Vaciados
los anaqueles, devastados los inventarios y colgados los letreros "cerrado
hasta nuevo aviso", el Gobierno piensa ahora cuál será su próxima movida.
Tiene por delante un 2014 sin elecciones y con Habilitante.
Aunque
la oposición haya ganado la votación de la Asamblea Nacional, virtual empate en
la Presidencial, y con alguna probabilidad mayoría en diciembre, el Gobierno
seguirá manejando el país como si no existiese.
Ese
es el reto: ¿Cómo hacer valer nuestra probable condición de mayoría, o en el
peor caso de igualdad de fuerzas, sin medios de comunicación, sin dinero,
desenchufados de los tres (petróleo, armas, instituciones) circuitos del poder?
Y es ahí en donde, a falta de mejor cosa, uno tiende a confiar demasiado en la
economía. Por eso es importante evaluar sus opciones y monitorear sus
movimientos. De hecho, ya han comenzado en tres frentes, ninguno demasiado
ortodoxo. Vienen a dar al traste con los últimos "no vale, yo no
creo" que aún siguen en pie.
En
primer lugar, el Gobierno ha cerrado un acuerdo con Bank of America para lidiar
con sus retrasos en la liquidación de divisas con el sector privado. De acuerdo
con los estimados que hicimos durante la campaña electoral de 2012, esa deuda
se encontraba entonces alrededor de 7.500 millones de dólares. Ahora bien, en
realidad las empresas tienen esos derechos registrados en bolívares a 6,30 por
dólar. De manera que ahora se les va a acercar Bank of America y les va a
decir: "Vamos a estar claros que a 6,30 es difícil, muy difícil, que
Cadivi pueda honrar su compromiso. ¿No estarías dispuesto a aceptar algún
descuento (es decir: una tasa más alta), con tal de que te liquiden esas
divisas pronto?". Irónicamente, la verdadera fuerza de Bank of America
(i.e. el Gobierno) en esta operación es la cotización del dólar en el mercado
paralelo.
Así,
todos ganan. El Gobierno consigue un descuento significativo sobre la deuda
acumulada por Cadivi. Bank of America se lleva 1,25% del descuento que consiga
obtener (muy probablemente calculado sobre los ahorros obtenidos en bolívares,
convertidos, esos sí, a 6,30). Y los empresarios consiguen divisas a una tasa
superior a 6,30, pero muy inferior a la tasa de cotización paralela. ¿Cuál es
el problema con esta operación?
Según
entiendo, el total de esta operación es de 3.000 millones de dólares. No
saldrían del BCV, sino que vendrían de un préstamo de Bank of America. Dado que
esto representa entre 30% y 40% del total de la deuda Cadivi, va a ser
interesante saber a qué empresas se les ofrece participar en el programa y a
cuáles no. Pero eso no es lo más importante. El Gobierno podría estar
devaluando la tasa oficial en los dos primeros meses del próximo año entre 80%
y 100%. Eso quiere decir que, ya de por sí, toda la deuda de Cadivi iba a
sufrir una pérdida significativa al convertirla a dólares a la tasa oficial.
Visto así, esta operación podría ser apenas una salida anticipada, fácil y
rentable, para algunos empresarios escogidos por el Gobierno. Dime si te lo
ofrecen y te diré quién eres. De ser así, saldrían beneficiados todos, pero las
finanzas del país en su conjunto saldrían nuevamente con las tablas en la
cabeza.
En
segundo lugar, el Gobierno se le ha acercado a varias bancas de inversión para
solicitarles propuestas acerca de qué hacer con el único activo que tenemos en
reservas internacionales: el oro. De hecho, en una discusión reciente ya he
escuchado a alguno decir que "el monto de reservas en oro de Venezuela es
absurdo, es excesivo". Es un argumento curioso. Efectivamente, nuestra
composición de reservas es 100% oro, pero porque nos hemos volado en su
totalidad las reservas operativas (en efectivo). Mientras esto sea así, y
aunque empecemos a vender oro, la composición siempre sería
"excesiva". Por otra parte, dado que el BCV decidió desviarse de la
norma hace algunos años y ahora registra el oro a valores de mercado, la
argumentación que nos preparan viene por el lado de "es el momento
ideal" para salir a vender nuestras reservas (antes de que siga cayendo el
precio). Hay que apelar siempre a los motivos más nobles.
Por
último, Maduro ya ha advertido al BCV que según "sus números"
(cualquier cosa que eso signifique) la inflación en noviembre debería ser de
-5% (es decir, deflación). Así, nos anuncia su próximo blanco (el departamento
de estadísticas del BCV) y su destino (el modelo argentino). Esos son los
próximos malabarismos del Gobierno para mantenerse a flote. Compran tiempo,
resuelven de cuadro en cuadro, sin rumbo definido. Siguen cavando para salir
del hueco.
@miguelsantos12
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