Ni
una vida más arrebata por la intolerancia, por quienes se olvidan de su
condición de venezolanos y son capaces de matar a otros poniendo por encima su
postura ideológica. Que nunca más veamos a un venezolano descargando su arma
contra un joven, contra un manifestante, contra quien piensa diferente. Que
nuestros ojos no vean jamás a un intolerante pisar con las ruedas de su carro
las ideas del contrario, pasando sobre su humanidad, convirtiéndose en asesino.
Ni
una vida más arrebatada por el odio, por quienes se dejan arrastrar por bajos
sentimientos aupados desde un discurso divisionista, que coloca a una parte de
los venezolanos como enemigos. Que plantea una lucha del bien y mal que coloca
a quienes no profesamos el pensamiento único en un blanco de ataque. Que los
oídos se bloqueen ante el mensaje de odio, que las manos se detengan antes de
disparar, que la muerte nunca más sustituya al entendimiento.
Ni
una vida más arrebata por el resentimiento, por quienes durante años han sido
alimentados por un mensaje que responsabiliza de todas las desgracias del país
a la “burguesía”, a los “escuálidos”, a los “majunches”. Que antes de apretar
el gatillo la razón supere al resentimiento, que jamás se vuelva a hablar de
culpables o inocentes, que no nos lleven a una guerra donde nadie ganará y se
perderán muchas vidas.
Ni
una vida más arrebata por la represión, que el soldado y el policía en lugar de
perseguir, protejan a la población. Que gane la institucionalidad, que sea
derrotada la militancia. Que triunfen los Derechos Humanos, que pierda la
tortura. Que podamos recuperar el respeto y la confianza por nuestros cuerpos
de seguridad. Que no tengamos que escondernos por igual de los colectivos
armados y los militares.
Ni Bassil Dacosa, ni Robert Redman, ni José Ernesto Méndez, ni Génesis Carmona merecían morir, hoy sus familias lloran producto de la intolerancia, el odio, el resentimiento y la represión. Yo me niego a que sigan cayendo inocentes. Al momento que escribo este artículo veo el material que se publica a través de los pocos espacios de información y lo que se me queda grabado es el grito desgarrador de quienes ven manifestantes caer.
Ni
una vida más, ni una familia más llorando a sus víctimas, ni una bala más
disparada por la intolerancia. Estos momentos de indignación, pido por la vida
de los venezolanos, que pare el terror, que triunfe la paz.
Brian Fincheltub
Brian@juventudsucre.com
@Brianfincheltub
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