La
pregunta que más se hacen los venezolanos, en las actuales circunstancias
históricas venezolanas, es la siguiente: ¿Respetará la Fuerza Armada el
resultado electoral si éste es adverso a Hugo Chávez? Existen múltiples razones
para que en la opinión pública existan dudas. No sólo han sido las polémicas declaraciones
del propio teniente coronel Chávez, sino la de algunos jefes militares que, en
flagrante irrespeto de la Constitución Nacional, han insinuado esa posibilidad.
Nunca ha sido fácil de determinar la actitud de una fuerza armada en una crisis
política y social. Su lealtad a las instituciones, a un caudillo, o a un
dictador puede variar según las circunstancias históricas que viva una
sociedad. Esta dificultad surge normalmente en fuerzas armadas profesionales
como consecuencia a sus intrínsecos valores militares,
Esta
realidad era conocida perfectamente por Hugo Chávez. Había estudiado, con detenimiento, el
derrocamiento en la América Latina de algunos militares admirados por él, los
generales Juan Domingo Perón, Marcos Pérez Jiménez y Juan Velazco Alvarado, por
fuerzas armadas profesionales que, en un momento determinado, interpretaron el
sentimiento popular. Esa percepción se incrementó casi hasta el infinito
después de su derrocamiento el 11 de abril de 2002. Este convencimiento lo ha llevado a intentar
destruir esos valores profesionales mediante un permanente proceso de
ideologización. En su esfuerzo para alcanzar ese criminal objetivo ha ido
progresivamente penetrando sus cuadros y
realizado purgas dirigidas a reemplazar de los mandos a aquellos oficiales que
no simpatizan con sus ideas.
Ese
intento de control ideológico ha provocado un profundo descontento. No es posible someter a una organización
como la Fuerza Armada a una alteración
permanente, modificando en menos de seis años por cuatro veces su ley orgánica,
sin que tenga un efecto interno realmente delicado. Entre las principales
causas del actual descontento militar se perciben claramente las siguientes: la
marcada politización que tienen los
ascensos y la asignación de cargos; el fortalecimiento de la Milicia
Bolivariana; el debilitamiento de las distintas Fuerzas; la manera equivocada
como se aplicó la creación de la categoría de oficiales técnicos y de oficiales
de tropa; la creación del oficial de milicias, el incremento del tiempo de
permanencia en cada grado militar y el elevado nivel de corrupción de la
camarilla militar que rodea a Hugo Chávez
El 7
de Octubre va a ser uno de los momentos más complejos y trascendentes de nuestra
historia. Es muy difícil prever cómo se van a desarrollar los acontecimientos
ese día. De todas maneras, existe un conjunto de indicios que pueden permitir
establecer algunas hipótesis de lo que puede ocurrir. Uno de esos indicios es
el indiscutible fortalecimiento de la candidatura de Henrique Capriles. Esta
realidad, más la percepción existente de que la popularidad de Hugo Chávez no
aumenta, son dos elementos que indican con claridad que la competencia
electoral va a ser muy reñida, con reales posibilidades de un triunfo de la
oposición. La guerra sucia que ha iniciado el comando “Carabobo” muestra un
elevado grado de desesperación y muy poca consistencia democrática. Este
indicio también señala cierta tendencia a desconocer los resultados.
Si
al mismo tiempo analizamos los permanentes mensajes de Hugo Chávez a la Fuerza
Armada en distintos actos oficiales: “la oposición democrática es la antipatria
y sus integrantes odian y desprecian a los militares” y los vinculamos con la
campaña desarrollada por el gobierno
nacional que busca convencer a la opinión pública nacional e internacional, a
través de encuestas amañadas, de un seguro triunfo de Hugo Chávez, por más de
veinte puntos, y de que la oposición
democrática desconocerá el resultado electoral,
tenemos que aceptar que la situación que vivirá Venezuela ese día es
realmente muy complicada. Es verdad, que Ramón Guillermo Aveledo, ha declarado
recientemente que la oposición se encuentra realmente preparada para enfrentar
cualquier intento de fraude electoral. Estoy convencido de que esta es la
verdad.
Yo
no me refiero a un fraude electoral en las urnas. El esfuerzo de la oposición
es indiscutible. Estoy planteando un desconocimiento al resultado electoral
como ocurrió en las elecciones de 1952. Esa misma pregunta se la hicieron a
Henrique Capriles. No dudó en responder: “Si tenemos más votos, lo dirán las
actas, ganamos las elecciones. Si el CNE quiere darle una patada a la mesa y
decir que no acepta, eso es un golpe de Estado. ¿La Fuerza Armada va a aceptar
eso?” Estoy plenamente convencido de que no.
La amenaza de que en Venezuela
puede estallar una guerra civil si gana Henrique Capriles es más fanfarronería
que realidad. La oposición es garantía de paz. Existirán
presiones de todo tipo para desviar el comportamiento institucional de
la Fuerza Armada: respetar y hacer respetar el resultado electoral es el único
camino…
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