Irónicamente, el miedo se revirtió hacia sus
promotores, y quienes ahora lo sienten son los "enchufados". Ellos
también se dan cuenta que llegó el fin de su absurda quimera. El terror que
antes infundían ahora se observa en sus caras. Están conscientes de sus
crímenes y atrocidades. Con cada día que pasa sienten que su peor pesadilla se
vuelve realidad: tener que rendir cuentas ante una justicia imparcial.
Durante estos catorce nefastos años, el mayor
obstáculo para la recuperación de la democracia y las libertades ha sido el
miedo. Mediante una sofisticada operación, la inteligencia cubana infundió el
terror sobre la población, lo cual le permitió apoderarse de nuestros recursos
y además controlar nuestras Fuerzas Armadas, los registros, las notarías, el
sistema de identificación, los ministerios y las fuerzas policiales.
Para lograr su objetivo de aterrorizar a los
venezolanos, los cubanos eligieron ciertas víctimas que constituyen un emblema
dentro de su propio medio. El canal de televisión más antiguo y exitoso, una
jueza que actúa a derecho, un policía destacado, un político combativo, un
militar patriota, o un estudiante aguerrido.
Una vez identificado el blanco, el G2 hizo
uso del poder y los medios del Estado venezolano para destruir públicamente su
imagen, acusándolo falsamente de cometer todo tipo de crímenes. Posteriormente
recurrió a un Poder Judicial sumiso y corrupto para castigar a la víctima de
manera ejemplar, con el objetivo de escarmentar al resto de los ciudadanos.
El cierre de RCTV provocó la autocensura de
los demás medios privados. La feroz persecución contra María Afiuni sirvió para
arrodillar al resto de los jueces. El encarcelamiento de Simonovis fue un claro
mensaje para los cuerpos policiales. La detención de dirigentes políticos y
militares permitió acallar la disidencia en su sector. Y así sucesivamente. En
pocas palabras, se emprendió una persecución selectiva para así infundir un
terror colectivo.
Pero afortunadamente, luego de las elecciones
del 14A, la estrategia del miedo ha comenzado a desmoronarse. La indignación
que nos ha causado el fraude, sumada al deseo de un mejor futuro, ha logrado
tocar la fibra de todos los venezolanos, haciendo despertar un poderoso
sentimiento que parecía enterrado: El CORAJE.
En el ambiente se palpa una emoción
indescriptible, una añoranza por la libertad, un optimismo único, que avizora
el fin de la dominación cubana y el comienzo de un nuevo amanecer democrático.
Irónicamente, el miedo se revirtió hacia sus
promotores, y quienes ahora lo sienten son los "enchufados". Ellos
también se dan cuenta que llegó el fin de su absurda quimera. El terror que
antes infundían ahora se observa en sus caras. Están conscientes de sus
crímenes y atrocidades. Con cada día que pasa sienten que su peor pesadilla se
vuelve realidad: tener que rendir cuentas ante una justicia imparcial.
Sin embargo, el coraje que ahora sentimos no
puede convertirse en deseo de venganza. Debe servir más bien para impulsar la
tan necesaria reconciliación entre los venezolanos y la reunificación del país.
@LuisSemprumH
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