“Entre un gobierno que lo hace mal y un pueblo que lo consiente hay una cierta complicidad vergonzosa”. Víctor Hugo (1802 - 1885)
El heredero no tiene ni idea de la furia que desata cuando lloriquea que lo quieren matar, que hay una conspiración desde Colombia, que la oposición fascista es la culpable de todas las desgracias del país.
Decir esas tonterías mientras el hampa mata y roba, los apagones te dañan todos los aparatos, por los tubos sale aire o agua marrón, hay que hacer gigantescas colas para comprar gas, aceite o un kilo de harina pan… y encima de eso ni papel tualé consigues. Y él, con su cara impasible, contándonos que la oposición compró 18 aviones de guerra, complotados con gringos y colombianos y que eso es para dar un golpe. En verdad angustia saber si habla en serio o si es que cree que los venezolanos somos estúpidos. Tal vez es eso: él habla para los estúpidos que le creen.
Mentiroso de carrera, todo le sale mal y está cada vez más enrollado en teorías de conspiración que le debe susurrar al oído algún paranoico muy cercano. Tengo varios candidatos a “Susurrador”. Debe ser uno bien enchufado a negocios multimillonarios, que quiere manejar mediante el pánico a este pobre hombre. “Sin mí eres débil, yo te apoyo, soy tu garantía de que los militares te mantendrán en el cargo”. O tal vez, otro que es paranoico de profesión, que paga sapos y ve traidores y paramilitares por todas partes. Uno que inventó los “paracachitos” y que no puede ir muy lejos porque tiene un alerta internacional por su vinculación a los carteles.
No quisiera estar en sus zapatos, rodeado de mierd… (el hojillero dixit), preguntándose diariamente ¿por qué yo?, calándose la chapita de ignorante y con la combatiente al lado diciéndole: “No les pares, tú eres el jefe”.
Desde que está en los agites presidenciales ha rebajado como 10 kilos, en los funerales hasta le dio un gripón, porque con el sufrimiento se le cayeron las defensas. Y las medias también, diría yo. La historia escribirá varios volúmenes de los tragicómicos errores de este accidentado protagonista, que nunca debió llegar a tal.
Ha declarado la guerra a la corrupción y los que tiene alrededor le señalan “allá, en la oposición, está un diputado que recibió 20 millones de Ruperti, otro que da ayudas sociales de donaciones de empresas que podemos jod….” (disculpen el lenguaje bolivariano mesmo). Y el plato fuerte: murmuran que el líder de la oposición tiene un apartamento en Nueva York, sin averiguar que la familia del acusado lo ha tenido desde hace años y viven allá.
Entonces, dicen Carroña y sus secuaces, persigamos a los otros escuálidos: a abrir averiguaciones contra los ex gobernadores Pablo Pérez y Henrique Salas Feo, investigar a Henry Falcón, imputar a Leopoldo López, caerle a trancazos en la Asamblea Nacional a los alzados.
Los enchufados creen que se la están comiendo, mientras el país sufre el peor desabastecimiento de su historia, mientras la inflación pisa el 20% en apenas 5 meses, mientras los industriales dicen que están a 50% de su capacidad productiva, mientras empresas expropiadas se declaran en quiebra, mientras las empresas de Guayana están improductivas y con una guerrilla laboral.
Pdvsa, única fuente de recursos para la revolución, está agotada. La desinversión, corrupción, incapacidad y el convertirla en una “toera” la tienen exhausta. Su producción, que según los cálculos de 2001 debía estar en 10 años en 5 millones y medio de barriles diarios, a duras penas alcanza de vez en cuando 2 millones y medio. Tienen guindado al cuello los chulos del Petrocaribe, que reciben unos 567.000 barriles diarios, factura que pagan con una pequeña inicial, financiada a 15 y 20 años, con 2% de interés. Esos países amigos de la revolución sin duda merecen más ese financiamiento de bajísimo interés que los ciudadanos venezolanos que no pueden comprar casas propias ni vehículos, porque no tienen para la inicial ni para los intereses.
Las refinerías están plagadas de fallas y paradas, por lo cual Venezuela compra a sus archienemigos gringos 800.000 galones diarios de gasolina. La gallina de los huevos de oro, aún al borde del colapso, dio para pagar la campaña del heredero. Eso sí, no tiene en estos momentos ni 2.000 millones de $ en reservas líquidas. Pero Petrocaribe le debe a Pdvsa 22.875 millones de dólares, pagaderos tarde, peor y nunca. Y la estatal, arruinada y todo, echa pa´lante para pagar los 200 millones de dólares anuales del patrocinio del chocón Maldonado.
En apenas dos meses las dos devaluaciones aplicadas por el gobierno han castigado severamente a los ciudadanos, cada vez más empobrecidos, mientras Cuba ha percibido de Venezuela en los últimos 7 años más de 25.000 millones de dólares en convenios. Eso sin hablar de la triangulación que convierte a la isla en beneficiaria de las comisiones por las ingentes compras que hace nuestro país, porque una revolución ha exterminado sus fuentes de producción y ahora vivimos de papel tualé chino, pollos brasileños, azúcar nicaragüense, carne uruguaya y caraotas dominicanas.
El subdesarrollo implica dependencia económica y el comunismo requiere de la dependencia total para poder controlar los pueblos. Sumando cifras del INE, un 70% de los venezolanos dependen de un sueldo mínimo, de una misión o una ayuda del estado para sobrevivir. Solo el restante 30% tiene negocios e ingresos independientes, pero con un gobierno que cada vez le complica más la vida para producir y ganar. Subdesarrollo es lo que tenemos en Venezuela después de 100 años de explotación petrolera: carreteras y puentes destruidos, escuelas vergonzosas, hospitales inservibles, suciedad por doquier, apagones interminables, aguas contaminadas.
Más allá de estos indicadores externos está el verdadero subdesarrollo, lo que llamamos el “rancho en la cabeza”, que crece frondoso cuando un gobierno se hace la vista gorda ante su propia corrupción, cuando cree que la fuerza puede sustituir a la razón, que los malandros son quienes lo defenderán a la hora del té y por lo tanto, hay que protegerlos. Cuando quienes detentan el poder son el peor ejemplo de moralidad, educación, modales, cuando desprecian la academia porque es más valiosa la adhesión perruna al proceso. Cuando se cree que el poder es para abusar, que les pertenece per sécula, que pueden torcer, escribir o saltarse las leyes a voluntad.
Tratan de desconocer que la mitad del país los adversa abiertamente. Y es bueno que sepan que la otra mitad esta dudando seriamente de la cordura del asunto. La Fiscal, que se cansa de imputar a Leopoldo López, desconoce el procedimiento de “noticia criminis” por las aberrantes revelaciones sobre funcionarios gubernamentales y sus financistas, escuchadas por el mundo entero en las grabaciones protagonizadas por excrementos de la revolución. Ni por asomo la contralora encargada investiga las cuentas en el exterior de los más relevantes revolucionarios, sus propiedades, sus testaferros.
Y el heredero anunciando guerra a la corrupción. Sí, aprehendió al segundo del Indepabis, que extorsionaba a los comerciantes. En segundones se va a quedar, porque las tajadas gordas se las llevan quienes lo sostienen en la silla. Se lo dijimos al finado: mire para los lados. Sabemos que lo hizo y descubrió cosas terribles, que lo hicieron pelear con su familia y con sus camaradas. Pero tampoco dio una lección pública de honestidad, que es lo que necesita Venezuela.
Más que recursos (porque los del petróleo, bien administrados, deberían ser más que suficientes) el país necesita honestidad, ética, trabajo recto, educación. También paz, esa que no se materializa con nombrarla solamente sino que se logra aceptando las diferencias, conviviendo con tolerancia y encontrando los puntos comunes de unión.
Claro, además de esto, necesitamos administradores profesionales, gente que piense en la economía para el bien común. Los venezolanos necesitamos regresar con tranquilidad y seguridad a nuestras casas, abandonar la pelea callejera por asuntos políticos, encontrar lo necesario en el supermercado, tener servicios puntuales, planteles y universidades bien dotados, con profesores pagados conforme a su conocimiento. Ascensos por méritos, libertad de expresión, apoyo a la productividad. Y detener absolutamente el conflicto radical que ha desangrado este país y que puede llevarlo a situaciones aun más peligrosas.
Es bueno que el gobierno deje de decir cretinadas que los hace el hazmerreir de todo el mundo. Tal vez es mucho pedir que guarden silencio y escuchen lo que les está diciendo Venezuela, para que podamos salir de esta terrible crisis de la forma más limpia posible. Recomiendo paciencia para que la rueda de este molino gire lo suficiente como para que comience a extraer el agua cristalina. Claro, esto tan lindo es imposible que suceda con gente que todavía cree que los demás le creen.
"Charito Rojas"
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