Maduro no entienda que darle vivas a
la Revolución Cubana y a los Castro
produce, en amplios sectores nacionales, un gran temor al significar que
Venezuela va a seguir por ese mismo camino. Lo mismo ocurre con el señalamiento
del mismo Maduro de que la Fuerza Armada es revolucionaria, chavista y socialista.
Justamente,
la Constitución de 1999 define, en su artículo 2, que Venezuela es un “Estado
democrático y social de Derecho y de Justicia” y de ninguna manera un Estado
socialista. De igual manera, el artículo 328 establece que “la Fuerza Armada es
una institución esencialmente profesional, sin militancia política…En el
cumplimiento de sus funciones, está al servicio exclusivo de la Nación y en
ningún caso al de persona o parcialidad política alguna”.
Nicolás Maduro debería entender que el contenido de su discurso lo coloca al margen de la Constitución Nacional. En ese caso los venezolanos, lo establece el artículo 333, tienen el deber de colaborar en el restablecimiento pleno de su vigencia y están obligados, lo establece el artículo 350, a desconocer a cualquier régimen, legislación o autoridad que contraríe los valores, principios y garantías constitucionales… Entiendo sus temores…
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@FOchoaAntich
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